miércoles, 3 de julio de 2013

El Perú y los Vascos. Libro, Augusto Salcedo Torcello. En redacción aún.

EL PERÚ Y LOS VASCOS

EL INCIDENTE DE TALAMBO EN LA HISTORIA DEL PERÚ

  

    








Introducción...……………………………..……………………………………....…………Pág. 4

Manuel Salcedo Peramás y Talambo (1802-1877) ...…………………………..………….………………… 5

Hacienda Talambo y Huabal………………………………………………………………………………….…………15

Los preparativos e idea reconquistadora (1824-1866) ……………………….………….……… 33

La supuesta expedición científica de los españoles (1862-1866) ……………….………..…… 40

Arribo de la expedición a Chile…………………………………………………………………….………..…..……43

Arribo de la expedición al Perú………………………………………………………………………………..………46

Arribo de la expedición al Ecuador ……………………………………………………….…………..…….………48

Arribo de la expedición a México y Estados Unidos…………………………………..……………….……49

Retorno de la expedición científica al Perú………………………………………………………….……..……51

Nombramiento de Juan Ugarte……………………………………………………………………..…………..……51

Plan de invasión y toma de islas Chincha…………………………………………………………….……..……52

Llegada de José Manuel Pareja y firma del tratado……………………………………………….…-.……54

El mal ambiente creado, los pasquines y escritos en contra del Perú y de Manuel Salcedo Peramás (1860-1865) …………………………………………………………….…………………………….…..…… 57

Nombramiento de Mensi para investigar en Talambo……………....…………………..……61

Primer documento difamatorio: “Últimos asesinatos en el Perú”, anónimo……………….……63

Segundo documento difamatorio: Pasquín de Rázuri, Fano, Sorazu, Garues…………….....…64

Tercer documento difamatorio: Memorándum de Eusebio Salazar y Mazarredo…………….65

El enganchador o contratista Ramón Azcárate…………………………………………….………………….67

La contratación vascongada (1859) ……………….…………………………….……………..…………..……. 73

 

Los inicios en la hacienda (1860-1863) ……………………………………………………….……………..……87

El Gran Incidente de Talambo (agosto 1863) ……………………………………………………………………………………………….…… 85

El final en la hacienda y proceso jurídico del incidente (agosto1863-junio 1864) ………………………………………………………………………………………………. 95

            Términos del Informe de vista del Fiscal Paz Soldán, diciembre de 1863…………………………………………………………………………………………………. 97       Declaran fundada la queja interpuesta por Don Manuel Salcedo, y para resolver sobre lo principal, mandaron se pasen los de la materia al señor Fiscal, trascribiéndose el presente a la Ilustrísima Corte Superior del Departamento de la Libertad-Cinco rúbricas, enero 1864…………………………………………………………………………………………………… 99

            Informe expedido por la Excelentísima Corte Suprema acerca de los cargos que contiene la protesta del cónsul español…………………………………………………………. 102

            La sentencia ministrara una prueba más en favor de las victimas elegidas, por los españoles, para perpetrar el sacrificio……………………………………………………………… 105

            Fallo: absolutorio, a Camilo Villodas, Cayetano Olastegui, Fermín Poyen, Francisco Ramírez y José María Zapata y a D. Manuel Salcedo por los hechos ocurridos en Talambo el 4 de agosto del año próximo pasado expedido por el juez Pedro Larrea, Chiclayo, junio de 1864…………………………………………………………………………………………. 112

 

Conclusiones a los sucesos según los españoles representantes del gobierno español……………………………………………………………………………………. 117

Consecuencias del incidente de Talambo en las relaciones entre Perú y España………………..…………………………………………………………………121

Ocupación de las islas Chincha, pág. 179 de Historia Guerra del Pacífico (14 ABRIL 1864 – 1865) ………………………………………………….………………………………………………125

                                                                       ANEXOS

Invitación que Don Ramón Azcárate dirige a los agricultores Guipuzcoanos, para que se comprometan al cultivo del algodón, en esa región, según las bases y condiciones que se expresan, 27 de octubre de 1859………………………………………………………………….……………… 117

Bases para la contrata que ha de celebrar Don Manuel Salcedo y Don Ramón Azcárate con la expedición vascongada, 6 de agosto de 1860……………………………………..……………………. 120

Declaración de Rosario Salazar antes de morir a petición de sus padres, 15 Febrero de 1864………………………………………………..…………………………..………. 124

Gobierno del Perú, ordena tomar declaraciones a los vascos, con declaración de Fano y Sorazú, dando conformidad al contrato……………………………………………..………………………… 173

Documentos del Ministerio de Relaciones Exteriores al Cónsul de España, dando respuesta a sus protestas, 1863, 1864……………………………………………………..…………………………………… 179

El supuesto contrato suscrito entre la Hacienda y los vascos…………………….…………………. 184

Relación de Vascos en Talambo………………………………………………………………………….………… 186

 

 

INTRODUCCIÓN

Durante mucho tiempo he venido leyendo los documentos y libros escritos acerca de lo que aconteció en Talambo en agosto de 1864, todos de pluma española, al igual que los pasquines difamatorios contra el dueño de la Hacienda Manuel Salcedo Peramás, sin encontrar alguien que narre la otra versión de los hechos en forma desapasionada y según otro criterio la real de cómo sucedieron.

Como el incidente de Talambo es un hecho sucedido entre otros dos hechos de vital importancia para nuestra nación y su posterior vida republicana, uno el intento fracasado de España, por recobrar su colonia, el Perú, la más rica y valiosa de ellas, la que intentó enviando la famosa llamada Expedición Científica, una escuadra disfrazada de científica, y el segundo hecho y definitivo la toma de las islas Chincha y el Combate del Dos de Mayo de 1866, que se justificó de motivos  entre otros por el incidente de Talambo, para justificar el bombardeo al puerto del Callao, y que para beneplácito de los peruanos, triunfamos nuevamente después de Junín y Ayacucho e imprimir sellos definitivos de nuestra emancipación de la corona española.

Por tal causa me aventuro en hacer una recopilación de datos, cartas, declaraciones, informes, narraciones, bitácoras de navíos, y todo aquello que pueda servir para preparar un legajo de información que se deja a criterio del lector.

Lo importante es desmitificar tres cosas, la primera mencionada, la Falsa Expedición científica y la segunda la llamada Expedición vascongada la que falsamente hizo creer a los lectores que se trataba de “colonos” que se les traía de España al Perú para ocupar algunas tierras, asentarlos, otorgándoles tierras y algunos beneficios en propiedad y en un futuro tener una zona nueva desarrollada del Perú, como lo alemanes en Oxapampa. Pero esto no fue así, nunca fueron colonos, lo que se trató es de “una contrata, un enganche de braceros vascos”, como se hizo con coolies, o africanos en otras oportunidades. El tercer mito, es del amigo de Salcedo, D. Ramón Azcarate. Al parecer este señor nunca fue amigo de Salcedo, nunca fue español tampoco, era un peruano hijo de españoles que estudió en Vergara (Guipúzcoa), donde conoció a los hijos de Salcedo que allí estudiaban, para luego enterarse de la necesidad de braceros, emprender ese negocio de enganche.

La documentación de donde se obtuvo la información de Talambo son documentos notariales de mi propiedad, los que fueron heredándose hasta la actualidad. Provienen de la notaria de Lima de Juan Ignacio Berninzón Molina y Lambayeque donde Manuel Salcedo tenía todos sus asuntos jurídicos.

                                               Augusto Bernardino Salcedo Torcello, Talambo 2017

 

Manuel Salcedo Peramás y Talambo

(1802 – 1877)

Manuel Salcedo nació en Lambayeque en 1802, hijo del español, Manuel Joseph López- Osaba Salcedo Martínez de Arriaga, natural de Villa de Cabredo, Pamplona, Navarra y de Thomasa de Peramás Villodas Cabero de Francia, dama sañera de padres españoles. Emprendedor al igual que sus padres, llegó a ser alcalde de Lambayeque siendo joven, aun así, participo en el grupo de ideas libertadoras junto a Juan Manuel Iturregui, Pascual Saco Oliveros y otros notables lambayecanos, junto a los cuales firmó el acta de la Independencia de Lambayeque en 1820.

Desde muy joven tuvo la oportunidad de dirigir fundos y hacerlos productivos, inicialmente heredando de su familia, y posteriormente comprando grandes haciendas, y mejorándolas en su administración y producción.

Sus abuelos maternos fueron Antonio Ramón de Peramás y Ángela María de Villodas y Martínez de Ripalda, quienes heredaban tierras en la zona de Lambayeque.

Se inicia con el predio llamado “Cialupe” que constaba de Dos mil Ciento ochenta y un fanegadas dotadas de agua para su cultivo que tuvo antes de su matrimonio y están situadas entre Lambayeque, Mórrope y Mochumí, en el departamento de Lambayeque. Dichas tierras las heredo de su familia materna, de su antiguo propietario Don Feliciano Ripalda quién a su vez las recibió de D. Melchor Huycop Corñan.

En el libro Compendio de historia económica del Perú, hace referencia lo siguiente: Folio 106

Haciendas Lancarranco o Sancarranco y La viña

Tal fue el caso de la hacienda de Lancaranco y la viña de Jayanca, pertenecientes al cesado convento de San Agustín de Zaña: el censo de 1.200 pesos de principal dejó de ser abonado por el dueño, el hacendado Manuel Salcedo.

 Manuel Custodio Salcedo Peramás fallece en Lima el 29 de mayo de 1877.

Testamento de Manuel Salcedo Peramás

En Lima mayo 29 de 1877 a la una del día. Ante mí el Escribano Público y los Testigos que al final se nombrarán, constituidos en mi escribanía pública cita en la cuadra de Camaná número 47 fue presentado el Señor Don Manuel Salcedo mayor de sesenta años de edad, casado natural de la  ciudad de Lambayeque y vecino de esta Capital, hijo Legítimo de Don Manuel Salcedo y de Doña Tomasa Peramás, finados a quién juzgué en el pleno  goce de sus facultades intelectuales  de que doy fe, y dijo: que encontrándose con capacidad para testar, en todo su conocimiento y en completa libertad, deseaba otorgar y otorgó por esta Escritura Pública su testamento, dictándomelo en la forma y la manera siguiente = Primero: - Declaro que soy Cristiano, Católico, Apostólico, romano; que creo en los Misterios de la Santa Iglesia Católica y que en esta creencia protesto vivir y morir fielmente

 

DSCN2560 – Segundo – Dejo a favor de las mandas forzosas lo que es de costumbre = Tercero – Declaro que soy casado y velado según rito católico con la Sra. Doña Josefa Ruíz, de cuyo matrimonio hemos tenido varios hijos, de los que viven hasta hoy once, nombrados, Don Manuel, Don José María, Don Enrique, Don Guillermo, Don Carlos, Don Ricardo, Don Eliseo, Don Augusto, Doña María Pilar, Doña Beatriz, Doña Isabel Widemina Salcedo – Cuarto – Declaro que cuando contraje matrimonio con la expresada Doña Josefa Ruíz recibí su dote que constaba de Escritura Pública: Posteriormente también recibí otra cantidad por su herencia, que también constaba de Escritura Pública, ambas cantidades forman más de treinta mil pesos  de las cuales se me entregaron más de las dos terceras partes en onzas de oro selladas de a diecisiete pesos fuertes y el resto en pesos fuertes de cien centavos – Quinto – Declaro que los bienes de mi exclusiva propiedad son los terrenos nombrados “Cialupe” que constaba de Dos mil Ciento ochenta y un fanegadas dotadas de agua para su cultivo que tuve antes de mi matrimonio y están situadas en el Distrito de Lambayeque – Sexto –Ídem. La mitad de los demás bienes que hemos adquirido durante la Sociedad Conyugal con la Dicha mi esposa Doña Josefa Ruíz, cuyo monto resultará de los Inventarios que se practiquen con arreglo a las Leyes, deduciéndose previamente el haber dotal de mi esposa mencionado en la cláusula Tercera y las sumas que yo resulte deber y durante la sociedad conyugal según

Los documentos que aparezcan – Sétimo – Nombro por mis Albaceas, en Primer lugar a la Sra. Doña Josefa Ruíz de Salcedo, mi esposa: En Segundo lugar a Don Guillermo Valentín Fry y en Tercer lugar al Señor Don José Dávila Condemarín a quién consultaran los dos primeros mis albaceas  para el mejor acierto de sus deliberaciones – También les doy facultades en razón de que los  bienes residen aquí en parte, y parte fuera de la Capital, para que  deliberen separadamente, cuando así lo exijan las circunstancias, para que no sufran demoras que ocasiones perjuicios a la Testamentaría, pero siempre con consulta previa del tercer albacea, concediéndoles la  facultad de poderse dar recíproco poder en los casos que ocurran y la de prorrogar el tiempo necesario para la cancelación de la Testamentaría – Octavo – Instituyo por mis herederos forzosos en todo el remanente de mis bienes, derechos y acciones presentes y futuras que por cualquier título me correspondan, a los once mis hijos legítimos nombrados en la Cláusula 2ª mejorando, como desde  luego mejoro con el tercio de mis bienes, a  los menores mis hijos, a saber, Beatriz, Isabel Widelmina, y Augusto Salcedo, en atención a su edad y sexo y es mi voluntad que siendo guardadora la madre conforme a la ley yo por mi parte también le confiero la facultad, conveniente para que ejerza el cargo encargándole el haber de las menores los sitúe en fundos seguros por el tiempo de la minoridad  y que sus productos se inviertan en beneficio de ellos – Noveno – Es mi voluntad que mi funeral se haga sin pompa

 

DSCN2561 alguna y que en el exceso que había de gastar se invierta en limosna de gente verdaderamente pobre – Décimo Declaro que no tengo ni reconozco a ningún hijo natural. Y el dicho señor testador expreso por si su voluntad a presencia de los testigos reunidos en un solo acto desde el principio hasta el fin del testamento; se leyó este por la persona que nombró al efecto: durante la lectura y al fin de cada cláusula se examinó al testador viéndolo y oyéndolo que lo contenido en cada una de ellas era la expresión de su última voluntad. Así lo otorgó y firmó siendo testigos:

 

 Don Eduardo Velarde = Don Miguel Gálvez y Don Cristóbal Camacho de esta vecindad = Manuel Salcedo – Eduardo Velarde – Miguel Gálvez y Coloma – Cristóbal Camacho = Ante Mí = Manuel Iparraguirre Escribano Público = Tesorería de la beneficencia de lima – Recibidos de Don Carlos Jaber tres soles cuarenta centavos por los derechos del Testamento que otorgó Don Francisco Leyva en 26 de abril de 1877.

 

Ante el Escribano Don Manuel Iparraguirre – Lima Julio 5 de 1877 – Manuel Y. León – Está conforme con el Testamento original otorgado ante mí y se encuentra a f. 976 de mi Registro Corriente a que me remito, en fe de lo cual doy este segundo testimonio en f. 5 que signo y firmo después de confrontado con su matriz,  en Lima Julio 10 de 1877 –

Un signo – Manuel Iparraguirre – Escribano Público –

Testamento de Manuel Salcedo Peramás

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Melchor Huycop, 1650 + -  Dueño heredero de Sialupe, que se componía de doce mil doscientas catorce varas de largo y siete mil quinientas sesenta varas de ancho que reducidas a Fanegadas Castellanas hacen ciento y quince fanegadas compuestas vende parte de Sialupe a Feliciano de Ripalda. El 25 de enero de 1680 reparte otra parte de las tierras a sus herederos.

En 1700 Tomás Huycop, bisnieto del don Melchor Huycop y nieto de Lucia Sianca Huycop. Al heredar de Lucia y comprar a Balentin se hizo de 46 fanegadas de pastos de Sialupe, que luego vendió a Juan Joseph Cabero antepasado de Manuel Salcedo Peramás.

Feliciano Ripalda sucesor de Juan Sánchez Cavero, cura de Mórrope, antepasados de Manuel Salcedo Peramás, compra los pastos y rastrojales de Sialupe en 19 octubre 1774 a Juan Manuel Temoche, Fermín Guepe, Juan Saltante, y otros muchos descendientes herederos de Francisco Solano Menollulli.

Juan Sánchez Cavero (¿Padre De Tomasa Cavero Carrasco del Saanz, bisabuela de Tomasa de Peramás Villodas) (Tomasa de Peramás Villodas, madre de Manuel Salcedo Peramás) Administrador de Sialupe y dueño de una quinta parte al comienzo el 9 de noviembre de 1778, ¿el 23 de noviembre tomó posición de Sialupe como dueño Josef Joaquín de Irigoyen y Cavero sucesor de las tierras de Juan Sánchez Cabero?

Don Josef Manuel de Villodas Licenciado, Presbítero depositario y administrador de las Haciendas de Sancarranco, Viña Fina y Femenia (Esposo de Antonia Ripalda Cabero, padres de Ana María Villodas Martínez de Ripalda, casada con Antonio Ramón de Peramás, ambos padres de Tomasa de Peramás Villodas, esposa de Manuel López-Osaba Salcedo Martínez, padres de Manuel Salcedo Peramás) Administrador de las Haciendas de Josef Joaquín de Irigoyen Cavero (Sialupe). El 7 de enero de 1778 le dan amparo y posesión de Sialupe en Lambayeque. Encontrándose en posesión el 25 de junio de 1779

Los descendientes, hijos de Melchor Huycop, Doña Francisca Siancia Huycop, Don Andrés, Doña Lucia, Doña María, y Don Balentin Siancia Huycop también vendieron veinte y tres 23 fanegadas a Don Feliciano Ripalda. 92 fanegadas quedan en manos de Don    Francisco Solano Menollulli.

Juan Josef Saavedra Cavero, estando en posesión de Sialupe falleció, habiendo entrado todos estos fondos y derechos a poder de Don Feliciano de Ripalda

 Según datos de la revista Compendio de Historia económica del Perú, Tomo 4, menciona que entre 1829 y 1834 Manuel Salcedo Peramás era propietario-arrendatario de la hacienda de Lancaranco (o, Sancarranco) y la Viña en Jayana. Cuando se produjo la reforma de regulares de 1826, los conventos sus tierras y censos pasaron a manos del estado. Por imposiciones de censos enfitéuticos debía de pagar un canon o arrendamiento al censado convento de San Agustín de Saña: el censo de 1.200 pesos de principal dejó de ser abonado por el dueño, el hacendado Manuel Salcedo, por la incertidumbre de no tener a quién pagar, al Estado en ese momento a cargo de Agustín Gamarra. O al Convento censado.

Testamento de D. Tomás Infuc Huycop, 1745 – Propiedad de Cialupe

Testamento otorgado por el Gobernador de las armas y Pachaca De varias Parcialidades Don Tomás Infuc Huycop Corñan, el 29 de junio de 1645; en la cláusula once declara que tiene donadas a favor del Dr. Don Juan Sabedra Cabero (vecino de la Viña y Sancarranco) las Tierras y Pastos de Cialupe. Una fuente que cupo a su Atache Doña Angela Huycop, la otra comprada a su tío don Balentin, la de Doña Micaela, y la de Don Andrés Luis Triay, que dichas cuatro partes unidas a las que remató el Dr. Cabero hacen las cinco partes del todo de Cialupe que de ellas tiene poseídas los dueños de la Viña desde el año 1781 se dio nuevamente (a Salcedo comprador) Esto enmendado en 1827 ambas ¿?

Dice Tomás Infuc Huycop: Declaro por mías propias las tierras nombradas Cialupe como consta en los Títulos que están en mi poder y los Pastos de estas dichas tierras pertenecen al Doctor Don Juan José de Saavedra Cabero y dichas tierras las tengo Compuestas con su Majestad

D. Don Tomás Infuc Huycop Corñan, además poseía otras tierras llamadas Culpón, Cadape además de Cialupe.

Sucesión del Dr. Don Juan Sabedra Cabero.

Gregoria Carrasco del, casada con el Capitán Don Juan de Saavedra Cabero, natural de Saña.

Tomasa Cabero y Carrasco del Saaz López de Saavedra, por quien se continúa la sucesión, casó en Saña con Don Matías Ripalda

Antonia Ripalda Cabero, natural y vecina de Saña y allí casada con don Manuel Villodas

Ana María de Villodas y Ripalda Cabero, casada con Don Antonio Ramón Peramás

Doña Tomasa Peramás, Villodas Cabero de Francia López de Saavedra, Carrasco del Saaz y Soto Bermúdez, casada con el español Don Manuel López Osaba de Salcedo.

Don Bernardino Salcedo y Peramás Ripalda Cabero, casado con Doña María del Carmen Taforó y Zamora.

Don Manuel Custodio Salcedo y Peramás Ripalda Cabero, casado con Doña Josefa Ruíz.

Testamento Manuel Salcedo Peramás

Testó en Lima mayo 29 de 1877 en la escribanía pública de D. Manuel Iparraguirre sita en la cuadra de Camaná número 47.  Siendo testigos: Don Eduardo Velarde = Don Miguel Gálvez y Don Cristóbal Camacho de esta vecindad– Lima Julio 5 de 1877 – Se encuentra a f. 976 de mi Registro Corriente a que me remito, en fe de lo cual doy este segundo testimonio en f. 5 que signo y firmo después de confrontado con su matriz, en Lima Julio 10 de 1877 – Un signo – Manuel Iparraguirre – Escribano Público –

 

En Lima mayo 29 de 1877 a la una del día. Ante mí el Escribano Público y los Testigos que al final se nombrarán, constituidos en mi escribanía pública cita en la cuadra de Camaná número 47 fue presentado el Señor Don Manuel Salcedo mayor de sesenta años de edad, casado natural de la  ciudad de Lambayeque y vecino de esta Capital, hijo Legítimo de Don Manuel Salcedo y de Doña Tomasa Peramás, finados a quién juzgué en el pleno  goce de sus facultades intelectuales  de que doy fe, y dijo: que encontrándose con capacidad para testar, en todo su conocimiento y en completa libertad, deseaba otorgar y otorgó por esta Escritura Pública su testamento, dictándomelo en la forma y la manera siguiente = Primero: - Declaro que soy Cristiano, Católico, Apostólico, romano; que creo en los Misterios de la Santa Iglesia Católica y que en esta creencia protesto vivir y morir fielmente

 

DSCN2560 – Segundo – Dejo a favor de las mandas forzosas lo que es de costumbre = Tercero – Declaro que soy casado y velado según rito católico con la Sra. Doña Josefa Ruíz, de cuyo matrimonio hemos tenido varios hijos, de los que viven hasta hoy once, nombrados, Don Manuel, Don José María, Don Enrique, Don Guillermo, Don Carlos, Don Ricardo, Don Eliseo, Don Augusto, Doña María Pilar, Doña Beatriz, Doña Isabel Wilemina Salcedo – Cuarto – Declaro que cuando contraje matrimonio con la expresada Doña Josefa Ruíz recibí su dote que constaba de Escritura Pública: Posteriormente también recibí otra cantidad por su herencia, que también constaba de Escritura Pública, ambas cantidades forman más de treinta mil pesos  de las cuales se me entregaron más de las dos terceras partes en onzas de oro selladas de a diecisiete pesos fuertes y el resto en pesos fuertes de cien centavos – Quinto – Declaro que los bienes de mi exclusiva propiedad son los terrenos nombrados “Cialupe” que constaba de Dos mil Ciento ochenta y un fanegadas dotadas de agua para su cultivo que tuve antes de mi matrimonio y están situadas en el Distrito de Lambayeque – Sexto –Ídem. La mitad de los demás bienes que hemos adquirido durante la Sociedad Conyugal con la Dicha mi esposa Doña Josefa Ruíz, cuyo monto resultará de los Inventarios que se practiquen con arreglo a las Leyes, deduciéndose previamente el haber dotal de mi esposa mencionado en la cláusula Tercera y las sumas que yo resulte deber y durante la sociedad conyugal según

Los documentos que aparezcan – Sétimo – Nombro por mis Albaceas, en Primer lugar a la Sra. Doña Josefa Ruíz de Salcedo, mi esposa: En Segundo lugar a Don Guillermo Valentín Fry y en Tercer lugar al Señor Don José Dávila Condemarín a quién consultaran los dos primeros mis albaceas  para el mejor acierto de sus deliberaciones – También les doy facultades en razón de que los  bienes residen aquí en parte, y parte fuera de la Capital, para que  deliberen separadamente, cuando así lo exijan las circunstancias, para que no sufran demoras que ocasiones perjuicios a la Testamentaría, pero siempre con consulta previa del tercer albacea, concediéndoles la  facultad de poderse dar recíproco poder en los casos que ocurran y la de prorrogar el tiempo necesario para la cancelación de la Testamentaría – Octavo – Instituyo por mis herederos forzosos en todo el remanente de mis bienes, derechos y acciones presentes y futuras que por cualquier título me correspondan, a los once mis hijos legítimos nombrados en la Cláusula 2ª mejorando, como desde  luego mejoro con el tercio de mis bienes, a  los menores mis hijos, a saber, Beatriz, Isabel Widelmina, y Augusto Salcedo, en atención a su edad y sexo y es mi voluntad que siendo guardadora la madre conforme a la ley yo por mi parte también le confiero la facultad, conveniente para que ejerza el cargo encargándole el haber de las menores los sitúe en fundos seguros por el tiempo de la minoridad  y que sus productos se inviertan en beneficio de ellos – Noveno – Es mi voluntad que mi funeral se haga sin pompa

DSCN2561 alguna y que en el exceso que había de gastar se invierta en limosna de gente verdaderamente pobre – Décimo Declaro que no tengo ni reconozco a ningún hijo natural. Y el dicho señor testador expreso por si su voluntad a presencia de los testigos reunidos en un solo acto desde el principio hasta el fin del testamento; se leyó este por la persona que nombró al efecto: durante la lectura y al fin de cada cláusula se examinó al testador viéndolo y oyéndolo que lo contenido en cada una de ellas era la expresión de su última voluntad. Así lo otorgó y firmó siendo testigos:

 Don Eduardo Velarde = Don Miguel Gálvez y Don Cristóbal Camacho de esta vecindad = Manuel Salcedo – Eduardo Velarde – Miguel Gálvez y Coloma – Cristóbal Camacho = Ante Mí = Manuel Iparraguirre Escribano Público = Tesorería de la beneficencia de lima – Recibidos de Don Carlos Jaber tres soles cuarenta centavos por los derechos del Testamento que otorgó Don Francisco Leyva en 26 de Abril de 1877.

Ante el Escribano Don Manuel Iparraguirre – Lima Julio 5 de 1877 – Manuel Y. León – Está conforme con el Testamento original otorgado ante mí y se encuentra a f. 976 de mi Registro Corriente a que me remito, en fe de lo cual doy este segundo testimonio en f. 5 que signo y firmo después de confrontado con su matriz, en Lima Julio 10 de 1877 –

Un signo – Manuel Iparraguirre – Escribano Público –

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Hacienda Talambo y Huabal

Ubicada al oriente de la ciudad de Chepén distante 4.0 kilómetros, hoy en día es un centro poblado, en cuyo parque central destaca la Casa Hacienda de Manuel Custodio Salcedo Peramás, de muros anchos, pisos de madera, pasadizos ocultos y amplios patios; correspondientes al último período colonial, y que alberga en su interior una colección privada de cerámica pre inca.

El hectareaje de la Hacienda Talambo como sus límites, nunca fueron correctamente establecidos ni definidos, desde que en 1803 la compra el Presbítero Bernui, luego las nuevas tierras incluidas por desconocer sus límites iniciales, posteriormente los denuncios de Manuel Salcedo adjudicados por el estado, han hecho de Talambo una hacienda sin límites. Solo leyendo los documentos notariales podemos tener un marco referencial aproximado de lo que Talambo abarcaba

Limita por el norte con la intersección del “Rio seco” con el Camino del Inca que va de Guadalupe a Zaña, se deslindó Talambo por el cerro Prieto de Zaña al este hasta un punto llamado Ventanilla cruce con el río Mirador, al sur con el río Jequetepeque, al oeste con la ciudad de Guadalupe, la hacienda Lurifico los cerros de Charcape que se ubican paralelo al Océano Pacífico.

Acerca de Talambo: en un manuscrito redactado por don Justo Modesto de Rubios y Andrade, cura de los pueblos de Mórrope y Pacora, en el año de 1782 dice que los religiosos de Guadalupe fundaron el Colegio de San Ildefonso para que aprendiesen las primera letras los estudiantes coristas y religiosos que se traían, aplicándole al dicho colegio la grande hacienda de Talambo, que está situada poco más de dos leguas de Guadalupe, hacia el oriente, y ha sido y es estancia de ganados mayores, y menores, con tina y tenería de labrar jabones, y cordobanes, y negros esclavos de capital correspondientes no solo a este beneficio, sino al de las grandes cosechas de arroz y trigo, con ingenio y molinos propios, y todos los emolumentos se destinaron para la conservación del citado colegio de San Ildefonso.

Se conoce que los primeros dueños podrían haber sido el Cacique Chepén, el que dio unas tierras a su hija Francisca Lachosa como dote de matrimonio con el cacique de La Trinidad, Caxamarca.

Francisca Lachosa vende a Pedro Méndez Dolebun y así empieza a darse forma de lo que fue la Hacienda Talambo.

DSCN2721) Años de 1618, 1620, 1623 y 1624

Testimonio 94 – Reconocimiento

Instrumento que contiene siete testimonios 

El 1° que se hizo el año 1618 por el que consta que Doña Francisca Lachosa hija natural de Don Francisco Chepén  Cacique del Pueblo de Chepén  viuda de Don Antonio Canaf (Canpeche)de la Guaranga de Chonta Provincia de Caxamarca y su hijo Don Francisco, cacique principal  del pueblo de la Trinidad de la otra Provincia de Caxamarca , vendieron a Pedro  Méndez de Donlebun unas tierras de Pan llevar que contienen  seis fanegadas, poco, más o menos, nombradas Pocupe, situadas en la otra vanda del rio Pacasmayo, lindando con el camino que viene de Tolón a el Asiento de Pocupe, y lindando así mismo con el rio arriba hasta el cerro de la loma de Tolón y linde con la tierra que vuelve a dar hasta el Pueblo Asiento y de Pocupe  en precio de Doscientos y Cincuenta Patacones con autoridad y licencia de Alonso de Escobedo teniente de Corregidor en el Partido de Guadalupe. Y se actuó este primer testimonio ante Antonio Rodríguez Galindo, Escribano Público y de registros.

Otras fuentes que considero inprecisas, señalan que Talambo tuvo su Origen en la primera “Composición General de Tierras” el año 1595, antes las “Tierras de Talambo” formaban parte de las Estancias del Encomendero de Chepén.

El año 1596 se otorga la Propiedad al Visitador Bartolomé de Villavicencio, en pago de su salario. Eran 1,649 Fanegadas de Tierras consideradas “Vacas y Realengas” valorizadas en 2 pesos c/u.

Se hace un deslinde de las tierras de Joploc con arreglo al primer Título y Composición que se le dio a Pedro Mendez Dolenbun, Como el mayor y mejor postor que hubo en la visita de tierras hecha por Don Gómez Villavicencio Corregidor de Trujillo a 18 de noviembre de 1595 que se estuvo esta ¿? Para reconocer sus respectivos linderos bajo los cuales compró el Colegio de San Idelfonso de Pedro Méndez Donlebun el 3 de agosto de 1613 con un ¿? Y otros aperos.

En 1614 El Colegio de los Agustinos San Idelfonso de Lima compra la propiedad en 13,059 Pesos a Pedro Méndez Dolebun

El año 1651 se empieza a llamar Hacienda San Idelfonso de Talambo.

En 1717 por contrato de Arriendo los Agustinos lo entregan en venta enfitéutica por una Vida a un religioso de la misma Orden.

En 1780 Manuel Prieto cura de la Doctrina de Chepén, Arrendatario de Talambo abandona la Hacienda por problemas económicos. Esta es tomada por el Español Pedro de Rivadeneira quien después de 10 meses de Administración la pide en Arriendo la que le es entregada de inmediato.

En 1792 vuelve a manos de los Religiosos Agustinos.

En 1797 Talambo queda sin Administrador entrando en decadencia clamorosa a tal punto que los Religiosos se vieron obligados a vender esclavos.

El 27 de marzo de 1801 el Colegio San Idelfonso vende Talambo al licenciado Manuel de Arrieta, Presbítero representante de Joseph Bernuy, Presbítero domiciliario del obispado de Trujillo. Fue vendida con sus esclavos, herramientas y todos sus usos y costumbres, derechos y servidumbres, estipulándose en el contrato que la Propiedad no pagaría más censo al Convento de Guadalupe.

En septiembre de 1803 Fray Augustín Mesa Rector actual del Colegio de San Idelfonso de Lima, otorga poder a Fray Isidro Vásquez Prior Rector del Convento Recolección de Nuestra Señora de Guadalupe

EL veinte y siete (27) de marzo de mil ochocientos uno por

 DSCN2747 el Poder que le ha conferido ante el escribano Público del mismo Lima, Antonio Luque, a veinte y tres de Septiembre de este año, que para la constancia de este Instrumento se agrega a este Registro y su tenor es el siguiente               Poder En la ciudad de los reyes del Perú en veinte y tres de Septiembre de mil ochocientos y tres años, Ante mí el Escribano y Testigos pareció el Reverendo Padre Maestro Fray Augustín Mesa del orden de  Hermitaños  de Nuestro Padre San Augustín Rector actual del Colegio de San Idelfonso  de esta dicha Ciudad  de dicho orden y dijo: Que como tal Rector daba, y Pidió su Poder cumplido el que por derecho se requiere y es necesario al Padre Rector Jubilado Fray Isidro Vásquez Prior actual del Convento  Recolección de Nuestra Señora de Guadalupe del referido Orden, para que en nombre del otorgante, como tal Rector, y del dicho su Colegio intervenga y concurra extrajudicial o  judicialmente a allanar las dudas, equívocos o dificultades que puedan existir y, u ocurrir sobre las tierras y pertenecientes a las Haciendas de Talambo sita en el Valle de este nombre, o Guadalupe en el Partido de Zaña  que el otorgante como tal Rector vendió por Escritura ante mí  en veinte y siete de marzo de mil ochocientos uno al Licenciado Don Manuel de Arrieta Presbítero quién ante su imagen y ante mí declara tocar y pertenecer  dicha Hacienda  al Doctor Don Joseph Bernui  Presbítero Domiciliario del Obispado de Trujillo por haberla comprado  de su orden

El Presbítero Don Josef Bernui asienta que, si se expuso a comprar la

DSCN2750 Hacienda de Talambo y por los trece mil cincuenta y nueve pesos, tres reales, como que no conocía el fundo, fue en el firme concepto de que a esta Hacienda de Talambo pertenecían no solo las cuarenta fanegadas de tierras de Joploc, si no las demás nombradas Cosleche, Mancoche, Chamán, Las Viejas, Checos, Moro, Pocupe y otras que han corrido siempre por unas con Talambo

Todas las demás tierras que han corrido próximas con la Hacienda de Talambo bajo los nombres de Cosleche que están al pie de la cordillera del cerro grande de Talambo de donde se mira para la otra suerte de tierras nombradas, Mancoche:  y de donde separa a la Rinconada de tierras de Chamán que es por donde se dividen o por el camino Real de la Sierra, y Las Viejas y las otras nombradas Checos De Donde se va a dar a las Cordilleras de la Sierra deslindando las tierras nombradas Moro. Y finalmente las tierras de Pocupe que están por las Partes del río arriba con todas las demás que juntas con aquellas han corrido por Del Colegio Declara Dicho Reverendo Padre Prior como su Apoderado que las da por unidas a

DSCN2752 la Hacienda de Talambo y vendidas en esos tiempos como si en aquella Escritura en que otorgó la venta al Rector en veinte y siete de marzo de mil ochocientos uno deslinde de las Tierras de Joploc para Purificar en mezcla con las de Lurifico se contempla lo estipulado.

DSCN2757 ¿????????al otro Deslinde de las tierras de Joploc con arreglo al primer Título y Composición que se le dio a Pedro de ¿? Como el mayor y mejor postor que hubo en la visita De tierras hecha por Don Gómez Villavicencio Corregidor de Trujillo a 18 de Noviembre de 1595 que se estbo esta ¿? Para reconocer sus Respectivos Linderos bajo los cuales compró el Colegio de san Idelfonso de Pedro Méndez Donlebun el 3 de Agosto de 1613 con un ¿? Y otros Aperos que en el día a excepción del suelo nada existe.


Salimos de las casas de la Hacienda Lurifico dándoles la espalda y tomando rumbo a a dar al primer pie del cerro de Chepén. En donde hecho pie con la cara al cerro, a la derecha el Pueblo y a la izquierda que aguas abajo sigue la Acequia ¿del mismo Pueblo, haciendo junta a ella en el mismos puesto que se había hecho pie, otra acequia antigua nombrada Focupe que volviendo la cara para abajo hacen Lindero con la Acequia antigua, por la derecha y parte de afuera las tierras de Talambo por arriba y por abajo las de Moro que ambas tocan al Presbítero Don Josef Bernui y para adentrar

Folio a las tierras de Joploc: Y la Acequia de Chepén, que cae al lado izquierdo por la parte de afuera hace lindero a las tierras de la Hacienda de Lurifico, y por adentro a las tierras de Joploc: De manera que, caminando por este interior, de ellas, desde la otra punta para

abajo, van a rematar las dos acequias al río seco, que cruza aquel Territorio del Moro, Lurifico y demás de los cerros que desaguan por él, cuando hay muchas lluvias, y por tanto quedan las tierras de Joploc en una punta como esta:

Y en su Cabimiento las cuarenta fanegadas con doscientas ochenta y ocho varas por largo cada una, y ciento cuarenta y cuatro por ancho, como lo explicó el otro Fit. De 28 de Noviembre de 1595: Quedando la Hacienda de Lurifico debajo de la Hacienda de Chepén, con el aprovechamiento de sus riegos y labores de una cantidad de agua que de ellas le han Cortado a beneficio de otra acequia menor, que pasa por la inmediación de las casas, y por la derecha de la citada Acequia antigua nombrada Pocupe, a las partes de afuera quedan igualmente  las tierras de Moro con la prevención que en lo presente  por esta acequia también rueda agua, sacada un poco más debajo de la punta, y hecha caer a lo que antes era la acequia Antigua. Por cuyo resultado, y figura delineada a satisfacción de los

DSCN2758 Interesados, y de los que dieron razón, quedaron descubiertas las cuarenta fanegadas de tierras de Joploc, y entregadas al Reverendo Padre Prior a Disposición del Colegio de San Idelfonso.

Oído todo lo otro por el Apoderado del Presbítero Don Josef Bernuy se dio por contento y por tomada la Posesión, deponiendo el Proyecto

DSCN2759 que se había tomado de poner en práctica la materia Posesión de todas las tierras agregadas preservando su derecho para pedirla siempre que le sea necesario, o que se le falte a las expuestas, protestas, aunque no espera por que las ha tomado por de palabra de honor, con la cual se concluyó el acto.

Y para la Constancia de todo, lo pongo por esta Diligencia, firmando con los Interesados de que Doy fe.

                                          Isidro Vásquez                    Mariano Quezada

                                               En Fe firmo de Verdad

                                               Josef López Merino

 

El 13 de octubre de 1803 se firman Escritura de compromiso  José Bernuy y el Prior del Convento de Guadalupe como apoderado del Colegio de San Idelfonso de Lima, vendedor de Talambo, por el presente quedarán agregadas todas las tierras pertenecientes a dicho Colegio de San Idelfonso, a la Venta de Talambo, como son, Cosleche, Mancoche, Chamán, Las Viejas, Checoy, Moro, Pocupe, excluyendo las 40 fanegadas de Faploc que quedaran a favor de San Idelfonso, y en su consecuencia, se hizo el deslinde de estas sin la contradicción del Padre Prior del Convento de Guadalupe en el  Año de 1863.

 

El 13 de noviembre de 1850 sale a remate el fundo Talambo en la ciudad de Chiclayo, y la máxima oferta fue de Cuarenta y tres mil doscientos pesos por no haber licitador que ofrezca mayor suma; y deducido el pago de los acreedores como igualmente los derechos que competen a la Señora Bernuy quien tenía compromisos de deudas con varios acreedores.

El 30 de septiembre de 1851 Don Manuel Salcedo Peramás de familia de agricultores Lambayecanos, compra Talambo a Doña Antonia Bernuy descendiente de Don Joseph Bernuy con 2,200 Fanegadas, notable incremento de las 1,400 que tenía el año 1801 cuando la compró Bernuy.

Salcedo compró en Cincuenta mil trescientos doce pesos seis reales a que ascendió el citado avalúo practicado por los vendedores en el referido año de cuarenta y seis cuyo Documento existe en la Excelentísima Corte Suprema de la República.

 

Compra venta de Talambo y Huabal.

En 30 de septiembre de 1851 Manuel Custodio Salcedo Peramás compra la Hacienda Talambo por el valor de Cincuenta mil trescientos doce pesos seis reales a Doña Antonia Bernuy, propiedad que aumentó sus tierras de 1.400 a 2.200 fanegadas en la primera parte del siglo XIX por incorporación a la labranza de tierras eriazas.

Las tierras eran conocidas con los nombres de Cosleche, Mancoche, Chamán, Las Viejas, Checos, Moro, Pocupe y otras que han corrido siempre por unas con Talambo

Todas las demás tierras que han corrido próximas con la Hacienda de Talambo bajo los nombres de Cosleche que están al pie de la cordillera del cerro grande de Talambo de donde se mira para la otra suerte de tierras nombradas, Mancoche: y de donde separa a la rinconada de tierras de Chamán que es por donde se dividen o por el camino Real de la Sierra, y Las Viejas y los otros nombrados checos de donde se va a dar a las Cordilleras de la Sierra deslindando las tierras nombradas Moro.

La venta incluye las tierras de Huabal:

10° Décima: Los vendedores hacen traspaso en forma y conforme a derecho a favor del comprador, de los derechos que reservaron en la Escritura de venta que se otorgó de la tierra del Guabal favor del difunto Bergara padre del actual poseedor, y como es parte integrante de la Hacienda de Talambo comprendida en sus Títulos, recuerdan los vendedores que toda preferencia en caso de venta la dejaran por donde le conviene

A partir de la compra de Talambo, se traslada a vivir a la Hacienda, ubicada en el distrito de Chepén, para dedicarse íntegramente a realizar mejoras puesto que dicho fundo estaba años en abandono, mejoras que en poco tiempo la convirtieron en una de las mejores haciendas del norte del Perú. Implementó un sistema de arriendo de  parcelas a cambio del 20-25 % de la producción, este sistema de terrazgo les acomodaba mucho a los arrendatarios puesto que no tenían compromiso de pagar una suma fija, a menores ingresos, pagaban menos terrazgo. Sus arrendatarios vivían muy conformes con el sistema, y supieron apreciar al dueño viéndolo más como un socio que como un patrón, además que Salcedo compró nueva maquinaria para el molino donde pilar el arroz y buscó mercado en el extranjero. La producción la exportaba a Chile directamente por el puerto de Pacasmayo, donde abrió una agencia de aduanas para sus importaciones y exportaciones a cargo del señor Garrués.

Manuel Salcedo fallece en 1877, concluyendo la primera etapa exitosa de la Nueva Hacienda Talambo, fundo próspero en que lo convirtió desde su adquisición a Antonia Bernui.

A partir de la muerte de Manuel Salcedo, la Testamentaria se hace cargo de la propiedad, iniciándose una segunda etapa de la Hacienda Talambo.

 

Inventario, Mesura y Tasación de las Haciendas Talambo y Huabal 1,877

A nombre de la nación

Adolfo Quiroga abogado de los tribunales de la República, Juez de 1era Instancia de esta Capital.

Hace saber el Señor Juez de Primera Instancia de la provincia de Pacasmayo: Que el juicio seguido por Doña Josefa Ruíz de Salcedo sobre inventario de los bienes dejados por su finado esposo, Don Manuel Salcedo y Peramás, a solicitud de dicha Señora ha ordenado dirigir a Ud. El presente a fin de que inventaríen, midan y Tasen, los bienes que pertenecientes a la Testamentaria se encuentran en esa jurisdicción, con la citación de D.  Guillermo Valentín Fry, según consta todos los actuados siguientes = Señor Juez de 1ª Instancia = Josefa Ruíz viuda de Salcedo, en el expediente iniciado sobre facción de Inventarios de la Testamentaria y lo demás deducido, dijo: en mi primera solicitud no creí oportuno pedir se librase comisión a los jueces de Pacasmayo y Lambayeque para que el segundo albacea D. Guillermo Valentín Fry promoviera la facción de inventarios de la mayor parte de los  bienes que existen en esos lugares, por las razones que consigné en mi recurso, arreglándose a la disposición del ¿?. ; mas tratando yo de evitar pretextos para artículos  perjudiciales a los intereses de la Testamentaría sobre punto tan delicado, ocurro nuevamente a Ud. A efecto de que se sirva mandar con citaciones de los interesados se libre a los Señores Jueces mencionados, el correspondiente derecho y comisión a cada uno de ellos, para que con la personería del citado segundo albacea se practiquen dichos inventarios, mesura y tasación de los bienes

DSCN2558 que se hallan en sus respectivos territorios y concluidos que devuelvan todo lo actuado al juzgado de qué es el juez de la Testamentaría. Por tanto= A U.S. Pido se sirva proveer y mandar como propiamente solicito por ser de justicia.

Lima 12 de Julio de 1877 Josefa Ruíz de Salcedo = José Dávila – Lima Julio 14 de 1877

En el distrito de Chepén se hallan ubicadas las Hdas. “Talambo” y “Huabal” correspondientes al referido Señor Salcedo y contienen enseres y capitales de diversos géneros, para cuyo caso es de imperiosa necesidad el nombramiento de peritos para la práctica de esa actuación

DSCN2559 en cuya virtud nombro por mi parte a Don Timoteo Gastelo persona de reconocida probidad y conocimiento, dejando a Ud. La designación del tercero para los casos de discordia, designándose el día que debe de iniciar la operación previa la juramentación de los peritos= A UD. Suplico que teniéndome por presentada con el testimonio adjunto, se digne tener por nombrado el perito que propongo y proveer y mandar como solicito en justica = Abot- Abril 27 de 1878 – Otro si digo: que tanto por mí como por la Sra. Poderdante  Doña Josefa Ruíz, nombro para el acto de remensura los fundos “Talambo” y “Huabal” al Ingeniero Don Santiago Rosse quién prestará así mismo el juramento de ley = Pido fecha Ut supra – Fry

 

Certificado Certifico y doy fe, que el tenor del testamento del Señor Don Manuel Salcedo y el poder conferido por la Sra. Doña Josefa Ruíz al Señor Guillermo Valentín Fry, quién los ha presentado y se mandan devolver, son del tenor siguiente =

 

Testamento En Lima mayo 29 de 1877 a la una del día. Ante mí el Escribano Público y los Testigos que al final se nombrarán, constituidos en mi escribanía pública cita en la cuadra de Camaná número 47 fue presentado el Señor Don Manuel Salcedo mayor de sesenta años de edad, casado natural de la  ciudad de Lambayeque y vecino de esta Capital, hijo Legítimo de Don Manuel Salcedo y de Doña Tomasa Peramás, finados a quién juzgué en el pleno  goce de sus facultades intelectuales  de que doy fe, y dijo: que encontrándose con capacidad para testar, en todo su conocimiento y en completa libertad, deseaba otorgar y otorgó por esta Escritura Pública su testamento, dictándomelo en la forma y la manera siguiente = Primero: - Declaro que soy Cristiano, Católico, Apostólico, romano; que creo en los Misterios de la Santa Iglesia Católica y que en esta creencia protesto vivir y morir fielmente

 

DSCN2560 – Segundo – Dejo a favor de las mandas forzosas lo que es de costumbre = Tercero – Declaro que soy casado y velado según rito católico con la Sra. Doña Josefa Ruíz, de cuyo matrimonio hemos tenido varios hijos, de los que viven hasta hoy once, nombrados, Don Manuel, Don José María, Don Enrique, Don Guillermo, Don Carlos, Don Ricardo, Don Eliseo, Don Augusto, Doña María Pilar, Doña Beatriz, Doña Isabel Wilemina Salcedo – Cuarto – Declaro que cuando contraje matrimonio con la expresada Doña Josefa Ruíz recibí su dote que constaba de Escritura Pública: Posteriormente también recibí otra cantidad por su herencia, que también constaba de Escritura Pública, ambas cantidades forman más de treinta mil pesos  de las cuales se me entregaron más de las dos terceras partes en onzas de oro selladas de a diecisiete pesos fuertes y el resto en pesos fuertes de cien centavos – Quinto – Declaro que los bienes de mi exclusiva propiedad son los terrenos nombrados “Cialupe” que constaba de Dos mil Ciento ochenta y un fanegadas dotadas de agua para su cultivo que tuve antes de mi matrimonio y están situadas en el Distrito de Lambayeque – Sexto –Ídem. La mitad de los demás bienes que hemos adquirido durante la Sociedad Conyugal con la Dicha mi esposa Doña Josefa Ruíz, cuyo monto resultará de los Inventarios que se practiquen con arreglo a las Leyes, deduciéndose previamente el haber dotal de mi esposa mencionado en la cláusula Tercera y las sumas que yo resulte deber y durante la sociedad conyugal según

Los documentos que aparezcan – Sétimo – Nombro por mis Albaceas, en Primer lugar a la Sra. Doña Josefa Ruíz de Salcedo, mi esposa: En Segundo lugar a Don Guillermo Valentín Fry y en Tercer lugar al Señor Don José Dávila Condemarín a quién consultaran los dos primeros mis albaceas  para el mejor acierto de sus deliberaciones – También les doy facultades en razón de que los  bienes residen aquí en parte, y parte fuera de la Capital, para que  deliberen separadamente, cuando así lo exijan las circunstancias, para que no sufran demoras que ocasiones perjuicios a la Testamentaría, pero siempre con consulta previa del tercer albacea, concediéndoles la  facultad de poderse dar recíproco poder en los casos que ocurran y la de prorrogar el tiempo necesario para la cancelación de la Testamentaría – Octavo – Instituyo por mis herederos forzosos en todo el remanente de mis bienes, derechos y acciones presentes y futuras que por cualquier título me correspondan, a los once mis hijos legítimos nombrados en la Cláusula 2ª mejorando, como desde  luego mejoro con el tercio de mis bienes, a  los menores mis hijos, a saber, Beatriz, Isabel Widelmina, y Augusto Salcedo, en atención a su edad y sexo y es mi voluntad que siendo guardadora la madre conforme a la ley yo por mi parte también le confiero la facultad, conveniente para que ejerza el cargo encargándole el haber de las menores los sitúe en fundos seguros por el tiempo de la minoridad  y que sus productos se inviertan en beneficio de ellos – Noveno – Es mi voluntad que mi funeral se haga sin pompa

 

DSCN2561 alguna y que en el exceso que había de gastar se invierta en limosna de gente verdaderamente pobre – Décimo Declaro que no tengo ni reconozco a ningún hijo natural. Y el dicho señor testador expreso por si su voluntad a presencia de los testigos reunidos en un solo acto desde el principio hasta el fin del testamento; se leyó este por la persona que nombró al efecto: durante la lectura y al fin de cada cláusula se examinó al testador viéndolo y oyéndolo que lo contenido en cada una de ellas era la expresión de su última voluntad. Así lo otorgó y firmó siendo testigos: Don Eduardo Velarde = Don Miguel Gálvez y Don Cristóbal Camacho de esta vecindad = Manuel Salcedo – Eduardo Velarde – Miguel Gálvez y Coloma – Cristóbal Camacho = Ante Mí = Manuel Iparraguirre Escribano Público = Tesorería de la beneficencia de lima – Recibidos de Don Carlos Jaber tres soles cuarenta centavos por los derechos del Testamento que otorgó Don Francisco Leyva en 26 de abril de 1877. Ante el Escribano Don Manuel Iparraguirre – Lima Julio 5 de 1877 – Manuel Y. León – Está conforme con el Testamento original otorgado ante mí y se encuentra a f. 976 de mi Registro Corriente a que me remito, en fe de lo cual doy este segundo testimonio en f. 5 que signo y firmo después de confrontado con su matriz, en Lima Julio 10 de 1877 – Un signo – Manuel Iparraguirre – Escribano Público –

 

Actas en Talambo En 30 de abril de 1878 – En la Hacienda Talambo comprensión del Distrito de Chepén de la Provincia de Pacasmayo, Departamento de la Libertad – El Señor Doctor Don José Clemente Peralta, actual juez de Primera Instancia de la Provincia y comisionado por el de igual clase de Lima, Sr. Dr. Adolfo Quiroga para la diligencia de inventario y avalúo de los bienes que radican en esta jurisdicción y que han fincado por fin y muerte del que fue el Sr. Don Manuel Salcedo, se

DSCN2563 constituyó con asistencia del Sr. Don Guillermo Valentín Fry, albacea del referido difunto y a la vez apoderado de la Sra. D. Josefa Ruíz Vda. Del mismo finado, su albacea y guardadora legal de sus menores hijos; de los Peritos Don Timoteo Gastelo, y Don Eusebio Ulfe y del Tercero dirimente Don Adriano Saavedra, así mismo del Perito Agrimensor, nombrado a Petición del señor Albacea, Señor D. Santiago Rosse, todos los cuales han presentado el juramento de Ley, y estando la administración de los bienes a cargo del Sr. D. Baltazar Ramírez, siendo las once de la mañana

 

  Resumen de Talambo

Total de terrenos buenos, bajo riego por la acequia madre actual de “Talambo”               3492.60

Terrenos algo Inferiores a los anteriores de cultivo y bajo riego de la misma acequia madre de “Talambo”                                                                                                                                                       378.80

Terrenos con Algarrobo seco sin riego                                                                                                  442

Terrenos buenos con monte, principalmente de algarrobos verdes y de pasto natural    938.30

Terrenos eriazos, sin riego, pero de pasto durante las lluvias                                                      3962

Total, Nueve mil doscientas trece, setenta cien avos                                                       9213.70 Fanegadas

 

                                                                               Hacienda Huabal

 Esta Hacienda es rivereña, situada dentro de los linderos siguientes: al Oriente por el cerro llamado “Sampaden”; por el Poniente con el llamado “La Puntilla” por el Sur con el Río Jequetepeque y por el Norte con la cordillera de cerros que están a la banda de la acequia de “Talambo”. Su mensuración da 266 Fanegadas de muy buenos terrenos bajo riego                  266 Faneg.

Terrenos sin riego pero de monte                                                                                                          7.50 Faneg.

Total Doscientas setenta y tres y media fanegadas                                                         273.50 Fanegadas

Adjudicaciones nuevas

A más de los terrenos comprendidos en las cinco divisiones anteriores, resulta que según cuaderno N° 9 por orden superior y según Decreto Supremo de la materia de 23 de Julio de 1853 se adjudicaron al Sr. Manuel Salcedo una cantidad de terrenos de los cuales fue puesto en posesión en vista de los informes del Sr. Sub Prefecto de la Provincia de Chiclayo cuyos linderos son, como sigue:

Copia de la Cláusula del Cuaderno N° 9 de f. 3 y f. 4 – De “Río Seco” en el punto donde cruza el camino del Inca que viene de Zaña para Guadalupe andando río abajo hasta tocar con una cordillera de cerros nombrado “Charcape” y que corre Sur y Norte y cuyo río que desde el camino real del Inca termina en el barranco, deja deslindados a la parte del sur los terrenos de “Saman” , “Felipe” , Pueblo Nuevo y “Charcape” quedando a la parte del norte los baldíos y continuando el mismo río que trae su rumbo al Poniente y lo cambia por la dicha cordillera hacia el norte hasta donde termina esta y de este sitio vuelve el río a tomar rumbo al Poniente hasta encontrar el mar y deja deslindados a la parte del N. los terrenos baldíos pedidos por el Sr. Salcedo y al lado del Sur quedan otros terrenos baldíos de la propiedad del Estado, siguen deslindando por el N. a donde entra el río al mar con la misma orilla del mar  hasta tocar con los terrenos del Pueblo de Lagunas, y desde este sitio, mirando hacia el lado del oriente, se van deslindando con los terrenos de este pueblo y los de las Haciendas de “Ucupe” y “La Viña” , hasta tocar con una cordillera de cerros inmediata a dicho camino del Inca;

DSCN 2594 con cuya demarcación quedan deslindados los terrenos baldíos, pedidos por el  Sr.Salcedo; por el sur el Río Seco que baja de San Gregorio hasta su desembocadura en el mar; por el norte con los terrenos de Lagunas, “Ucupe” y “La Viña” ; por el poniente con la orilla del mar y por el oriente con el camino Real del Inca propiedad de “Talambo”.

Como no me ha presentado ningún documento que acredite deslinde hasta el día, de dichos terrenos con los vecinos, no he podido practicar mensuración de ellas, de modo que se distinga los derechos del dueño de “Talambo” con aquellos vecinos; pero si he hecho un croquis en el plano copiado del mapa antiguo levantado por el Sr. D. Pedro de las Muñecas, Regidor Perpetuo de la ciudad de Lambayeque, en aquella fecha en el año de 1820 que los peritos pudiesen valorizar aproximadamente estos terrenos, pues la mayor parte está sin agua y solamente se pueden regar con extensión de la Acequia de Talambo, siendo necesario primero los deslindes correspondientes.

Como estoy haciendo un plano de las Haciendas que aún me falta algunas semanas para ponerlo en limpio y completarlo, no he podido acompañarlo con el presente informe; pero en su debido tiempo será remitido a los interesados para que puedan juzgar de la extensión de los terrenos; pero la mensuración antes expresada es sumamente exacta – Hacienda de Talambo, Junio 3 de 1878 = Santiago J. Rosse =

 

Decreto Lima (San Pedro) Junio 8 de 1878 = Por Presentado; pase esta solicitud a los Peritos para que practiquen el

Avalúo y fecho, dese cuenta = Una rúbrica – Chávarri.

Sr. Juez de 1era Instancia = Los Peritos nombrados que suscriben para tasar los Intereses de las Haciendas “Huabal” y “Talambo” pertenecientes a la Testamentaria del finado Sr. D. Manuel Salcedo y en cumplimiento del mandato de Ud. Para emitir nuestro dictamen acerca del avalúo y tasación de las fanegadas de terrenos pertenecientes a dichas Haciendas que contienen el informe que precede presentado por el Ingeniero nombrado y Agrimensor D. Santiago J. Rosse y después de haber reconocido antes los expresados terrenos y bajo el juramento que tenemos hecho de proceder bien según nuestros conocimientos, hemos procedido a tazar aquellos terrenos  en el orden puntualizado en el informe dicho, como sigue

3492 Fanegadas que se hallan bajo riego por la acequia madre de Talambo de buena clase a 250 soles Fanegada sean…………………………………………………………………………………$ 873000

378 Fanegadas de terrenos inferiores a los anteriores y bajo el riego de la misma acequia al precio de 200 soles c/u sean………………………………………………………………………………….75600

442 Fanegadas con algarrobos secos sin riego a 25 soles cada una sean......11050

938 Fanegadas terrenos de buena calidad con monte de algarrobos verdes y de pasto natural a 50 soles c/u sean……………………………………………………………………………………………..46900

3962 Fanegadas de terrenos eriazos si riego, pero de pasto durante las lluvias al precio de 5 soles c/uno sean………………………………………………………………………………………………….19810

266 Fanegadas de terrenos pertenecientes a

                                                                               A la vuelta                                                                         $ 1026360

 De la vuelta                                                                                                                                                    $ 1026360

La Hacienda de “Huabal” situada en la cabecera del río de esta Provincia al precio de 300 soles c/una sean…………………………………………………………………………………………….$ 79800

7 ½ Fanegadas de terrenos sin riego pero de monte natural en el mismo lugar a  50 soles  c/u  sean………………………………………………………………………………………………………….375                      80175

                                                                                                                                              Total                     $ 1106535

De manera que las nueve mil cuatrocientas ochenta y seis fanegadas de terrenos que aparecen re mensuradas, según el informe anterior vienen a importar la cantidad de $ 1.106535 soles.

En cuanto a los terrenos baldíos que el Supremo Gobierno adjudicó al S. D. Manuel Salcedo, y de los que hace referencia el Ingeniero Sr. Rosse no hemos podido aplicarle valor alguno en virtud de no estar determinado el número de fanegadas que contiene y por la misma razón que expone dicho Ingeniero de no estar deslindadas sus límites con los demás propietarios vecinos de aquellas; de modo que puedan distinguirse las fanegadas que pertenezcan realmente a esta Testamentaría.

Esta es nuestra opinión Señor Juez y en nuestro concepto se servirá Ud. Dar por terminada la operación que se nos ha enmendado = San Pedro Junio 11 de 1878 = Eusebio Ulfe = Timoteo Gastelo = Adriano Saavedra

 

Providencia San Pedro Junio 11 de 1878 – Agréguese al expediente de su propósito = Una rúbrica = Chávarri

 

 

 

 

Cronología y nombres que aparecen

 

1820                      Pedro de las Muñecas hace el croquis en el plano copiado del mapa antiguo, Regidor Perpetuo de la ciudad de Lambayeque

 

23 de Julio de 1853                        se adjudicaron al Sr. Manuel Salcedo una cantidad de terrenos de los cuales fue puesto en posesión en vista de los informes del Sr. Sub Prefecto de la Provincia de Chiclayo

1876                      Sr. Ramírez Administrador de Talambo

 

19 de Mayo de 1877 Manuel Salcedo Peramás, Testa en Lima a los 60 años

Declara tener once hijos, Don Manuel, Don José María, Don Enrique, Don Guillermo, Don Carlos, Don Ricardo, Don Eliseo, Don Augusto, Doña María Pilar, Doña Beatriz, Doña Isabel Wilemina Salcedo

Declaro que los bienes de mi exclusiva propiedad antes del matrimonio son los terrenos nombrados “Cialupe” que constaba de Dos mil Ciento ochenta y un fanegadas dotadas de agua para su cultivo situadas en el Distrito de Lambayeque

Nombro por mis Albaceas, en Primer lugar, a la Sra. Doña Josefa Ruíz de Salcedo, mi esposa: En Segundo lugar, a Don Guillermo Valentín Fry y en Tercer lugar al Señor Don José Dávila Condemarín

 

30 de abril de 1878 –Actas en Talambo de la tasación mandada por Josefa Ruíz

Un legajo de contratos de chinos que son los 39 inventariados

Un testimonio de arrendamiento por Dn. Bernardino Salcedo y Ruíz a D. Manuel María Cruzado

Un cuaderno en que trata de más tierras de Pocupe.

Un Cuaderno que trata sobre un pago que hizo D. Juan de la Torre a la Caja Fiscal

Un Expediente que trata sobre la traslación de una colonia alemana a Talambo

Un testimonio que contiene un compromiso celebrado con el común de Chepén relativo a aguas. Una memoria de lo que fue Talambo en el año 1665.

Unos Testimonios sobre la entrega de unos indios a Talambo.

Un tanto, Testimonio de una Escritura de donación de las tierras de Moro al Convento de Guadalupe.

Un legajo de 6 paquetes de comunicaciones de D. Juliá Zaracóndegui.

Un documento de D. José Escolástico Esteves por el que declara deber 100 fanegas de arroz en cáscara y 16 sacos de arroz quebrado, su fecha 22 de diciembre de 1876 endosado por D. Manuel Salcedo para su cobro al Administrador Ramírez.

 

3 Junio 1878                                       Término de la Tasación de Talambo

José Clemente Peralta                  juez de Primera Instancia de la Provincia

 Dr. Adolfo Quiroga                        Juez de Primera Instancia

Baltasar Ramírez                             Administrador de los bienes o de Talambo en 1878

14 de junio de 1877                       Josefa Ruíz toma control del Testamento

27 de abril de 1878                        En San Pedro, nombran los Peritos

Manuel Iparraguirre                       Escribano Público

Eduardo Velarde                             Testigo

Miguel Gálvez                                  Testigo

Don Cristóbal Camacho                Testigos

José del Carmen Chávarry           Juez de Primera Instancia

Manuel Pozo                                     Escribano Público y Notario de Provincia

Guillermo V. Fry                               Segundo Albacea

Adolfo Quiroga

Eusebio Ulfe                                      Perito Tasador

Timoteo Gastelo                              Perito Tasador

Adriano Saavedra                           Perito Tasador

Santiago Rosse                                 Ingeniero Agrimensor

José Álvaro Cavero                         Sr. Subdelegado el 6 de Julio de 1802 

Administración de la hacienda por la sucesión de Manuel Salcedo

Luego de su muerte, la hacienda es administrada por la sucesión de Manuel Salcedo encabezada por su viuda Josefa Ruíz Ugás, y por algunos de sus hijos más cercanos como Ricardo Salcedo Ruíz de 23 años de edad, tercero de sus hijos.

Ricardo Salcedo Ruíz contrajo matrimonio con Isabel Olivares Camino con quien continúa la administración de la hacienda hasta su fallecimiento el 25 de noviembre de 1918.

Durante esta etapa la hacienda continúa su proceso modernizador y las utilidades empiezan a ser invertidas en acciones de otras empresas hasta el fallecimiento de Ricardo Salcedo, quedando la viuda al frente quien en el mes de julio con Ricardo ya enfermo habían creado Negociación Talambo con el capital de las Haciendas Talambo y Huabal valorizadas en 30,000 Libras peruanas, empresa que al morir Ricardo pasa a propiedad de su viuda Isabel.

La viuda invita a su hermano Carlos Olivares Camino para la administración de la hacienda, pasando inmediatamente a arrendársela.

El 8 de diciembre de 1892 fallece Josefa Ruiz, quedando la propiedad de las Haciendas Talambo y Huabal y de Negociación Talambo Limitada a cargo de sus hijas María Isabel, Ana Rosa y Manuel Ricardo Salcedo Olivares 

El arriendo de Negociación Talambo Limitada, es a partir del 1 de Julio de 1919 en 10,000 Libras Peruanas Oro sellado, a pagarse la primera mensualidad el 30 de Setiembre siendo el arriendo por 8 años obligados y 2 voluntarios, trimestre vencido prohibiendo el sub-arriendo.

Durante estos años solo se retiraba el producto de las cosechas y la empresa empieza a decaer, habían llegado a hacerse cargo de Negociación Talambo Limitada en enero de 1926 el Dr. Rafael Loredo Mendívil como Gerente, quien decide rescindir el contrato Con Carlos Olivares y arrendarlo por 6 años a Grimaldo del Solar Cárdenas

De regreso de Europa las hijas de Ricardo e Isabel, deciden intervenir en la administración por lo que María Isabel Salcedo Olivares, intercede para que su esposo el español Fernando Espá de Cuenca se haga cargo de la Sub Gerencia de Negociación Talambo Limitada, sin conocer nada del negocio agrícola, pues siempre había sido empleado en un barco de una empresa naviera donde conoció a su esposa Isabel Salcedo con quien se casó, sin posteriormente tener ningún hijo. Ella murió en circunstancias extrañas en un viaje a España.

En septiembre de 1953, Ana Rosa Salcedo Olivares invita a su consuegro Carlos Palacios Villacampa padre de Carlos Francisco Palacios Moreyra casado con María Rey Salcedo en 1946 a hacerse cargo de la Administración de Talambo.

El 1 de abril de 1956 Fernando Espá y Cuenca se hace cargo de la Negociación Talambo Ltda. Como Director Gerente, y forman la empresa Agrícola Pacasmayo a cargo de Carlos Palacios Moreyra esposo de María Rey Salcedo

Fernando Espá esposo de María Isabel Salcedo Olivares, en 1956 como Director y Gerente de Negociación Agrícola Talambo Limitada, arrienda Talambo y Huabal a Agrícola Pacasmayo S.A. representada por Carlos Moreyra y Paz Soldán por 10 años por el valor de 8,000 fanegas de arroz de 300 libras c/u y 3000 qq de algodón Carlos Palacios Moreyra, trae a su hermano Francisco Palacios Moreyra en 1958 y lo pone a cargo de Agrícola Pacasmayo, año álgido por el levantamiento de los comuneros de Chepén.

En septiembre de 1958 aparece Francisco Palacios Moreyra como Gerente de Agrícola Pacasmayo, otorgando arriendo de 675 hectáreas por 2 Años a Negociación Agrícola el Moro representada por su Gerente Don Carlos Moreyra García de parte de tierras de la Hacienda Talambo en el sector de Moro, donde la hacienda tenía un algarrobal para la inverna del ganado.

A partir de la muerte de Ricardo Salcedo, los yernos Espá y Palacios hicieron uso de los bienes de la familia Salcedo, e invitando a hermanos, otros parientes y amigos de Lima para compartir las administraciones, consiguiendo así ir sustrayendo recursos sin reinvertir en la hacienda hasta la llegada de la Reforma Agraria en 1968.

El 26 de Julio de 1958 se produjo un levantamiento de los comuneros de Chepén, reivindicando tierras de Mancoche y Moro donde murieron 3 Comuneros. 

El Gobierno decretó Estado de Sitio en Chepén e instaló un Cuartel de la Guardia Republicana en la zona de San José de Moro para controlar las protestas, , la justicia les dio la razón a los Propietarios de Talambo.

 

A raíz de la Reforma Agraria la Hacienda Talambo fué expropiada por el Gobierno Militar el año 1969, creándose la Cooperativa Agraria de Producción Talambo.
Años después durante el proceso de parcelación Talambo se parcela entre todos los Cooperativistas, encontrándose actualmente en manos privadas.

 

Los eriazos de las Pampas de Cerro Colorado (8,000 Hectáreas) han sido vendidas por el Gobierno a través del Proyecto Especial Jequetepeque-Zaña a inversionistas nacionales y se han creado Grandes Extensiones de Cultivos de Exportación no tradicional conducidos mediante riego tecnificado y otras tecnologías de punta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LOS PREPARATIVOS E IDEA RECONQUISTADORA

(1824 – 1866)

La situación española de esos momentos (1808 – 1813) en el contexto internacional era pobre y de nula importancia a partir de la derrota en Ayacucho y la pérdida de su más importante colonia en América Colonia que le otorgaba presencia y respeto en las cortes europeas y la nutría de riquezas de oro y plata llevadas en decenas de galeones cargados con estos preciosos metales.

España estaba sumida en internas luchas políticas entre el viejo absolutismo y el emergente liberalismo, las guerras civiles carlistas, los cambios incesantes de gobierno o los continuos pronunciamientos militares.

Su antiguo virreinato era hoy productor mundial de guano de islas, el fertilizante moderno, explotaciones a cargo de ingleses y franceses, pero el estado peruano se quedaba con el 60% de las utilidades, lo que permitió eliminar el tributo a los indios.

Los Preparativos e idea reconquistadora de la ex colonia, fue el ambiente donde se gestó el incidente de Talambo, un tanto manipulado como veremos para tener un motivo más que justificara la reconquista española nunca dada por perdida según los peninsulares.

Posterior a la Independencia del Virreinato del Perú el ambiente siguió tenso, durante los gobiernos de Agustín Gamarra, Ramón Castilla y Rufino Echenique, tanto por qué no se resolvía la deuda decidida sin razón por los españoles y contraída finalmente  por el Perú para indemnizar a los españoles residentes durante la guerra por la independencia, que habían solventado con su propio peculio la campaña de la guerra contra las fuerzas independentistas peruanas y latinoamericanas, como por esa sensación aún pendiente de haber perdido una colonia que le significaba buenos ingresos para sus arcas.

En 1542 se funda el Virreinato del Perú centro del dominio español en América donde establecieron el sistema de encomienda y se incentivó la extracción de oro y plata diezmando así la población nativa de este lado del mundo por lo que se empieza a traer migrantes africanos para las labores agrícolas en la costa, ya que nunca se adaptaron a la sierra donde estaba la producción minera por el frio y la altura.

Inicialmente dentro del virreinato sentaba mucha presencia los criollos, los que de a poco fueron desplazados por los peninsulares, al ser relegado el criollo nació una idea independentista naciendo así los primeros visos de distanciamiento entre Perú y España.

La corona española consideraba como deuda la gestión en la administración de la Colonia durante el colonialismo que se sustentó en territorio peruano, todo eso lo valorizaron como si no hubieran obtenido ingentes recursos para los españoles residentes como para la corona misma en España.

 El ambiente diplomático era tenso entre ambas cancillerías y no se tenía relaciones formales desde la independencia luego de las batallas de Junín y Ayacucho.

 Luego de nuestra segunda victoria consecutiva en Ayacucho el 11 de diciembre de 1824, se firmó el documento llamado “Capitulación de Ayacucho” firmado entre el español, jefe de estado mayor José de Canterac y el general del ejército libertador Antonio José de Sucre.

Este documento, establecía los siguientes puntos:

*El territorio bajo control será entregado el ejército único libertador.

 *Los militares españoles podían regresar a su país con gastos pagados por el estado peruano.

*Se reconocen títulos nobiliarios.

*España se compromete a desocupar militarmente el Perú. Dejaría todas las guarniciones y parque militar.

*Los españoles que permanezcan en el Perú serán considerados peruanos; y los militares podrán conservar sus grados en el ejército libertador.

*Se conservarán los derechos y privilegios de las personas que estuvieron al servicio del régimen colonial.

*Se reconocía una deuda con España.

Estos planteamientos de la capitulación de Ayacucho beneficiaban generosamente a los españoles, sin embargo, se firmó por el objetivo principal, dar por concluido oficialmente el Virreinato del Perú en el antiguo Imperio del Tahuantinsuyo, tierras del Imperio incaico.

Sobre la conservación de los derechos y privilegios a los servidores del régimen colonial, no hubo cumplimiento para el caso de algunos caciques al servicio de la corona, quienes quedaron sin beneficio.

Por otro lado, se aceptó el latifundismo, la servidumbre y la esclavitud, en forma táctica, al plantear el punto en el cual se respetaban los derechos y privilegios de los españoles.

En conclusión la independencia del Perú se logró en conjunto por la acción dedicada de los montoneros, por los intelectuales peruanos que contribuían con sus publicaciones y creación de una conciencia independentista y obviamente por la fuerza de un ejército libertador conformado por oficiales y soldados de distintas nacionalidades sudamericanas, pero muchos consideran que solo benefició a la aristocracia criolla, criollos de clase media y hasta españoles; pero no a los campesinos, esclavos, indígenas y al pueblo peruano que lucho con denuedo y valentía por que el sistema de explotación, contra el cual lucharon, seguía vigente.

En 1821 llegaba al Perú el General San Martín conocedor del virrey La Serna (con

quien había coincidido en la batalla de Bailén en 1808 durante la Guerra por la independencia de España.  San Martín y sus ayudantes eran partidarios de una monarquía constitucional que no tenía muchos visos de realidad en el Perú, aunque tal vez hubiera sido una transición más pacífica viendo las luchas internas posteriores que se suscitaron posteriormente.

 

San Martín después de declarar nuestra independencia, se retira tras conferenciar con Bolívar, quien allegar en 1824 crea un gobierno dictatorial

Con el tiempo hemos podido ver que la lucha, y la forma como conseguimos nuestra independencia, no fue de la forma que posterior a ella, nos hayamos quedado con un país libre y con todas las posibilidades de surgir y desarrollar con todos los bienes naturales con que contábamos, oro, guano, minería. No fue así, nos quedamos con un país muy dividido en luchas internas, entre los diferentes líderes que se alzaban cada uno más que otro con la ambición o derecho de gobernar el Perú. Y hasta duda, me cabe que hoy en día 2020 queden secuelas de esa forma de pensar y actuar del fuerte colonialismo vivido durante la dominación española.

Muchos criollos y peruanos vieron con desagrado la victoria independentista, puesto que vieron afectadas sus posiciones económicas y aristócrata dentro de una sociedad dominada por personas proclives al régimen real de España y que en la práctica eran los que dominaban la economía nacional, el crédito o fuentes de financiamiento, la propiedad de las empresas productivas, los contactos con los mercados en Europa.

En 1851 el Señor Mariano Moreyra era el representante del Perú ante el gobierno español, y a su vez en Lima el Señor José de Jane era el encargado de los asuntos españoles sin que esto significara normalizar las relaciones entre ambos estados. Eran los que hoy serían Encargados de negocios que siguen operando cuando la relaciones entre dos países se ve interrumpida.

Recordemos que por 400 años estas tierras fueron administradas y usufructuadas por la corona española y capitalistas españoles y, consecuentemente a la independencia se produjo un alejamiento del capital. La agricultura, así como otras actividades decayó notoriamente, por falta de financiamiento, que en parte venía de España. Aún con el problema de por medio, y ante, el proyecto de traer inmigrantes para la agricultura se aprobó la inmigración vasca, por el presidente Ramón Castilla, quién creyó que era mucho mejor que continuar con la esclavitud que abolió en 1854.

En la práctica la traída de vascos no fue un proceso inmigratorio como la de los chinos o negros, como se trata de hacer creer, o como involuntariamente se le ha dado esa nominación. Este caso nunca fue un proceso migratorio, fue una contrata de braceros del pueblo de Bergara en España para trabajar directa, única y exclusivamente en la hacienda Talambo. Lo que hacía que los que venían se comprometían a ir a trabajar a la Hacienda Talambo en Chepén, localidad en el norte del Perú, perteneciente al partido de Saña o Lambayeque.

La sociedad limeña presionaba a España para que interviniese en recuperar la Colonia en cuanto muchos de sus intereses estaban ya en situación de perderse, el planteamiento era apoderarse de las islas guaneras y así cobrarse de sus gastos luego de la independencia logradas en Junín y Ayacucho.

La contienda se daba también entre diarios españoles y peruanos, el diario “Irurac – Bat” de Bilbao, capital de Vizcaya una de las tres provincias vascongadas, las otras dos son Alaba, capital Vitoria y Guipúzcoa, cuya capital San Sebastián que se encuentra a 60 kilómetros de distancia con Bergara, lugar nativo de Ramón Azcárate (a) negociador de la traída de los vascos a Talambo, lo que hoy sería un contratista y los vascos la contrata.

Este diario de Bilbao, como nos describe Marco Flores Sánchez en su libro, inició una campaña, sensacionalista contra la inmigración vasca a Talambo, expresándose en duros términos acerca del ambiente político y social reinante en el Perú, el que, si bien era tenso, no más de ello, ni era imaginable un nuevo conflicto armado con España

En Perú también existía prensa con ideas colonialistas, probablemente una de ellas sería el diario El Comercio, cuya publicación en una de sus ediciones dijo “los negros se aprestan para comprar en su día blancos españoles y emplearlos en su servicio”

Nunca se convencieron de que los pueblos tienen derecho a su libertad, y por el solo hecho de aspirar a ser libres se les trató de tener almas y conciencias incapaces de otra cosa que la ruin traición, de encontrar en ellos el veneno de áspid que los emponzoñe, así describe García Robledo, en su libro La cuestión de Talambo ante la América, 1864

Para tal fin entre una más de sus acciones intencionadas hacia el colonialismo la corona comisionó al político Eusebio Salazar y Marredo y se instaló en el Perú de incógnito, para que desde aquí coordinara la presión e impulsar la conciencia recuperadora de la colonia a los súbditos de la corona residentes en Lima.

Se advierte la falsedad de los españoles sobre todo al darse los hechos de Talambo y la venida del comisario Regio Eusebio Salazar y Mazarredo.

(R)   Ramón Azcárate, era un vasco natural de Bergara, residente en Perú, amigo de Manuel Salcedo, a quién le propuso traer vascos para el trabajo en los sembríos de algodón en Talambo

En 1859, hay cambio de representantes peruanos y hay cambio también en la política española. América ya no es vista con toda la simpatía de años anteriores y España busca –al igual que otros estados europeos un motivo más pronto de intervención.

Se empieza por objetar la idoneidad de don Pedro Gálvez, quien debía desempeñar la representación peruana en Madrid. Se continúa nombrando un vice-cónsul que es persona no grata en el Perú, el Sr. Merino Ballesteros –de reconocido anti peruanismo-. Se acentúa esta preparación con el envío de la llamada “Expedición Científica” que llega al Callao en Julio de 1863 sin que Perú y España tengan relaciones diplomáticas y se llega al momento más álgido con los incidentes de Talambo y el nombramiento del “Comisario Regio”. A pesar de toda esta situación el general Pinzón jefe de la armada española llegada fue bien recibido en Lima por las autoridades competentes para no ser el Perú en iniciador de nuevas rencillas.

Tal nombramiento, ofrecía dos problemas, el primero derivado del título mismo, impropio para un estado soberano, -“Comisario regio”- pero que por lo general los europeos emplearon para América cambiando el término exacto, pero no la intención; y el otro de la persona del funcionario. El término Comisario Regio respondía a la delegación en regiones no independientes, sino coloniales y la persona de Salazar y Mazarredo correspondía a un sujeto de carácter atrabiliario con un profundo desprecio por estos Estados y aprovecha la situación para iniciar sus reclamos con toda virulencia inmediatamente instalado en Lima.

Eusebio Salazar y Mazarredo, ex diputado de Cortes y Subdirector de Política en la primera Secretaría de Estado en España viaja de incógnito con el Almirante Pinzón desembarca en el Callao y se dedica a dar informes desfavorables al Perú en sus relaciones con súbditos españoles. Al ser nombrado Comisario Regio para tratar con el Perú los reclamos españoles, el Perú se negó a aceptar tal título.

Los Estados europeos desde la independencia trataron de no acreditar, de inmediato, representantes oficiales con la misma categoría que en Europa, por lo cual, por ejemplo, en el caso francés se enviaron funcionarios con el título de Inspectores de Comercio, título que correspondía a las representaciones en regiones coloniales o provincias de un mismo Estado, no para el exterior.

El Perú, desde 1827, se negó a aceptar ser considerado en tal condición, por lo que el título de Comisario Regio que traía Salazar y Mazarredo, era una ofensa y una afrente directa.

En esa época fue nombrado Vice-cónsul de España en Lima D. José Merino Ballesteros, en reemplazo del Cónsul señor D. José de Jane. Esta decisión del gobierno español como lo manifestaron textualmente fue muy desacertada bajo el punto de vista político.

Era conocido que, Ballesteros, y sus hermanos D. Francisco y D. Ramón, fueron contratados en Madrid por el Sr. Osma para que fundasen en Lima una Escuela Normal Central en la que ejercerían los cargos de director y profesores durante seis años, debiéndoseles abonar por el Estado 2.000 pesos anuales al D. Francisco, 1.200 al D. Ramón y 800 al D. José, con otros varios emolumentos y ventajas.

Llegados a Lima y encargados de la construcción de la escuela retardaron mucho más de lo justo su terminación e inauguración, dando motivo a que el Gobierno, después de otorgarles distintos plazos, se molestara hasta el punto de destituirlos por medio de un razonado decreto. Según parece, la conducta de aquellos señores fue bastante informal. Como resultado lógico no podría haber en lo sucesivo deferencias y consideraciones del Gobierno peruano hacia los Sres. Ballesteros, y ninguno de estos podría tener un criterio sano e imparcial respecto al Perú y a los actos de sus autoridades.

Bueno es advertir que éste desde su llegada al Perú había informado al Ministro de Relaciones Melgar, que iba con encargo de interponer sus buenos oficios para el arreglo de ciertas reclamaciones de súbditos de España residentes en el país, y fue admitida sin dificultad alguna su indicada comisión. Como vemos las relaciones en cada acto o nombramiento se exacerbaban y caldeaban cada vez más, y el clima se enrarecía.

 

 

 

 

LA SUPUESTA EXPEDICIÓN CIENTÍFICA DE LOS ESPAÑOLES

Fuente: Historia de la guerra de España en el Pacífico

(1862 – 1866) 

 
Luis Hernandez Pinzón 


Entre tanto habían transcurrido dos años desde que pensó el Gabinete español en “disponer que algunos buques de guerra visitaran las costas del Pacífico, y en este intervalo la Marina había adquirido un notable desarrollo”.

Por entonces es decir a principio de 1862, prestaban servicio las fragatas Resolución, Carmen, Princesa de Asturias, Lealtad, Concepción, fragatas de hélice Blanca y Berenguela, vapor de ruedas Marqués de la Victoria, Fragata Mary, Triunfo, Almanza, Villa Madrid, Corbeta Vencedora, Cousiño, Maule, y estaban próximas a ser botadas al agua las de igual clase Villa de Madrid, Almansa, Gerona y Navas de To-losa y las fragatas blindada Numancia y Arapiles (en construcción),

Era evidente que esta escuadra tendría como misión recorrer sus antiguas colonias en América y ver in situ el ambiente reinante y la recepción de comitivas españolas a pocos años de haber logrado su independencia, en la que algunos mantenían relaciones diplomáticas y otros como el Perú no las tenían.

Desmintiendo todo intento de reconquista decía el gobierno español “que si lo hubieran pensado mandaban una escuadra completa, sin embargo, efectivamente si enviaron parte de esa escuadra disfrazada de científica”.

Supuestamente para que los oficiales y tripulaciones adquiriesen una instrucción práctica y provechosa en viaje tan largo y accidentado, y en que, con el prestigio de su presencia en aquellos remotos países, contribuyeran a mejorar las relaciones de la nación, “y sólo en caso preciso proteger a los súbditos españoles residentes en las repúblicas americanas”.

Pedro Berriochoa Azcárate del Instituto Valentín de Foronda. Universidad del País Vasco en sus escritos titulados “Con el fin de labrar su fortuna”: caseros guipuzcoanos en Perú (1860-1863) se pregunta: ¿qué hace una fragata española bombardeando el puerto principal de otro estado, supuestamente “amigo”, como era el Perú, como se decía entonces?; pero, sobre todo, ¿qué pintan unos vizcaínos/guipuzcoanos en todo este embrollo?

Se trata de un asunto complejo y extenso.

Inicialmente “Se componía la división naval expedicionaria de las fragatas Resolución y Triunfo y de las goletas Vencedora y Covadonga”, las cuales fueron dotadas con un repuesto de cuatro meses de víveres y con un fondo de caudales suficiente á subvenir todas las necesidades imprevistas, así como de cartas de crédito para los parajes en que tuvieran que hacer escala, y de a poco fueron sumándose el resto de las embarcaciones.

Fue nombrado Comandante en jefe de la escuadra el General D. Luís Hernández Pinzón quién manifestó una voluntad pacífica y cordial pero que, si por desgracia ocurriese algún acontecimiento grave que no diera lugar a consulta porque afectase profunda y directamente los intereses de España, sus representantes deberían encontrar en el Jefe de las fuerzas navales toda la cooperación enérgica que pudiera prestarles para una inmediata reparación.

Sin embargo, fue el mismo Pinzón el que con sus candentes discursos y actitudes logró propiciar en Argentina, Chile y Perú ambientes inamistosos.

Respecto a la república del Perú decía: “Que era una de las que más hostiles se habían mostrado a España en el último período”. Que la prensa de aquel país injuriaba diariamente la honra y dignidad de España, y aunque por desgracia ni la autoridad ni la ley tendrían medios para enfrenarla, bueno sería que se hiciese comprender que no debía proseguir ese sistema de difamación y de calumnia, mucho más apoyado o tal vez dirigido por el Gobierno mismo.

Por su parte los españoles reiteraban que no era probable que mientras permaneciese la escuadra en el Pacífico se cometiera el menor exceso contra los súbditos españoles, pero si esto aconteciera, el Jefe de aquella debería reclamar prontas y completas reparaciones para demostrar de este modo que, no obstante, la moderación propia de todos los actos del Gobierno dela Reina, desplegaría la energía necesaria para obtener el desagravio de cualquier ofensa por leve que fuera.

Dichos y palabras que siempre las reiteraban “pero si esto aconteciera, el Jefe de aquella debería reclamar prontas y completas reparaciones” de tal manera que habiendo transcurrido años de la independencia mantenían un discurso de “supremacía y hegemonía sobre América

Los puertos en que sería conveniente que hiciera escala, como Janeiro, Todos Santos, Pernambuco, Río de la Plata (donde se le incorporaría la Covadonga), Puerto Egmont de la

Gran Malvina, las Islas de los Estados (reconocerlas), y también Cabo de San Juan, y luego a toda máquina montar el Cabo de Hornos.

Una vez en el Pacífico debería hacer rumbo al puerto de San Carlos (islas de Chiloé), y atracar después las costas de Chile y del Perú, fondeando en los puertos de la Concepción, Valparaíso, Arica, el Callao, y subir hasta Acapulco de Méjico y la Alta California.

El día 10 de agosto de 1862, a las cinco de la tarde, salieron de la bahía de Cádiz las fragatas Resolución y Triunfo.

Algunos meses antes de que las fragatas zarparan de Cádiz se tuvo noticias en América de la proyectada expedición y causó expectación en el Perú, única Colonia que para su total independencia tubo que librarse duras batallas como Junín y Ayacucho y lograr que se firme una Capitulación por parte de España.

La escuadra fue recalando en puertos brasileros, en Montevideo, en Buenos Aires haciendo relaciones de amistad con los gobiernos de esas naciones, y en todos ellos se intercambiaron banquetes y recepciones en señales de bienvenida y reciprocidad simultáneamente, mayoritariamente por parte de la comunidad española residente.

En Buenos Aires se produjo un incidente menor con el Jefe supremo de la República Argentina. El Gobierno de S. M. C. había ratificado un tratado de reconocimiento con esa Confederación, pero en Buenos Aires existían ciertos obstáculos por los que aún no se practicaba. Según parece, éstos se referían a una sola cláusula que determinaba el que los hijos de españoles nacidos en esa república no perdieran su nacionalidad.

Los argentinos pretendían que mientras permanecieran en su país debían abdicar estos hijos de su nacionalidad española.

Pinzón encontró razón a los argentinos, Porque, en verdad, ¿qué provecho obtendría la nación española de amparar y proteger como súbditos suyos a una multitud de individuos nacidos lejos de su seno, que no la han visto jamás ni la aman, y que ni aun con su influencia, ni sangre, ni riqueza, han coadyuvado al engrandecimiento, a la gloria, ni al desarrollo material de su madre patria?

En Buenos Aires Pinzón también tuvo algunas entrevistas con el peruano Seoane, representante del Perú, al que pasó a visitarlo, y ciertamente no congeniaron mucho.

Adviértase que Seoane, desconocido para Pinzón, y sin representación alguna oficial porque el Perú no la gozaba en España, tuvo la audacia de interrogarle sobre cuáles eran sus instrucciones y de qué modo o bajo qué actitud iba a presentarse en el Perú.

Fehacientemente se sabía que no era ninguna expedición científica la que entre otros objetivos era rehacer cartas de navegación, vientos en el estrecho de Magallanes, puertos carboneros para abastecimiento y otros.

Pareciole al general que era juzgarlo demasiado sencillo el creer que fuera a revelar sus ulteriores instrucciones a una persona que veía por primera vez en su vida.

Esto no le satisfizo, y su respuesta lo dio a entender. Díjole “que el Gobierno de S. M. C. no tenía miras hostiles contra el Perú, pero que, si debía este país hallarse persuadido que la conducta de España sería muy enérgica y firme, si intentara inferirle el menor agravio, y que, si bien no provocaría conflictos, haría respetar sus derechos y los de sus súbditos; y, en fin, que suponía al Sr. Seoane con bastante criterio para comprender que nada más podía decirle sobre sus proyectos”.

Seoane no poseía grandes dotes de diplomático; todos sus giros y evoluciones parecían tener por meta más la ficticia preponderancia que una real influencia cerca de sus émulos. Sus recursos eran vulgares y su carácter flexible por cálculo, pero hasta tal punto, que saliéndose del sabio límite, alcanzaba al desprestigio.

Como estaba acordado, el 9 de diciembre de 1862 la goleta Covadonga llegó de Río Grande conduciendo a la Comisión científica; ésta se dividió en dos secciones; la primera compuesta de su presidente Sr. Paz y Membiela y Sres. Amor, Almagro e Isern, que salieron el 26 de diciembre por tierra con dirección a Valparaíso, mientras la otra sección continuó en la escuadra para hacer estudios sobre el estrecho de Magallanes.

“Entre tanto, el Cónsul español en Washington, Sr. Tassara, había recibido una nota del representante del Perú en los Estados-Unidos, extractada de una comunicación de su Gobierno, referente a los temores que abrigaba aquella república de que el objeto de la expedición española al Pacífico fuera imponerle la observancia del tratado ajustado por el Sr. Osma”.

Parece que esta alarma partió del Cónsul peruano en San Thomas y del Sr. Seoane. Tassara contestó al representante del Perú que ignoraba las instrucciones que llevara Pinzón, si bien las creía ajenas a todo proyecto hostil.

Enterado del asunto el Gobierno norte-americano, procuró intervenir, y dijo al Sr. Tassara

Que había ordenado a su Ministro en Madrid, Mr. Koerner, que abogara cerca del Gobierno español. Esta nota revelaba claramente la idea del protectorado que los Estados-Unidos pretenden ejercer en toda América, y también cierto sabor de amenaza, contraproducente e intolerable.

No debía tardar mucho en reconocer su ineficacia el Gobierno de Washington.

Las fragatas, emprendieron resueltamente su arribada al Atlántico, desandando el Estrecho, después de haber repostado de víveres y carbón a la Covadonga, que debía aguardar el buen tiempo para desembocar en el Pacífico y dirigirse a Chile.

 

Llegada a Chile

La Covadonga fondeo en Valparaíso el 28 de abril de 1863, el 5 de mayo la Resolución, la Triunfo el 9 por la noche.

“Autores españoles comentaban que la república de Chile es y ha sido desde su constitución la más discreta y reflexiva de todas las de la América del Sur. Su afición al comercio y a la industria, su respeto a las instituciones y su desamor al medro político, apenas dejan resquicio por donde deduzcamos que su raza es española y de las más puras; pues entre sus dos millones de habitantes quizás sólo una décima parte habrá mezclado su sangre con la de los indios aborígenes o negros de África. Todas sus condiciones de carácter, excepto la altivez, discrepan de las nuestras; sus guerras civiles han sido escasas, las exteriores cortas y propicias”.

Cuando Chile recobró su independencia, o, mejor dicho, cuando los españoles allí nacidos se separaron de España, fue su primer cuidado en participar de la expedición libertadora de Don José de San Martín para ayudarla en empresa igual; en 1822 se reunió un Congreso en Santiago que invistió al dictador O’Higgins con la dignidad de Director supremo, y promulgó una Constitución, aboliendo la esclavitud.

En Chile los súbditos españoles fueron siempre bien atendidos por las autoridades, y apenas existía un residuo de odio en el país hacia sus antiguos señores. Cuando la escuadra fondeó en Valparaíso, D. José Joaquín. Pérez, era el Jefe supremo de esta república.

Así se expresaban los españoles respecto a Chile con los que siempre y hasta esos momentos habían mantenido mejores relaciones que con el Perú.

Por su parte chile era de la idea de tener tan buenas relaciones con España como las que tenía con Perú, a sabiendas también de la intencionalidad de la expedición española por costas sudamericanas.

El recibimiento que todas las clases sociales de Chile otorgaron a los marinos españoles fue no sólo cariñoso, sino entusiasta.

En una carta del 1 de junio de 1863 el jefe de la escuadra española cuenta que se trasladó a Santiago a visitar al presidente, José Joaquín Pérez manifestándole que la acogida que han encontrado los oficiales que han visitado la capital de Chile ha sido tan cordial y afectuosa como en Valparaíso

También la prensa local, sin excepción, dedicaba a nuestra escuadra las frases más lisonjeras. Véanse algunos fragmentos:

La España regenerada de 1863 viene a manifestar con ella su espíritu de investigación, y el renacimiento de su poder naval, en los mismos lugares en que recogieron gloria y honra, en otra época, los ilustres navegantes de esta nación. Aplaudimos sinceramente los sentimientos de la población española de Valparaíso. Y, por nuestra parte, damos una cordial bienvenida a los distinguidos huéspedes de nuestra bahía. Simpatías ardientes los aguardan en el país; sentimientos de fraternidad y aprecio saldrán de todas partes a su Encuentro

Refiriéndose a la personalidad de Pinzón, decía otro periódico: “Tuvimos el placer de verle, y a nosotros como a todos, nos sorprendió agradablemente la simpática y noble figura de un Jefe, joven aun, con todas las cualidades del cumplido caballero y la hidalguía de su raza. Atento, jovial, franco, natural y sencillo en su trato, en el acto se captó el aprecio y simpatía de los españoles y de los chilenos que tuvieron oportunidad de pasar con él algunos agradables ratos”.

Chile era la más digna de todo nuestro afecto, la que no reservaba prevención alguna contra la antigua metrópoli, y la que mejor acogida había dispensado a los súbditos españoles que pasaron a América en busca de riquezas. Merecía que se estudiara por nosotros su flaco para evitar herirle; este flaco era el de una susceptibilidad exagerada y el de un amor patrio que les hacía caer en “vanidades ridículas”. Tan prudente estudio no hubiera revestido aspecto de adulación sino de discreta política, y tanto más oportuna cuanto más se avecinará la posibilidad de un conflicto con el Gobierno del Perú.

Tanto España como Chile jugaron así a aumentar sus simpatías y tratar de que Chile se mantuviera al margen de lo que pudiera suceder entre España y Perú a la vista de los españoles, e igualmente Chile apostaba a mantener su independencia de España cualesquiera fueran los acontecimientos venideros con Perú.

“Por aquellos días recibió el Jefe de escuadra una extensa comunicación del Vice-cónsul en el Perú, Ballesteros, incluyéndole todas las notas mediadas entre el Ministro peruano Paz Soldán y M. Lesseps, de que ya tenemos noticias, y acompañada de fragmentos de periódicos que reflejaban las opiniones de Seoane respecto a España”, sin olvidar “prevenir al General Pinzón de lo de la máquina infernal que amenazaba a los buques, y de la hostil actitud del Gobierno peruano”.

Terminadas las obras en los buques y repuestos de carbón y víveres, y con ese aviso previo de Ballesteros salieron las primeras embarcaciones el 2 de Julio de Valparaíso con rumbo al Callao.

Previamente el 13 de Julio de 1863 tuvo lugar en Valparaíso otra fiesta semejante una más de las muchas que hubo y también preparada por los españoles allí establecidos. Se celebró en el teatro de la Victoria. El salón fue ornamentado espléndidamente y con alegorías y recuerdos muy gratos a España. Innumerables banderas españolas enlazadas con las de Chile. “Los brindis del General Pinzón hubieran sido oportunos ante un auditorio compuesto exclusivamente de españoles; pero olvidó que la susceptibilidad es el flaco de los chilenos, y sus elogios a España llegaron a un punto en que atacaban el amor propio de todas las antiguas colonias. Inspirado tal vez por sus enojos con el Perú, dio a entender que no era sincera la fraternidad que nos demostraban. Esto produjo hondo disgusto, aunque contenido por el respeto y acaso por la sorpresa”.

El disgusto cundió por el pueblo entre los menos afectos a los españoles, y algún periódico lo dio a entender. “Díjose, mas sin fundamento, que ciertos echadizos preparaban una manifestación contra los godos. Nada ocurrió”.

El 12 de julio de 1863 salió la Covadonga a Coquimbo, el 18 partió la Capitana rumbo al Perú.

 

Arribo de la expedición al Perú.

El día 10 de Julio de 1863 avistaron las fragatas la rada del Callao. Antes de entrar observaron que una barca española salía del puerto con su bandera amorronada en señal de pedir auxilio; inmediatamente se dirigió a ella la Capitana y le envió un bote. Poco después la fragata Triunfo recibió orden por telégrafo de cargar la artillería con bala y hacer zafarrancho de combate, maniobras que ejecutó también la Resolución, dirigiéndose ambas al interior del puerto.

¿Qué había ocurrido? ¿Qué se preparaba? La opinión general entre las tripulaciones era que iban a romper el fuego contra alguien, pues no para otra cosa se dispone un buque de tal manera y con tal premura. Poco se tardó en descubrir el misterio. La barca española Rosa y Carmen había salido meses antes del Callao para las islas de Tahití, con objeto de contratar y traer al Perú colonos polinesios, lo que efectuó previas todas las formalidades y autorizaciones necesarias; pero al presentarse de nuevo sobre el Callao fue advertida de que la escuadra francesa surta en él se disponía a apresar la barca y prender a su capitán bajo el pretexto de que éste había cometido muertes y violencias entre los indios que estaban bajo el protectorado de Francia. Vio el Almirante Pinzón que, en efecto, uno de los vapores de guerra que componían parte de la escuadra francesa fondeada a la vista, se había puesto en marcha, y decidido a evitar el apresamiento de la barca, el General dispuso los buques para un combate posible.

Observada por la escuadra francesa esta maniobra, ordenó a su vapor retroceder, y la barca Rosa y Carmen fondearon tranquilamente cerca de las fragatas. Este rasgo de energía tan propio de Pinzón produjo muy buen efecto; el capitán de la barca, Sr. Maristany, promovió una solicitud para que se esclareciera su conducta por medio de un proceso, resultando plenamente probada su inocencia. Sin la oportuna intervención de las fragatas españolas, acaso el capitán de la barca jamás hubiera conseguido recobrar el buque de su mando, ni sincerarse de injustas acusaciones.

El General Pinzón tenía instrucciones para saludar a la plaza, previa la seguridad de ser correspondido: así se efectuó. El capitán de puerto felicitó al Jefe español en nombre del Comandante general de marina y del Prefecto político. El Almirante cambió sus visitas con estas autoridades, y a los pocos días se trasladó a Lima donde fue recibido por el Jefe de la República, quien le había cumplimentado con uno de sus ayudantes apenas llegó aquél a la capital.

La entrevista de Pinzón con Canseco fue breve y de pura cortesía. La escuadra permaneció en el Callao poco más de dos semanas, en cuyo intervalo aceptó un banquete del encargado de negocios de Francia M. Lesseps, que le fue devuelto el día 11 de agosto de 1863  abordo de la Capitana, y al cual concurrieron el Almirante Bonet con su Jefe de Estado mayor, los comandantes de la corbeta Gala-thée, goleta Diamant, y de una fragata inglesa, los Cónsules de Francia y Prusia y otras varias personas distinguidas del país, de las cuales se habían recibido agasajos y demostraciones de simpatía.

Es de advertir que el recibimiento hecho a los marinos por pueblo de Lima fue tan afectuoso, que parecían haberse trocado en humo todas aquellas algaradas y prevenciones injustas, y aquella hostilidad, cuya palpable existencia hubiera sido insufrible para los españoles y hecho inevitable tal vez un conflicto: muy lejos de esto, nuestros marinos no escucharon frase alguna que recordarse los pasados denuestos, y las personas más influyentes del país los colmaron de obsequios y halagos inacabables. ¿Cómo explicar tan extraña o inesperada conducta? Quizás por la muy común anomalía que en equivalentes casos ocurre entre dos individuos, los que no obstante de amarse poco, o increparse desde lejos, cuando se hallan frente a frente sin esperarlo, o el uno visita al otro, la urbanidad se sobrepone y extremase el deseo de no quebrantarla.

Lo cierto fue que quienes recibieron con afecto a los marinos españoles no fue el pueblo de Lima, si no la Sociedad española residente en Lima y los peruanos que adherían a la monarquía.

Preciso es reconocer lo innegable de este caso patológico. No por ello hemos de deducir que hubieran cesado realmente las prevenciones o antipatías demostradas por el pueblo peruano, pero ¡ojalá siempre la prudencia y la urbanidad se hicieran plaza en todos los momentos críticos.

La Covadonga había llegado oportunamente de recorrer con la comisión científica algunos puntos intermedios entre Valparaíso y el Callao, como Coquimbo, Caldera y Arica, obteniendo en todas señaladas muestras de distinción por las autoridades, y más afectuosas de las de la república de Bolivia

El tiempo apremiaba: con arreglo a las últimas instrucciones recibidas, la escuadra debía visitar varios puertos del Pacífico, hasta la alta California y volver en seguida recorriendo en sentido inverso las costas de Nueva Granada, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, tocando en los mismos puntos que a la ida, y deteniéndose en ellos más o menos: luego, desde paralelo conveniente debía dirigirse la Covadonga á embocar el Estrecho, y las fragatas hacia el Cabo de Hornos, para doblarle de Oeste a Este. Pero esta larga derrota había de efectuarse de modo que a mediados de octubre estuvieran ya los buques en el Atlántico, y en demanda de Montevideo. ¡Pura fantasía¡

Sin embargo, deseosa de cumplir en lo posible sus instrucciones, salió la escuadra el 27 de Julio de 1863 con rumbo a Paita, fondeando en este hermoso puerto el 30 del mismo mes. Allí recibieron las visitas de las autoridades y del Cónsul británico, y al siguiente día continuaron en dirección al río Guayaquil, fondeando el 1° de agosto de 1863 en la isla Puna.

Como vemos las relaciones con Perú seguían muy tensas, justamente se producía por esos días el Incidente de Talambo el 4 de agosto de 1863 razón por la que en Lima el gobierno y la comunidad española estaba tensa.

 

Arribo de la expedición a Ecuador

Así la escuadra llegó a Guayaquil, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, San Salvador, Honduras, y Guatemala deteniéndose en todas ellas el tiempo necesario para comunicarse con los agentes consulares de S. M. C. y saludar a las autoridades del país. La Covadonga debía volver luego tocando en algunos de estos mismos puntos y esperar en el Callao la llegada de las fragatas.

Para que venían más fragatas, era necesario para la supuesta expedición científica, o se preparaba un ataque al Callao ¿”

Como la travesía a Norteamérica era muy riesgosa por los vientos se dispuso que, a la vuelta, por las corrientes contrarias del Sur y la monzón, le ordenó visitar todos los puertos de la costa que le permitiera su calado: como Puerto Arenas de la Costa Rica, puerto Realejo de Nicaragua, los de la Unión, de Libertad y Acajutla de San Salvador, la isla

Del Tigre de Honduras y el puerto de San José de Ixtapa de Guatemala, deteniéndose en todas ellas el tiempo necesario para comunicarse con los agentes consulares de S. M. C. y saludar a las autoridades del país.

La Covadonga debía volver luego tocando en algunos de estos mismos puntos y esperar en el Callao la llegada de las fragatas.

El objeto político de la escuadra reducíase á ganar prestigio y simpatías con su presencia y su digno proceder.

De Panamá las fragatas Triunfo y Resolución fueron a San Francisco de California, recalando antes el 6 de septiembre de 1863 en Acapulco, sin saludar a las autoridades mexicanas porque era dudosa la relación con España.

Como se aprecia los dos países de los dos grandes Virreinatos que tubo España en de Perú y el de Méjico mantenían tensas relaciones con los peninsulares.

 

Arribo de la expedición a México y Estados Unidos

El 28 de septiembre de 1863 La Capitana, fondeo en San Francisco a continuación la Resolución, La Triunfo llegó el día 9 de octubre.

Los españoles residentes en California obsequiaron con un brillante sarao a nuestras fragatas, al que concurrieron además los Almirantes americano y ruso con su respectiva oficialidad. El 21 de octubre de 1863 salió la Resolución de San Francisco para Acapulco y Panamá. La Triunfo se hizo a la mar el 1 de noviembre con derrota directa a Valparaíso.

En Panamá estaba fondeada la Covadonga después de haber cumplido con notable precisión todas las instrucciones que se dieron el 26 de agosto de 1863.

Los incidentes de su viaje pusieron a prueba (i)

Es de gran interés y se presta a muchas deducciones y enseñanza el conocimiento de la relación oficial sobre estos puntos: Dice así. —El puerto (de la Unión) viene a estar colocado en el teatro de la guerra que hoy se ventila en la República. Con este motivo tienen montado un pequeño cañón a la entrada del puerto. A mi llegada, vino inmediatamente un bote con un oficial a saludarme en nombre del Gobernador.

Antes de que yo pasara a devolver la visita, vinieron el Cónsul de los Estados Unidos y el agente consular de Francia, y en la conferencia que tuvimos, me manifestaron que hacía tres o cuatro días que en la isla del Tigre en el Golfo de Fonseca en Honduras habían asesinado a un español y causado otros atropellos, por lo que impetraban la protección del buque de mi mando en favor de la humanidad. El caso era de gravedad, y máxime no teniendo por guía más que mis escasos conocimientos sobre materia tan ardua, por lo que determiné obrar con mucha prudencia, tratando en cualquier caso de sacar ileso el decoro del pabellón. Bajo estas bases supliqué a los dichos Cónsules se sirvieran aclararme bien los hechos, y de ello resultó que el español asesinado en la isla del Tigre, estaba al servicio de una de las partidas beligerantes desempeñando el destino de contramaestre del bergantín Experimento.

El caso, por lo tanto, no presentaba mucha gravedad por lo que respecta a la honra de la nación española, pero siempre quedaba en pie la cuestión de humanidad; así es que rogué a dichos señores me pasaran una nota colectiva en que expresasen todos los acontecimientos que se habían verificado.

A esta petición no parecieron titubear, pero dijeron que al hacer á Tigre las reclamaciones que creían necesarias, habían de poner como condición que, si no accedían a sus exigencias, el buen juicio y tacto del Comandante de esta goleta Sr. Fery.

En los puertos de Costa-Rica y de Nicaragua nada ocurrió de particular, pero en San Salvador, donde ardía la guerra civil, fue solicitado no sólo por el Gobernador, sino por los Cónsules o agentes de los Estados-Unidos y de Francia para que bajo pretexto devengar el asesinato de un español en isla Tigre bombardeara la población.

También dio cuenta de los proyectos que por entonces se achacaban al Presidente de Nueva Granada, Sr. Mosquera, de ceder a los Estados-Unidos el istmo de Panamá, mediante los auxilios necesarios para conseguir la reconstitución de la antigua Colombia, compuesta de Venezuela, Ecuador y Nueva Granada.

El pensamiento de Mosquera era simpático al partido federalista de Venezuela, pero el Presidente del Ecuador lo rechazó hasta el punto de que se rompieron las hostilidades entre ambas repúblicas, y en diciembre de 1863 fue vencido en Cuaspud el ejército ecuatoriano.

 

 

 

Retorno de la expedición científica de periplo a norte américa.

La Resolución llegó al Callao el 13 de noviembre de 1863; el Comandante de la Covadonga informó al General Pinzón de los graves sucesos ocurridos en Perú durante la ausencia de nuestras fuerzas navales, siendo el más doloroso los asesinatos de españoles cometidos en la hacienda de Talambo, así le informó desvirtuando lo ocurrido como lo vinieron haciendo los españoles en Lima acerca de Talambo. Ya había tenido conocimiento de estos sucesos el Jefe de la escuadra a su recalada en Panamá, pero sin los detalles necesarios

Preciso es que antes de abordar este asunto consigne con dolor un gran desacierto del Gabinete español, que siguió con paso de ciego los trascendentales asuntos del Pacífico. Informado de que el Perú rechazaba la personalidad del Vice-cónsul Ballesteros, fundándose en que tanto éste como su familia eran enemigos dela República, y no sólo la insultaban en impresos varios, sino que tenían ánimo de hacer reclamaciones a aquél Gobierno por supuestos perjuicios; informado también que el Ministro peruano se hallaba pronto a conceder el exequátur a cualquiera otro que España le designase, reconoció Miraflores al Gobierno de esa República el derecho de no admitir como agente político sino a persona de su agrado, pues este derecho se halla en uso entre naciones amigas, y con mayor fuerza había de regir tratándose del Perú, donde sí se admitía  un Cónsul era porque sí y a manera de figura decorativa.

A consecuencia de esto fue separado Ballesteros y se pidió al Gobierno francés que su representante en Lima diese protección a los súbditos españoles no obstante su ya reconocida ineficacia.

Abundan las sorpresas; la digna situación creada con el alejamiento de Lima de todo agente consular, duró bien poco.

 

Nombramiento de Juan Ugarte.

El Marqués de Miraflores se vio apremiado por el General Zavala (y éste por Osma) para que confiriese el consulado a un don Juan Ugarte, vascongado enriquecido y avecindado en Lima. Para nada se tuvieron en cuenta los antecedentes y conducta del candidato, ni mucho menos las razones que en 1861 habían aconsejado al Gobierno el reducir la categoría de sus agentes en el Perú. Ante todo, era preciso complacer al amigo; así, en lugar de Ballesteros, el hombre de las cizañas, pero al fin buen español, fue nombrado Ugarte, que, sobre ser inepto para redactar un oficio, había gritado años atrás en la plaza principal de Lima: ¡Viva el Perú, muera España!

Estas exclamaciones de Ugarte hicieron en los españoles crear una animadversión hacia él, inventándole fuertes epítetos contra su persona.

Esto se ha aseverado por alguien bajo su firma, pero si encerrara alguna exageración, no es dudoso que apenas conocido por los españoles del Perú el nombramiento de Ugarte, manifestaron su profundo disgusto, acusándolo de estar íntimamente ligado con el Gobierno de la República, y la legación de una potencia amiga (consultada más tarde) pasó una nota en la que hacía indicaciones de que el flamante Cónsul español no merecía el honor que se le había otorgado.

Ballesteros se negó a entregar el archivo a su sucesor porque decía que esto era lo mismo que ponerlo en manos del Gobierno del Perú, y el Jefe de la escuadra tuvo también ocasión de informarse en Lima del fundamento de tales suposiciones

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Plan de invasión y toma de islas Chincha.

Salazar y  Mazarredo  mismo, se reunió en Estados Unidos y México con quien regresa al Perú en la Covadonga llegando al Callao el 13 de Noviembre de 1863, viaje en el que sirvió para aprovechando los incidentes de Talambo diseñar definitivamente junto al jefe de la escuadra española, el Almirante Pinzón como invadir las islas Chincha para lo cual Salazar con sus cualidades fuertes y dominantes, llenó de  argumentos y falsedades lo conmina a tomar y acoderar en  las islas Chincha, ricas en guano como manera de presión hacia el débil gobierno peruano de ese entonces, y a su vez estudiar cuál sería la estrategia a utilizar, llegado el momento de atacar a la antigua colonia y recuperar lo que para ellos le pertenecía…..El Perú, en respuesta al Incidente de Talambo, logrando ocuparlas el 14 de abril de 1864.

Así vemos posteriormente como el Gobierno peruano por intermedio del Ministro de R.E. del Perú en respuesta al Memorándum enviado por Salazar y Mazarredo sobre Talambo manifiesta:

Los sucesos de Talambo acaecidos en horas menguadas, son hasta hoy una mina rica que han sabido explotar con provecho algunos hombres funestos, a quienes injustos resentimientos de un lado, y la avidez del dinero de otro, han impulsado a la carrera de la difamación y de la superchería más insoportable y bochornosa

De esta manera las actitudes previas para la recuperación de la Colonia, pasa a una fase de envío de Emisarios para tratar el reclamo.

La toma de las islas chincha constituía una fuerte presión sobre el Perú puesto que en esos momentos era la principal fuente de ingresos que se tenía, y su alta cotización y demanda hacía que los ingresos sean importantes y cuantiosos.

Por su parte el gobierno peruano a partir de mediados de 1863 decide entrar  en negociaciones con los españoles, presidido el Perú por el general  José Antonio Pezet quién se mostraba, cauto, y diríamos hasta pusilánime, los periódicos de la época escribían de él: “parece un moderno Atahualpa”, criticando su debilidad frete a la situación de toma de las islas chincha, débil, a la espera de que los acontecimientos no prosperen hacia un conflicto que desde todo punto de vista era inconveniente para el Perú, es cierto recomendado también por la Junta de Guerra que se había formado en Lima, la que el 24 de noviembre de 1863  determinó que era imposible vencer a la poderosa escuadra española acoderada en chincha, con la pequeña flota que disponíamos compuesta por  la fragata Amazonas y las goletas Tumbes y Loa.

Pinzón toma las islas el 14 de abril de 1864, dos años después de los hechos en Talambo y prácticamente dos años antes de atacar Callao, usufructuando del guano, del que se apoderaron desde ese día. Luego de sucedido los incidentes en Talambo que fue utilizado como un buen argumento, creyeron que el 2 de mayo de ese año 1866 sería un buen día para atacar Callao, dando tiempo a Salazar y Marredo ir a España para comunicar personalmente el plan diseñado, el que fue aprobado por la corona deseándoles suerte en la aventura reconquistadora.

Luego que Pinzón ocupó las islas Chinchas, le desagradó las actitudes de Salazar y Marredo, dudando de el por sus antecedentes poco éticos en su vida, por tal motivo decide regresar a España y en su reemplazo se nombra al vicealmirante Manuel Pareja a dirigir la flota y continuar con las negociaciones.

 

Llegada de José Manuel Pareja y firma del tratado.

El 6 de diciembre de 1864 el vicealmirante José Manuel Pareja llegó desde España y el 30 se realizó la primera conferencia entre Pareja y el general Manuel Ignacio de Vivanco, que culminaron con la redacción del humillante para el Perú el Tratado Vivanco-Pareja, que fue firmado el 27 de enero de 1865 a bordo de la fragata Villa de Madrid, siendo presidente del Perú Juan Antonio Pezet.

El documento establecía el intercambio de embajadores, el saludo a los respectivos pabellones, la reprobación oficial a Salazar y Marredo, “por haber sido el causante de magnificar los hechos en Talambo, por exacerbar a la población española de Lima, establecía también la desocupación de las islas Chincha y el pago a España de 3 millones de pesos como indemnización por los gastos causados”.

El 2 de febrero de 1865 el tratado Vivanco-Pareja era ratificado por el Presidente del Perú Juan Antonio Pezet y a la letra decía:

1. El Perú debía pagar una cantidad superior a los 2 mil pesos por los gastos ocasionados a la escuadra

2. Aceptar la investigación del comisario regio (funcionario de la corona que tenía injerencia en las colonias)

3. Lo más oneroso: cancelar la deuda que el Perú tenía pendiente con España.

4. La aceptación del saludo con artillería a la bandera española una vez desocupadas las islas guaneras

La indignación no pudo ser mayor. Acusado de traidor, el general Pezet huyó hacia Europa cuando se enteró del levantamiento de Manuel Ignacio Prado en Arequipa. Declarado nulo el tratado Vivanco-Pareja, se formó la Cuádruple Alianza entre Ecuador, Perú, Chile y Bolivia y se declaró la guerra a España.

Por su parte Manuel Pareja se suicidó y fue reemplazado por Casto Méndez Núñez que comandó la flota española invasora hasta el combate del 2 de mayo de 1866.

Mientras tanto, el marino chileno José María Salcedo, oficial de la marina peruana y los agentes del gobierno peruano el año anterior fueron enviados a Europa ya habían adquirido buques y otros enseres de guerra para reforzar la escuadra peruana en caso de guerra, se compraron las corbetas de hélice Unión y América; y los blindados Huáscar e Independencia.

Por su parte Chile ya había entrado en guerra con España por negarse a dar abastecimiento de víveres y carbón a la escuadra dirigida por Pareja, quién había bloqueado los puertos chilenos el 24 de septiembre de 1865. Por malas decisiones de Pareja un navío chileno rompió el bloque y pudo capturar la Covadonga navío español.

Mientras tanto en Perú, tras el final del gobierno de Pezet y al tomar el mando Mariano Ignacio Prado, se acordó el envío de la escuadra peruana para unirse a la chilena en Chiloé y esperar allí la llegada de los nuevos buques blindados; el Monitor blindado Huáscar y la fragata blindada Independencia.

 Perú al tener lista su flota le declaró la guerra a España el 13 de diciembre 1865, dejando de esta manera sin efecto el tratado antes firmado.

El gobierno peruano además de enviar sus fuerzas navales a Chiloé para unirse a las fuerzas chilenas, se dio en la tarea de fortificar el puerto del Callao con los cañones enviados por Francisco Bolognesi desde Europa.

El 14 de enero de 1866 se firmó el Tratado de Alianza ofensiva y defensiva, celebrado entre las Repúblicas de Perú y Chile, por el secretario de relaciones exteriores del Perú, Toribio Pacheco y el ministro plenipotenciario de Chile, Domingo Santa María. El tratado invitaba a otras repúblicas sudamericanas a unirse para enfrentarse a la escuadra española. Poco después Bolivia y Ecuador se unieron a la alianza, aunque no llegaron a participar en la guerra. En previsión de un posible ataque español, Ecuador fortificó su puerto principal, Guayaquil.

En febrero de 1866 era inminente el enfrentamiento entre las escuadras chilena y española, por lo que Perú acudió en su ayuda. El 3 de diciembre de 1865, inician la travesía con rumbo al sur las fragatas “Apurímac” y “Amazonas”, y 44 días después las corbetas “Unión” y “América”. Enfrentándose en Abtao a la escuadra española la mañana del 7 de febrero, derrotándola, asentando un duro golpe a los españoles, Perú perdió la fragata Amazonas en el conflicto. Esta negativa situación de fracaso en el bloqueo, pérdida de la Covadonga, y falta de aprovisionamiento   llevaron a Pareja a suicidarse, siendo sucedido en el mando por el Brigadier Casto Méndez Núñez.

Mientras esto sucedía en el sur del Perú, lo ocurrido en Talambo era también la noticia del momento en Lima, por lo que el escritor García Robledo  en su obra “La cuestión de Talambo ante la américa” aclara en defensa de  Manuel Salcedo como el Respetable señor Salcedo que aceptó la propuesta sin conocer a los españoles como Ramón Azcárate, al suponer que le presentaría la verdad y traer de España una contrata moral y  laboriosa  y que se lanzó en un camino lleno de inconvenientes, que lo llevaron a recibir a un grupo de hombres ávidos de oro y porvenir, llenos de pasiones groseras y sin otro fin que adquirir fortuna viniese, como viniese, partieron sin arreglar un contrato, recogieron sus harapos, corrieron al buque que encerraba sus esperanzas, en una expedición que tenía órdenes de no hacer contacto con los españoles residentes en Lima e ir directamente a Pacasmayo.

Así vemos como el Incidente de Talambo, resulta un buen gatillo de  la idea reconquistadora de la Colonia Española, que traía con su supuesta expedición científica acicateado por los pasquines y denuncias mutuas el que por el temor de Pezet se buscó la solución de un posible conflicto inicialmente mal reparado por el tratado Vivanco Pareja, pero como paralelamente Pareja y la flota española entró en conflicto con Chile evidentemente por lo sucedido de España con Perú, no quedó más remedio al gobierno peruano que declarar la guerra como comentamos.

En esta situación estaba Talambo el 3 de agosto de 1862 momentos de ante guerra con España cuando partió la flotilla de España, sospechosa ya que venía al mando de un Almirante. La situación en Talambo continuaba tensa, los vascos continuaban con su rebeldía haciendo la cosa más difícil e insostenible, pudiéndose prever que se agravaría en los próximos días, momentos propicios para llevar a cabo el plan de reconquista que estaban preparando en España, desde hace buen tiempo, nunca convencidos de perder una buena fuente de aprovisionamiento

 

 

 

 

 

EL MAL AMBIENTE CREADO, LOS PASQUINES Y ESCRITOS EN CONTRA Y A FAVOR DEL PERÚ Y DE D. MANUEL SALCEDO PERAMÁS

(1860 – 1865)

El mal ambiente se produjo previamente a los sucesos de Talambo como veremos producto de comentarios desencajados del Cónsul Jane, las explicaciones solicitadas por el Ministro Fabio Melgar y sobretodo la respuesta fuerte e irrespetuosa de Jane. Esto caldeó los ánimos en Lima.

Posterior a los sucesos de Talambo la corona española nombró a Mensi para que en su representación investigase los hechos ocurridos en Talambo, para luego de su visita aparezcan en Lima sendos pasquines tergiversando todo lo ocurrido en la Hacienda.

Veamos como sucedió todo esto.

Después de la victoria de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824 y la retirada de las fuerzas españolas del Perú, la consolidación de nuestra independencia no fue fácil, continuas luchas internas entre presidente militares caudillos que sucedieron a la partida de Simón Bolívar dejando nuestra patria desorganizada.

En 1826 asumió el general La Mar, quien fue derrocado por Gamarra y De la Fuente en luchas entre Bolivaristas y peruanos como relata Pedro de Novo y Colson en su libro Historia de la guerra de España en el Pacífico.

Luego sucedió Bermúdez y Luis José de Orbegoso, quien también fue derrocado por Salaverry.

Aprovechando el caos interno Andrés de Santa Cruz asumió el mando y formó la Confederación Perú Boliviana

Luego de otros tantos años de lucha entre Torrico, Vidal, La Fuente, asume Ramón Castilla, quien en algún momento de su vida combatió de Capitán al lado de los españoles para después pasar al ejército Libertador. En 1845 Castilla fue electo Presidente Constitucional del Perú siendo un buen gobernante y consiguió el aprecio de peruanos y españoles.

El Perú y sobre todo Lima estaba muy poblado de españoles naturales, así como de hijos de españoles nacidos en Perú conformando una colonia importante puesto que controlaban muchos negocios y se constituían en promotores de la economía local.

Pese a que España no había reconocido nuestra independencia, y el sentimiento con la corona era distinto al que se tenía con los españoles en Perú, ellos no nos reconocían como país independiente y soberano, y nosotros con España mostrábamos cierta indiferencia y las relaciones solo eran comerciales  la convivencia con ellos era pacífica, cordial y en términos generales muy normal, las luchas entre caudillos se siguieron produciendo al margen de las nacionalidades peruana o española, quienes como en todo ambiente de normalidad hacían partido por alguno u otro bando de las contiendas políticas.

Como relata Pedro Novo y Colsón, nunca se conoció vejación o des criminación alguna por su nacionalidad, sus bienes e intereses tenían el mismo trato que el de los peruanos. Y tal es la unión de ambos pueblos que a diferencia de los Anglo-sajones que al colonizar Norteamérica, nunca se produjo mestizaje alguno e incluso en Chile y Argentina el mestizaje fue muy tenue, sin embargo en el Virreinato del Perú el mestizaje fue muy fuerte de allí la cantidad de criollos y mestizos

Es posible que todo haya partido desde  el impedimento frustrado o  fallido, o desde la intención burda de anticipar hechos negativos para los vascos que viniesen a américa y el Perú, solo imaginables en las mentes de los españoles, para que se diga que “convertirían a los mil colonos en otras tantas víctimas seducidas con halagüeñas promesas”; o que  los lamentos de tantos infelices en su miseria exigiendo justicia, serían a no dudarlo, desatendidos por las autoridades de las poblaciones en donde se estableciesen

La corona española, aunque insistiendo en firma del tratado que reconociese deudas considerables y reparaciones económicas, por su parte necesitada de nuestro guano no cesaba de buscar formas de acercarse al Perú para obtener guano para su agricultura, de hecho, recibió algunos cargamentos en 1958 enviados por Vivanco, quien mostró acercamientos también con España mientras en Perú se temía por las islas Chincha, centro productor del guano objetivo de los españoles.

En Madrid la prensa también puso lo suyo al “dedicar largos artículos primero para prevenirlo, después para lamentarlo. No faltaron entonces quienes recordasen la suerte desgraciada que les había cabido a emigrantes españoles tanto en Venezuela como en la república Oriental y que con mayor razón debía esperarse del Perú”.

No faltó tampoco quien mencionase ciertos hechos de increíble indignidad perpetrados por altísimas autoridades del Perú, contra la casa española Jone y compañía, establecida en Guayaquil; todo lo cual despertó en la Península proféticas desventuras para los colonos vascongados

El Cónsul de España en el Perú D. José de Jane en la misma nave que había llevado a los vascos el Cónsul Jane envió una misiva extemporánea, al Gobierno español y a la Diputación de Vizcaya solo causante de más alarma puesto que los vascos ya estaban llegando a Talambo. En Lima fue publicada por la Revista de Lima causando desosiego en la población por lo que el Ministro peruano de Negocios extranjeros le pidió explicaciones.

El avisó tardíamente de la traída de vascos, asunto mal recibido por las autoridades españolas  por considerar desastrosa la gestión de su cónsul al no hacer lo necesario, pidiéndole explicaciones y  respondiendo este en forma que enardeció más a los españoles:  “Respecto a los vascongados, se comprende que fueran fácilmente arrastrados por los emisarios del Perú, pues conocían a este país descrito por sus abuelos, como inagotable fuente de riqueza y abundancia; y más aún por la presencia de algunos indianos que saliendo pobres de Vizcaya, regresaron opulentos”, creando mayor malestar entre los españoles limeños que encontraron en estas palabras casi una afrenta.

Luego D. José de Jane, enviaría una carta al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, señor Melgar, creando aún mayor euforia negativa en los españoles. (b)

(b) He aquí las comunicaciones de referencia:

LIMA AGOSTO 25 DE 1860. —Señor Cónsul de España.

—El Gobierno del Perú ha leído con sorpresa y sentimiento en el periódico Revista de Lima

el párrafo de un oficio que dirigió V. á la Diputación General de Vizcaya y al Ministerio de Relaciones Extranjeras de S. M. C., a consecuencia de la inmigración vascongada que promovía en España D. Ramón Azcárate y que ha llegado en efecto a las costas del Perú.—En ese párrafo dice V. «debo prevenir á V. E. que cuantos se dejen seducir por halagüeñas promesas, serán otras tantas víctimas sacrificadas a la ambición personal, pues puede asegurarse que estas y las contratas bajo las cuales pudieran comprometerse, serian desatendidas aquí (Lima) y sufrirían la misma y aun peor suerte que las inmigraciones tanto inglesa y alemana como asiática que anteriormente se han introducido al Perú.—No puede V. desconocer que este oficio impreso y repartido con profusión en todos los pueblos de España, ha debido producir un concepto desfavorable a la República, y que al convertirse en su promotor, debe tener datos e informes muy seguros para lanzar tan inmerecida acusación. Por este motivo pido a V. que se sirva darme las explicaciones que mi Gobierno tiene derecho de exigir, para adoptar en seguida las medidas que juzgue convenientes. —Dios guarde etc. —

                                                                                   José Fabio Melgar

Jane no se dejó amilanar y respondió justificando su conducta y cada palabra:

 

LIMA 4 DE SETIEMBRE DE 1860. —

Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. D. José Fabio Melgar.

He recibido la nota de V. E. de 25del próximo pasado en que me pide explicaciones sobre el párrafo de un oficio que dirigí a la Diputación General de Vizcaya, a consecuencia de la inmigración vascongada que se promovía en España por D. Ramón Azcárate y que concibe V. E. ha debido producir un concepto desfavorable a esta República. Ese párrafo que V. E. cita, está concebido en estos términos. «Debo prevenir á V. E. que cuantos se dejen seducir por halagüeñas promesas serán otras tantas víctimas sacrificadas a la ambición personal, pues puede asegurarse que estas y las contratas bajo las cuales pudieran comprometerse, serían desatendidas aquí y sufrirían la misma y aun peor suerte que las inmigraciones tanto inglesa, alemana como asiática que anteriormente se han introducido en esta República.—Tratándose de una emigración que se promovía en España por empresa particular, para establecerse en esta República, de donde yo oficia de duda que la frase aludida se refiere a las personas que la emprendían como una especulación privada y que al llegar al Perú desatenderían sus contratas para reportar mayores utilidades, como había sucedido en las inmigraciones inglesa, alemana y asiática.—La razón que yo tuve para expresarme en estos términos, fue el mal éxito que habían tenido las enunciadas inmigraciones, con notable perjuicio de los colonos que se dejaron seducir por sus promovedores. A más de la notoriedad de estos hechos tenían para mí la garantía de la opinión del mismo Gabinete de V. E., y para ello, me permito copiar la siguiente frase de la Memoria que dirigió al Congreso de 1858 el Sr. Ministro de Gobierno concebida en estos términos.—Como el mal éxito de las primeras expediciones de inmigrantes que vinieron al Perú, dio motivo a que se le desacreditase presentándole ante las naciones europeas como incapaz de esta mejora, Schütz tuvo algunos inconvenientes para reunir en Alemania la primera colonia».—Llamo también la consideración de V. E. sobre el modo como Schütz cumplió sus compromisos con esa inmigración, y que consta en el siguiente párrafo de la mencionada Memoria del Sr. Ministro de Gobierno.—«Cuando los colonos estaban en Acobamba el Prefecto de Junín ofició en 4 de Setiembre al Ministerio, dando cuenta de que habían empezado a dispersarse, y acompañó un sumario que mandó levantar para que el Gobierno se instruyese de esta dispersión. Por este sumario consta que Schütz había desatendido a los colonos, negándoles sus cuidados y escaseándoles los recursos que el Gobierno puso a su disposición para mantenerlos: que había obligado a muchos de ellos a trabajar en las haciendas de D. Ceferino de la Puente; y finalmente que por el descuido de sus deberes porque los colonos se veían privados de los auxilios necesarios para su subsistencia y comodidad, estaban disgustados y en el mayor desorden.—La conducta observada por los que han especulado en la inmigración de asiáticos se halla consignada en el siguiente período de la Memoria del Sr. Ministro.—«Considerando el Gobierno que la introducción de colonos asiáticos no conviene al país por ser una raza degradada, y que el modo como se practicaba producía para los colonos efectos casi iguales a los del tráfico de esclavos, puesto que quedaban obligados forzosamente a prestar por largo y determinado tiempo sus servicios personales a individuos con quienes no habían contratado, sin participar del lucro de esta especulación, que cedía todo en provecho de los empresarios, creyó de su deber prohibir este comercio, que ultrajaba a la humanidad, causaba la muerte de gran número de hombres, por el mal tratamiento que recibían durante la navegación, y ocasionaba catástrofes que debían evitarse.—He aquí los datos e informes muy seguros que tuve para asentar en mi nota a la Diputación General de Vizcaya, que las personas que se dejasen seducir por halagüeñas promesas, serían otras tantas víctimas sacrificadas a la ambición de los especuladores en la inmigración, quienes a su llegada al Perú, desatenderían sus contratas, y sufrirían la misma suerte que las inmigraciones tanto inglesa y alemana como asiática que anteriormente se han introducido en esta República.—No concibo cómo puede considerarse que el sentido de mi nota produzca un concepto desfavorable a esta República, que ciertamente no es responsable de los abusos que se han cometido, y se cometan en adelante, por las empresas particulares de inmigración.—He estado muy distante de herir la susceptibilidad de esta Nación, y ni por un momento he pensado en ofenderla al emitir un concepto que se halla en armonía con los hechos referidos por el órgano del Gobierno en un documento oficial.—Creo haber cumplido con mi deber respecto a mi patria, y dado las explicaciones que V.E. me ha pedido para que adopte las medidas que juzgue convenientes.—Dios guarde á V. E.—

                                                                                                          José de Jane

 

Se aseveraba también que en los territorios bajo el dominio de la Corona existe un Representante o Cónsul, pero en el Perú, a quién podrían dirigirse los inmigrantes españoles.? Tanto fue la exageración previa a toda inmigración que hasta un periódico de la Corte escribió esto “Advertidos esos desgraciados que se han puesto a merced del contratista, de la suerte que allí les aguarda y de que, según el Comercio de Lima, los negros hacen aprestos con objeto de comprar blancos españoles para emplearlos en los más penosos servicios

Como se puede ver la fantasía de los españoles escapaba a todo tipo de novela o fábula para crear por anticipado un mal ambiente de relaciones entre la España y el Perú, e intencionadamente o no allanar la llegada de la armada española disfrazada de expedición científica que ya pisaba mares peruanos en busca de crear ambiente propicio para recobrar la antigua Colonia del Perú, su más rico botín perdidos en Junín y Ayacucho, ambientes propicios mediante las visitas a las autoridades de los diferentes países que alguna vez dependieron de la corona española y que en esos momentos de libertad, aún con gran  presencia de población española, que veía con muy buenos ojos esta visita.

 Excelente maniobra la de los españoles, pero lo que no sabían los peninsulares es que en tierras peruanas también existía el honor, la gloria y la bravía para defendernos de las mentiras inventadas sobre Talambo y de sus cañones descargados sobre el Callao cuando posteriormente meses después fuimos atacados para recobrarnos como Colonia.

Antes de los sucesos el 22 de noviembre de 1859 en el diario oficial del Perú se publicó un decreto Presidencial del Gran Mariscal Ramón Castilla y Marquesado presidente Constitucional del Perú desde 1845 en un segundo período, que autorizaba a D. Máximo Navarro para que introdujera al Perú mil colonos de los diez mil que ofrecía.

La intención de Navarro era traer de Canarias y Baleares mil colonos sanos y robustos de edad de 16 a 40 años en grupos de entre 300 a 500 hombre cada una, capacidad de las naves. Estos llegarían al Callao donde se someterían a exámenes médicos para luego ser puestos a subasta su contrata por los agricultores y demás personas que requerían sus servicios. El gobierno abonaría a Navarro 30 pesos por trabajador conforme a la ley del 18 de noviembre de 1849. Publicación rubricada por S.E. el Vicepresidente Miguel del Carpio y Melgar.

Miguel del Carpio y Melgar fue presidente del Consejo de Ministros y ministro de Gobierno, Culto y Obras Públicas (1859-1860). Ejerció interinamente el ministerio de Relaciones Exteriores, reemplazando al canciller José Fabio Melgar, tío suyo (de 15 de septiembre de 1859 a 9 de junio de 1860) Fabio Melgar hermano del poeta Mariano Melgar.

Como podemos ver el Perú una nación joven necesitaba fuerza laboral masculina para hacer funcionar su actividad económica ante la no muy alta población existente y el indígena diezmado durante la colonia y virreinato, en donde fue abusado en los trabajos en la minería y otros. Este era un proyecto viable autorizado por el gobierno, no así la pretensión del enganchador Ramón Azcárate.

Aún con toda esta formalidad el Sr. Jane cónsul de España en Lima adelantaba y advertía que Navarro no iba a cumplir su promesa y que los colonos serian convertidos en otras tantas víctimas seducidas por halagüeñas promesas. En estos momentos es cuando Jane recién avisa a la corona española y a la diputación de Vizcaya y no avisa a las autoridades de Guipúzcoa de la partida del enganchador Ramón Azcarate a donde se dirigía este para la traída de los braceros.

Llama la atención que Ramón Azcárate fue más diligente que Jane y realizó la convocatoria pública en Bergara y alrededores llamando a engancharse para ir al Perú.

Llama la atención pues la displicencia de Jane de no protestar ante Ramón Castilla por la partida de Azcarate para en forma concreta impedir la partida de los vascos o impedir el desembarco en Callao, más aún como también sabemos la partida fue en forma irregular pues no lo hicieron desde el puerto de Getaria en el país vasco sino desde el puerto francés de Burdeos.

A fines de enero las autoridades vascas habiendo sido fiadores para las contratas eleva el aviso al gobierno español trasladando entera responsabilidad a las familias vascas inscritas, y más aún adelanta no ser responsables del trato que reciban en el viaje ni tampoco supervisarían las condiciones. Así describe Pedro Novo y Corso en su libro Historia de la Guerra del Pacifico.

Hasta principios de abril, es decir dos meses después de recibir las cortes españolas el aviso de Guipúzcoa, el Ministerio de Estado no hizo nada por impedir ni investigar si Azcárate había cumplido las formas. Cuando estos avisan al Cónsul de Bayona, luego al de Burdeos, el Asien la nave ya había partido del puerto con 95 hombres, 49 mujeres, y 125 niños de ambos sexos.

A fines de Julio arribó al Callao la nave Asien con los 260 vascos y de inmediato se embarcaron para el puerto de Pacasmayo distante 30 km de la hacienda Talambo

Esto era acaso lo que necesitaba Manuel Salcedo para cultivar algodón, 125 niños, 49 mujeres y solo 95 hombres y entre ellos médico, cura, carpintero, etc. Esto más parece una trama entre Ramón Azcárate, Fano, Sorazu y las autoridades vascas para estafar a Salcedo, para intentar hacerse de buena cantidad de productivas tierras para toda esta gente humilde y pobres y el mayor provecho por supuesto para Azcárate y sus amigos.

 

Respuestas muy desafiantes las de Jane, la que a todas luces sin que necesariamente sean ciertas, el enrostraba al gobierno peruano de malas prácticas con las poblaciones que habían emigrado al Perú, y que bien sabemos todas promovidas por el estado peruano y ejecutadas por algunos privados que veían un negocio traficar con seres humanos para ponerlos a disposición de empresarios.

El caso de Talambo si bien es una inmigración también, difiere en varios puntos y mantiene similitud en otros.

El entusiasmo por ir a américa era un sentimiento calado hondamente en el pueblo vasco, ya que como describe Pedro de Novo, “los vascos conocían al Perú por lo descrito por sus abuelos como inagotable fuente de riquezas y abundancia; y más aún por la presencia de algunos indianos que saliendo pobres de Vizcaya regresaron opulentos.

La contrata para Talambo fue a todas vistas irregular, y lo dice el hecho de que Ramón Azcárate aceleró la recluta ante la llegada de los documentos que advertían no de lo que pase en Talambo, sino de los comentarios negacioncitas de Jane acerca de la inmigración de cualquier nacionalidad con el único fin de ir preparando un mal ambiente en el Perú coincidentemente con el viaje de la Escuadra española hacia aguas de sus antiguas colonias en américa.

La contrata de Talambo en la intención de Salcedo fue muy lejana a todos los otros acontecimientos que se relatan, El necesitaba trabajadores para el cultivo del algodón, él no va a ninguna subasta, el esperaba que los vascos vinieran cómodos en el viaje como así fue, y hasta partos de alguna mujer se produjo en la travesía y de la mujer del mismo Azcárate también, Salcedo esperaba que se cumpliesen todos los protocolos de salubridad al llegar al Callao. A Manuel Salcedo le proponen hacer una inmigración directa para Talambo, la que la gestiona Ramón Azcárate por intermedio y junto a sus amigos Fano y Sorazu, a sus contactos en Guipúzcoa, todo para Salcedo dentro de lo correcto que esperaba.

Salcedo los espera en Pacasmayo con carretas, mulares y caballos para el traslado cómodo a la hacienda, y por último se narra una buena convivencia durante los primeros tres o cuatro años, y hasta sorprendente ver a Fano como administrador de la hacienda Talambo y a Sorazu, administrador del molino.

Recomiendo leer los hechos ocurridos en Talambo, para luego volver a leer el Nombramiento de Mensi

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Nombramiento de Mensi para investigar en Talambo.

Así comenta el autor de Historia de la guerra en el Pacífico, la intervención de Mensi:

Por todo esto los españoles limeños y la Junta de Benéfica española de Lima nombró su delegado a C.  Robustiano Mansi para que fuera a Talambo a recabar información, a la que fuera acompañado por Garrués, del que ya sabemos la calidad de persona que era y la animadversión hacia Salcedo.

A su llegada a Talambo fue recibido por Salcedo quién lo alojó en la casa Hacienda, detallando así Robustiano Mensi sobre su visita:

Presentado que fui al señor Salcedo por el Sr. Garrués, me preguntó quién era, yo le contesté que era un comisionado por los españoles de Lima, para visitar a nuestros infortunados compatriotas, ofrecerles un socorro pecuniario si lo necesitaban, consolarlos y hacerles presente: que si bien estábamos distantes de ellos estábamos pendiente de  ellos; que al mismo tiempo se me había recomendado inquirir la verdad sobre el horrible atentado acontecido el 4 en su hacienda y denunciado al país de un modo uniforme, pero sobre el cual nacionales y extraños tenían en suspenso su juicio, a causa de la gravedad de los detalles; que por lo tanto desearía oír de sus propios labios cuáles fueron las causas que motivaron semejante sacrificio humano, y si era posible razones convincentes que justificaran a su autor.

A esta explicación me corresponde con la mayor suavidad de expresión, asegurándome que en cuanto a nuestros compatriotas, de nada carecían y que en su casa se les asistía con la mayor escrupulosidad, y que además de dos médicos y botica , tenían todo el dinero que necesitaban; que su interés era velar por las necesidades de sus más caros amigos y consocios, a quienes amaba entrañablemente; que tocante a los pormenores del acontecimiento que con tanta razón había preocupado los ánimos de todos los que de él tuvieron conocimiento, estaba pronto a instruirme de ellos, e invitándome a tomar asiento, comienza así:

Que en la mañana del 4, habiendo salido a caballo en compañía de su amigo Rázuri estando los colonos como de costumbre en sus trabajos, habían pasado por un lugar en que se hallaba Miner trabajando en la reparación de una acequia; que al verle éste, se le acercó diciéndole que deseaba hablar con él; que a esta indicación le contestó que con él nada tenía que hablar, y que se entendiera con los Sres. Fano y Sorazu, españoles; que Miner, no conformándose, le repuso bastante acalorado que ya los había visto y hablado una y varias veces, pero que su contestación era que nada podían hacer; que entre tanto a él y a sus compañeros se les causaba perjuicio, y que sobre todo no se les cumplía sus contratas; que en vista de este lenguaje, le dijo que era un atrevido; que Miner repuso que más era él; y que, por último, afectado por el tratamiento de Miner y la amenaza de que le haría saber quién era y con quién se las había, que regresó a su casa, y habiendo encontrado al pie de la escalera a su mayordomo de campo, le previno que vigilara á Miner y que procurase arrestarlo, pues que le había amenazado; que después de haber impartido esta orden, él se había ido con su amigo Rázuri en otra dirección; que cuando regresó le sorprendió saber los desastres ocurridos en su ausencia, y que habiendo increpado al mayordomo para informarse, le dijo éste que se había visto obligado buscar gente para arrestar a Miner, pues que habiéndose reunido en motín los españoles, se habían resistido a entregarlo, y que entonces fue cuando a los hombres auxiliares se les escaparon los tiros que hirieron a varios y dieron muerte a uno; pero que todas estas desgracias fueron causadas sin intención”.

Esta es su historia y al concluir me pregunta: — ¿Qué es lo que hubiera V. hecho en igualdad de circunstancias? Mi respuesta no se hizo aguardar. —Lo que hubiera hecho un hombre acostumbrado a la amabilidad, luego me acompaña hasta dejarme en la puerta de la habitación en que estaban. Entré, pues, a saludarlos, pero he hablado muy poco con ellos, porque siendo precisamente aquel día en el que se ocupaba la justicia en formar la instrucción sobre todo lo que en la hacienda había ocurrido, no era posible que yo promoviera con ellos una conversación en forma que fuese interrumpida y aun sorprendida por alguno que tuviera interés en ello: así es que habiéndoles hecho presente mi misión, he aplazado para dos o tres días después otra entrevista, en la que pudiéramos hablar con toda la libertad y seguridad que necesitábamos.

Los señores Fano y Sorazu, que eran los que allí estaban acompañados de su amigo Garay, me han dado las gracias por mi visita y ofrecimientos, y me han encarecido que cuando escribiera a Lima las hiciese extensivas a todos sus compatricios, por la simpatía e interés que mostraban por su desgracia, manifestación que no olvidarían jamás, y prometiéndome que me facilitarían las notas que yo les había pedido por misiva particular la noche de mi arribo a Pacasmayo, que había puesto en sus manos Garay anteriormente a nuestra vista, así como de la verdad del Sr. Salcedo en cuanto a la buena asistencia desde el día 4; me despedí de ellos.

Al salir, viene a mi encuentro Salcedo como un hombre que estaba cansado de esperar, y me dice con interés: — ¿Qué tal? ¿Se ha convencido V. del buen trato que aquí les doy? —Sí señor, les contesté, y aun veo con satisfacción que es muy cierto todo lo que V. me ha dicho en cuanto a este particular, y siendo justo por carácter, vuelvo a dar a V. las gracias por mí y a nombre de todos mis compatriotas en Lima, a quienes lo participaré. —¿Y sobre los acontecimientos, nada le han dicho a V.? ¿

¿Nada han hablado ustedes? —No, señor, le dije, no era esta visita para que yo me ocupara de otra cosa que, de hacerles conocer el interés de sus compatriotas por su situación, y asegurarles que podían vivir tranquilos en cuanto a que se administraría justicia, y justicia a secas, al autor de sus desgracias, pues que cada uno de los españoles y todos juntos, se habían propuesto perseguirle, para hacer que se le aplicara el rigor de la ley, bien fuese rico o pobre.

En seguida he visto á Miner, que le tenían con centinela de vista, y bajo la influencia de una fuerte calentura; no me pareció prudente hablarle. En cuanto a Arteaga, no lo he visto porque no estaba en la casa de la hacienda; pero he sabido que, habiéndole hecho la operación del cartílago de la nariz y logrado contener la hemorragia que le había puesto en peligro, se hallaba ya convaleciente.

Evacuada en su mayor parte la misión que he llevado a Talambo, me he despedido del Sr. Salcedo, consignando de paso que todo lo que he hablado con él fue á muy corta distancia del lugar en que se han sentado Garrués y demás paisanos que habían ido con nosotros; si bien es verdad que ellos se colocaron en el corredor, pero en situación que se podía oír muy bien todo lo que allí pasó

En este viaje de C.  Robustiano Mansi pasó también por Guadalupe, donde se reunieron en una noche de tragos con Garrués y otros españoles.

A su regreso a Lima acuerdan imprimir tanto en Lima como España una serie de pasquines difamatorios desvirtuando los acontecimientos en la ex colonia inicialmente y luego sobre La cuestión de la Hacienda Talambo en Chepén, sin considerar nada de lo afirmado por Salcedo y en toda la conversación que ambos mantuvieron ese día y que tomó nota muy bien Mensi.

Documentos difamatorios después del suceso de Talambo, posteriores a la investigación de Mensi

Primer documento difamatorio: “Últimos asesinatos en el Perú”, anónimo.

Uno de ellos en Madrid intitulado “Últimos asesinatos en el Perú” cuyo autor fue rubricado por F.E.M. (Federación española de montañismo) prácticamente anónimo.

Por citar, otros dos en Lima uno el 24 de Diciembre de 1863 titulado  “La Inmigración Vascongada”  firmado por  Julián Fano y Juan Ignacio Sorazú, de gran difusión puesto que sus autores guipuzcoanos, con intereses en la Expediciones  Vascongadas y posteriormente como veremos encabezadores y promotores del Incidente mismo, y que por su cercanía a la Hacienda y participación como responsables de los hechos ocurridos  desvirtuaron todo, haciendo ver como una situación de irregularidad por parte de Manuel Salcedo Peramás, en cuanto los trabajadores chepenanos y pueblo de Chepén  que acudieron en defensa del hacendado, a tanto llegó el cinismo de estos españoles que no tuvieron el cuidado ni reparo necesario ya que  se les veía por las calles de Lima a los pocos días del incidente, sin ningún signo de violencia ni magulladuras, menos heridos, como contaban en sus relatos.

(R)   Historia de la guerra de España en el Pacífico – Pedro de Novo y Colson, Imprenta de Fortanet, Madrid – 1883 – Pág.60.

 

Segundo documento difamatorio: Pasquín de Rázuri, Fano, Sorazu, Garrués.

Casimiro Rázuri sería el autor del  pasquín, firmado y difundido por Fano y Sorazú, el habría sido el consejero de la contrata Vascongada, el habría recibido a Mansi en Pacasmayo y acompañado a Talambo, Chepén y Lurifico, el habría protestado con Mansi en un bacanal en Guadalupe  en casa del español Ros, luego de la visita de Mansi a Talambo  en donde en el choque de copas arrancaron una declaración del joven  Ignacio Ugarte quien recibía los vapores en Pacasmayo para embarcar las producciones de arroz y algodón de la hacienda, este les contó que el español  llamado Francisco Garrués  era amigo de la reconquista del Perú por parte de España y animaba la causa.

Resulta que el año pasado 1861 se le ejecuta a Garrués por una deuda de 21,659 pesos a Don Manuel Salcedo Peramás quien junto a Diego Gonzales emprendieron un negocio de chinos, avalándolos el Sr. Manuel Salcedo e hipotecando una bodega de almacenaje de sus importaciones para la hacienda en Pacasmayo.

Este Sr. Garrués, antes de ejecutar la hipoteca vendió maquinaria y otros enseres perjudicando a Salcedo en varios miles de soles.

Salcedo aun así sin mucho conocimiento de cómo hacía las cosas Garrués siguió ayudándolo y lo nombró su agente en Pacasmayo, sin saber que ya era su enemigo gratuito y había participado de la redacción de la carta de los vascos contra Salcedo.

En dicha carta se decía “Hace días que el dueño de la hacienda el infame Sr. Manuel Salcedo atormentaba a los pobres Vascongados por quitarle las partes de terrenos que a cada uno se les dio, según convenio o contrato, Infame Salcedo (Convenio que nunca existió, solo puede haber sido ofrecimientos desmedidos de Azcarate en Bergara, España para convencerlos de su venida a Talambo).

Sin saberlo Salcedo le pagaba a Garrués que llego a tener en su cuenta 30,000 pesos, siendo una persona asalariada, sin otros recursos que su sueldo por el trabajo que le daba Salcedo y la Hacienda Talambo.

 

Tercer documento difamatorio: Memorándum de Eusebio Salazar y Mazarredo

El tercer documento es un Memorándum que se repartió al cuerpo diplomático de Lima firmado por Eusebio Salazar y Mazarredo. Así mal informaban en España, Perú y a todo el continente a través de sus representantes en Lima.

Mansi en su exposición, Garrués en su carta, Fano y Sorazu en sus pasquines no hicieron más que con supuestos de su imaginación pretender destrozar públicamente a D. Manuel Salcedo, hombre generoso hasta la saciedad con Fano y Sorazú, pero al parecer tras de esa pasividad inicial mostraron la intención de hacerse de tierras en el Perú, para tener un bienestar futuro.

Pero todo no era negativo para el Perú, y Salcedo, luego de los hechos sucedidos en Talambo, y posterior a la declaración que les tomó el sub prefecto de la provincia a los vascos residentes en Talambo y seguidores de Fano, Sorazú, Ormazábal y Miner el día de los incidentes, en el siguiente mes de enero presentaron un Documento, en verdadera señal de protesta que a la letra decía lo siguiente:

Los que suscriben, españoles actualmente residentes en Talambo, por su espontánea voluntad declaran ante el juicio público.

1° Que en los tres años que, como colonos dedicados a la agricultura, permanecemos en dicho fundo, jamás se nos ha tratado con aspereza, acritud, ni hostilizado de modo alguno.

2° Que sus reclamaciones arregladas a la contrata que en mayor número firmamos en 1860 como cabezas de familias las ha practicado siempre (Salcedo), convenciéndonos con amabilidad de la utilidad de su exactitud, la que él por su parte ha observado.

3° Que, por tales precedentes, y en vista de los acontecimientos del 4 de agosto que hemos palpado, no podemos en nuestra natural franqueza dejar de repugnar la participación que en ellos se quiere imputar al señor Salcedo y de confesar que han sido independientes de su orden y de su voluntad, y sin que haya estado en su mano poderlos evitar como antes de ahora lo manifestado por el periódico Estrella del norte.

4° Que satisfechos y convencidos del leal proceder del señor Salcedo, hemos preferido a siniestras sujeciones, permanecer esperándolo, todo de nuestros afanes y trabajos; y

5° Que, si bien deploramos los lamentables y desgraciados sucesos que tuvieron lugar en esta hacienda, llevados también de un sentimiento de justicia y de gratitud, lícito nos parece hacer esta pública manifestación, en merecida ovación al señor Salcedo, contra los diversos artículos que en su desdoro se han publicado hasta el 23 del presente mes en el Mercurio de Lima. Talambo 2 de enero de 1864. Juan Judes – Atanasio Guisasola – Juan José Ormachea.

Se tomaron también declaraciones a otros testigos, y en términos generales, lo que se escuchaba repetidamente era: El hacendado no tubo parte en los acontecimientos del día cuatro; y no podía tenerla, porque siempre y constantemente ha sido un verdadero padre para los colonos vascos, porque jamás hizo otra cosa que contemplarles y darles pruebas de aprecio y consideración, porque siempre puso a sus órdenes todos los elementos necesarios para formarles un porvenir, porque sería ingratitud marcada desconocer tan filantrópicos procedimientos.

Como puede verse el odio manifiesto por Mansi, queda muy debilitado por las declaraciones de la mayoría de vascos beneficiados en Talambo, cuyos dichos los ratificaron en el primer proceso sentenciado el 15 de junio de 1864.

Es cierto que muchos vascos después de actuar y mentir de manera despiadada, terminan versando lo que creemos una verdad, que Salcedo era indiscutiblemente un hombre que los recibió en Talambo, y les permitió instalarse, iniciar un futuro que no lo tenían en España, ambos, Salcedo y los vascos sacar provecho de esa coyuntura que se estaba dando hasta que por culpa de dos o tres que encendieron la mecha del odio, del rencor y de la ambición, se condujo a hechos desagradables que mancharon lo que pudo ser un pequeño País Vasco dentro de tierras chepenanas.  

 

 

 

 

 

 

REVISAR EL ENGANCHADOR

 

El enganchador o Contratista: Ramón Azcárate (1809-1887)

Ramón Azcárate es el “enganchador”. Una figura muy criticada por llevarse una comisión por cada colono que contrataba, pero peor después por seguir en una contrata desautorizada por las autoridades del Perú por considerarla riesgosa.

Es poco comprensible que este señor habiendo sido un oficial de la armada peruana y ostentado cargos públicos haya incursionado en una gestión no autorizada por el gobierno y la concretó.

Un personaje muy mal visto por las autoridades del país. En muchos textos aparece como natural de Gipuzkoa, pero Azcárate era peruano de nacimiento. “Del pueblo de Lima y de la diócesis de Lima” despectivamente se referían así los documentos acerca de Lima, la capital de un Virreinato, tildándolo como pueblo, rezan los archivos del Fondo del Real Seminario de Bergara en donde estudió.

De niño se trasladó con su familia a España, y estudió en el Colegio de Nobles de Bergara.

 Seguramente, su familia procedía de la propia Bergara.

Lo que anteriormente había sido el Real Seminario era desde 1823 el Real Seminario de Nobles y aunque, según dicen todos los textos, había perdido el brillo ilustrado antiguo, todavía mantenía su pedigree, al menos al otro lado del charco. En este centro estudió buena parte de la oficialidad de la Marina del Perú y también alguno de los hijos del dueño de Talambo.

 En Bergara nos encontramos con estudiantes de Caracas, Lima, Trujillo..., además de otros lugares de España.

En las listas del año 1823, esto es cuando Azcárate contaba con 14 años, ya se halla matriculado en el Colegio de Bergara.

Allá va a permanecer hasta 1828. Es decir, permanece mínimamente en Bergara cinco años, desde los 14 hasta los 19 años.

En esos cinco años va a cursar estudios de Gramática Latina, Humanidades, Dibujo, Historia, Filosofía Moral, Geografía Física y Política,

Archivo Municipal de Bergara, Caja 004-04.

La Enciclopedia Ilustrada del Perú en su primer tomo asegura que cursó estudios en el “Instituto Náutico de Bergara”, pp. 225-226.

En concreto, los contralmirantes Ignacio Mariátegui y Eugenio Cortés, el capitán de navío Juan Noel, el capitán de fragata Antonio Valle Riestra o el primer piloto Pedro José Faura.

Gran parte de esta información está extraída del libro.

PASTOR, Alberto Enrique:

El capitán de navío Ramón Azcárate.

Ediciones CEHG. Lima. 1963.

En su primera Memoria, la del acto de clausura de 1842, hizo una apología de la “educación moral”, basándose en Rousseau. Se ve que su estancia en Bergara fue provechosa. Quizás, es una hipótesis, acá conoció al hacendado Salcedo a través de sus hijos, a los que a través de Azcárate aquel envió a cursar estudios a Bergara. Se supone que al Instituto de segunda enseñanza creado en la villa guipuzcoana en 1845.

Tras su importante experiencia pedagógica, Azcárate prosiguió su carrera militar y política. Con el grado de teniente 1.º, en 1848 fue ascendido a capitán de corbeta y asignado a la dotación de una nave. Entre 1845 y 1849 fue subprefecto de Jauja, formó parte del Ministerio de Guerra y también fue director del Instituto Militar en 1854. Ascendió a capitán de fragata en 1851 y de navío en 1854. Fue también elegido diputado suplente en 1853 por la provincia de Huarochirí.

En 1854 parece que apoyó al presidente, al general José Rufino Echenique, frente a la sublevación comandada por el general Castilla y su antiguo patrono de Guadalupe, el comerciante Domingo Elías. Tras el triunfo de estos últimos, fue destituido como director del Instituto Militar, y posteriormente amnistiado en 1856. A pesar de todo, fue “borrado del escalafón naval y prácticamente expulsado del cuerpo”. El 13 de octubre de 1858 se encontraba con una licencia indefinida.

Hasta ahora, la singladura del oficial de Marina y pedagogo Azcárate nos muestra la falta de estabilidad política de Perú, sus continuos levantamientos.

Domingo Elías, que fue ministro de Hacienda en el gobierno del general Castilla, se centró

en el negocio de traer inmigrantes chinos, los coolies, para el trabajo de las haciendas costeras.

LOAYZA PÉREZ, Alex: 

Azcárate tiene en el momento que entra en nuestra historia 50 años, ha conocido de todo, está casado con Teresa Ugarte y tendrá tres hijos, uno de ellos en la propia travesía de 1860.

Sus biografías ni siquiera mencionan su vuelta a España en 1859. En ese paréntesis civil, que va a durar hasta su reposición como capitán de navío en 1861, tiene lugar su relación comercial con el

hacendado Manuel Salcedo, su vuelta a Guipúzcoa y su llamamiento.

Este está firmado en Bergara el 27 de octubre de 1859.

Azcárate hace en sus primeros párrafos una declaración de fe superlativamente guipuzcoana. La invitación la hace en su nombre y en el de “su socio D. Manuel Salcedo, dueño de la hacienda de Talambo, en el Perú”. Socio para el enganche de vascos para trabajar en el cultivo del algodón en Talambo.

“Hijo de la provincia de Guipúzcoa, educado en mis primeros años en el antiguo Real Seminario de esta villa y con muchos parientes y amigos en el país, a los que profeso un cariño acendrado, he venido a él después de largos años de ausencia (...) deseo de realizar en Ultramar con hijos exclusivamente de este suelo una empresa, que mi mente acaricia hace tiempo (...) quisiera y espero hacer la felicidad de algunos naturales del país. Para ello, y aunque ofrezca algunas dificultades, he preferido, sin vacilar, como Guipuzcoano, intentar vencerlas, desechando proposiciones de extranjeros y nacionales que me han sido hechas con condiciones muy aceptables bajo el punto de vista económico; no solo, repito, porque quiero labrar la dicha de algunos centenares de Guipuzcoanos, sino porque hace mi felicidad el vivir entre ellos, aunque lejos de nuestra patria común, que llevarán consigo como yo, las tradiciones queridas de nuestros hogares, sus venerandas prácticas religiosas y sus hábitos constantes ya apreciables de moralidad, honradez, frugalidad y amor al trabajo”

Tras su amarga experiencia con los caseros, en 1861, Azcárate volvió a la Marina como capitán de navío y cobró la antigüedad desde que fue apartado en 1854, “tras larga cadena de injusticias y maltratos”. Volvió a sus cursos en la Marina. En 1875 era miembro del jurado de exámenes para la Escuela Naval y Preparatoria. También ocupó cargos políticos. Fue prefecto de Arequipa (1872-1873) y desde 1873 administrador de la aduana principal del puerto del Callao.

Trabajó también en labores benéficas: miembro de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima e inspector del Hospital de San Bartolomé. En 1886, un año antes de morir, era todavía vocal de la Junta Reformadora de la Marina de Guerra. Su acta de defunción señala que murió de enfermedad hepática y que su funeral se celebró en la parroquia del Sagrario de la Catedral. Vivía en la calle Melchormalo 149 y su obituario apareció en El Comercio, el diario de referencia de Lima.

FANO, Julián y SORAZU, Juan Ignacio:

La inmigración vascongada

El Mercurio.

Lima. 1863, pp. 8-12.

 “CON EL FIN DE LABRAR SU FORTUNA”: CASEROS GUIPUZCOANOS EN PERÚ (1860-1863)

Ramón Azcárate jugaba en dos sentidos, haciéndose pasar como español, cuando reclutaba los trabajadores en Bergara o haciendo uso de su nacionalidad peruana para ser oficial naval peruano, y autoridad civil como mencionan las crónicas.

A pesar de que los enganchadores tenían muy mala fama, nadie le reprochó nada. Sorazu, uno de los dirigentes de los caseros, se declaraba “amigo” y Fano “no solo amigo, sino su antiguo condiscípulo”. Ambos consideraron a Azcárate “un decidido protector” de los colonos guipuzcoanos.

Por otro lado, es muy comprensible que después de semejante declaración (“hijo de la provincia de Guipúzcoa”, “guipuzcoano”) muchos textos lo consideren español y no peruano.

Azcárate precisa qué y cómo era Talambo. Un lugar con clima “sano y benigno”, con temperaturas entre 24 y 12 ºC, con cultivos como el algodón, la caña, el café, el arroz, la cochinilla, el trigo, el camote (similar a la castaña) y “todas las hortalizas y legumbres de esta provincia”.

Precisaba de unas 300 personas “de ambos sexos y de todas las edades, honradas y bien constituidas que formen familias”. No solo pretendía campesinos sino también “algunos canteros, carpinteros y herreros del país”. 

Además, proponía llevar a un párroco (que se ocupara de las misas y de la enseñanza de la Doctrina), un médico-cirujano y un mayordomo “que enseñe a los niños a leer, escribir y cuentas”, que lleve las cuentas de los colonos si estos quieren, y que se ocupe de su correspondencia con amigos y familiares.

Él se encargaría de fletar el velero y cubriría los gastos de transporte y de alimentación hasta su arribada a Perú. Los campesinos llevarían sus camas y “herramientas que puedan” al barco.

Curiosas propuestas y gastos enfrentaban Azcárate si él no contaba con fortuna personal, puesto que su vida siempre fue la de un asalariado. Salcedo le había propuesto la venida de vascos, pero no con tantas gollerías como estaba ofreciendo Ramón Azcárate.

Los años de compromiso con la empresa serían ocho. A cada familia se le facilitaría “toda la extensión que pueda desear de terrenos de regadío para cultivar el algodón, pastos para sus ganados, granos y hortaliza para su consumo y edificar sus caseríos respectivos, a uso todo del país”.

Esta propuesta debe de haber sido tomada en forma unilateral por Azcárate, puesto que Salcedo pretendía la venida de trabajadores, braceros producto de una “contrata” no de colonos a los que se le entregasen tierras para desarrollar en zonas agrestes o lejanas. Talambo era una hacienda con terrenos habilitados para la agricultura, con un río que las irrigaba por lo cual Salcedo decidió comprarlas con sus recursos traídos de Lambayeque. A nadie se le podría ocurrir que esas tierras Salcedo las iba a donar a extranjeros puesto que Salcedo era un empresario, no benefactor.

Talambo era una plantación de algodón y arroz, estando Salcedo interesado en algodón más que arroz que demandaba mucha agua y ese sería el cultivo fundamental. Los obreros comenzarían construyendo sus casas, bodegas, depósitos de algodón, cercas... y luego a sembrar y a cultivar las tierras. “Y mientras trabajan sus habitaciones, corre de mi cargo el alojarlos”. Les habría ofrecido Azcárate.

Se esperaba que no hubiera cosecha en el primer año. Las dos cosechas del segundo año serían para los socios por los gastos del viaje, pero Azcárate se comprometía con la alimentación y, además, ayudaría con un peso mensual para aquellos menores de 12 años y con dos para los mayores “para su vestir y demás necesidades particulares”.

La maquinaria para despepitar y empacar el algodón se importaría desde Inglaterra.

Así narra Pedro Berriochoa Azcárate en el Boletín Bascongado del que hacemos esta referencia sobre Ramón Azcárate.

Pasados los dos primeros años, y durante los seis siguientes la cosecha de algodón se dividiría “en dos partes iguales, de las cuales la una será para ella (la familia colona) y la otra para mí con el socio señor Salcedo”.

Las otras cosechas, las que no estaban relacionadas con el algodón, serían para la alimentación colectiva de los agricultores durante los dos primeros años y después exclusivamente de la familia a que pertenezcan los terrenos en que se coja”. Esta propuesta era también de poco fiar, así no habría beneficio para el hacendado, que negocio haría así.

Los socios facilitarían en los dos primeros años el ganado y las herramientas que faltasen a los colonos, que les serían abonados en plazos sucesivos en los siguientes años.

Se estipulaba también que el 4 % de la cosecha iría a partir del 3.er año para atender por partes iguales al culto, al capellán, al médico y al mayordomo, mientras que en los dos primeros años serían los socios quienes sufragaran sus gastos.

Azcárate contaba su optimista cuento de la lechera:  dos cosechas de algodón/año, 20.000 quintales, 10.000 quintales para las familias... a razón de 166,5 quintales para cada una de las 60 familias que se formarían.

En conclusión, ello permitiría “una posición cómoda, desahogada y hasta lisonjera” a las familias.

Transcurridos los ocho años, las familias podrían permanecer a su voluntad, a razón del régimen de los últimos seis años, esto es, dividiéndose en dos la cosecha de algodón.

El contrato esgrimido por Azcárate era halagüeño para los campesinos.  Estos “no titubearon en ningún momento” y “vendieron las pobres propiedades”.

Realmente el contrato más parecía producto de una organización de Beneficencia pública que de una negociación de contrata de trabajadores. 

No existe documento alguno que respalde lo que los cronistas relatan acerca de los contratos entre Azcárate y los vascos en Bergara, y el otro contrato que se relata entre Salcedo y los vascos en Talambo. No se conoce ningún contrato, y tales contratos de haber existido el contenido es producto de la intención que quiera imprimir en la historia el cronista.

 

 

REVISAR LA CONTRATA VASCONGADA

 

 

LA CONTRATA VASCONGADA

El gobierno peruano ante la necesidad de obreros para la agricultura y demás servicios del país a manera de ensayo el Vicepresidente Carpio  firmó el documento el 22 de Noviembre de 1859 mediante el que  autorizaba  el ingreso desde España, Islas Canarias y Baleares de 1.000 trabajadores sanos y robustos por partidas de entre trescientos y quinientos hombres de los 10.000 propuestos por D. Máximo Navarro  de entre 16 y 40 años de edad, en partidas de 300 a 500 hombres, los que debería llegar por el puerto del  Callao. El Sr. Navarro recibiría 30 pesos por cada trabajador conforme a Ley del 17 de noviembre de 1849.

El proyecto desde sus inicios partió mal, las autoridades españolas al enterarse por el diario oficial El Peruano, del mencionado proyecto de Máximo Navarro, a través de su cónsul en Lima D. José de Jane, mediante carta enviada a la Diputación General de Vizcaya donde gozaba el título de padre de Provincia (a),  desaconseja al gobierno peruano, autorizar los proyectos de Navarro, debido a que se habían enterado de falsas promesas que se estaban haciendo para la contratación vascongada hacia el Perú y de otras malas experiencias con tráfico de personas.

Los que han escrito crónicas acerca del tema han tratado de tergiversar la historia, describiéndolo como “colonos” a los trabajadores, obreros contratados, traídos a Talambo para el sembrío de algodón y ese es uno de los motivos que nos animó a contar la verdadera historia.

 A todo esto, el Gobernador de Guipúzcoa, en enero de 1860 se enteraba   de las intenciones de Ramón Azcárate, por las solicitudes de varias familias guipuzcoanas de solicitar pasaportes para realizar viaje al Perú, con destino la hacienda Talambo, enterándose también que serían embarcados en Burdeos, Francia, así mismo el gobierno español llama la atención a Jane reprochando su actitud permisiva a tal intento de traer vascos al Perú.

Las autoridades españolas desconocían que todo esto estaba en camino desde hace año y medió atrás, sin que Jane les haya avisado oportunamente, sea esta tardanza, por desidia, ineficiencia del cónsul o interés en algo, que lo haya motivado a no poner en alerta a España, y a las autoridades en Bergara para que se tomen las medidas del caso y dejar sin efecto la expedición. Ramón Azcárate ya estaba en camino a España cuando corrían los primeros días de 1859, incluso me parece, antes de la autorización por parte de ambas autoridades, peruanas y españolas, en busca de obreros vascos para cultivar algodón en Talambo, puesto que recién, se autorizó el decreto presidencial de 22 de Noviembre de 1859. Ya veremos posteriormente como Azcárate tampoco previó o tampoco sabía que la población de Bergara tenía poca o nula experiencia agrícola, menos en algodón.

 

(a)Tan conocido era Ramón Azcárate y tan importante era José de Jane en Vizcaya, que la consulta es: ¿se conocerían y eran amigos entre ellos?

En tanto la ineficiente gestión de José de Jane, el referido Cónsul español, le trajo consecuencias personales puesto que cuando el gobierno español quiso intervenir en evitar la exportación de los vascos, estos ya habían partido, no quedando más que remover a Jane de su cargo de manera deshonrosa para su persona y nombrar en su reemplazo al vice cónsul D. José Merino, cuya nominación fue rechazada por el gobierno peruano por su baja investidura, nombrándose en definitiva a D. Juan Ugarte, hombre probo que por su justo actuar durante lo ocurrido en Talambo sin tomar parcialidad con sus co nacionales, si no con la justicia y  la verdad de los hechos, fue también removido por las autoridades españolas.

Ramón Azcárate, viendo que había escasez de chinos para las labores agrícolas en las haciendas y en Talambo para la siembra de algodón, propuso a Manuel Salcedo Peramás, dueño de Talambo, su proyecto de asociarse para hacer una Contrata de trabajadores Vascos Guipuzcoanos para Talambo, ya que él como Guipuzcoano tenía muchos conocidos e influencia en la zona, y que ya tenía avanzada su idea. Hoy en día sería una especie de enganchador de trabajadores o de contratas, en donde el enganchador lleva una buena utilidad por su gestión y trabajo.

A Manuel Salcedo, no le pareció mal la propuesta que significaba costearle los pasajes a todo el contingente de trabajadores, mientras que Azcárate invertía 8,000 pesos para los otros gastos, puesto que era cierto que tenía en mente en los próximos meses establecer una plantación de algodón en una superficie considerable de la Hacienda, para lo cual Salcedo como hombre planificado, buscaba tener todos los insumos a la mano, e incluso encargó al extranjero una nueva despepitadora de semilla de algodón y otros insumos necesarios para el cultivo. Todo por intermedio de la oficina de importaciones que tenía instalada en Pacasmayo.

Ramón Azcárate se embarca en el Callao en 1859 rumbo al País Vasco (España), su tierra natal, Bergara, con la finalidad de embarcar vascos sin el consentimiento explícito de José de Jane, Cónsul de España en Lima, el que se enteró luego de la petición hecha al gobierno del Perú de importar diez mil trabajadores, petición que fue aceptada por Decreto Presidencial del 22 de noviembre de 1859, solo por mil inmigrantes, como lo comentamos. También se conoció de la inmigración dicha por una publicación del diario El Peruano, a fines de diciembre de 1859.

La gestión siempre fueron con inexactitudes, puesto que Jane informó a la corona, de dichos trámites y de la partida de Ramón Azcárate para importar 300 españoles  para formar una colonia agrícola de obreros en la Hacienda Talambo del Señor Manuel Salcedo Peramás, cuya familia era muy relacionada en Lambayeque y Saña  tanto en círculos patriotas como en españoles, muy influyente en la política norteña del Perú por la posición económica que tenía.

Contaba con un Hacienda de 25,672 hectáreas de ellas 4,433 cultivables, cerca de 8,000 de bosques de talaje y 13,239 eriazas por falta de agua para riego, la realidad e intención del acuerdo entre Azcarate y  Salcedo, nunca fue de formar una colonia agrícola, si no contratar o traer trabajadores, braceros para las faenas, que era lo que  Salcedo había manifestado siempre, pero al parecer, Azcárate para facilitar su gestión hizo ofrecimientos distintos, desmesurados o vaya usted a saber de qué tipo, para entusiasmar a sus paisanos sin conocimiento de Salcedo.

Como vemos esto formaba parte del ensayo que el Vicepresidente Carpio firmó el documento el 22 de Noviembre de 1859 mediante el que autorizaba el ingreso desde España, Islas Canarias y Baleares de 1.000 trabajadores sanos y robustos por partidas de entre trescientos y quinientos hombres de los 10.000 propuestos por D. Máximo Navarro de entre 16 y 40 años de edad, en partidas de 300 a 500 hombres, los que debería llegar por el puerto del Callao. El Sr. Navarro recibiría 30 pesos por cada trabajador conforme a Ley del 17 de noviembre de 1849.

La petición ante las autoridades, pese a no verlas con muy buenos ojos como lo manifestamos, fue aceptada puesto que el nombre de Manuel Salcedo, ofrecía garantía y seriedad a la petición que realizaba Azcárate.

Azcárate como dijimos era un vasco residente en Lima, sin situación económica importante, de tal manera que para su sustento se buscaba la vida con actividades o emprendimientos como este, de traer trabajadores, que el llamó colonos, los que nunca fueron, para así facilitar la gestión ante las autoridades.

Un colono, no es un trabajador asalariado, no es un empleado de nadie, un colono es una persona con conocimientos de una actividad, pero sin capital y sin futuro, que acepta una propuesta de desarrollar (colonizar) una zona virgen de un país o lugar, recibiendo en propiedad un lote de tierras y una ayuda básica en herramientas y otros. Este colono si llega a tener éxito en su trabajo y gestión, le espera un buen futuro como propietario de esas tierras que le fueran adjudicadas, muy distintos al interés y propuesta de Salcedo.

En el Perú hemos tenido casos exitosos de colonización de extranjeros como los alemanes que trajeron a Pozuzo, Oxapampa, Villarrica. El caso de los vascos de Bergara, como vimos nunca fue colonización, fue una operación de contrata de trabajadores para la siembra de algodón en una hacienda del Perú, que era Talambo, por lo que difiere mucho con una colonización.

Así como Navarro fue desautorizado, Azcárate tampoco pudo cumplir con los requisitos para la salida de los vascos impuesta por el gobierno español, el que rápidamente envió despachos a sus provincias vascas para entorpecer el proyecto de viaje.

Finalmente, la expedición se llevó a cabo dentro de un clima enrarecido por la inquietud de las esferas gubernativas españolas, por intermedio del consulado en Lima, quienes advertían del posible fracaso, ante la experiencia vivida con anterioridad por colonos alemanes establecidas por un Sr. Shultz en Acobamba o de asiáticos traídos como esclavos. Azcárate siguió adelante.

 Azcárate, valiéndose de sus amigos Guipuzcoanos, Julián Fano y Juan Ignacio Sorazu, hizo circular una invitación nombrando al primero como Mayordomo y Administrador, asignándole el uno por ciento del ingreso de los trabajadores además de manutención, casa y otros beneficios.

En la Villa Guipuzcoana de Bergara con fecha 27 de octubre de 1859, se dio a conocer las bases del contrato redactado por Azcárate y sus amigos Fano y Sorazu

Del que se extracta que duraría 8 años, viajarían 300 vascos de ambos sexos, además de un párroco, un médico, carpinteros, herreros, canteros y artesanos, partiendo el 14 de abril de 1860, sin que las autoridades pudieran haberlo evitado, pese a que aun siendo tardío el informe de Jane, el gobernador de Guipúzcoa dio aviso rápidamente a la Corte en Febrero, o sea dos meses antes de la partida desde Burdeos, y no se hizo impedimento alguno, ni investigación pertinente para verificar si el contratista había cumplido con las formalidades correspondientes, escrituras de fianza y en general  garantías necesarias que el Ministerio del estado Español exigía. (b)

La Contrata

En poco más de dos meses se reclutaron a los llamados colonos.

La recluta tuvo dos centros neurálgicos:  Tolosa y   Azpeitia.  Azcárate tenía en la antigua capital foral a sus amigos los Fano: Francisco y Julián. En Azpeitia se radicaba otro personaje de interés: Juan Ignacio Sorazu.

Por los documentos notariales que poseemos, el enganche comenzó a fines de diciembre de 1859 y, mayormente, finalizó al cabo de dos meses.

De Azpeitia

Josefa Ignacia Bereciartua para servicios caseros

José M.ª Eguibar de 15 años, para labores agrícolas

Juan Ignacio Sorazu, soltero, de 24 años

Juan Antonio Cruz de Odriozola de 28 años

Contratada toda una familia azpeitiarra, los parientes de Juan Ignacio Sorazu:

Diego Unanue, su esposa Teresa

 Ignacia Sorazu y sus dos hijos (José Javier de 11 años y Cristina de 7).

Con ellos va también su padre político

Javier Sorazu de 72 años.

 Otra familia:

Pedro Martija, su mujer Josefa Teresa Gurruchaga y su hijo Francisco de 18 años. Les acompaña el expósito Tomás Azpeitia de 12

Manuel María Otamendi, su esposa Josefa Martina Goenaga y su hermana soltera de 17 años y huérfana, Josefa Antonia Otamendi

Familia de

José Manuel Alcorta, su esposa Agustina Egaña y sus cuatro hijos Tomás, Clara, Francisco y Domingo, “todos en edad pupilar”

 En clase de criada” a

Josefa Ignacia Bereciartua, de 29 años y soltera

La familia Arruti que acudía a Perú “a dedicarse a la agricultura”. Se trataba del cabeza de familia

José Antonio Arruti, su esposa Josefa Ignacia Ibarguren y sus hijos José Francisco de 15 años y Andrés Bibiano de 12

Juan Judez, viudo de Manuela Eizaguirre, con sus hijos Luis (17 años), Manuela Josefa

Ramona (12) y Canuto (9)

Manuel María Otamendi y su esposa Josefa  Martina  Goenaga

Josefa Antonia Otamendi, soltera, de 27 años, huérfana y que se embarcaba “en clase de criada”

Nicolás Marticorena y Manuela Galarmendi

De Oñati

Blas Iraegui de Oñati junto a su mujer Nicolasa Villar

Eustasio Errasti y su mujer Josefa Antonia Aramburu.

José Ramón Aguirre y Francisca Lizarralde

Tomás Villar.

De Tolosa

Criadas para la casa Hacienda de Manuel Salcedo

Verónica Urcola

Manuela Arrieta y 

Manuela Beretervide “mayores de edad y que por sí se gobiernan”.

Marcial Miner, un carpintero de Astigarraga de 30 años

José Vicente Azcárate

Fano y Sorazu señalan que el número de individuos que componían las familias que firmaron era de 181 que no se les menciona en esta lista

Los primeros escritos de esta parte de la historia mencionan que la contrata de vascos era de 500 trabajadores, por ese número es lo que invirtió Manuel Salcedo en los pasajes y alimentación durante el viaje, otra cosa es el número de trabajadores que haya contratado Azcárate.

Otra cosa importante es considerar la venida de familias con dos o tres miembros algunas, de tal manera que como menciona Berriochoa, el número de firmantes llegó a 181, entonces deducimos que la diferencia de 229 viajeros estaba constituida por mujeres esposas y niños. Poco probable que Salcedo haya diseñado así la empresa de traer vascos para trabajar el algodón, descartado de plano

Con desconocimiento de Salcedo, el proyecto continuó adelante y no amilanó a Azcarate y consiguió las naves para iniciar la travesía por el puerto francés de Burdeos burlando así el control español, que, de haber sabido, lo habría impedido seguramente ya que el puerto de Getaria era el solicitado inicialmente para el embarque, para cambiar a Burdeos luego de la negación de la solicitud y embarcarse en el L’Asie, barco francés contratado por Azcárate el 14 de abril de 1860. El día siguiente lo dedicaron a bajar la ría del Garona, y el 16 embarcaron el empresario D. Ramón Azcárate, su señora, el capellán, el médico y otro empleado en la nave que los condujo al Callao.

La distribución de personas embarcadas a bordo del Buque «L’Asie», con destino al Perú, según los pasaportes sellados en Bourdeos, era la siguiente:

Hombres

Desde 10 años a 16 10

Desde 17 años a 24 11

Desde 25 años a 30 25

Desde 31 años a 40 25

Desde 41 años a 50 16

Desde 51 años a 60 5

Desde 61 años a 70 2

Desde 71 años a 80 1

Total 95

Mujeres

Desde 20 años a 25 13

Desde 26 años a 30 8

Desde 31 años a 35 9

Desde 36 años a 40 7

Desde 41 años a 50 9

Desde 51 años a 60 3

Total 49

Niños de ambos sexos (desde O a 9 años):50

Tardaron 92 días en llegar al puerto del Callao y durante la travesía dieron a luz tres mujeres de la expedición.

No se respetó la norma del gobierno, que expresaba que los inmigrantes deberían de pasar por una revisión médica antes de pasar a la Prefectura del Callao y Ministerio de Fomento para el control de las personas y sus bienes.

Arribaron al Callao el 19 de Julio de 1860, en “perfecto estado de salud “ extremaunción y de inmediato sin bajar reembarcados al puerto de Pacasmayo cercano a la hacienda Talambo, con la sola ilusión de encontrar la dicha y fortuna negada hasta ese entonces en tierras peninsulares, donde a estas personas no les vislumbraba ningún futuro promisorio, muchos padecían hambre y enfermedades como en algunas zonas  de Europa, o en el mejor de los casos  bien, seguir viviendo de la pobreza que asolaba a muchas zonas europeas.

 En el fondo de las cosas, a las autoridades españolas, si les interesaba, la exportación de personas ante la pobreza en la que vivía la Europa en general

Así lo afirma el español Pedro Novo y Colsón en 1883, autor de “Historia de la guerra de España en el Pacífico”, Pág. 60

Llegaron a Pacasmayo el 28 de julio de 1860, donde Manuel Salcedo había enviado 15 carros, 75 mulas aparejadas y 50 burros, recibiéndolos Salcedo el 1 de agosto de 1860 en la hacienda, dándoles la bienvenida, e instalándolos en uno galpones usados para alojar esclavos en su momento, lugar provisorios hasta la construcción de las viviendas definitivas por parte de ellos como estaba estipulado. Por su parte al llegar los vascos retribuyeron sus palabras agradeciendo e indicando el buen trato y la buena comida recibida a lo largo del viaje.

De los 300 vascos de la travesía, unas fuentes indican que 260 continuaron desde el Callao hacia el puerto de Pacasmayo y que solo 190 llegaron a Talambo entre hombres, mujeres el resto desertó a otras haciendas de la zona, mostrando ya la poca seriedad del compromiso adquirido con su compatriota  Ramón Azcárate, transparentando la calidad de personas que eran, al no respetar su palabra empeñada, la que por su actitud, vemos pues que, dudaron de la palabra de Azcárate, o efectivamente si supieron que iban a ser trabajadores de campo, siempre tendremos esas dudas, sin que Salcedo tomara medida alguna ni les cobrara el pasaje invertido.

De los 190 que quedaron apenas 50 eran hombres de trabajo, el resto mujeres y niños, y de esos solo 50 se distinguieron por su entera disposición a trabajar con honradez, inteligencia y buena disposición a relacionarse con su nuevo patrón.

Salcedo invirtió en el negocio de contrata de vascos la suma de 60,000 pesos equivalentes a un millón doscientos mil reales españoles.

Apenas al 6° día de llegados del año de 1860, sin conocer la Hacienda, sin conocer a Manuel Salcedo, y como bien afirma García Robledo, de un carácter suave y generoso, de su integridad y su rectitud, de sus modales y conducta, quién lo creyera se abalanzaron en un escandaloso motín de los amados compatriotas de Azcárate, lo que hizo a Ramón Azcárate  separar de la hacienda a  120 entre adultos de trabajo con sus mujeres y niños, que fugaron hacia otras haciendas cercanas o simplemente a las ciudades causando ya las primera pérdida de Salcedo quién costeó los pasajes de los 300 Vascos hombres trabajadores de campo. Ya era una situación embarazosa para Salcedo, ver que se iniciaba la gestión con un abandono de un alto porcentaje de los traídos

A raíz de esta fuga, Salcedo le indico a Azcarate la redacción de un contrato con los que quedaban en Talambo y que tuviesen buena voluntad de quedarse, de lo contrario se deshiciera todo puesto que el número de trabajadores disponibles ya era muy reducido y no le interesaba seguir con la afrenta de lo sucedido hasta el momento, el número ya no justificaba ninguna contrata, ninguna gestión, ningún entusiasmo para continuar. Salcedo no sospechaba de lo que vendría más adelante con los pocos que quedaban.

Se comisionó a José Vicente Azcárate, uno de los que no fugaron y decidieron continuar, y nuevamente a Julián Fano, Juan Ignacio Sorazú, y José de la Cruz Garay que al parecer eran los únicos instruidos del grupo, que bien podían defender los intereses de los vascos, para que reúnan a sus compatriotas y les expliquen la redacción del contrato y desarrollar sus bases e invitarlos a suscribir a quienes accedan y acomoden las condiciones.

 

 

 

REVISAR LOS INICIOS EN LA HACIENDA

LOS INICIOS EN LA HACIENDA

(1860 – 1863)

Como dijimos los vascos llegaron a la Hacienda en agosto de 1860, los que durante los primeros tres años se dio dentro de un clima de entera tranquilidad sin que hubiera novedad, salvo pequeños incidentes y reclamaciones á que dieron origen lo que siempre se dice; ¡el incumplimiento de lo contratado! ¡Fácil! ¡Muy fácil (a).

Pero había un agravante, el dueño de la hacienda invirtió en la traída de 300 trabajadores para el cultivo del algodón y luego de las deserciones primero en el Callao y luego en Pacasmayo, a la hacienda llegaron solo 180, y me imagino, los que no pudieron abandonar el compromiso por tener mujeres e hijo.

Eso ya es la ruptura de cualquier contrato o acuerdo, estaba todo invalidado.   

Aquí nuevamente la situación me lleva a pensar que lo ofrecido por Ramón Azcarate en Bergara en referencia a la tenencia de tierras sin límite alguno, no fue la correcta, ni nunca Salcedo iba a permitir ni ofrecer eso, y justamente eso encendió los ánimos y malestar para llegar a la certeza de incumplimiento de contrato.

Habiendo pasado más de un año El 6 de agosto de 1862, varios no quisieron firmar y se retiraron a Lima y otros lugares sin haber trabajado ni un solo día en la Hacienda Talambo, aunque recibiendo entre 600 y 800 pesos mensuales. Pero lo cierto es que estos vascos, salían de la hacienda e iban a trabajaban en las Haciendas vecinas o se paseaban por los pueblos abandonando sus obligaciones y deberes de los compromisos contraídos.

Al poco llegar a la hacienda Salcedo nombró a Julián Fano y Juan Ignacio Sorazú como Administrador al primero, y encargado del molino al segundo, en cuanto su nivel era superior al resto de los vascongados, cargo que también tuvieron durante la travesía desde España al Perú.

Ellos dos fueron alojados en habitaciones dentro del complejo de la casa hacienda y almorzaban con el dueño en el mismo recinto, tal como lo hacía también Ramón Azcarate cuando estaba por la hacienda. Esto era muestra de que Salcedo los acogió muy bien, y que duda cabe que fue Ramón Azcarate quién  recomendó a Fano y Sorazu para tales cargos. 

Con estos hechos es fácil deducir que no existía ningún motivo para una mala relación entre el dueño de la hacienda y los trabajadores vascos. 

Se colocó un capataz o mayordomo que supervise  los trabajos que realizaban en la Hacienda y cuidase del aumento y creación de sus  víveres y algodonales. 

Salcedo no se sentía cómodo, era evidente, se sentía en el ambiente tenso, si bien  la llegada de los vascos debería traerle beneficios también trajo lo contrario, una alteración social en la hacienda, pero no tubo opción que seguir administrando su propiedad con los hechos presentes, y con la espina clavada de ls deserciones, era ya plata perdida. .

Ramón Azcárate muy desilusionado con sus compatriotas, no quiso seguir en el negocio, por lo que le propuso a Salcedo retirarse y que el viese por lo que había invertido en la travesía y que le pagase posteriormente, retirándose así a Lima en junio de 1862 donde residía.

En el libro El Perú y los españoles se señala que solo quedaron 180, de los 300, de ellos solo 50 eran de trabajo el resto mujeres y niños. De esos 50 no más de una docena se distinguieron por su trabajo y formalidad.

Donde estaba el buen negocio del hacendado, ya la pérdida y el fracaso de la gestión se habia producido con las deserciones.

(R)   Revista Bascongada, pág. 509, Ángel de Gorostidi

Estando la cosas así  se empezó el cultivo de algodón, con los trabajadores de la hacienda, más los vascos presentes, a los que se pudo comprobar su inexperiencia en labores agrícolas,  mientras algunos vascos por su parte en lugar de cultivar solamente algodón en la parte correspondiente destinada al cultivo para tal fin, que era su obligación, apartaban o tomaban alguna superficie en la que cultivaban hortalizas que las vendían en los pueblos cercanos, y aun así seguían recibiendo su sueldo, esto a parte del área asignada para hortalizas. 

Asumamos que Salcedo les dio esa prerrogativa, por que tampoco creamos que por su cuenta lo hicieran, pero lo cierto es que se les dio una parcela a cada uno para que siembren con hortalizas. 

Eran gente con poca experiencia los vascos, por provenir de una zona donde sus tierras no son de las mejores para las labores agrícolas, ellos tienen un suelo “pobre y montañoso de las Provincias Bascongadas” como bien lo señalan en la Revista Bascongada, de Ángel Gorostidi  pág. 2 (b)

Al inicio los vascos recibían un sustento en pesos y en alimentos y en algunos casos pedían adelantos hasta por 800 pesos mensuales, pero ellos nunca cumplieron el compromiso de construir sus viviendas, y de dedicarse al cultivo de algodón. Cuando Salcedo se hartó de esto se redujo los suplementos a la mitad, ya que se veía además que la malgastaban en chicherías de Chepén y otros pueblos. En verdad, no eran buenos ni honestos trabajadores de campo.

Algunos si se dedicaron honradamente al cultivo de algodón y la pequeña parte para su sustento de granos y hortalizas como había sido acordado, pero era un número reducido de ellos.

Salcedo buscaba por todos los medios conciliar, mejorar las relaciones y vivir un clima de paz como había sido toda su vida tanto en la política como en la agricultura, como los acuerdos no habían funcionado, Salcedo propuso a Fano y Sorazú darles el 20 por ciento de las utilidades con la finalidad de que la cosa mejorara y todo se enrumbara dentro de los cauces que implicaba el proyecto de siembras de algodón. Pero como esto significaba cumplir con las tareas, Fano llego a retirarse en pos de otras industrias. 

Ya había pasado 9 años desde 1851 en que Salcedo compra la hacienda, y su plan de reflotarla habia sido ya encaminado, con cultivos establecidos y nueva maquinaria en el molino.

Salcedo también tenía preferencias con Marcial Miner ya que encontraba a una persona ambiciosa con ganas de superación, hasta el punto de recomendarle en sus libros,

(b) Revista Bascongada, pág. 509, Ángel de Gorostidi

 Con señaladas muestras de distinción, por lo que no encontramos razón para que esta persona haya sido posteriormente el cabecilla e instigador de los amotinamientos de Talambo.

“Esto no tiene sino una explicación: Salcedo le ayudaba porque le creía bueno, leal y honrado; Miner recibía sus servicios, pero acechaba el momento de explotarle: la victima casi siempre ignora el momento en que le sacrificará el verdugo, dice  Rodolfo Aguado, en su libro El Precedente de la Hacienda  Talambo en el conflicto Hispano Peruano, 1860 

Tampoco creo esto, Miner siendo sencillo carpintero, haya sido el que dirigió el amotinamiento, tal ves lo usaron para el altercado con Salcedo, o discutió de mutuo propio. Lo mas probable es que los mas preparados Fano y Sorazu hayan sido los gestores de esto, recordemos el libro  tan agravante que escribieron después, d su salida cuando fueron a residir a Lima, La inmigración vascongada en 1863.

Sin embargo, Mansi en su Exposición, Garrués en su carta desde Pacasmayo y Fano y Sorazú en su pasquín hacen cargos como que Salcedo no indemnizó a los vascos, por su trabajo personal, a su sacrificio que hicieron en los terrenos de Talambo y en la construcción de las viviendas, un relato totalmente fuera de lugar, lleno de inexactitudes y mentiras.

Como llegaba la falsedad y la mentira para inventar tales calumnias hasta entronizar el ocio, la vaguedad y el vicio. Si estos señores en Bergara (lugar de origen de los Vascos) aceptaron la oferta de  Ramón Azcárate como es que no se percataron de que estuviera autorizada por Salcedo para hacer tal oferta, ahora vemos descabellada, como es que no existe ningún documento de Salcedo oficializando esos ofrecimientos por parte de Azcárate, como el que dijera que se les iba a dar mayor extensión de terreno a cada uno, pues se sabe que una  persona sola, habituada  a los trabajos de campos, solo puede trabajar media fanegada de algodón, esto demuestra que el único motivo era adueñarse de las tierras de Talambo mediante un conflicto organizado previamente y en una posibilidad de éxito. Esto también dice García Robledo, La cuestión Talambo ante la América, 1864

A Ramón Azcárate, seguramente, no le desagradaba tampoco algo así, también saldría ganancioso..

Bajo este cisma, que cada día se hacía más visible se produjo en junio de 1862 un disgusto entre Fano, García y Ramón Azcárate, éste último se dirigió a Lambayeque donde permanecía Salcedo para comunicarle ciertas intenciones de Fano y los vascos.

En otros documentos se relata que los españoles tendrían un plan sedicioso para que se le arrebatase al propietario no solo su valioso fundo si no también la herencia que el fruto de sus labores hubiera podido aglomerar para sus hijos (García Robledo, La cuestión Talambo ante la América, 1864 ). 

No lo creo puesto que la mayoría desertaron como ya sabemos. 

Personalmente no creo tanto, pero si es posible que bien pudieran haber pensado que la aventura era una especie de colonización, y eso si tiene algo de asidero, venir a américa y conseguir una propiedad en tierras para poder labrarse un futuro que no lo tenían en España, donde la mitad del año es frio e improductivo, y en esta zona, nuestra zona tenemos un clima maravilloso.  la que, como dijimos nunca fue pensado así, pero, en fin, continuemos narrando la historia.

Mansi,  por su parte difundió una falsa información, haciéndoles creer que Salcedo había ofrecido 10 cuadras para cultivar algodón, lo cual era imposible para un solo hombre hacerse cargo de esa superficie como comentamos y así fueron creando una suerte de falsedades, de información que desde la hacienda proporcionaba Fano y Sorazú a Garrués en Pacasmayo, y este se la enviaba a Mansi en Lima

Lo cierto es que habían algunos autorizados a cultivar víveres, Pedro Martija, Miguel Ormazábal, Francisco Larrarte y Juan Eguren. 

Sin embargo y sin autorización para sembrar víveres en un lado de la Hacienda llamado “Callejón de Chepén” se habían introducido Marcial Miner, la viuda de José Martija, la de Petronilo Martin, José Aguinaga y Tomás Barrenechea. A estos se les notificó para que pararan estos cultivos y regresen a la margen derecha, por que esa zona no era de propiedad de la hacienda Talambo.

Se ha dicho en estos pasquines tanta mentira, tanta infundía contra Salcedo que desmentirla es fácil, pero causa estupor con la desfachatez con la que las narraron, se decía bárbaros, asesinos de colonos, y cuanta calumnia más se venía su mente narrando sufrimientos y padecimientos en la hacienda, pero  no tuvieron cuidado en que dos o tres días después de los hechos ocurridos en Talambo ese 4 de agosto de 1864, se les viera a muchos de los vascos supuestamente agredidos, paseando libres, sanos y fuertes por las calles limeñas.

El incidente de Talambo en sí, con la muerte del vasco y del peruano no habría trascendido más, si no hubiera sido que detrás de todo esto había personas interesadas en crear un conflicto internacional que sirviera de pretexto para sus intenciones  que traían desde España en la expedición fraudulenta de científica con la armada española al mando de Pinzón  para recuperar la Colonia del Perú, pero fueron grandes pensadores e instigadores desde Lima y Pacasmayo Mazarredo, Mansi, Garrués y Ballesteros, y desde dentro de la hacienda   Miner, Ormazábal, Fano y Sorazú cuyo interés era el de apoderarse de las tierras de Salcedo

Y como veremos más adelante en la narración de los hechos, de haber muerto Salcedo y de no haber venido refuerzos de Chepén en auxilio de Salcedo contra el motín, otra hubiera sido la historia de la Hacienda Talambo.

 

 

 

 “GRAN INCIDENTE DE TALAMBO”

(4 agosto 1863)

Los sucesos de Talambo tuvieron lugar el 4 de agosto de 1863.

Sobre ellos se ha exagerado mucho por parte de españoles y peruanos, dice el autor de Historia de la guerra de España en el Pacífico

 Estos por desfigurarlos y aquellos por ennegrecerlos más de lo justo.

Conviene atenerse a lo razonable; que no es la saña ciega quien guía mi pluma, sino el firmísimo propósito de sostener hasta el fin criterio tan imparcial, que constituye mi salvaguardia y acaso también el único mérito de esta historia.

Afirma D, Pedro de Novo y Colson autor de Historia de la guerra de España en el Pacífico, sobre el viaje de la escuadra española disfrazada de científica a las costas de sus ex colonias en américa.

Marcial Miner joven vasco, carpintero de oficio de 30 años de edad desde su llegada realizó trabajos de carpintería arreglando muebles en la casa de Salcedo, complementarias a las del campo, por tal razón  había conseguido una protección preferencial de Salcedo, al verle ese espíritu de superación en él ya  que paralelamente tenia negocios que le rentaban y se sabe que llegó a acumular un capital de cien mil reales, capital con el que pudo proponerle   a Salcedo trabajar un terreno en sociedad, Salcedo, Marcial Miner y   José Vicente Azcárate. 

Afirmaciones raras de los escritores de la época que como carpintero va a acumular 100 mil pesos. En fin.

Los socios deberían poner un capital de mil doscientos pesos como capital de trabajo y 14 peones chinos entre Miner y Azcárate. Salcedo por su parte, pondría la tierra y otra cantidad similar de chinos. Salcedo para congratularse, eleva los ánimos, para ganarse la amistad con ellos, accedió y mejoró la oferta y ofreció dos chinos más por el trabajo o gestión de Miner y José Vicente Azcárate.

Pasados los días Miner y José Vicente deciden poner solo 800 pesos y así le informan el 4 de agosto de 1863 al administrador de la hacienda Julián Fano. A las 6 de la mañana, hora de inicio de labores, Fano se topa con Salcedo y le comunica de los 800 pesos,

Por su parte Sorazú, administrador del Molino y quien llevaba también las cuentas de la hacienda fue a ver a Salcedo la mañana del 4 de agosto de 1863 y contarle que Miner había ido a verlo la noche anterior 3 de agosto para que arreglasen el tema de los chinos. Se le dio por contestación que se le había ofrecido a crédito tantos coolies como los que comprase José Vicente Azcárate, quién tenía un depósito en ja Hacienda de 1,500 $. Sorazú aseveró que Azcárate en vez de hallarse dispuesto a comprar 3 ½ chinos que arrojaba el valor de 1,200 $, solo quería entregar solo 800 $ al contado.

Salcedo contestó que debería arreglarse la cuenta que tienen  en la Hacienda y  lo del fiado de los chinos  a Miner en proporción a los que compre José Vicente Azcárate al contado, y concluyó diciendo que sea Sorazú el que siga viendo el tema de la compañía puesto que él  había estado viendo el negocio a nombre de Miner y Azcárate y que nadie estaba en mejor conocimiento y aptitud para instruirlos de cómo debía de marchar en adelante la compañía que habían formado entre Salcedo, Miner y Azcárate.

A lo que Salcedo le responde diciéndole que eso no era lo acordado, y si es así los acuerdos de sociedad no continuaban. Fano partió al campo a una zona llamada callejón de Chepén donde se realizaba unas limpias de acequias, labor usual antes de la temporada de la campaña agrícola que se iniciaba en septiembre-octubre.

 

Ese día 4 de agosto de 1863 o el anterior había llegado de visita a la Hacienda el señor Dionicio Rázuri, amigo de Manuel Salcedo, quién muy temprano le pidió que lo acompañe a recorrer el campo y ver la limpia de una acequia que se estaba efectuando, dirigidas estas faenas por Carmen Valdés.

 Salcedo luego de desayunar inicia su recorrido rutinario junto a Dionicio Rázuri el amigo que tenía de invitado en su casa. Corrían las 8 de la mañana

Había un antecedente a la sociedad, la relación de Miner con Salcedo era más fluida que la de Vicente Azcárate con Salcedo, eso creaba siempre cierta ojeriza entre ambos vascos siendo parte del grupo, y empezó a mirar con animadversión las preferencias de Salcedo hacia Miner. Azcarate por su parte, conmina a Miner a que pidiera a Salcedo que pusiera también capital para la compra del fertilizante y mano de obra de los chinos, no incluidos en el trato con Salcedo, lo que ya sabemos es que Salcedo se había opuesto por considerar que no correspondía más prebendas a la ya dada con más chinos.

A las 8.30 de la mañana Azcárate y Miner ya estaban enterados que Salcedo no aceptaba la sociedad con aporte de 800 pesos, le comunica a Miner y deciden ir a hablar con Salcedo a su casa, pero se encuentran con Salcedo llegando al lugar de los trabajos en la acequia. Miner con cierta prepotencia le encara a Salcedo por deshacer la sociedad, 

José Vicente Azcarate interviene diciendo que no podía poner los 7 chinos, a lo que Salcedo respondió que el ingresaría la misma cantidad de chinos que pusiesen los vascos en mención y ya no los dos más que había ofrecido. Esta nueva desavenencia entre Salcedo y el grupo indignó al hacendado, se caldean los ánimos y Salcedo les dijo que no invertía un peso más de lo acordado inicialmente, de lo contrario se retiraba de la sociedad y todo volvía a fojas cero.

Miner sosteniendo las riendas del caballo de Salcedo se expresa mal de Salcedo, aduciendo que había faltado a su palabra, al retirar la oferta de los dos chinos adicionales y posteriormente no invertir más. Se cree que en este momento Miner y Salcedo rompen sus relaciones

Miner le expresa lo siguiente: “quiero que arreglemos el negocio de los chinos  Salcedo respondió: “viene usted con ánimo de molestarme ¿” yo ya di por concluido ese negocio” cualquier otra cosa vaya a conversar con el administrador del molino, que es esos momentos era el vasco Sorazú, y en medio de improperios y aún más excitado por la calma de Salcedo, hasta ese momento su protector, Miner cogió las riendas del caballo de Salcedo nuevamente  y tomó dos piedras para arrojárselas, impidiéndole el Sr. Rázuri,  a lo que Miner repuso, “ Contra Ud. No hay ninguna preparación, contra el señor si, hoy sabrá quién soy , hoy me reuniré con mis compañeros y quedaré vengado”

Salcedo hombre de mucha experiencia como alcalde, como agricultor en Lambayeque, Mochumí y Jayanca, se manejaba muy bien en estos menester de lidiar con la gente por lo que sabía muy bien que la violencia genera violencia y discutir con personas mal agradecida, que nunca valoraron el apoyo incondicional, por sobre el resto del grupo, que más aún no valoraban su propia vida, al poner en juego su futuro de venir desde España en busca de un futuro mejor y  ponerlo en juego por su propio mal comportamiento contra la persona que le tendía la mano para surgir en la vida.

Salcedo en cambio procedió con mesura, pero sin descuidarse. Ante esta  amenaza, Salcedo llamó a su mayordomo Carmen Valdés que andaba cerca  en lo de la limpia de la acequia  y le instruyó que observe la conducta de Milner, por que pudiera ser posible que tome algunas acciones por su conducta anterior y si lo veía reunirse con sus compañeros, tome las precauciones contra cualquier cosa sospechosa, detenga  al autor y lo lleve ante el  Juez de Paz de Chepén, denunciándolo por soliviantar a los trabajadores vascos a amotinarse y alterar el orden en la hacienda y que la autoridad decida.

Como es que Miner dialoga con Salcedo si como dicen los cronistas españoles ni Fano ni Sorazu hablaban español, y para las diligencias necesitaron un traductor de euskera su idioma nativo de los vascos.

Tal vez no es cierta la historia del incidente de Talambo.

Por otro lado, la noche anterior 3 de agosto de 1862, a las diez y media de la noche Ormazábal pretendió amotinar a algunos vascos para reclamar a esa hora contra el acuerdo aprobado por sus compañeros, pero los vascos se negaron abiertamente a ir a reclamar, manifestándole que nada tenían que reclamar y que el lío era entre el patrón Salcedo y Miner.

Nuevamente, esta vez Miner y Ormazábal recorrieron los ranchos de sus compatriotas azuzándolos a ir a las habitaciones de Fano en el patio de la casa Hacienda para presentar sus reclamos por la medida tomada por Salcedo ante la mala utilización de terrenos destinados a algodonales, con siembra de hortalizas por parte de algunos vascos y violentar al hacendado.

En el lado izquierdo del callejón de Chepén tenían posesión autorizada los vascos Martija, Ormazábal, Larrarte y Eguren, y se habían instalado sin autorización de la hacienda y violando el contrato Marcial Miner, la viuda de José Martija, la de Petronilo Martin, José Aguinaga y Tomás Barrenechea, este grupo de intrusos invasores de una zona no autorizada para sembrar fueron también de los que empezaron a hacer o crear conflicto y desagrado a Salcedo. Si no me equivoco eran tierras que no pertenecían

Salcedo en uno de sus recorridos anteriores había ordenado que pasen a sembrar hortalizas al otro lado del callejón, separada de los algodonales de la hacienda, para lo cual había fijado un plazo de seis meses. Los afectados había aceptado tranquilos, pero refunfuñantes el plazo dado de seis meses, mientras levantaban lo ya sembrado, encontrándole razón al patrón, pero Miner encontró un buen pretexto para sus reclamos ante los 18 vascos que asistieron.

A las 11 de esa mañana del 4 de agosto de 1863, Salcedo ya había regresado a su casa, la casa Hacienda, pasando antes por el molino donde se encontraban Fano y Sorazú contándoles todo lo acontecido con Miner, para que estén en debido conocimiento, manifestando su decepción por lo sucedido, y que no quería que esto continuase por los cauces que se estaban dando, venido todo de un hombre que no sabía agradecer todo lo que se había hecho por él. Diciéndoles que era un mal agradecido. Fano y Sorazú guardaban silencio mientras Salcedo les explicaba lo sucedido, sin embargo, en ese silencio se revelaba la complicidad y bien parecer que tenían estos con Miner, complicidad que luego pusieron de manifiesto. Luego Salcedo se dirigió a su casa.

No deja de llamar la posición que a veces tomaban Julián Fano y Ignacio Sorazu, puesto que acaso no eran amigos desde Bergara con Azcárate por lo cual fueron también privilegiados de Salcedo que incluso lo nombró a uno Administrador de la Hacienda y al otro del Molino ¿

 Salcedo al medio día almorzó con su amigo Rázuri, el gobernador de Chepén Narciso Farro, Sorazú, Ignacio Ugarte y Julián Fano en la casa, recordemos que Fano y Sorazu vivían en la misma casa hacienda donde vivía Salcedo, la que tenía habitaciones en un sector para tales fines.

Luego Rázuri  se retiró a su habitación, igual que Sorazú y  manifiesta que estando Salcedo y Fano en el comedor se les  aparecieron varios españoles, 18 vascos liderados por Miner quienes fueron hasta la casa Hacienda, entre ellos la viuda de José Martija, la de Petronilo Martin, José Faustino Aguinaga y Tomás Barrenechea, invasores del callejón de Chepén, además de Domingo Argárate, Roque Larrañaga, Miguel Alverdi, Felipe Artiaga, Ramón Aguirre, José V. Azcárate, Martin A, Querejeta, Juan B. Aseguinaloza, Francisco Ibargura y Francisco Martija,  los que consiguieron armar un buen grupo reclamador de nada que tuviera que ver con Miner, puesto que los únicos con supuesto descontento eran los invasores del callejón que querían hablar de las exigencias de Salcedo y de ciertos derechos sobre las chacras, especialmente las que habían cultivado desde 1861 en el lado izquierdo del callejón de Chepén, ahora prontas a convertirse en alfalfares. Al parecer  Salcedo no quería tener problemas y de allí que los invitó a salir de esa zona, pero para esto no se necesitaba organizar un motín en la hacienda, a reclamarle sobre traspasos de tierras, y sobre sus décimas partes preexistentes en el contrato que trató de arreglar, como en efecto arregló con el hacendado el que pidió a Fano que fuese a ver como estaba el ambiente, puesto que seguían reunidos, después de lo cual siguieron ambos juntos á donde se hallaban los españoles reunidos, y les hicieron presente su misión hasta que pudieron arreglarlas y les pidiera su inmediato retiro.

Salcedo habló a un costado con Fano, quien le dijo: Señor Salcedo mis compatriotas no se retirarán, mientras usted no les de audiencia para arreglar sus décimas partes, los vascos ya habían pasado del patio exterior al patio interior con Miner a la cabeza y sumados ya Fano y Sorazú, por lo que Salcedo decidió no quedarse  a conversar con el grupo exaltado, en prevención a hechos mayores, los que quería evitar, y decidió volver al  interior de su casa, mandándoles decir que estaba dispuesto a aceptar sus peticiones, asi lo destaca Barriochoa en su libro. Y que conversaría con ellos al día siguiente, cuando estén menos furiosos y envalentonados, y con un grupo reducido que los representara, indicándoles además que se trataría todo de acuerdo al contrato establecido y que ellos mismos no lo respetaban.

Salcedo siguió con su amigo Dionicio Rázuri, quién no dejó de acompañarlo, y dos veces le contestaron que no se moverían de la casa hacienda y que lo esperarían allí, hasta donde se escuchaba el griterío lleno de frases incitando a más violencia.

Por su parte el mayordomo Carmen Valdés, acompañado de Rosario Salazar, Camilo Villodas y otros talambinos y chepenanos trabajadores en la hacienda llegaron al patio donde los vascos gritaban y pidiéndoles silencio, les habló conminándolos a abandonar la casa hacienda. Lejos de hacer caso, se introdujeron Miner y otros en la habitación que tenía allí Sorazú en el patio interior. Valdez se acercó a la puerta de la habitación pidiéndole a Miner que saliera, pero al no recibir respuesta ordenó que entren en la habitación sus ayudantes Salazar y Villodas, y sacar por la fuerza a Miner, Villodas entró a continuación de Salazar quién no bien ingresó lo recibieron con tres disparos de arma de fuego proveniente del grupo de los vascos allí amotinados, tiros que le dieron el pecho y abdomen, dándole uno en el hígado como se constató en la posterior autopsia.

“Ya me mataron” exclamó Salazar en momentos que entraron en la habitación otros ayudantes más del capataz Valdés para rescatarlo y así también armándose una gresca con resultado de varios heridos en ambos bandos, luego se escuchó otro disparo cayendo muerto el español Ormazábal, y más leve Fano, Sorazú y el mismo Miner, lo que hizo finalmente detener la pelea y abandonar la habitación.

El amotinamiento de los vascos y posterior balacera es sin duda un acto dirigido por los cabecillas del grupo, Miner, Fano y Sorazú, los que al parecer serían los únicos armados por parte de los vascos, así como el capataz Valdés también portador de arma de fuego, sin confirmarse si sus ayudantes lo hacían, pero convengamos que bien podrían tenerlas como aconsejaba la situación. Los cabecillas manifestaron con los hechos una clara intención de agredir físicamente a Salcedo buscando tal vez que lo haga la turba y ellos quedar limpios, pero al encontrarse con la ausencia del patrón, tal fue la frustración que los hechos de intención de homicidio cambiaron hacia una balacera para impedir su detención, la que finalmente se produjo, luego de trasladar los heridos de ambos bandos a Chepén. Salcedo seguía junto a Rázuri en la casa, y solo salieron cuando la turba se disipo hacia las rancherías, ya entrada la tarde.

Así se sucedieron los hechos en Talambo, tanto la tensa situación previa como los acontecimientos del día 4 de agosto de 1863, día imborrable para la Historia del Perú, que por la muerte de Ormazábal se dio inicio a un conflicto internacional que terminó como sabemos en el Combate del 2 de mayo de 1866.

Incongruencias de los escritos españoles

*Las publicaciones españolas relatan que Carmen Valdés el capataz fue a Chepén y volvió con 50 malhechores armados es falsa.

Chepén en ese entonces contaba con una población de 1230, según el censo al Curato de la provincia de Zaña o Lambayeque a la que pertenecía Chepén entre naturales y mestizos, cosa que con esa densidad poblacional tan baja es imposible que haya tanto delincuente malhechor, para que en un lapso de no más de dos horas reclute a 50 de ellos y con armas como indican las crónicas españolas.

* Fano y Sorazu en su libro cuenta recibieron los Santos Sacramentos. Barriochoa en su libro relató que el cura y el médico se fueron de la hacienda a los 8 meses y estaban abandonados de religión. Otra imprecisión de los relatos españoles

* Segú relata Barriochoa “. Por un lado, algunos colonos vascos habían prosperado hasta el punto de hacer negocios con Salcedo, comprarle o alquilarle chinos, solicitarle préstamos, ser sus socios... Por otro lado, otros, quizás vendidos en un contexto lejano e inhóspito, optaron por la coexistencia. Otro detalle: ciertos colonos, luego de tres años residiendo en Perú, necesitaban intérprete ante el juez. Seguían siendo euskaldunas monolingües. Es una situación que se repite en las testificaciones ante los tribunales superiores. Así describe la situación Barriochoa”

* El hecho de dejar la hacienda, el cura, el médico pudieron haberlo hecho también todos los vascos si fuese que estaban descontentos, y como vemos Barriochoa nos deja ver que muchos hasta recibieron prestamos de Salcedo, el administrador de la Hacienda era Fano, el administrador del Molino Sorazu, de tal manera que muchos hechos muestran otro panorama. Etc.

* La historia del incidente de Talambo se relata por lo visto con un interés marcado hacia los vascos como lo relata Julián Fano y Juan Ignacio Sorazu en su libro La inmigración vascongada, replicado por Rodolfo Cantero Aguado en su libro El precedente de la Hacienda de Talambo en el conflicto hispano-peruano de la segunda mitad del siglo XIX sin embargo un historiador peruano renombrado, Gustavo Pons  Muzo autor de “Historia del Perú” dice que el intercambio de disparos fue mutuo, aunque los vascos fueran los peor parados y nunca narra la venida de malhechores armados, ni violencia en la casa de Salcedo.

No descartamos que haya habido discusiones, alteración de la discusión, pero nada más allá que nos lleven a un “incidente” como lo describe Fano y Sorazu.

García Robledo en un texto contemporáneo y partidista echa toda la culpa al “escandaloso motín” de los vascos, “víctimas de una codicia y ferocidad apenas concebible”, frente a la “acrisolada conducta de D. Manuel Salcedo y de la familia peruana”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL FINAL EN LA HACIENDA Y PROCESO JURÍDICO, DEL INCIDENTE

(agosto 1863 – junio 1864)

Finalizado el amotinamiento de los vascos y las muertes sucesivas de un español y un peruano, se detuvo a Julián Fano y Juan Ignacio Sorazú, los que al día siguiente 5, o 6, no hay exactitud  de agosto de 1863, prestaron declaración ante el Juez de letras o ante el  Sub Prefecto señor D. Mariano Castañeda, ayudados por el colono José de la Cruz Garay en calidad de intérprete, cosa que me causa duda puesto que  de todo el grupo de vascos Fano y Sorazú eran los de mejor nivel instructivo, además que ejercían los cargos de administradores de la hacienda y del molino respectivamente. Tendrían que haber hablado perfectamente nuestro idioma. Pero así narran García Robledo en su libro “La Cuestión de Talambo ante la América” una de nuestras fuentes bibliográficas, y lo curioso también es la respuesta de Fano ante la pregunta del sub prefecto: Si tenía alguna queja contra Salcedo, si su conducta tenía participación en tales ocurrencias y si había cumplido la contrata o les había molestado en algo. La respuesta de Fano y Sorazú, dista mucho de lo que ellos manifestaron en el pasquín agraviante, confrontacional, y lesivo para Salcedo, limitándose a decir: no tenemos la menor queja contra el señor Salcedo. No será que Fano y Sorazú, nunca pensaron ni hablaron mal de Salcedo, y el pasquín lo hizo probablemente en Pacasmayo o Lima, ya sabemos por Garrués, Mazarredo o Mensi, porque estas personas eran Administradores de la Hacienda, vivían en los ambientes de la casa Hacienda, almorzaban con el dueño Manuel Salcedo. ¿Qué raro todo esto?

Al siguiente día el Juez de Paz de Chepén Señor Castañeda junto al intérprete De la Cruz Garay, citó al resto de vascos afincados en la hacienda de Talambo para tomarles su declaración sobre los motivos que llevaron a tal amotinamiento, a lo que todos sin excepción respondieron: no tener queja alguna contra el señor Salcedo.

A las dos de la tarde tomó declaraciones a D. Manuel Salcedo del mismo día 5 de agosto de 1863, a las tres de la tarde declaró Sorazú y Fano a las cuatro.

No sabemos con exactitud si los declarantes vascos lo hicieron el mismo día 5 o al siguiente día, 6 de agosto, y fueron Aguinaga, Azcárate; Larrañaga, Alberdi Arteaga, Aguirre, Azcárate, Querejeta, Aseguinaloza, Huaryuza, Martija é Ibargura y otros.

De estas declaraciones se llegan a la conclusión de que D. Manuel Salcedo corría peligro de ser agredido por la turba concentrada en el patio de la casa el día 4 de agosto, y de que haber triunfado Miner, Julián Fano y Juan Ignacio Sorazú, hasta podría haberse perdido gran parte o el total de las tierras de la Hacienda Talambo como al parecer era la intención de estos personajes vascos, junto con un atentado contra la persona de D. Manuel Salcedo.

Mansi desde Lima con sus escritos pretendía influir en la conciencia de la Reina para intervenir en los asuntos de Talambo criticando el actuar de la justicia peruana en los procedimientos del juicio contra D. Manuel Salcedo y Valdés.

Mazarredo hacía lo mismo acusa de parcialidad al Tribunal de la Nación, infiriéndole cargos que cualquier persona rechazaría por la irrespetuosidad con que trata a un tribunal de una nación extraña para él, pese al cargo que ostentaba, pero siempre afloraba esa prepotencia del colonialista sobre el pueblo colonizado.

El sumario sobre los Sucesos del 4 de agosto acaecidos en la Hacienda Talambo se inició en el Juzgado de Paz Chepén, pasando a Juicio criminal relativo al mismo asunto, continuado por el de 1ª instancia de Chiclayo.

Pedro de Novo cita: Se ha dicho que Pezet, Presidente del Perú, era amigo de D. Manuel Salcedo, circunstancia que se reflejó en los tribunales. No es exacto; pues amigo o no, el Gobierno cumplió dignamente desde que tuvo noticias del suceso, así el 13 de agosto de 1863 el ministro Ribeyro comunicó enérgicas órdenes para que se esclareciera la verdad, y un regimiento de caballería fue destinado a Chiclayo a fin de secundar a las autoridades políticas y judiciales. También se previno al Juez de Chiclayo del vital interés que tenía el Gobierno en el rápido esclarecimiento del crimen y exacto cumplimiento de las leyes. Habiéndose pronunciado sentencia en 2 de octubre de 1863 de este mismo año, condenando a los trabajadores vascos se consultó a la Corte del Departamento de la Libertad; y ésta, ha dicho uno de nuestros más distinguidos juristas:

Había motivos suficientes para anular el sumario, y la Corte Suprema, al tomar conocimiento de él, amerito del recurso de nulidad interpuesto por D. Manuel Salcedo, declaró nulo el fallo de la Corte Superior y repuso la causa, no al estado de nuevo sumario, sino al de tomar todas las confesiones para que completado el plenario pronunciase sentencia.

El gobierno dispuso fuerzas especiales en Chiclayo para garantizar la seguridad de todos los implicados en el caso.

Esta primera instancia después de enjuiciar a 18 vascos implicados en los sucesos como actores directos, decretó el arresto y encarcelamiento de D. Manuel Salcedo sin probarle culpabilidad, ni previamente notificarlo para que acuda con un abogado defensor, no lo tuvo ni pudo por lo tanto esgrimir una defensa a su favor.

Como dijimos al apelar posteriormente a la corte Suprema, el fiscal mandó reponer la causa a sumario en un caso en el que no encontraba faltas del reo, pidiendo nuevas diligencias.

El ilustrado fiscal de la Corte Suprema de Justicia de la República, cuando dio su vista concluida en los términos que siguen:

Excmo. Señor:

“En la hacienda de Talambo, propia de D. Manuel Salcedo, tuvo lugar el 4 de agosto último, una riña entre los trabajadores vascongados y el mayordomo y peones de la misma, de la que resultó la muerte de Juan Miguel Ormazábal, quedando heridos de gravedad Juan Ignacio Sorazú, Julián Fano y Rosario Salazar (peruano) y levemente Marcial Miner.

Iniciado el sumario por el Juez de paz de Chepén, y seguido el juicio criminal por el de Primera instancia de Chiclayo, pronunció ésta sentencia en 2 de octubre de 1863 último, condenando a Salazar y Camilo Villodas (ambos peruanos) a cuatro meses de prisión. Consultada la Corte Superior de la Libertad y oído su fiscal, dictaminó éste calificando el hecho de una manera exagerada, y haciendo apreciaciones poco exactas, como verá V. E. á fojas 4 vuelta.

El fallo fue llevado a la Corte Superior del departamento de La Libertad en Trujillo que falló en un sentido contrario, anulando la sentencia anterior según se adujo de conformidad con él, declaró con fecha 31 de Octubre de 1863, por su fallo de fojas 16 la nulidad de la sentencia y de todo lo obrado de fojas 7 vuelta, mandó capturar y enjuiciar a D. Manuel Salcedo y a las personas mencionadas en los consideran dos 4 y 5, mandó procesar al Juez de Paz de Chepén, apercibió al de Primera instancia y haciéndole siete prevenciones, en las que, como en la parte motivada de la sentencia, declara la culpabilidad de unos, la inocencia de otros, resuelve lo que debe hacer por el inferior, y otros puntos y cuestiones no sometidos a su jurisdicción, y sobre las que no debió anticipar ni prevenir su opinión como lo hizo.

Devueltos los autos al inferior, se presentó ante él D. Manuel Salcedo, reclamando del fallo superior en la parte que le dañaba, y diciendo de nulidad, con protesta de ratificarla ante la Corte Superior a la que pedía se devolviesen los autos.

Con fecha 10 de noviembre de 1863 decretó el Juez de Chiclayo, conforme a lo pedido a f. 14 vuelta, pero el Tribunal declaró inadmisible el recurso por ser improcedente.

Pedidas las copias y obtenidas se presentó a V. E. este asunto por vía de queja que el fiscal considerarla fundada

Recibidos en consulta los autos principales, por la Corte Superior de la Libertad, los pasó a su fiscal, quien, sin apelar de la sentencia, como debió hacerlo, según el artículo 154 del Código Penal de Enjuiciamientos, pidió la nulidad que fue declarada sin jurisdicción.

El artículo 155 dice expresamente que, si el ministerio notase algunas omisiones graves en el proceso, el Tribunal las mandará subsanar antes de absolver la consulta—lo que no se tuvo en consideración ni se hizo. El 159 en que se apoya la Corte Superior para justificar su resolución, forma parte de la sección 3° Titulo 1 libro 39 del Código Penal de Enjuiciamientos y su aplicación corresponde a V. E. no a las Cortes Superiores a quienes solo permite el artículo 1749 del Código de Enjuiciamientos Civil, reponer las causas en que se cometió algún vicio.

En lo criminal deben limitarse a mandar subsanar y en lo civil pueden reponer. Dos atribuciones distintas que no deben confundirse. Y como cuando la jurisdicción está comprometida es admisible el recurso de nulidad, según el artículo 148 del Código Penal de Enjuiciamientos, y también cuando es definitivo el fallo revocado, la interposición del recurso ha sido legal y su denegación infundada.

La Corte de la Libertad, debió pues limitar su jurisdicción á las prescripciones del artículo 155, pero después de anular el proceso la reasume para decidir sobre las personas, su libertad y prisión, su culpabilidad e inocencia y otras cuestiones que no le habían sido sometidas como salta a la simple lectura de su fallo.

En mérito de lo expuesto podrá V. En admitir la queja, conforme al artículo 27 del reglamento 97 to de tribunales. Lima, diciembre de 1863 – Paz-Soldán.

El dictamen fiscal de que nos hemos ocupado dio por resultado el siguiente auto del Supremo Tribunal.

 

                                                                                   Lima, enero 19 de 1864.

  1. Autos y vistos-declaran fundada la queja interpuesta por Don Manuel Salcedo, y para resolver sobre lo principal, mandaron se pasen los de la materia al señor Fiscal, trascribiéndose el presente a la Ilustrísima Corte Superior del Departamento de la Libertad-Cinco rúbricas.

Excmo. Señor.

El Fiscal ha dicho lo conveniente en su respuesta de fojas 44 vuelta: la reproduce ahora en vista de los autos originales, y considera nulo el auto expedido, por la Ilustrísima Corte Superior de la Libertad de fojas 133 vuelta.

En un negocio como éste que ha excitado la atención pública y que ha servido de pretexto para que se hagan al Perú y a su gobierno fuerte y desdorosas imputaciones, no es posible omitir ningún recurso de cuantos franquea la ley para el esclarecimiento dc los hechos, conocimiento de los criminales y aplicación de la pena que hayan merecido.

Estos grandes objetos no se lograrán, ni las articulaciones quedarán desvanecidas, sino reasumiendo el fiscal todas las garantías que las leyes le conceden, para obtener la vindicta pública; por ello se adhiere al recurso de nulidad aducido contra el fallo de aquella Corte y también contra el pronunciado en primera instancia. Aceptando, en parte, la exposición de los hechos, que contiene a respuesta fiscal de fojas 120, pero no sus apreciaciones y conceptos, lo mismo que algunos de los fundamentos del citado auto fojas 133 vuelta, con las censuras que se han hecho por el dictamen de fojas 44 del cuaderno de queja, conocerá V. E. con imparcialidad, que el juez de primera instancia, no ha procedido con exactitud en la aplicación de las penas, y que, al anular su fallo, la Ilustrísima Corte Superior, también se ha separado de estrecho sendero de las leyes, infringiéndolas de un modo claro, como  fisca o ha manifestado en su record a lo dictamen. En los mencionados documentos y en el recurso de fojas 176 encontrará V. E. explicados todos los hechos, y alegado el derecho según lo que el proceso arroja.

Tomándolos V. E. en consideración, se servirá declarar la nulidad deducida, como consecuencia legal de haber declarado fundada la queja interpuesta por el procurador Castro. —Lima, enero 23 de 1864. ——Paz-Soldán

 

Lima, febrero 16 de 1864. —Vistos de conformidad con lo expuesto por el señor fiscal y resultando de autos: 1° Que habiendo ocurrido en la hacienda de Talambo, de la propiedad de. Don Manuel Salcedo, de la vecindad de Lambayeque, un tumulto del que desgraciadamente resultaron un muerto, otro herido gravemente y otros con heridas leves: 2° Que instruido el respectivo sumario para descubrir primero quien o quienes fueron los autores y fomentadores del desorden; y segundo a quien o quienes deben imputarse la muerte y heridos, para seguirles la respectiva causa y aplicarlos las penas que para los reos de tumulto designa el Código Penal, se concluyó éste y se pasó después al plenario: 3.° Que resultando del sumario que la agresión empezó por un balazo disparado del cuarto, en que los vascongados se hallaban reunidos, y con el que fue herido el peruano Rosario Salazar, y de allí se recogieron dos pistolas, mandó el juez por el auto de fojas 60 cortar el juicio con respecto a todos los vascongados, tomó confesiones á solo los de un bando y dejó de hacer otro tanto con los que resultaron complicados en el otro: 4.° Que el juez con el trámite omitido e indicado ya, y sin recibir la causa a prueba procedió a imponer pena a unos y a absolver a otros: 5° Que apelado el auto por los condenados, fue oído el señor fiscal, quien sin fijarse en la falta indicada, señaló otras que ni son esenciales ni exactas, y pidió la reposición de la causa, dando así lugar á alargar el juicio, haciéndolo interminable, con lo que se conformó la Excelentísima Corte Superior del Departamento de la Libertad, y pronunció intempestivamente sobre la culpabilidad de varios individuos y su detención, no habiendo sido materia de la alzada, debiendo haberse concretado únicamente a la reposición de la causa, según se ordena en el artículo 166 del Código Penal de Enjuiciamientos.—Por tanto, repusieron el proceso al estado que tenía a fojas 90 citada, declarando nula la resolución de dicha Ilustrísima Corte Superior en los (demás puntos que contiene y termine la sustentanciación  e la causa por los trámites legales: y los de volvieron–Señores Mariátegui, Jano, Herrera, Álvarez, Muñoz-Rendón, Secretario.

HASTA AQUÍ REVISADO, CONTINUAR ESTE CAPITULO EL FINAL EN LA HACIENDA

¿Se detiene aquí solamente él Recto e ilustrado juicio del Tribunal Supremo de la República? No; ella ha querido mucho más, y ha sido sin duda, porque previa las monstruosas pretensiones de algunos aventureros, que no satisfechos de la estafa que desearán efectuar en D. Manuel Salcedo; también querían envolver a los tribunales de justicia, en las oscuras y mezquinas sinuosidades de la diplomacia.

No de otro modo puede explicarse la singular protesta del cónsul de S. M. C. relativa a los sucesos de Talambo.

El Supremo Gobierno admitiendo tal documento, de un hombre sin carácter para dirigirle ninguna reclamación, sino se extralimitó, obró al menos con injustificable ligereza; y empleamos esta última palabra, porque al pretender el Ejecutivo que el Supremo Tribunal avanzase un dictamen, en una cuestión en que debía hacerse sentir su fallo, salió de su órbita, y merced a la justificación de la Suprema Corte, se debe, sin duda alguna, la total destrucción de una nueva incidía con que se pretendía agredir nuestra honra.

He aquí los documentos a que nos referimos:   

Informe expedido por la Excelentísima Corte Suprema acerca de los cargos que contiene la protesta del cónsul español.

Excelentísimo señor: —Las copias certificadas de las respuestas del señor fiscal de éste Supremo Tribunal, la resolución que en el recurso de nulidad se expidió y el anterior dictamen, pondrán al Ministerio y á V. E. en evidencia, todos los acontecimientos de Talambo, y los desvíos de la Corte Superior de Justicia de la Libertad, que fueron enmendados, al resolverse el recurso entablado por el dueño del predio rústico, lugar donde acaeció el tumulto, y en capacidad de contestar a la nota del cónsul de S. M. C. Esta Corte Suprema no puede hacer otra cosa que referirse a las piezas indicadas, para no anticipar su voto, que expresará cuando sentenciada la causa definitiva, vengan los autos a su conocimiento. —Lima, marzo 9 de 1864. —Excelentísimo señor——-F. J. Mariátegui, Juan Mariano Casio, Manuel Herrera, Gervasio Alvares, Bernardo Muñoz.

 

Dictamen a que se refiere el anterior informe

Excelentísimo Señor.

Los fallos judiciales que han recaído en el juicio seguido, para descubrir la verdad de los hechos ocurridos entre algunos vascos y otros peruanos en la hacienda de Talambo, presentan la verdadera historia de lo sucedido, de lo practicado en el juicio y de las apreciaciones hechas por los jueces y Magistrados los que en él han conocido. Remitiendo V. E. al Gobierno copia legalizada de esos documentos y de las respuestas fiscales, habrá llenado el objeto del informe pedido. Como el juicio no se haya terminado todavía, no es permitido a V. E. anticipar su opinión, ni hacer apreciaciones sobre el mérito y naturaleza de lo principal, porque solo ha ejercido su jurisdicción para declarar los vicios del procedimiento y de ponerlos en punto, hasta donde se procedió con sujeción á las leyes y sin violación de las formas judiciales. Mientras que los jueces y los Tribunales de una Nación están conociendo de un negocio y no lo resuelven definitivamente; y mientras los agraviados encuentran en las leyes recursos que emplear en su defensa, no se puede tratar de otra acción que de la judicial.

Las formas de los juicios (ordinaria Litis) cuales quiera que sean, son universalmente respetadas en todas partes, porque miran al orden de la sociedad, obligan igualmente á nacionales y extranjeros, y por pesadas que parezcan, no pueden calificarse como una retardación o de negación de justicia, y menos cuando ante la ley todos son iguales. Por estas razones, aun cuando en la vía diplomática se discuta sobre la justicia o injusticia de una sentencia definitiva, nunca se trata antes sobre el procedimiento. Si hay retardo o decidía en los jueces, entonces, pueden los cónsules hacerlo presente para que se requiera al juez omiso.

El juicio sobre los desagradables incidentes de Talambo, fue iniciado y se ha seguido de oficio. Nadie se ha presentado en él como acusador por agravios recibidos; y las autoridades civiles y judiciales, han desplegado celo y actividad, en perseguir a los criminales, y en descubrir la verdad, de modo que por su mismo celo han incurrido en equívocos o errores. Si a los magistrados que conocieron en segunda instancia, se les considera responsables, los perjudicados pueden exigir la responsabilidad, pueden hacer valer su derecho, en el modo que las le yes prescriben; pero ya se ha dicho antes, que no se han presentado acusadores por agravio personal. No hay denegación de justicia, desde que existe un juicio para perseguir a los delincuentes.

Tampoco es fundado el cargo por retardación, si se considera, que en cinco meses se ha organizado un voluminoso proceso; que se han absuelto dos instancias, y ante. V. E. una queja, y el recurso de nulidad, sin otros agentes que los funcionarios de oficio. Los anticipados recelos para lo futuro, no prestan suficiente mérito para protestar.

Si el señor Cónsul Español conociera nuestra legislación judicial, no se alarmaría con las reposiciones que califica de reiteradas. La sentencia de la Corte Superior de la Libertad, fue satisfactoria para sus compatriotas; pero esta sentencia que anulaba todo lo actuado, lo prolongaba demasiado. La resolución de V. E. ha acortado los términos, y dejándola producir sus efectos, se alcanzará una pronta y segura solución a todas las cuestiones promovidas.

Procurando el Fiscal, por su parte, no separarse de la línea a que se ha circunscrito el informe pedido á. V. E. ha tocado únicamente aquellos puntos relacionados con la naturaleza de la causa, y que puedan servir al esclarecimiento de aquellos hechos desdorosos a los jueces y magistrados a quienes se atribuye haber designado o retardado la justicia, u intenciones de continuar en el mismo sistema.

Al señor Ministro de R. E. compete pedir satisfacciones sobre este particular. Por lo demás, son muy conocidos, y se hallan al alcance de todos, las doctrinas y principios del Derecho de gentes, aplicables al caso, y que con universal aprobación y consentimiento a recapitulado Watt él. La nación o su soberano, dice, debe administrar j justicia en todos los lugares de su obediencia, y conocer de los crímenes que se cometen y de las querellas que se suscitan en el país. Las demás naciones deben respetar este derecho; y como la administración de la justicia exige necesariamente que cualquiera sentencia definitiva, pronunciada con regularidad, se tenga por justa y se ejecute como tal, después que se ha juzgado legalmente una causa, en que se hallan interesados algunos extranjeros, el soberano de estos litigantes no puede oír sus quejas.

Examinar la justicia de una sentencia definitiva, es atacar la jurisdicción del que la haya dictado. Por consiguiente, no debe intervenir el príncipe en las causas de sus súbditos en países extranjeros, ni encenderles su protección, sino en caso de una designación de justicia, de una injusticia evidente y palpable, de una violación manifiesta de las reglas y de las formas, o finalmente, de una crisis odiosa hecha en perjuicio de sus súbditos o de los extranjeros en general. La Corte de Inglaterra ha establecido esta máxima con mucha evidencia, con motivo de los navíos prusianos apresados y declarados de buena presa en la última guerra.

Sea esto dicho sin tocar al mérito de la causa particular en lo que dependa de los hechos V. E. podrá añadir, suprimir o corregir en su informe lo que considerase más conveniente. —Lima marzo 3 de 1864—Paz—Soldán.

Repuesto el proceso al estado en que se hallaba a fojas 90; una vez mandándose sustancial, declarándose las omisiones cometidas por el Juez de primera instancia y la extralimitación de facultades y jurisdicción de la Corte Superior de la Libertad; nosotros, creemos, fundados en los documentos que dejamos consignados, que la Suprema Corte de Justicia de la República, ha salvado el honor de la nación, en cuanto al respeto y circunspección que se debe a las leyes nacionales.

El Supremo Tribunal ha dado, una vez más, pruebas esclarecidas del profundo tino y circunspección que domina en todos sus acuerdos y decisiones. Merced a tan relevantes dotes, el proceso sobre la cuestión Talambo, cuya demora hizo abortar tanta injuria al bisoño Comisario de la reina Isabel II, ha sido fallado en Primera Instancia.

 

 

 

 

 

 

La sentencia ministrara una prueba más en favor de las victimas elegidas, por los españoles, para perpetrar el sacrificio. Hela aquí:

Guadalupe junio 15 1863.

Autos vistos y teniendo en consideración.

Primero: Que el 4 de agosto del año próximo pasado, se dio parte por el hacendado de Talambo, D. Manuel Salcedo, al Juez de Paz de Chepén D. Jesús Céspedes, que en su precitada hacienda se habían cometido en ese mismo día, algunos hechos de carácter criminal y que en virtud de sus atribuciones debía constituirse en aquel fundo a instruir el correspondiente sumario contra los delincuentes.

Segundo: Que en virtud de aviso procedió el indicado funcionario a levantar el auto cabeza de proceso corriente á foj. 1, cuaderno primero, constituyéndose en seguida al sitio que se le designare, tomando desde luego las indagatorias de D. Manuel Salcedo, D. Juan Ignacio Sorazu y D. Julián Fano que se registran á foj. 2 vuelta 3, 4, 5 y 6 y foj. 7 del citado cuaderno.

Tercero: Que después de recibidas aquellas declaraciones y previo el reconocimiento (le sus lesiones corporales, inferidas en los momentos de verificarse los hechos relacionados y además con que se dijo habían sido ejecutados. El Juez de Paz siguió instruyendo el sumario, dando principio por la instructiva de Marcial Miner que se decía autor de los sucesos que motivaban el procedimiento judicial.

Cuarto: que en igual sentido se les recibieron sus instructivas a los demás individuos que se decían complicados en los mismos hechos, pasándose en seguida a recibir sus declaraciones juradas de los peruanos, contraritos á foj. 36, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45 y foj. 48 del relacionado cuaderno.

Quinto: Que en esa circunstancia se mandó por ese Juzgado ampliar las declaraciones de Fano y Sorazu, lo mismo que la de los otros vascos que lo habían hecho en calidad de presuntos delincuentes.

Sexto Que, absueltas las ampliaciones, se consideró justo mandar aprehender a José del Carmen Valdez, Cayetano N. (zambo borriquero), Camilo Villodas, Rosario Salazar, un zambo tuerto picado de viruela, el zapatero Morales, un mozo blanco de bigote y pera y otro mozo alto picado de viruela y no a Marcial Miner y compañeros.

Séptimo: Que, aprehendidos el tercero y cuarto, se siguió contra ellos el correspondiente juicio, hasta el estado de pronunciar sentencia.

Octavo: Que apelada ésta por el defensor de los procesados fue revocada por la Ilustrísima Corte Superior del Distrito, disponiéndolo entre otras cosas la detención y enjuiciamiento de D. Manuel Salcedo.

Noveno: Que, al empezarse a dar cumplimiento a lo dispuesto por el Tribunal, interpuso D. Manuel Salcedo el recurso de nulidad, el cual después de sustanciado y resuelto en contra por el mismo Superior Tribunal, fue elevado en queja a la Excelentísima Corte Suprema, la que al declarar con lugar a nulidad lo actuado desde foj. 90, disponiendo que se le recibiesen sus confesiones á los vascos que concurrieron a los hechos del referido 4 de agosto, lo mismo que se había hecho con los peruanos.

Décimo: Que, en cumplimiento de aquella ejecutoria, se dictó el auto corriente á foj. 1, cuaderno 2.

Décimo primero: Que después de haber recibido su confesión á Camilo Villodas y constituyéndose el Juzgado en este pueblo, fueron aprehendidos por el Gobernador de Chepén, Cayetano Olástegui, Fermín Payesa, Francisco Ramírez y José María Zapata, los cuales prestaron sus confesiones de foj.11, á23 del cuaderno citado.

Décimo segundo: Que formalizada por el Promotor Fiscal la correspondiente acusación, se corrió de ella traslado a los defensores de los enjuiciados, los cuales, contestados, se recibió la causa a prueba por seis días que fueron prorrogados hasta quince a solicitud de uno de los defensores que se accedió, en virtud de que era imposible, actuarse las pruebas presentadas entre los seis días primeros.

Décimo tercero: Que concluido el término y actuadas todas las pruebas que se han ofrecido por los defensores de los enjuiciados, se halla la causa en estado de pronunciarse sentencia, respecto de no haberse advertido por el Juzgado omisión alguna sustancial; y en atención.

            Primero: que de las declaraciones juradas de los testigos Andrés Luperdi, Pedro Díaz, y Manuel Esparza, corrientes á foj. 60 foj. 7 5 del cuaderno segundo, consta que los vascos Marcial Miner y Juan Miguel Ormazábal, en la conversación que tuvieron con aquellos en este pueblo, a fines del mes de Julio del año próximo pasado, manifestaron la prevención que tenían contra el hacendado de Talambo, de inferirle daños personales si éste no accedía a sus pretensiones particulares.

            Segundo: Que de las mismas declaraciones de los testigos consta que en la noche del tres de Agosto del año citado, se confabularon Ormazábal y Miner, para asaltar al mismo hacendado, con el objeto de exigir de él un documento en que constase la revocación de lo que había expuesto en la mañana de ese mismo día, sobre que los sembradores del lado izquierdo del callejón de Chepén, trasladasen sus sementeras al lado derecho del mismo callejón, asalto que no ejecutaron por la negativa de los demás vascos a quienes trataron de comprometer para aquel hecho; lo que por sí solo constituye el delito de confabulación previsto por la segunda parte del artículo 4° del. Código Penal.         Tercero: Que, en la mañana del 4 de agosto, Marcial Miner al encontrarse con D. Manuel Salcedo en el camino de la acequia de la hacienda, le infirió diversas injurias hasta el caso de tomar dos piedras para arrojárselas, amenazándole en seguida que se vengaría, reuniéndose a sus paisanos, cuyo acto contuvo D. Dionisio Rázuri que iba junto con D. Manuel Salcedo, lo que revela que aun insistía en sus proyectos hostiles contra el mismo Salcedo. Cuarto: Que temeroso D. Manuel Salcedo de que Miner realizase sus amenazas, previno a su mayordomo José del Carmen Valdez que observase los procedimientos de aquel, y que en el caso de verle fomentando algún desorden le aprehendiese y pusiese a disposición del Juez de Paz de Chepén, cuyos actos puso en conocimiento del Gobernador del mismo pueblo al presentarse éste dónde él, con el objeto de cobrarle la contribución de su predio, lo que es conforme con los medios racionales de defensa que la ley deja al prudente arbitrio del que se siente agredido; medios que por otra parte se hacían tanto más necesarios y premiosos, cuanto que el ofensor podía realizar sus amenazas, como sucedió antes que la autoridad pública de Chepén pudiese tomar algunas medidas de reprehensión, en cuya circunstancia los medios de la justa defensa deben de ser apropiados al peligro que le corre, durando tanto tiempo cuanto este dura.

            Quinto; Que José del Carmen Valdez con el objeto de cumplir la orden de su patrón se condujo a la casa de la hacienda; y al llegar a ella, vio que el vasco Juan Miguel Ormazábal se marchaba precipitadamente a caballo a un lugar distinto del en que tenía su posada, por lo que se dirigió a él y entrando en conferencia, supo por el mismo Ormazábal que marchaba a reunirse  a sus paisanos del Callejón de Mancoche para vengar los ultrajes que Salcedo había inferido a Miner y que se le preparase; continuando su marcha a pesar de que Valdez trató de contenerlo, explicándole el hecho ocurrido entre su patrón y Miner tal como había acontecido, por lo que Valdez se vio obligado a marcharse a Chepén, con el intento de dar aviso a las autoridades, de lo que estaba sucediendo en Talambo, todo lo que consta de los testigos Esparza y Cavero á foj. 70 y foj.81 del referido cuaderno segundo, añadiendo estos que al pasar por la posada de Ormazábal vieron reunidos ocho a diez vascos, conversando con Miner, el cual separándose de ellos al ver a Esparza le dijo a éste que le había sucedido lo que les dijo en la carpintería de Luperdi, pero que vería Salcedo en ese día lo que eran los Vascos, pues estaban reuniéndose para ir á la casa, cuyos hechos comprueban la premeditación con que Miner y Ormazábal, preparaban el lance que después consumaron.

            Sexto: Que de las declaraciones de D. José de La Torre y D. Narciso Farro, corrientes á foj. 7 9 foj. 129 del mencionado cuaderno segundo, consta que ciertamente Valdez se condujo a Chepén, con el objeto de buscar a las autoridades del distrito, pero que desgraciadamente no las encontró, por haber estado ausentes de sus casas, por lo que tuvo que regresarse solo, temeroso de que los vascos estuviesen atacando a su patrón, cuya previsión resultó fundada en parte, puesto que cuando llegó a la casa de la hacienda ya estaban reunidos algunos vascos, inclusive Ormazábal y Miner, en el cuarto de D. Juan Ignacio Sorazu que se hallaba situado en el patio de dicha casa, inmediato por lo mismo a las piezas que ocupaba en esos instantes el hacendado.

            Séptimo: Que alarmado D. Manuel Salcedo con aquella reunión hizo presente á Fano y Sorazu que viesen lo que querían esos hombres, porque él no quería entenderse con ellos, cuya prevención trataron de cumplir, conduciéndose al lugar en que estaban reunidos los vascos, circunstancia de la cual aprovechó Rázuri, para inducir a Salcedo a que se separasen de la casa, marchándose al ingenio de pilar arroz, en cuyo punto oyeron las detonaciones de armas de fuego, disparadas en el interior de la mencionada casa, por lo que se apuraron a regresar a la misma, encontrando al entrar en la sala de ella, heridos a Fano y Sorazu, todo lo que consta de las declaraciones de Rázuri, Cavero y Ormachea corrientes á foj. 80, cuaderno primero foj. 81 y foj. 117 cuaderno segundo.

            Octavo: Que aquella reunión a juzgar por los precedentes relacionados en los anteriores fundamentos y declaraciones de Fano y Sorazu y de más vascos, pasaba del número de cuatro personas y tenía por objeto obligar al hacendado a revocar la disposición que había dado sobre traslación de sementeras de los Vascos que ocupaban el lado izquierdo del citado callejón, al derecho, llevando la intención firme de no abandonar ese sitio, por los cuales visto que practicaron el delito de asonada detallado en el artículo 139 del Código Penal.

            Noveno: Que los testigos que presenciaron los hechos que dieron por resultado la muerta de Juan Miguel Ormazábal y las heridas de Rosario Salazar, de D. Julián Fano, D. Juan Ignacio Sorazu, Marcial Miner y Felipe Arteaga, corrientes á foj. 60, 67, 71 vuelta, 75, 81 89 vuelta, 92, 95, 97, 100,102 vuelta, 105 y foj. 107 aseguran uniformemente, que José del Carmen Valdez, al ver la actitud amenazante de los vascos, reunidos en contra de D. Manuel Salcedo, invocó el auxilio de los peones que se hallaban cerca de la casa para contener ese ataque, los cuales ciertamente se prestaron a su llamamiento introduciéndose al patio con Valdez que se hallaba a caballo y desarmado, viendo todos que en la puerta del cuarto de Sorazu se hallaba éste y Fano parados, teniendo esté último una pistola en la mano y el primero emponchado contra sus hábitos ordinarios.

            Décimo: Que así mismo afirman que al hablarle Valdez á Fano, para que no protegiese los desórdenes de Miner y que se lo entregase para ponerlo á disposición del Juez le contestó aquel no solo negándose a esa entrega, sino también infiriéndole injurias personales, lo mismo que a D. Manuel Salcedo, lo cual oído por Rosario Salazar y Manuel Castro que eran del número de los quo acompañaban a Valdez, se dirigieron al mismo Fano para que accediese a la petición de Valdez, recibiendo el primero por contestación un pistoletazo disparado por Fano que le produjo una grave herida que lo habría postrado en tierra a no haber acudido en su auxilio  Camilo Villodas el que lo separó de ese sitio.

            Décimo primero: Que en igual sentido asegurase que a continuación de ese pistoletazo se dispararon otros tiros de armas de fuego del interior del cuarto, en cuyas circunstancias llegó el zapatero Morales, armado de una escopeta de dos cañones, un sable y una pistola que llevaba oculta en la cintura, y al verse atacado hizo uso de aquellas armas, hiriendo a Fano y Sorazu, lo cual visto por Valdez atravesó su caballo entre la puerta del cuarto y el cuerpo de Morales, notando en seguida que Juan Miguel  Ormazábal, salía del interior del cuarto armado de una pistola, por lo que tuvo Valdez que cambiar de posición, dejando en descubierto a Morales al que se dirigió y Ormazábal en aptitud de dispararle su pistola, cuyo acto contuvo aquel, haciéndole un tiro con la pistola que tenía oculta dándole muerto a tierra.

            Décimo segundo: Que del mismo modo exponen que Fano y Sorazu se precipitaron contra Morales, con el objeto de desarmarle y que al tomarle el primero la escopeta recibió de éste el segundo disparo de su pistola y en seguida varios golpes de sable lo mismo que Sorazu.

            Décimo tercero: Que también aseguran que en virtud de esta repulsa fugaron los citados de la sala, ocupando la puerta del cuarto Miner armado de una escopeta, instigando a sus compañeros a que continuasen atacando lo que no surtió efecto, porque consiguieron los peruanos desarmarle y aprehenderle.

            Décimo cuarto: Que del mismo modo aseguran que después de aprehendido Miner, concluyeron esos hechos sin ser ofendidos por los peruanos los demás vascos que estaban en el cuarto.

            Décimo quinto: Que para comprender la gravedad de estos hechos es preciso atender que los vascos que vivían en Talambo recibían de parte del dueño de él, toda clase de consideraciones y cuidados, proveyendo su subsistencia con recursos pecuniarios y alimentos sanos y de buena calidad, procurando el que se les curase de sus enfermedades, dando por resultado este esmero una mortalidad que no corresponde al número de los que componían la colonia y al tiempo trascurrido desde su ingreso a su fundo y,  últimamente estimulándoles al trabajo por medio de consejos y recomendaciones particulares que hacia asentar por Fano y Sorazu en los libros que estos llevaba como administradores del fundo lo cual consta en las declaraciones de foj. 117., foj. 120 foj. 122, foj. 123, foj. 124, foj. 126, 129 y 134 del mencionado cuaderno segundo, y copia certificada de foj. 136.

            Décimo sexto: Que tales circunstancias constituyen a los vascos que formaron su asonada, en obligados a guardar á D. Manuel Salcedo, consideraciones y respetos, particularmente Miner que era uno de los que había recibido de aquel especiales recomendaciones y servicios.

            Décimo séptimo: Que la inspección ocular del sitio en que se practicaron aquellos hechos corrientes á foj. 140 del mismo cuaderno segundo, conforme con el plano presentado últimamente, desmiente la declaración de Fano que asegura que el número de personas que se introdujeron al patio fue el de cincuenta o sesenta, pues es hasta cierto punto imposible que una superficie (de cuarenta varas cuadradas, ocupando un extremo de éste una escala de seis varas de longitud, quepa atacando un número de hombres como el que se indica.

            Décimo octavo: Que tan lejos de constar del proceso que D. Manuel Salcedo tuvo participación en los hechos juzgados, resulta probado que no vio ni habló a los peruanos que acompañaron á Valdez, así como el interés que tomó para que los testigos presenciales no complicasen los delitos cometidos á Fano y Sorazu.

            Décimo nono: Que las observaciones merecen fe ya por tener interés inmediato en el juicio, como porque son contradictorias é inverosímiles en puntos esenciales a los hechos ocurridos, lo mismo que la de los otros vascos por iguales razones, no sucediendo otro tanto a la de los testigos que últimamente declararon, los cuales son presenciales, de excepción y están conformes en cuanto a las personas, hechos, tiempo, lugar y condiciones que exige la segunda parte del artículo 101 del Código Penal de Enjuiciamiento, para que los dichos de los testigos formen plena prueba.

            Vigésimo: Que en virtud de estas pruebas resultan demostrados los delitos de asonada y agresión ilegitima cometido el primero por Marcial Miner, Juan Miguel Ormazábal, Francisco Otadin, José F. Aguinaga, Domingo Algarate, Roque Larrañaga, Miguel Alverdi, Felipe Arteaga, Román Aguirre, Vicente Azcarate, Martin A. Querejeta, Juan B. Aseguinaloza, Fermín Ibargura, Francisco y José Mortija, siendo sus cabecillas el primero y segundo y el otro por los mismos, inclusive Sorazu y Fano que perpetró la herida grave de Rosario Salazar, de cuyas resultas ha muerto, como consta de la partida de defunción que corre agregada al cuaderno primero.

Vigésimo primero: Que respecto de hallarse ausentes los relacionados lo mismo que varios peruanos, no puede aplicarles a los primeros las penas que designa el Código Penal a esta clase de delitos por lo cual se está siguiendo contra todos juicios por cuerda separada.

            Vigésimo segundo: Que tanto Valdez como los demás que le acompañaron a impedir la agresión ilegitima de los vascos y que rechazaron, hicieron uso de los medios que detalla el inciso 5 del artículo 8 del Código Penal.

            Vigésimo tercero: Que Francisco Ramírez y José María Zapata, cuya identidad han probado no han sido mandados aprehender por no estar comprendidos en los hechos que acontecieron en Talambo. Por estos fundamentos, administrando usted, a nombre de la Nación

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fallo: absolviendo, como definitivamente absuelvo, a Camilo Villodas, Cayetano Olastegui y Fermín Poyen por los hechos ocurridos en Talambo el 4 de agosto del año próximo pasado, lo mismo que separados del juicio a Francisco Ramírez y José María Zapata a quienes se pondrá inmediatamente en libertad. Así como también, declaro que á D. Manuel Salcedo no le persigue responsabilidad de ninguna clase, amerito de los mismos hechos, verificados en su ausencia.

Respecto de que resulta del proceso mérito para creerse autores del delito de agresión ilegitima contra el dueño de Talambo y no realizada en su persona, por haberlo impedido y rechazado los peones del mismo fundo, á D. Julián Fano y á D. Juan Ignacio Sorazu, mando que se les instruya, por cuerda separada el correspondiente juicio. Y por esta mi sentencia, con el Superior Tribunal, si no fuere apelada, definitivamente juzgando en primera instancia.

Así lo pronunció, mandó y firmó —Hágase saber, y líbrese despacho, al Juez de Paz de la Ciudad de Chiclayo que estuviese expedito para que mande practicar la misma diligencia con el referido Villodas.

 —Pedro Larrea. —‘

Junio 15 de 1864.

Si con respecto al Tribunal Supremo de la República hemos emitido nuestro juicio, ha sido por la íntima convicción que tenemos de su integridad, ha sido porque esa conciencia está basada en la gloriosa historia de este antiguo Tribunal, ha sido, en fin, porque jamás se le ha visto sacrificar la ley á ningún sentimiento.

Su más perfecta justificación es la acrimonia de Salazar y Mazarredo, es la venenosa opinión con que ha querido enlodarle un Ballestero, un Mansi, un Garrués.

Sobre la sentencia de Primera instancia que hemos copiado nada diremos. Si tiene algún vicio, ese no se ocultará al ojo suspicaz de los venerables ancianos encargados del respeto y perfecta garantía de las leyes. Su juicio, como todos los que pueden emitir, siempre estará basado en la moralidad y merecerá los respetos de todos los hombres verdaderamente honrados de América.

Nadie entiende hasta estas instancias el comportamiento de Miner, Fano, Sorazu y Ormazabal hombres protegidos, de su entera confianza, ayudantes de D. Manuel Salcedo en la administración, y que de un día para otro aparecen estas traiciones y ambiciones de apoderamiento de la hacienda.

D. Manuel Salcedo debió preverlo, desde que fueron desobedecidas sus órdenes. La separación de 120 vascos, sin otra causa que la de no ser colonos de peruanos, era suficiente para hacerle comprender que en Talambo quedaba un germen nocivo; pero le engañó su demasiada confianza. Creyó en la gratitud, con la misma fe, con que un amigo sincero, abre su alma al que sacrifica ese santo nombre, para ejercer más tarde la perfidia. Se dejó alucinar de una estudiada habitud al trabajo, sin recordar que hay especialidades monstruosas, que hay hombres que no tienen en cuenta otro elemento que su egoísmo.

Olvidó el señor Salcedo nuestra historia del coloniaje, olvidó que no existe un español que no tenga como concepto racional, que todo lo nuestro le pertenece, que vivimos bajo leyes excepcionales, que la España tiene derecho de arreglarnos, que nuestro oro es su oro, nuestra propiedad la suya y que en resumen no somos sino indios rebeldes, como que de indio trataron al referirse al dueño de la hacienda Talambo D. Manuel Salcedo al conocerse el incidente.

En España vive la tradición de los inmensos tesoros cedidos a Pizarro para perpetrar contra Atahualpa la más infame y cobarde de las veleidades. Por allá no se creé en nuestras leyes, ni en nuestros gobiernos: somos los mismos criollos de antaño, somos los mismos infelices indios de la mita.

Hablando de este modo no procedemos por inducción; los que tal pensasen, nos obligaría a preguntar ¿por qué Miner se reveló contra su benefactor? ¿Por qué llegó su saña hasta pretender arrebatarle su personalidad, el derecho más sagrado del hombre? Nosotros lo diremos: Miner obraba de este modo, cediendo a sus propias inspiraciones, creyendo llegado el momento de obtener á poca costa una propiedad.

Fue muy frustrante para Salcedo, que habiendo ya perdido mas de 60 mil  pesos para la traída de 500 Vascos, y habiendo asumido ya la pérdida de doscientos de ellos al llegar al Perú, cifró sus esperanzas en los 300 que solamente llegaron a Pacasmayo, donde los recibió y condujo a la hacienda, formado la felicidad de 300 individuos, cuyas desventajosa situación no podía ocultársele, desde el instante en que abandonaban su patria, fiados en la promesa de un hombre que no les daba otra garantía que la de un simple llamamiento y el pago de los valores gastados en su largo viaje puso todo su empeño en estos supuestos fieles trabajadores que decidieron cumplir con el compromiso de ir a Talambo, nunca se imaginó que justamente, tres o cuatro de los más instruidos del grupo, iban a ser los que venían con otras intenciones, la de hacerse de estas tierras que a Salcedo nadie se las regaló, no las heredó, si no fueron compradas con el fruto de su trabajo en tierras Lambayecanas de donde procedía. Miner fue el hacedor de una traición que estuvo a punto de consolidarse

Por eso creemos también que, el negocio propuesto a Salcedo por los vascos Miner y Azcarate, no fue otra cosa, sino el móvil de que se valieron para llevar adelante sus propósitos.

D. Manuel Salcedo tenía en clase de representantes á Fano y Sorazu; estos se entendían y habían entendidos siempre con los colonos; para cualquiera petición, para una queja, un reclamo, a ellos se recurría y éstos, trasmitían al propietario todas las ocurrencias, obrando él de un modo idéntico. Si el día anterior se habían dirigido á los administradores, si por estos conocían la resolución de D. Manuel Salcedo ¿con qué motivo le iba Miner á sorprender en el camino en lugares completamente solitarios y sin un solo testigo?

Tanto habría importado llenar sus deseos como no satisfacerlos. Era un plan arreglado ya, del cual se habían ocupado con bastante calma y desvergüenza, en casa de un carpintero (Miner), cuyo nombre forma parte de uno de los considerandos o puntos cardinales, en que se apoya la sentencia del Juzgado de primera instancia.

Miner debió recordar los respetos que se debían al individuo que tantas veces llamara padre y generoso protector, para no injuriarle con esa acritud que le ponía lejos de abordar una cuestión, llamada por su propia naturaleza a ser concluida, por una gracia especial, pero jamás por la violencia; y decimos gracia especial, porque el señor Salcedo á nada podía estar obligado con Miner, sino solamente a lo que constaba en las cláusulas de un contrato, a todas luces ventajoso para los vascos.

Miner no quería pues un reclamo justo, quería una venganza. No se limitaba a interponer su razón para alcanzar su propósito, sino que pretendía á toda costa un escándalo no se bastaba así mismo para alcanzar su fin, sino que procuraba reunir a sus compañeros no quería que D. Manuel Salcedo le siguiese distinguiendo, prestándole servicios, hijos de su sincera bondad, sino que intentaba revelarse en sus furiosas pasiones. El propietario por consiguiente veía en tal proceder uno de los móviles que autoriza la justa defensa.

Los acontecimientos ocurridos en Talambo, no hacen más que mostrarnos la verdadera actitud de los españoles residentes en Lima, que nunca se conformaron con la derrota en Ayacucho y firma de la capitulación

Ellos han visto con avidez nuestros tesoros y los han podido avaluar, cuando la España precisamente, se veía tratada por los mercados europeos, como un deudor moroso; más que esto aún, como se trata a un insolvente, incapaz de hacer frente a sus compromisos, condición que hasta la actualidad mantienen, es uno de los países que más ayuda recibe del Banco europeo. Para los españoles no ha existido sino un pensamiento: aprovechar nuestras revueltas y presentar a la España nuestra opulenta hacienda, como el más precioso y rico botín.

Pensemos nada más como interpretaban las cosas los españoles, después de Ayacucho La reina de España renunciaba la soberanía, derechos y acciones que le correspondían sobre el Perú.  ¿Qué derecho, qué acciones?, Derechos que algún día del descubrimiento de américa o de la conquista de nuestros países americanos se iban adjudicando unilateralmente.

La prensa española quedó indignada con la resolución final del proceso judicial referente a los hechos de Talambo, tal es así que los españoles residentes en Lima ya incitaban el ataque de Pinzón y la escuadra española contra las costas peruanas.

Bajo estas impresiones se hallaban los acontecimientos, cuando la digna y suprema Corte de  Justicia de la República, declaró la nulidad de lo actuado en el proceso de Talambo, desde fojas 90; esto es, dice el ilustrado y lógico autor del folleto titulado “El Perú y los Españoles”, lo que proporcionó a los defensores de los vascos, la oportunidad de que reparasen sus faltas, de que hiciesen resaltar en el proceso toda la justicia que les asiste; y sin embargo, en el Comercio de 17 de Febrero, se pretende justificar en esa misma declaración de nulidad, la necesidad de la intervención diplomática.

Las leyes del país admiten el recurso de nulidad, y de consiguiente los extranjeros que en él se avecindan, demore o acelere la tramitación de los juicios, están en el estricto deber de someterse a los resultados que produzca; y, sin embargo, en el uso legal de su recurso, se funda el autor del artículo a que nos hemos referido para solicitar la intervención diplomática.

Cuando la duración de un juicio se retarda, admitiendo recursos contrarios a las leyes, puede creerse que existe el propósito de denegar la justicia, y en tal caso los ministros públicos estarían en su derecho reclamando; pero como esto no ha sucedido y  la declaración de nulidad cede en beneficio de los agraciados y es una prueba más de que los tribunales quieren que los procedimientos sean arreglados a las leyes; el autor del artículo a que contestamos, nada menos pretende que la violación de ellas.

Si la nulidad hubiera sido denegada, en virtud de la denegación se pediría intervención diplomática, porque lo que se quiere no es justicia sino querella.

Los vascos son almas cándidas que explotan con fines que ya se han hecho públicos, personas conocidas por todos. De esta causa proviene la intolerable insolencia con que se escribe sobre la cuestión de Talambo.

Pero cuando todo lo dicho, no probase la injusticia de los españoles residentes en Lima, para dar en tierra con sus pretensiones, respecto de la rara intervención diplomática que han solicitado por la cuestión Talambo, nos bastaría, decimos, volver a citar las palabras de Wattel, que hemos dejado copiadas, en la proposición 4, en la vista expedida por el respetable señor Fiscal Dr. D. Gregorio Paz-Soldán. No hay motivo pues, para hacer internacional un caso común y sujeto en todo, a las atribuciones y jurisdicción de nuestros íntegros y rectos tribunales de justicia.

Pinzón durante el periodo de que nos ocupamos, no tenía otro pensamiento que emplear odiosos calificativos contra el Perú y sus autoridades. La cuestión Talambo interpretada por Mansi y por Garrués, era un estímulo poderoso para excitar sus groseros sarcasmos, y aquí es cuando Pinzón confabuló con Mazarredo y pasa su memorándum y su carta del 12 de abril. Cuando supo de qué las autoridades peruanas habían recibido su misiva partió rápidamente a embarcarse en la escuadra de tal forma que el Ministro de RREE del Perú ya no pudo citarlo o darle contestación.

Luego sucedió la toma de las islas Chincha sin declaración previa de guerra

Después de conocerse con precisión los hechos ocurridos en Talambo, creo haber esclarecido como se desarrolló finalmente esta aventura de parte de Ramón Azcárate de traer compatriotas para trabajar en Talambo, y que lamentablemente culminaron con la muerte de dos personas un peruano y un vasco, una sola hubiera bastado para lamentar los hechos, aquí fueron dos, nadie quiso que así se dieran los hechos, pero se dieron, y el lector juzgará las cosas.

Se trató también de dejar claro que la justicia peruana actuó conforme a ley, se detuvo y encarceló injustamente a D. Manuel Salcedo en Primera Instancia, quedando absuelto finalmente en la Corte Suprema por el Fiscal.

El gobierno peruano hizo lo que debía, la de respetar la justicia vigente sin infringir la Constitución ni las leyes, velando los asuntos nacionales que le significaba la presencia de la escuadra española, y dejando a D. Manuel Salcedo y la cuestión de Talambo, como dijimos, en manos de la justicia.  

Los gobiernos no tienen responsabilidad alguna cuando el órgano judicial respectivo ha actuado en todas sus instancias, bajo un marco jurídico de acuerdo a la Constitución de la República y las leyes del estado.

SI LLEGUE AQUÍ ES QUE ESTA TODO LO ANTERIOR  REVISADO

HAY QUE AGREGAR LO DE RAMON AZCARATE

5. El enganchador: Ramón Azcárate (1809-1887)

PAGINA 25 DEL BOLETIN BASCONGAD0

 

 

 

CONCLUSIONES A LOS SUCESOS SEGÚN LOS ESPAÑOLES, REPRESENTANTES DEL GOBIERNO ESPAÑOL

Para los españoles la causa en manos de la justicia se alargaba demasiado sin emitir fallo alguno definitivo, manifestándose así: Por mucha que fuera la simpatía del Cónsul Ugarte hacia el Gobierno del Perú, apremiado por las órdenes del Gabinete español, tuvo que cumplir con lo más rudimentario de su deber, reclamando, sobre tan extraño acuerdo, que alargaba indefinidamente la conclusión de la causa de Talambo, y por lo tanto, las satisfacciones debidas al país ofendido.

Muy extraño era que, si la reposición de la causa de Talambo se fundaba en infracciones de leyes terminantes, el Tribunal Superior no hubiese fallado

Esta fundada consideración “me obliga a expresar á V. E., con toda la firmeza que me ciñe el carácter público que invisto, lo peligroso que es para la causa de Talambo ese sistema de reposiciones jurídicas y en semejante situación, me veo en la necesidad de protestar a tiempo contra el carácter que se le ha dado a dicha causa; y protesto, en efecto, ante V. E. en debida forma, a fin de que el Gobierno de S. M. C. tome en consideración el carácter, y pida por los medios reconocidos la satisfacción y las reparaciones a que hubiere lugar, según la entidad de los daños irrogados por los súbditos españoles que residían en Talambo.”

A esta protesta del Cónsul contestó inmediatamente el Ministro de Relaciones exteriores, Sr. Ribeiro, diciéndole “que había pedido los necesarios datos al Tribunal Supremo, y que en cuanto los obtuviera tendría el cuidado de dar la respuesta debida a su oficio. “

No se crea que entre tanto los españoles establecidos en Lima aguardaban con paciencia y en silencio los resultados de las actuaciones; pues valiéndose de la amplia libertad que disfruta la prensa en el Perú, escribían artículos que indudablemente hubieran motivado serios conflictos en otros países

Ejemplo de ello fue uno que se publicó en El Comercio, de Lima, “donde atacando con terrible encono al Cónsul Ugarte, se envolvían dicterios y desprecios al Perú, a su Gobierno y a sus Tribunales”.

El artículo de referencia fue contestado con cierta malicia por un peruano, que decía, entre otras cosas: “Francamente le confesaremos a V. (al articulista), aunque no nos lo crea, porque nacimos “en tierra de indios y negros, que el acontecimiento de Talambo nos causó tan desagradable impresión, como se lo causa-iría a cualquiera de los de sangre pura; y que a estar en nuestras trigueñas manos, dejándonos llevar de nuestra sincera simpatía por la España y los españoles (perdone V. que no lo correspondemos; pero qué quiere V., así somos los salvajes), todas las teorías sobre distribución de las funciones del poder público, se habrían ido a pasear y nosotros nos habríamos constituido en Talambo á hacer justicia, como la hizo el paisano en la famosa península. Mas ¿cómo, si ni aun en los tiempos de los pesos columnarios, ¡que es mucho decir! Andaba la justicia en volandas? Quien lo hereda no lo hurta, amigo; y si a paso de tortuga nos enseñaron a andar, de la noche a la mañana no nos hemos de poner locomotoras en las zancas”....Refiriéndose el mismo periódico a una interpelación que hizo el Sr. Calderón Collantes al Ministro de Estado en las Cortes españolas, decía: “Un desmán cometido por un individuo, como acertadamente observa el Sr. Marqués de Miraflores, no puede dar lugar a reclamaciones diplomáticas, sino en el caso y de la manera que hemos indicado nosotros en nuestro precedente artículo”.

Los diarios El Comercio y El Mercurio siempre fueron pro Monarquía española, pro españoles en Perú, no reflejando una verdadera independencia para informar con veracidad la vida cotidiana del Perú, fue así como publicaba con fuerza y algarabía todo lo que favoreciera a España.

Pero los consejeros áulicos del Sr. Almirante Pinzón, quisieran que en vez de notas se cambiaran tiros, sin esperar nada ni tomar en consideración el deseo sincero que a todo el país le anima, de que los criminales sean castigados. Santo Domingo le está enseñando a la España que no sería el Perú el que más perdiera; pero Santo Domingo no le enseña a la España como equivocadamente acabamos de decir; España y su Gobierno están por la moderación y la justicia; algunos, muy pocos españoles, son los que desean comprometer las buenas relaciones que felizmente existen entre la que fue nuestra metrópoli y la república Sur Americana.

“Los que nadan tienen que perder, porque nada; han sabido ganar en un continente donde el trabajo es muy productivo, quieren que todo se revuelva, creyendo que de esta manera alcanzarán todo aquello a que aspiran”. Funesta ilusión, que, por fortuna, españoles y americanos, por su propio interés, re-oprimirán con energía y oportunidad. “Para que no faltase circunstancia alguna sorprendente en las apreciaciones sobre los sucesos de Talambo, he de advertir que españoles residentes en aquel punto declararon ante el juicio público sosteniendo la inculpabilidad de D. Manuel Salcedo y la injusticia de las reclamaciones de sus paisanos contra dicho individuo” (i).

(i) Los que suscriben, españoles actualmente residentes en Talambo por su espontánea voluntad, declaran ante el juicio público:

1.” Que en los tres años que como colonos dedicados a la agricultura permanecemos en dicho fundo, jamás se nos ha tratado con aspereza o acritud ni hostilizado de modo alguno.

2.” Que sus reclamaciones ajustadas a la contrata que en número mayor firmamos en 1860, como cabeza de familia, las ha practicado siempre convenciéndonos con amabilidad de la utilidad de su exactitud, la que él por su parte ha observado.

3.” Que por tales precedentes y por su conducta posterior a los acontecimientos del 4 de Agosto, que hemos palpado, no podemos en nuestra natural franqueza dejar de repugnar la participación que en ellos se quiere imputar al Sr. Salcedo y de confesar que han sido independientes de su orden y de su voluntad, y sin que haya estado en sus manos poderlos evitar como desde antes de ahora lo han manifestado por el periódico La Estrella del Norte Juan José Hormaechea y At. Guisasola que también suscriben la presente aclaratoria.

4.” Que satisfechos y convencidos del leal proceder del Sr. Salcedo, hemos preferido á siniestras sugestiones, permanecer, esperándolo todo de nuestros afanes y trabajos y

5.”Finalmente, si bien deploramos los lamentables y desgraciados sucesos que tuvieron lugar en esta hacienda, llevados también de un sentimiento de justicia y de gratitud, lícito me parece hacer esta pública manifestación en merecida ovación al Sr. Salcedo contra los diversos artículos que en su desdoro se han publicado hasta el 23 del presente mes en El Mercurio de Lima.—Talambo á 2 de Enero de 1864.— Juan Juder, no ha tenido ninguna queja hasta la presente fecha.—Atanasio Guisasola,—Juan José Hormaechea.

Sabemos que el Gabinete español, convencido de su torpe nombramiento en favor del Sr. Ugarte, lo destituyó de su cargo, previniéndole entregase sin demora todos los documentos al encargado de negocios de Francia, pues no trataba de reemplazarlo con ningún otro agente.

El Ministro francés contestó que no habían variado los propósitos del Perú, y que por tanto serían de total ineficacia sus gestiones. Así, pues, en lo sucesivo la protección de los súbditos españoles quedaba reducida a la que desde el puerto de Islay pudiera dispensarle el Vicecónsul señor Albistur.

No dejaba de aparentar interés el Gobierno del Perú en contener las iras de España. Así remitió a su Cónsul en Madrid, señor Moreira, ciertas comunicaciones con encargo de que las diera a conocer al Gabinete español.

En una de ellas procuraba demostrar que la causa de Talambo no había sufrido retardación de justicia, y que, si bien los Tribunales Supremo de la Nación y Superior del Departamento de la Libertad no habían estado enteramente de acuerdo, esto no influiría en el resultado final, ni revelaba falta de imparcialidad o acierto; añadía, que cuando el Gobierno del Perú se hubiera impuesto bien de la causa contestaría a la protesta que le había hecho el Cónsul antes de que fuera cancelada su patente. “Usted está en el deber (decía el Ministro Ribeiro al señor Moreira) de disipar cualquiera mala impresión de informes exagerados é inexactos que pudieran producir en el ánimo de las autoridades de esa Península”.

En la otra de las comunicaciones lamentaba que las circunstancias hubiesen impedido la celebración de un tratado de paz y amistad con España; que cuando la Escuadra llegó al Callao, el Gobierno no excusó acto de hospitalidad ni de exquisita atención, atestiguando la confianza que le merecían los marinos que desembarcaban en sus playas, a los cuales toda la sociedad peruana recibió con nobles y generosos sentimientos, sin embargo de que el General Pinzón se hizo siempre refractario a toda intimidad, demostrando prevenciones injustas para con el Gobierno peruano; que esclavo de estas prevenciones había proferido palabras ofensivas a la susceptibilidad del país.

En el supuesto de que el Almirante Pinzón diera malos informes sobre nosotros, cumple a V. desvanecerlos, haciendo llegar a conocimiento del Sr. Ministro de Estado de ese Reino, las buenas disposiciones que el Perú abriga para con la España, en su deseo de consolidar definitivamente la paz.

Para no dudar de lo sincero de estos deseos, preciso sería reconocer como vicio orgánico del Perú una gran inconstancia de propósito, un anómalo sistema de persuasión, una política infantil o una cándida confianza en lo excelente e impecable de todos sus actos.

Sólo así se podrían combinar sus ataques contra España cuando los sucesos de Méjico, y sus demostraciones afectuosas cuando llegó la Escuadra: las activas gestiones de su Gobierno en los sucesos de Talambo, y los extraños manejos de los Tribunales respecto a los mismos; las reiteradas malicias o torpezas de sus agentes al intentar el tratado de paz, y la templanza revelada en las notas oficiales; en una palabra, tanta asombrosa y rápida alternativa, de las que sólo deberían tomar en cuenta los españoles aquellas que les fuesen satisfactorias, y las desfavorables o injuriosas dejarlas pasar, que este era su criterio, pruébalo la acusación que hacían al Almirante, porque rehusaba corresponderles en el tono que entonces le hablaban.

Si este Jefe fue inoportuno en Chile hiriendo la susceptibilidad de aquel país, no lo fue tanto en Perú, donde se había herido, y no poco, impune e injustamente la no menos respetable susceptibilidad de España

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CONSECUENCIAS DEL INCIDENTE DE TALAMBO EN LAS RELACIONES ENTRE PERÚ Y ESPAÑA

El incidente de Talambo se produjo el 4 de Agosto de 1863, precisos instantes en que la armada española después de su larga travesía desde España hacia América y luego de haber recalado algunos días en Valparaíso donde recibió saludos de los españoles residentes e intercambiando ágapes y relaciones formales entre ambos gobiernos, pasaba por la rada del Callao rumbo a Panamá, sin enterarse aún el Almirante Pinzón de lo que estaba sucediendo en Talambo.

Los hechos de Talambo se produjeron en el andar de las naves españolas por las toda la costa del pacífico americano hasta los  estados unidos y su regreso, auscultando el ánimo de los gobiernos y sus relaciones con España luego de lograr la independencia de España de todos los países americanos.

Isabel II de Borbón, quién era la  Reina España desde 1833 y hasta  1868 había dispuesto esta expedición a sus antiguas colonias motivadas por la  ambición, que deseaba como fuente de recursos para España las islas guaneras, recobrar colonias y todo recurso que vaya a mejorar las alicaídas arcas españolas.

Entre esos recursos ambicionados estaba la de cobrar al Perú por los gastos en la guerra de la independencia, Junín, Ayacucho y otros.

El 10 de Agosto de 1862, a las cinco de la tarde, salieron de la bahía de Cádiz las fragatas Resolución y Triunfo en avanzada y posteriormente lo hicieron otros navíos

El 10 de Julio de 1863 llegan al Callao. El  General Pinzón  tenía instrucciones para saludar a la plaza, previa la seguridad de ser correspondido: así se efectuó. El capitán de puerto felicitó al Jefe español en nombre del Comandante general de marina y del Prefecto político. El Almirante cambió sus visitas con estas autoridades, y a los pocos días se trasladó a Lima donde fue recibido por el Jefe de la República, quien le había cumplimentado con uno de sus ayudantes apenas llegó aquél a la capital.

La entrevista de Pinzón con Canseco fue breve y de pura cortesía. La escuadra permaneció en el Callao poco más de dos semanas, en cuyo intervalo aceptó un banquete del encargado de negocios de Francia M. Lesseps, que le fue devuelto el día 11 de agosto de 1863  abordo de la Capitana, y al cual concurrieron el Almirante Bonet con su Jefe de Estado mayor, los comandantes de la corbeta Gala-thée, goleta Diamant, y de una fragata inglesa, los Cónsules de Francia y Prusia y otras varias personas distinguidas del país, de las cuales se habían recibido agasajos y demostraciones de simpatía.

A su regreso de la travesía que lo llevó hasta los estados unidos de norte américa, visitando varios países americanos en Octubre de 1863 al recalar en Panamá en Almirante Pinzón se enteró por primera vez de lo ocurrido en Talambo, sin mayores detalles.

La Resolución llegó al Callao el 13 de Noviembre de 1863; el Comandante de la Covadonga impuso al General Pinzón de los graves sucesos ocurridos en Talambo durante la ausencia de las fuerzas navales

El 13 de Enero de 1864 salió la Covadonga por orden de Pinzón para el puerto de Pacasmayo, con objeto de conducir al Callao a los vascongados, restos de la colonia de Talambo

A fines de Marzo  de 1864 llega a Lima Eusebio Salazar Marredo en calidad de Comisario Regio, título no aceptado por las autoridades del Perú puesto que es usado en las Colonias españolas.

Salazar traía comentarios negativos de parte de las cortes españolas sobre la persona del Almirante Pinzón.

Al entregar sus credenciales al gobierno peruano este no las aceptó puesto que el título de comisario Regio era usado para las colonias y no para una República.

Esto indignó a Salazar y manifestó que intercederá para que sea denegado un empréstito de setenta millones de duros solicitados por el Perú.

Con tal lenguaje y tales formas, nadie dudaría que las órdenes que Salazar había recibido del Gobierno de S. M. C. fueran provocar la guerra a todo trance, extinguiendo desde el principio cualquiera impulso de reconciliación que pudiese tener el Perú.

Eusebio Salazar de esta manera incitó a la toma de las islas Chincha por parte del Almirante Pinzón la que se produjo el 10 de Abril de 1864

El Almirante Pinzón por sus continuos desaciertos y carácter belicista fue relevado finalmente de su cargo y reemplazado por el almirante Manuel Pareja

 

4. TRATADO VIVANCO-PAREJA.- Fue el Tratado que se firmó el 27 de enero de 1865 a bordo del barco “Villa de Madrid” en el mar del Callao entre Manuel Pareja a nombre de España y Manuel Ignacio de Vivanco a nombre del Perú. Vivanco actuó en comisión dada por el entonces Presidente del Perú Juan Antonio Pezet.

Este tratado establecía lo siguiente:

España devolvía las islas de Chincha al Perú.

El Perú aceptaba al Comisario Regio para solucionar el Incidente de Talambo.

El Perú debía abonar a la escuadra española tres millones de pesos como gastos por la guerra.

Los pabellones de ambos países serían saludados recíprocamente como acto de desagravio; salva de 22 cañonazos recíprocamente.

El Tratado Vivanco Pareja

 

Se firmó el 27 de enero de 1865 a bordo del barco “Villa de’ Madrid” en el Callao, entre los generales Pareja e Ignacio de Vivanco.

Se consideró en el documento:

 

(1) La devolución de las islas de Chincha al Perú.

(2) El Perú debía abonar a la escuadra española tres millones de pesos para su sostenimiento.

(3) Los pabellones de ambos países serían saludados recíprocamente como acto de desagravio.

 

El Tratado fue aprobado por el Presidente Pezet, pero fue rechazado enérgicamente por el parlamento, el pueblo y la prensa.

 

Sucedieron incidentes que agravaron la situación. Castilla fue deportado a Gibraltar por un grave altercado en el parlamento con el Presidente Pezet.

 

 

 

 

EL TRATADO VIVANCO PAREJA

El gobierno de José Antonio Pezet firmó el tratado Vivanco-Pareja que, en pocas palabras, resultaba humillante para el país:

 

1. El Perú debía pagar una cantidad superior a los 2 mil pesos por los gastos ocasionados a la escuadra

2. Aceptar la investigación del comisario regio (funcionario de la corona que tenía injerencia en las colonias)

3. Lo más oneroso: cancelar la deuda que el Perú tenía pendiente con España.

4. La aceptación del saludo con artillería a la bandera española una vez desocupadas las islas guaneras

 

La indignación no pudo ser mayor. Acusado de traidor, el general Pezet huyó hacia Europa cuando se enteró del levantamiento de Manuel Ignacio Prado en Arequipa. Declarado nulo el tratado Vivanco-Pareja, se formó la Cuádruple Alianza entre Ecuador, Perú, Chile y Bolivia y se declaró la guerra a España.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

OCUPACIÓN DE LAS ISLAS CHINCHA PAG 179 DE HISTORIA GUERRA PACIFICO

(10 Abril 1864 – 1865)

En el período más álgido de protestas y reclamaciones a causa de los sucesos de Talambo, recibió el Almirante Pinzón un oficio que le enviaba el representante de España en Washington, señor Tassara, por conducto del Cónsul Ugarte, noticiándole confidencialmente que la Escuadra había sido destinada con urgencia a las aguas de Cuba. No dejó de sorprender al Almirante, y con razón, que en vista de la gravedad que implicaba en las circunstancias actuales aquella orden, no se le hubiera comunicado directamente, sino valiéndose de un comerciante que ni aun pertenecía a la carrera consular: así se lo expresó al Sr. Tassara, participándolo también al Gobierno español. Pero Tassara había hecho más, porque también le dirigió igual aviso por medio del Vicecónsul de España en San Francisco de California.

Esto revelaba, al parecer, dos propósitos; darle toda la publicidad posible y contribuir a que el señor Pinzón dispusiera sus barcos inmediatamente y se hallara listo a zarpar en cuanto recibiese la anunciada orden, abandonando el Pacífico. En atención a que Tassara era íntimo amigo de Barreda (hermano político de Osma), uno de los agentes del Perú que más había combatido a España, creyóse por los Jefes de la Escuadra que Tassara, sin comprenderlo, venía a ser instrumento de su amigo y del Gobierno peruano, por el cual se ponía en juego una intriga para conseguir a todo trance la retirada de la Escuadra.

Era también extraña la actividad demostrada por Tassara, si se considera que durante los veintidós días que permanecieron los buques en San Francisco, no demostró igual cuidado en comunicar con ellos bajo ninguna forma.

La anunciada orden de regreso fue motivo de una amplia discusión y de un acuerdo unánime por parte del Almirante y Jefes de los buques, que resolvieron dejarla de cumplimentar, fundándose en consideraciones muy atendibles: pártase del principio que los súbditos españoles establecidos en Lima habían presentado a Pinzón una relación de vejámenes y atropellos con exceso exagerada; que los sucesos de Talambo se relataban con horribles colores y detalles de crueldad infinita, que no habían concluido, y los que suponían quedaran impunes; que otros españoles habían elevado una instancia al General rogándole detuviera su salida para proteger sus vidas e intereses seriamente amenazados; únase a esto que el Sr. Lesseps, representante de Francia, no era admitido por el Perú como protector de los súbditos españoles; y, sobre todo, que el Sr. Ballesteros cumplía concienzudamente la guerra sin tregua que había declarado al Perú, haciéndose oír con harta frecuencia a bordo de los buques.

Los sucesos de Talambo que se circunscribieron a un levantamiento y la muerte de un español, la comunidad limeña a estas alturas ya había sido mal informada y exagerada por Julián Fano y Juan Ignacio  Sorazu a tal extremo de tildarla de crueldad infinita, decir de vejámenes, de impunidad cuando el proceso jurídico estaba aún en curso, de tal forma que se impresionaba mucho a la población limeña pensando seriamente en todo lo que dijeron y publican los diarios pro españoles, y por todo esto  se suma el hecho de Talambo a la ambición reconquistadora que ya cundía en sus ánimos reforzada por la presencia de Pinzón y la escuadra.

Tampoco vemos pues durante la estadía de los barcos en el Callao alguna actividad científica, lo que corrobora las intenciones que traía la visita española

No hubiera sido dudoso para ningún Almirante, en caso igual, lo que la dignidad le obligaba a resolver, sin embargo de la restricción que habían sufrido, con las nuevas instrucciones, sus poderes y derechos. Por si no fuera suficiente todo lo expuesto para que el Jefe de la Escuadra se resistiera a cumplir la orden, hay que decir que apareció por entonces en el Perú el Sr. Salazar y Mazarredo, cuyos consejos no pudieron ser más belicosos y desatinados.

Los mismos españoles en esta su declaración vemos pues que consideraban a Salazar y Mazarredo una persona de mala calidad confirmándose en todos los hechos en que tuvo participación en el Perú y Talambo.

La junta de jefes, reunida a bordo de la Resolución, extendióse en un prolijo análisis de todas las circunstancias que pudieran ocurrir, y se comunicó al Gobierno el resultado de la discusión, que puede extractarse con estas palabras: “Atendidos los recursos del Perú, la Escuadra tiene fuerza bastante para garantir el éxito en  todos los extremos. La simple presentación de una sola fragata en las islas Chinchas, pondría al Gobierno español en posesión accidental de este importante punto. El éxito de las primeras operaciones es seguro: resta sólo poner los medios de sostener lo hecho por un tiempo determinado y mantenerse en posesión de estas prendas hasta tanto que S. M. resuelva lo que  estime por conveniente

Calcúlese que la respuesta a esta comunicación podría recibirse a fines de Marzo, en cuyo intervalo se guardaría profunda reserva, y la Escuadra, siguiendo el curso ordinario de la comisión, dejaría a todos en la creencia de que después de Chile iría al Atlántico.

El Sr. Salazar y Mazarredo se ofreció a llevar a España personalmente la comunicación documentada y dar al Gobierno de S. M. amplias explicaciones verbales sobre todos los sucesos.

Así lo hizo viajó a España y regresó con un nuevo título  “Ministro de su Majestad Católica en Bolivia y Comisario Extraordinario para el Perú”

El Almirante presentaba su dimisión para el caso de que el Gobierno desaprobara la conducta que había seguido y la resolución que había tomado de permanecer en el Pacífico esperando nueves órdenes

Sin duda desde los inicios de esta expedición Pinzón sabía y eran sus esperanzas de una  confrontación recuperadora de la colonia peruana, por lo que regresar con las manos vacías era una afrenta muy grande.

 Continuaron la Resolución y la Covadonga fondeadas en el Callao, sin intervenir en cuestión alguna y como ajenas e indiferentes a los trámites que seguía la causa de Talambo y a las reclamaciones o quejas de nuestros compatriotas.

Por entonces se presumía que el General Echenique subiría al poder, en cuyo caso todo podría arreglarse, porque aquel General estimaba a España. La situación del Perú era muy crítica; por un lado el Gobierno francés le exigía una indemnización considerable de ciertos agravios inferidos a colonos polinesios que estaban bajo su protección; por otro lado débale recelos el ejército de Nueva Granada, que a las órdenes del General Mosquera, victorioso, había invadido el Ecuador. Por fin, con la retirada de Mosquera se recobró la tranquilidad y el Gobierno del Perú, pretextando la necesidad de consolidar la independencia americana, expidió otra circular a varias de aquellas repúblicas, invitándoles para la celebración de un Congreso.

El 13 de Enero de 1864 salió la Covadonga por orden de Pinzón para el puerto de Pacasmayo, con objeto de conducir al Callao a los vascongados, restos de la colonia de Talambo; pues decíase que aquellos se veían obligados a hacer total abandono de sus intereses a causa de la incesante persecución de que eran objeto. La Covadonga regresó el 20 del mismo mes, trayendo a su bordo un total de nueve vascongados, que fueron los únicos que acudieron en busca de mejor fortuna.

La fragata Resolución salió del Callao con dirección a Valparaíso, fondeando en esta rada el 16 de Marzo de 1864, donde ya lo estaba la Triunfo hacía largo tiempo; la Covadonga, entre tanto, había sido enviada a Panamá, en cuyo punto recogió a Salazar Mazarredo, que llegaba de España investido con la categoría de Ministro residente de S. M. C. en la República de Bolivia y Comisario extraordinario de España en el Perú; inmediatamente regresó la Covadonga al Callao, en cuya rada fondeó el día 18 de marzo de 1864 quedando allí a las órdenes del Sr. Salazar, que desembarcó en el acto dirigiéndose a Lima.

Es de advertir que el Sr. Salazar había escrito desde Panamá al General Pinzón, diciéndole, en primer término, que el Consejo de Ministros había reprobado por completo su conducta; que todos los obstáculos habían sido vencidos gracias a muchas cosas que no podían confiarse al papel; que los enemigos del Almirante le habían criticado mucho por su inercia en los momentos graves; todos dicen ( añadía Salazar ), que las cosas se han puesto peor en el Pacífico desde que Pinzón anda por allí, por no saber demostrar energía a tiempo.

Bien se lo anuncié á V. Estas injustificadas frases, pues no había habido ocasionen que demostrar poca o mucha energía, fue un recurso de Salazar para herir el orgullo de Pinzón; precisamente si algo temía España del Almirante era todo lo contrario. ¡Increíble parece que el Gobierno hubiese confiado su representación á persona que aparentaba merecer el dictado de loco! ¡Quién dijera que le estaba reservado al Gabinete Miraflores nombramiento más inoportuno y descabellado que el del famoso Ugarte!

La ocupación de las Chinchas era una idea fija, una antigua monomanía de aquel mal diplomático, y así lo revelaba en la carta de referencia:

Recibirá V. ésta el 29de marzo de 1864; dese V. á la vela en seguida con las dos fragatas y vaya V. á fondear a las islas de Chincha.

Es el rendez vous más conveniente, después de pesados todos los argumentos que V. puso

Y los míos .D Concluía diciendo que no le enviaba las comunicaciones oficiales porque quería entregárselas personalmente. Antes de abandonar a Valparaíso conferenció el General Pinzón con el Sr. Tavira respecto a la facilidad que pudiera prometerse para abastecer la Escuadra en aquel punto si se rompieran las hostilidades con el Perú. Tavira

Le indicó que no lo dudase, aunque el pueblo y la prensa chilena se pondrían inmediatamente de parte de la vecina República. Acudió con puntualidad el Almirante a la cita de Mazarredo, cuyo reciente nombramiento le inspiraba una confianza ciega en que dicho señor era fiel intérprete de los deseos del Gobierno de S. M. C, con el que había conferencia doy discutido todos los asuntos. Era muy natural.

Entre tanto, en abril de  1864 apenas llegó a Lima Salazar, notificó al señor Ribeiro su misión especial para que le designase día y hora en que hacerle entrega de los documentos que conducía.

Contestó le el Ministro peruano accediendo a su petición; que lo recibiría con la mayor cordialidad, dándole aquellas facilidades y concediéndole todas las preeminencias que el derecho reconoce y son necesarias para el desempeño exacto de su encargo; pero que como el Sr. Salazar iba acreditado con un carácter puramente confidencial, según se desprendía de la denominación de Comisario que no estaba de acuerdo con las reglas y usos diplomáticos, y que podría traer quizás embarazos en el curso de las negociaciones , se hacía conveniente una previa entrevista y explicación con el Ministro que le escribía, y el cual lo aceptaba desde luego como agente del Gobierno de Madrid.

Si el Sr. Salazar, decía, admite, como es de esperarse esta previa y precisa explicación, puede, cuando lo estime por conveniente, dar principio a su misión, seguro de encontrar de parte del Perú y su administración las más felices disposiciones para entenderse con el Representante de la ilustrada  nación española.

A los pocos días le contestó Salazar que en vista de que el Perú no quería reconocerle el carácter de Comisario especial o Extraordinario para el Perú , había él dirigido ya un memorándum a los representantes extranjeros, del cual le incluía copia; que constándole proyectaba esa República contratar un empréstito de 70 millones de duros, esto no podía ser sino para oponerse a las justas reclamaciones de España; que cualquiera que fueran las eventualidades del porvenir, se guardase mucho de cometer excesos con súbditos españoles, porque las represalias serían mucho mayores y decisivas.

Con tal lenguaje y tales formas, nadie dudaría que las órdenes que Salazar había recibido del Gobierno de S. M. C. fueran provocar la guerra a todo trance, extinguiendo desde el principio cualquiera impulso de reconciliación que pudiese tener el Perú.

Pues bien; todo lo contrario: Salazar había recibido dos pliegos de instrucciones que venían a complementarse, pero ocultó mañosamente uno de los pliegos, y ya veremos hasta qué punto llevó a cabo esta ocultación. En aquel pliego se le decía:  Ahora, después de todo, fije V. S. Altamente su atención en que la misión que el Gobierno de S. M. le confía es de paz: que el Gobierno quiere paz y buena inteligencia: y por este medio, antes que por ningún otro, la justa reparación a que aspira, y que si, sin culpa suya, hubiera que llegar a demostraciones de fuerza, las razones que á V. S. determinen a ello, de concierto con el Jefe de nuestra Escuadra han de ser tales, que el Gobierno español, sin más que hacerlas notorias, quede justificado ante las naciones de Europa y de las demás civilizadas.

Como prueba del anunciado leal propósito del Gobierno español en este punto, si las gestiones pacíficas produjesen el resultado satisfactorio que es de esperar, va V. S. autorizado para proponer después al Gobierno dela República la continuación de las negociaciones interrumpidas o la iniciación de otras nuevas, que aseguren entre los dos países las buenas relaciones que hoy son ya una necesidad entre las naciones civilizadas. El Ministro que esto escribió y que de tan buenos propósitos estaba animado, no paró mientes sin duda en el significado que pudiera dársele en Perú al título de Comisario español, y de que esto fuera un grave obstáculo. Sin embargo, este escollo hubiera sido salvado por un hombre de buen juicio; el error que no podía orillarse era el de la elección de este hombre.

La postura de Salazar ya era tema de debate por parte del gobierno del Perú, tanto es así que el Presidente Pezet manifestó en un discurso “Autorizo a cualquier hombre para que me corte la cabeza si transijo con los españoles” (Basadre 1969, 217).

Las relaciones eran un tanto especiales, puesto que pese a la tensión se estaba tramitando el empréstito comentado y este ya había sido aprobado para tal fin viajan a Inglaterra el Coronel Francisco Bolognesi, y a los Estados Unidos y Europa otras comisiones navales para adquirir buques; mientras que las colonias italianos, francesas y estadounidenses, así como un grupo de españoles, pidieron la liberación de las islas Chincha. (Basadre 1969, 218)

El 10 de Abril de 1864, las fragatas Resolución y Triunfo fondearon en las islas de Chincha, donde lo estaban muchos buques de todas nacionalidades cargando guano, y el bric-barca de guerra Iquique, artillado con cuatro cañones pequeños. La Covadonga llegó casi en seguida puntual a la cita, conduciendo a Salazar y a Merino Ballesteros, que había embarcado en la goleta, temeroso de pasarlo mal en Lima.

El Sr. Salazar, desde el bote que lo trasladó a la Capitana, manifestaba con grandes gritos que el Gobierno del Perú no había querido recibirlo, y después de hallarse a bordo, sin calmar un punto su cólera, relató los sucesos, enseñó las notas que mediaron entre él y el Ministro Ribeiro, y entregó al Almirante las instrucciones que traía del Gabinete español. Leyó Pinzón el oficio del Ministro de Marina referente a dichas instrucciones, y al llegar al párrafo que decía «se ha servido» encomendar a D. Eusebio Salazar y Mazarredo la misión extraordinaria en dicha República, de que se impondrá V. E. por las dos adjuntas copias de las instrucciones que para su desempeño le han sido comunicadas por el Ministro de Estado, etc. Advirtió Pinzón que sólo se le mostraba una de las copias mencionadas, y preguntó a Salazar por la otra. Este dijo que era un documento de poca importancia y que se le había extraviado en el laberinto de sus papeles.

La respuesta no satisfizo al Almirante, nial Mayor general, e insistieron en que lo buscase.  No sé lo que he hecho de él, ya parecerá; repetía Salazar invariablemente. La insistencia en pedir esta parte de las instrucciones debiera haber sido más tenaz y su extravío muy sospechoso, no obstante, la confianza manifiesta que el Gobierno había colocado en Salazar, al revestirlo con plenos poderes y tan alta representación; pues si bien era fácil la pérdida de la copia que al Almirante se le remitía por Marina, no era probable que también se hubiera perdido el original entregado directamente a Salazar por la primera Secretaría de Estado. La situación no admitía término medio; o se sospechaba de la buena fe del Comisario y del alcance de sus poderes, negándose a reconocerlo hasta que fueran leídas todas las instrucciones, o se prestaba crédito a sus disculpas y se cooperaba a sus deseos. Esto último aceptó el Almirante, arteramente engañado.

Quedaron, pues, como únicas subsistentes, las órdenes que con el carácter de muy reservadas enseñó a Pinzón. Veamos sus capitales puntos para deducir si también se apartaron de su espíritu. Comenzaba por expresar el Ministro que si había investido a Sa-lazar con el carácter que llevaba era atendiendo a la intimidad y confianza que decía tener con Pinzón, como lo confirmaba el hecho de haberle éste pedido consejo cierta vez y de haberlo enviado con una misión cerca del Gobierno. Prevenía le a Salazar que antes

De practicar gestión alguna se enterara por cuantos medios le fuera posible del curso y estado del proceso de Talambo, y que examinara bien las quejas de los súbditos españoles, eliminando las exageradas e infundadas, y que después de formar el pliego de agravios, con sujeción riguroso, a sus instrucciones, presentara su primera reclamación razonada y enérgica, apero de todo punto pacífica y sin género alguno de indicación sobre haber de recurrir o no a  la fuerza.

De la forma adecuada de esta reclamación, y de la preparación favorable hábilmente causada en la mente de aquel Gobierno, puede pender la terminación honrosa y pronta que apetece España, obligada por altas y perentorias razones de necesidad y conveniencia a procurar y desearla solución rápida de esa complicación y el retiro pronto, también, de la Escuadra a las aguas dela Península.

Penetrado V. S. así de la intención del Gobierno, no exagerará V. S. las pretensiones; reducidas a lo justo, se sostienen mejor y queda más justificado el  empleo de la fuerza en el peor caso.

Como el Gobierno del Perú no quiso establecer negociaciones sino puramente confidenciales con el Comisario especial de España, cuyo título repugnaba a la susceptibilidad de aquel país, demos esta negativa como un equivalente al fracaso de todas las gestiones efectuadas (no cual las comenzó o planteó el Sr. Mazarredo, sino tan templadas y sensatas como las prescribían las instrucciones. Para este caso también tenía el hábil Comisario su camino trazado con perfecta claridad. «Si contra todo lo que es de esperar, la reclamación fuese desechada in lamine, expresando V. S. su pesare la precisión de recurrir a demostraciones de fuerza, que nadie y querría evitar con más cordial resolución que el Gobierno de S.M., anunciará V. S. que se retira a la goleta surta en aquellas aguas, y así lo verificará. Si el rechazo de la reclamación presentada por V. S. no fuere absoluto, sino condicional y no cono- D adámenle para ganar tiempo, cruce V. S. alguna contestación, si de ella espera el pacífico, favorable y pronto resultado a que se aspira. Aún puede suponerse que el no admitir al Comisario fuera para ganar tiempo, pero en este mismo caso también hallaba concretas instrucciones el Sr. Salazar.

 Veamos de qué modo las cumplió: Ya en la goleta, dirija V. S. su ultimátum, acompañando copia de las instrucciones fundamentales y publicables que V. S. lleva, y con término de treinta horas para contestar, pasado el cual, sin verificarlo, o ceder a las satisfacciones pedidas, levará V. S. anclas o adoptará sus disposiciones para la aproximación de la Escuadra.

Anuncie V. S. asimismo que la reparación a que se le obliga al Gobierno español a procurarse por medio de la fuerza estaba de» todo punto fuera del deseo del Gobierno, y que en su manifiesto a la Europa y a la América toda, hará ver por qué agravios y por qué medios y negativas se ha obligado a España, que quería y quiere siempre la paz, a recurrir a medidas coactivas, si bien autorizadas por el derecho de gentes.

Si en este estado las cosas el Gobierno de la República propone solución al conflicto, admita V. S. las nuevas gestiones, no encaminadas notoriamente a ganar tiempo; admita V. S. mediación, en su caso, siendo autorizada, pero todo en el buque. Si ni aun así hubiera resultado honroso, parta V. S. á noticiar al General Pinzón que la cuestión le pertenece ya, según las instrucciones que habrá recibido al efecto.

V. S., sin embargo, continuará a su lado hasta la terminación de lo que haya que emprender y para ultimar su comisión, si aquel Gobierno hace al cabo con la Escuadra a la vista lo que ha rehusado por medios pacíficos.

Aun empezada ya la demostración de fuerza a que haya que apelar, y para acreditar siempre al Gobierno español que ha querido la paz hasta lo último, recibirá V. S. la mediación o arbitraje que pudiera proponerse de representantes de naciones amigas. Últimamente, fije V. S. su atención para cuanto emprenda y resuelva y mire como circunstancia esencial de» su comisión, que la mente del Gobierno es la terminación más breve posible de su radical encargo, toda vez que sea honrosa; y el facilitar, en cuanto de V. S. de-penda, el más pronto retiro de la Escuadra.

En efecto, el Sr. Salazar no dirigió ultimátum a nadie, ni copia de instrucciones, ni dio plazo de treinta horas, ni de una, ni se ocupó en decir que España quería la paz o la guerra, ni quiso someter a prueba la terquedad del Perú llamando la Escuadra al Callao, ni concibió arbitraje de ninguna especie.

En cambio, para facilitar el pronto regreso de la Escuadra, la dejó bien clavada en las islas de Chincha, y permaneció al lado del Almirante mientras no pasó por allí el primer buque que pudo traerlo a Europa. Pero no adelantemos los sucesos. Ni aplaudamos sin reserva las instrucciones del Gobierno de España.

Las islas de Chincha carecían de fortificaciones; su guarnición consistía en unos 200 hombres de tropa de infantería de Marina, y su Gobernador lo era el capitán de navío D. Ramón Valle-Riestra; esta autoridad, el capitán de puerto, varios empleados de Hacienda, la guarnición citada, 1,000 individuos dedicados a la carga de guano y 160 presidiarios, constituían la totalidad de los habitantes de las islas.

El buque de guerra Iquique era la única fuerza marítima que allí tenía el Perú. En la bahía había fondeados de 70 a 80 buques mercantes de todas las nacionalidades. El Almirante y Salazar conferenciaron, y con presencia de las instrucciones y de las reglas de derecho internacional que tuvieron a la vista, resolvieron bajo su exclusiva responsabilidad apoderarse de las islas de Chincha a nombre de España, medida que les pareció preferible al bombardeo de los puertos del litoral del Perú, y conservarlas hasta tanto que el Gobierno de la República se prestase a dar las satisfacciones que el nuestro reclamaba. Inmediatamente el General pasó una intimación al Gobernador de las islas que decía así: Estando resuelto a posesionarme de las islas Chinchas con las fuerzas de mi mando lo participo á V. S., debiendo en el término de quince minutos dejarlas a mi disposición, pues de lo contrario las tomaré á viva fuerza.

Lo curioso es que mientras el alférez de navío Canga Arguelles llevaba esta misiva al Gobernador, vinieron a saludar al General, el capitán del puerto y el Comandante del Iquique, quienes permanecieron abordo largo rato, hablando con perfecta tranquilidad y ajenos a lo que se preparaba.

Llegó la respuesta del Gobernador que fue la siguiente: He recibido la nota que el señor Almirante ha tenido a bien dirigirme con fecha de hoy, en la cual me intima que ponga a su disposición estas islas, y que en el caso de no hacerlo así tomará posesión de ellas por medio de la fuerza: en contestación debo decir al señor Almirante que no tengo instrucciones de mi Gobierno sobre el particular, y que no pudiendo por lo tanto proceder en asunto de tanta gravedad pediré las necesarias, esperando que el señor Almirante tenga a bien darme el tiempo necesario para recibirlas.

Apenas obtenida esta contestación, mandó el General que se alistasen los trozos de desembarco, y que un bote armado fuese a tomar posesión de la barca Iquique apresándola con toda su gente.

Al mismo tiempo contestó al Gobernador con estas frases. En respuesta a la atenta nota de V. S. que acabo de recibir, pongo en su conocimiento que el alférez de navío dador de esta comunicación lleva una bandera española que deberá sustituir a la peruana en el plazo improrrogable de quince minutos. Si así no fuese, se romperá el fuego inmediatamente sin contemplaciones de ningún género, y V. S. será responsable de la sangre que se derrame y de la propiedad que se destruya.

Contestó el Gobernador protestando de la violencia que se le hacía, que sólo cedía a la mayor fuerza y que no arriaría su pabellón hasta tanto que no fuese gente española a verificarlo.

Por entonces la goleta ya había recibido orden de impedir la salida de varios botes que se daban a la vela. Habíase hecho el zafarrancho de combate abordo de las fragatas, y en junta de Jefes se acordó la forma y modo de efectuar el desembarco y toma de posesión. Hecha señal a la Triunfo, envió esta su gente armada, y unida a la de la Resolución bajo las órdenes del teniente de navío don Evaristo Casariego, abordaron el muelle, y sin resistencia de ninguna clase llegaron a la plaza, al mismo tiempo que el Almirante con el Mayor general entraban en la casa del Gobernador. Tuvo con éste una conferencia, a la que asistieron el capitán del puerto, el secretario del gobierno, dos señores del país, uno de ellos Álvarez Calderón, Senador de la República y contratista de su Gobierno, que estaba encargado de la dirección del cargamento del guano.

En esta conferencia se convino trasladar el presidio a la barca Iquique, y se concertaron los medios para que no se turbase la tranquilidad pública; entre tanto se había cambiado el pabellón peruano por el de España, al cual saludó la Capitana con veintiún cañonazos.

El General constituyó presos en calidad de rehenes para garantizar la seguridad de los españoles residentes en Perú, al Gobernador, capitán de puerto, comandante de la Iquique y varios oficiales. Últimamente pareció mejor que el presidio se trasladase a Pisco, custodiado por la tropa peruana que guarnecía la isla. Esta comisión fue confiada al Teniente de navío D. José Navarro y alférez Lora.

Á la Iquique se le nombró un oficial de mar y 30 hombres de tripulación. Tomadas todas estas disposiciones, aquella misma noche se puso en marcha la Escuadra en demanda del Callao, en cuya rada fondeó al amanecer del día 16; el objeto principal que allí la llevaba era sacar de dicho puerto al brik-barca español Heredia antes de que pudiera ser apresado, y además participarle al Gobierno del Perú que España había tomado posesión de las islas de Chincha.

Cuando la Escuadra arribó al Callao, estaban surtos en su rada la corbeta Amazonas de 40 cañones, los vapores Sachaca, Apurímac, Tumbes y Loa.

Al parecer no se tenía conocimiento de lo ocurrido; así venía a indicarlo la tranquila actitud de los buques, y el hecho de haber enviado el Prefecto del Callao un oficial que cumplimentase Pinzón, y otro el Almirante peruano.

¡No obstante, supuse después que desde la noche anterior el Gobierno del Perú había tenido conocimiento de!  Inferido agravio.

Inmediatamente conferenciaron el Almirante y el Comisario con el Ministro de Francia y con los Jefes de las estaciones navales inglesa y norte-americana, entregándoles el Memorándum y declaración que debía ser dirigida a todos los miembros del cuerpo diplomático a los mismos se notificó oficialmente el acto realizado asegurándoles que todo continuaría como estaba, que el tráfico del guano no se interrumpiría, quedando así garantidas las propiedades de los súbditos extranjeros.

 Concluidas las conferencias, se advirtió una excitación extraordinaria en la ciudad del Callao; que el Jefe de las fuerzas peruanas se dirigió a bordo de la Amazonas donde acudieron también los Comandantes de los otros buques; que a poco todos habían encendido los hornos de sus máquinas y no tardaron en desahogar vapor; y que los mercantes se pusieron en movimiento para dejar francos los fuegos de las fortalezas.

En vista de esta actitud, ordenó el General zafarrancho de combate a la Escuadra, y disponerse para proteger en caso preciso a la Covadonga, que había de dirigirse a la barca Heredia, fondeada cerca de los muelles bajo las baterías de la plaza, y remolcarla hasta fuera del puerto. La Covadonga para desempeñar su comisión tuvo que cruzar ante el inmenso gentío que coronaba los muelles, y tan inmediata a los buques de guerra del Perú que, desde uno de ellos, el Loa, le gritaron atrás, no se pasa y el Comandante Fery contestó, adelante y viva España.

Llegando a la barca le dio remolque y la condujo fuera, sin la más pequeña oposición por parte de las fuerzas peruanas. Esta maniobra fue verdaderamente bella, tanto que, acaso no exagere al decir que colmó de admiración al pueblo peruano, arrancándole gritos de reproche la conducta reservada o prudente de su marina.

La Escuadra española pase o su bandera por entre las múltiples baterías de los buques y de los fuertes y bajo las miradas de millares de personas que cubrían las azoteas de la población, creyendo sin duda presenciar un combate, para el cual esperaba la Escuadra que la agresión partiese del Perú, pues bastábale a ella haberlo ofendido primero y provocado después. Muy lejos está de mi ánimo achacar a cobardía una conducta que se prestaba a muchas explicaciones dignas y honrosas.

Acaso aún no se creían rotas las hostilidades o completamente perdida la esperanza de un arreglo, que hubiera sido imposible después de sangriento combate. En efecto; el Presidente del Consejo de-Ministros peruano, señor Ribeiro, contestaba en aquellos instantes a las comunicaciones que le habían trasmitido de la Escuadra, acompañadas del Memorándum y declaración de los Sres. Pinzón y Salazar (1), protestando con energía del acto realizado; no dando por perdida su confianza en que los representantes de España subsanasen el agravio inferido, y a este propósito añadía: El Gobierno del Perú, en cuyo nombre hablo, aceptará con sincera satisfacción las explicaciones que espera de V. S. en contestación a esta nota; pero si ellas no vinieren, o si dadas por V. S. no fuesen tan explícitas y completas como corresponde a la enormidad de la ofensa, debe entender desde luego V. S. que el Gobierno peruano y el Perú entero con él cumplirán su deber.

Una vez conseguido el objeto que los llevó al Callao, regresaron los buques españoles a las Chinchas con la barca Heredia.

(R)   Esta declaración era la siguiente: Los infrascritos, Comisario especial de S. M. Católica en el Perú, El Comandante general de su Escuadra en el Pacífico.

En atención a que las razones expuestas en el Memorándum dirigido el 12 de este mes a los representantes de las naciones aliadas en Lima, demuestran de modo evidente que el Gobierno de la República peruana se ha colocado respecto del de S. M. en una actitud que hace indispensable el empleo de la fuerza.

Considerando que la política de conciliación fraternal, seguida hasta el día, sólo ha servido para que el Gobierno de un país, que tiene con la España obligaciones sagradas, las olvide, creyendo que la moderación significa impotencia. 

Considerando que el Gobierno de S.M. Católica no ha reconocido la independencia del Perú por culpa del de la República, y que, según la expresión de uno de sus publicistas, ni la tregua continúa sólo de hecho.

 Considerando que el bombardeo de uno o más puertos serviría sólo para derramar sangre inútilmente, y para destruir la propiedad de súbditos de las naciones aliadas, tal vez la de peruanos que censuran la conducta de su Gobierno.

Considerando que el de S. M. no pretende nunca mezclarse en la política interior de las Repúblicas hispano-americanas, y que para demostrar la sinceridad de sus deseos ha evitado, en cuanto ha sido posible, hacer ningún desembarco en tierra firme.

 Considerando que el Gobierno del Perú ha declarado además en un documento diplomático dirigido al de la Gran Bretaña que las islas del guano no son sino una factoría, un establecimiento rentístico del Gobierno, y que por esa razón no podía admitir en ellas ni cónsules, ni agentes consulares.

 Considerando que la propiedad de las mencionadas islas puede reivindicarse por el Gobierno de S. M. con un derecho semejante al que la Gran Bretaña sancionó devolviendo las islas de Fernando Póo, Annobón y Coriseo, después de una ocupación formal, y no interrumpida, durante un número considerable de años.

Considerando que según una manifestación que acaba de hacerse en la comisión permanente del Congreso peruano, el Gobierno ha enviado al extranjero comisionados que deben contratar un empréstito de 60 millones de pesos, cantidad excesivamente superior a las atenciones del Tesoro

.—Considerando que, según la opinión pública, parte de ese capital se destinará a adquirir los medios de oponerse a las justas exigencias de la España, y que los obstáculos puestos al recibimiento del infrascrito Comisario especial tienen por objeto ganar el tiempo suficiente para terminar aquella operación rentística.

Los infrascritos, Comandante general de la Escuadra de S. M. Católica en el Pacífico, y su Comisario especial extraordinario en el Perú, declaran que han resuelto lo siguiente:

Artículo 1. ° La Escuadra de S. M. se apoderará de todas las islas pertenecientes al Perú, y de los buques de guerra que sirvan de obstáculo a este proyecto.

Art2° El guano que contienen las islas de Chincha servirá de hipoteca para todas las cantidades adelantadas al Perú por súbditos extranjeros con la garantía de aquel abono, siempre que los respectivos contratos hayan sido aprobados por el Congreso peruano, y publicados de un modo oficial antes del día de la fecha.

Art. 3.° Las compañías extranjeras que embarcan guano en la actualidad, seguirán exportándolo, y rendirán cuentas al Gobierno de S. M. de las toneladas que extraigan desde el día de hoy, en que se ha enarbolado el pabellón español en las islas de Chincha. Y para que conste y llegue a conocimiento de quien corresponda, firmamos esta declaración en el fondeadero de las islas de Chincha, a catorce de Abril de mil ochocientos sesenta y cuatro. (Firmado) Luis »H. Pinzón. = (Firmado) Eusebio de Salazar y Mazarredo.

En las islas no había ocurrido novedad; los cargamentos continuaban verificándose por todas las naciones, incluso el Perú; el tráfico se hacía exactamente como antes, bajo el pabellón de España: los buques que las compañías propietarias de los contratos de consignación para los diferentes países enviaban a las islas á cargar guano debían, según los reglamentos vigentes, traer sus papeles registrados por las autoridades del Callao; después de despachados tenían la obligación de volver a aquel punto antes de salir para su destino. Lo mismo se siguió ejecutando, y la intervención de la Escuadra en estas operaciones se redujo a comprobar si los documentos iban en la forma acostumbrada.

Así se logró evitar fraudes y llevar una nota de las cantidades de guano que se extraían. Los capitanes de buques extranjeros creyeron que se les iba a relevar de la molestia de su doble viaje al Callao, y pidieron se les despachase desde luego para ahorrar mes y medio de navegación, pero no se accedió a sus deseos» (i).

El día 20 de abril de 1864 llegó a las Chinchas un oficial parlamentario conduciendo la nota del Ministro del Perú, a que hemos hecho referencia. Como en ella aseguraba que el Gobierno se comprometía a que los súbditos españoles fueran respetados aun rotas las hostilidades, el Almirante Pinzón puso desde luego en libertad a todos los rehenes y rogó al extremaunciónGobernador Sr. Valle Riestra entregara al Ministro la contestación que daba a su nota. Decíale que no se le ocultaba la gravedad del acto realizado; que tenía gran confianza en haber obrado con razón y derecho, felicitándose altamente de que no se hubiese derramado una gota de sangre, y de que la conducta que observaba con los súbditos y con el comercio del Perú fuera correspondida por-el pueblo de la República; que estaba resuelto a esperar, posesionado de las Chinchas, las órdenes del Gobierno de España.

(i). Comunicación del Sr. Salazar y Mazarredo, dirigida al Gobierno español en 28 de Abril de 1864.

El Almirante no quiso implantar medidas definitivas en las islas para evitar compromisos o dificultades. Nuestra bandera sólo se arboló en el acto de la toma de posesión. La Escuadra se hallaba muy escasa de combustible: para proporcionárselo tuvo que aprovechar las cortas cantidades que como lastre solían conducir los buques que llegaban del Callao a cargar guano.

El Gobierno del Perú había prohibido a los correos ingleses hacer su escala de costumbre en las islas, con objeto de privar a la Escuadra de toda comunicación; sin embargo, a uno de estos correos le salió al paso la Covadonga y dejó en él al Contador de este buque, que había sido comisionado para arbitrar 2.000 toneladas de carbón y tres meses de víveres en Valparaíso, y remitirlas a la Escuadra. Entre tanto el Gobierno del Perú había pedido facultades extraordinarias a la comisión permanente del Congreso. Solicitó contratar un empréstito de 12 millones de duros, y se le concedió que fuera hasta de 50 millones, a fin de aumentar considerablemente el ejército y adquirir 20 buques de guerra.

Muchos voluntarios se alistaban, y el entusiasmo era general; los Prefectos y comandantes militares estaban advertidos para que privasen a la Escuadra de toda clase de auxilio, como carbón, víveres, agua y comunicaciones, y del mismo modo habíase prohibido que tocasen en las Chinchas los buques nacionales, excepto aquellos que fuesen a cargar guano.

También se dieron órdenes para cerrar los pozos de Paracas, situados a ocho millas al Sur de Pisco, que eran los que proveían de agua a las Chinchas, de la que allí se carecía en absoluto.

En tales circunstancias, el Sr. Salazar y Mazarredo demostró(según frases del Almirante Pinzón), el más vehemente anhelo de regresar a Madrid a dar cuenta de lo efectuado; y juzgando aquel que la presencia de dicho señor sería muy importante cerca del Gobierno, para que lo ilustrase verbalmente, y en su creencia absoluta en la buena fe con que procedía, no vaciló en satisfacer sus deseos; y así, a pesar de la penuria de combustible, salió con la Resolución y la Covadonga a esperar el paquete inglés en el frente de los islotes Mazorca y Pelado, hasta 158 millas distantes del grupo delas Chinchas, consumiendo en esta marcha no poca cantidad de carbón, sin obtener el resultado propuesto porque no se logró avistar el correo.

Trascurridos otros días, dice el Almirante, la impaciencia del Sr. Salazar por verse fuera del Pacífico aumentaba, y yo secundaba sus deseos con tranquilidad de espíritu, creyendo que con hacerlo así llenaba las miras del Gobierno.

El 6 de Mayo de 1864 fondeó en las Chinchas la corbeta de guerra inglesa Shearwater, que llegaba del Callao conduciendo a los señores encargados de negocios de Inglaterra, Francia y Chile, cerca del Gobierno del Perú, los que en nombre del cuerpo diplomático extranjero residente en Lima deseaban conferenciar con el Almirante español.

Al día inmediato se reunieron todos a bordo de la Resolución y expusieron su objeto de mediar oficiosamente para el arreglo de las dificultades surgidas entre España y Perú; opinando que para suavizar la tirantez de la situación y conjurar grandes desastres, se les hiciese cesión o traspaso delas Islas al cuerpo diplomático en términos y condiciones honrosas para España, ofreciendo las debidas garantías.

A esto se opuso Salazar enérgicamente, y desde el principio lo declaró fuera de discusión; lo único que pudo obtener la mediación de aquellos señores, fue que se devolviese la barca de guerra Iquique, no al Perú, sino como prueba de deferencia a la gestión diplomática. Pero si la gestión diplomática no obtuvo mejor resultado, proporcionó en cambio oportunidad de que el Sr. Salazar se trasladase con seguridad completa al Callao en la Shearwater, para tomar allí el paquete inglés que debía conducirlo a Panamá, y de aquí a Europa. Le acompañó con el carácter de secretario el alférez de navío D. Cecilio de Lora, quien llevaba instrucciones secretas de dirigirse a la isla de Cuba y pedir al Capitán general refuerzos para la Escuadra. Antes de dar amplias noticias sobre la efervescencia del Perú, hostil actitud de Chile y otros pormenores de nuestra permanencia en las Chinchas, séame lícito hacer algunos comentarios y apreciaciones sobre sucesos de tanta trascendencia e importancia.

La historia contemporánea ha de adolecer siempre de poca claridad: sólo pueden consignarse en ella hechos comprobados, so pena de exponerse a estampar una cosa verdadera que, con buen éxito, sea perseguida por calumniosa.

Por el pronto diré que el Perú contaba en la corte de España con algunos traidores, que comunicaban al Gobierno de la República traslado de las instrucciones reservadísimas que se daban a nuestros representantes. Así ocurrió con las que Salazar llevó a Lima.

Entre tanto se había conseguido del Gobierno español repetidas muestras de debilidad y torpeza en cuanto se relacionaba con el Perú, y esto produjo hondo disgusto entre los españoles de allá y sorda marejada entre los españoles de aquí.

Los asuntos del Perú fueron objeto de extremadas soluciones. Mientras el núcleo de amigos y de influencias que los peruanos tenían en Madrid pasaban por todo y lo perdonaban todo para sostener la paz, el partido español impuesto del asunto abultaba y exageraba todos los agravios que había recibido de la República, y hallaba motivo en el más pequeño para que España redujese a pavesas el territorio peruano

Fruto de opiniones tan opuestas eran las anomalías que señalaban los Gobiernos en su política con el Pacífico. Sus agentes fueron los enemigos o los secuaces del Perú. Sus acuerdos, hijos de consejos encontrados y por tanto poco definidos o enérgicos.

Con un sincero afán de mantener la concordia, enviaron para ello al único hombre que había jurado encender la guerra (i); y para el caso improbable, aunque posible, de que se negaran a toda satisfacción, recomendaban las instrucciones que se apresasen los buques de guerra peruanos y luego se bombardease algún puerto, retirándose en seguida la Escuadra, pues urgía mucho su regreso España.

Esto puede traducirse en otros términos. Háganles todo el daño que puedan en poco tiempo, agravien al país e incendien los edificios públicos, en castigo de haber atropellado súbditos españoles, y luego, sin esperar a que se apague el incendio, den la vuelta, porque urge, mientras los peruanos echan a las llamas, si les place, a los recién vengados súbditos que allí quedan en número de cuatro mil.

Cierto es que las mismas instrucciones autorizaban al Almirante para escoger la solución que creyese más oportuna, y por mi parte confieso que en caso de hostilidad, no eran dudosas las grandes ventajas y conveniencias que aconsejaban el apoderarse de las islas de Chincha.

Pero también tengo el convencimiento de que, a haberse cumplimentado la primera parte de las instrucciones, no hubiera sido necesario apelar a la fuerza. Puesto que las islas estaban indefensas y en cualquier momento podían tomarse, nada hubiese estorbado decirle al Gobierno del Perú: Si en el término de cuarenta y ocho horas no se han otorgado a España las debidas satisfacciones, me apoderaré de las Chinchas. Amenaza terrible para un pueblo que en ellas guarda su tesoro, y que, incapaz por entonces de defenderlo, hubiera suscrito a todo lo digno que España le exigía.

(R)   Dos días antes de tomar las Chinchas, supo Salazar que D. Joaquín Francisco Pacheco había entrado a formar parte del nuevo Gabinete español y le escribió una carta que contenía este párrafo: Si alguna vez he querido ser Ministro, ha sido para preparar lo que la torpeza de esta gente (los peruanos) coloca hoy en nuestras manos. Gibraltar ha sido siempre mi pesadilla desde niño. Por eso me dedique a estudios sobre marina; por eso fui el autor de la expedición al Pacífico; por eso contribuí el año pasado a que no retornase a España, y por eso vine a ver a Pinzón. Si dentro de algún tiempo ofreciéramos a los ingleses 15 o 20 millones de duros, por lo que hoy les sirve de poco, quién sabe si lo obtendríamos. Es de hombres de Estado ver las cosas de lejos, y he soñado con ser el Guisa pacífico del Calais español.

No disculpa la falta de intimación y de ultimátum el que se rechazase el título de Salazar, pues se le admitía con carácter bastante para negociar como agente de España; no le disculpa el recelo de que conocido el proyecto se conjurase, pues esto era imposible; ni lo disculpa la conveniencia de obrar rápido para regresar pronto, porque la ocupación de las islas era sin duda el más largo de todos los expedientes. La toma de las Chinchas fue una agresión injustificada y arbitraria; para efectuarla se faltaron a las instrucciones del Gobierno, al derecho internacional y a todas las conveniencias, traspasando, desde aquel instante y por ese solo hecho, al Perú, la razón y justicia que nos asistía. Empezamos por dar el golpe antes que el amago, y ese fue nuestro gran error. Si el Perú, después de la intimación y el ultimátum hubiese permanecido tenaz en no conceder lo razonable, entonces, alta la frente, tranquila la conciencia y con aplauso general, hubiéramos clavado en las Chinchas nuestro pabellón en espera de las satisfacciones exigidas.

Ni los sucesos de Talambo, ni todos los anteriores agravios reunidos, constituían causa de tanta monta que obligara a medios extremos. Pero se tomaron las Chinchas, y se invocó para ello el derecho de reivindicación.

¿Era justo Este derecho? Justísimo e innegable; pues el Perú no estaba reconocido y sólo existía una tregua de hostilidades. España, al tomar parte de aquel territorio, sólo tomaba lo que era suyo desde que lo descubrió y pobló y civilizó a la antigua usanza. ¿Pero se hizo bien en emplear la palabra reivindicación?

Fue la más grande de las imprudencias, el más inconcebible de los disparates; pues, aunque el alardear de un derecho no debiera encerrar nunca tanto peligro, en las presentes circunstancias equivalía a herir de un solo golpe todos los rostros americanos Disculpan al Almirante, su condición de marino y militar que no le obligaba a hacer distingos; pero al diplomático Salazar, ¿qué lo disculpa? Si ignoraba los precisos y funestos resultados de esa palabra, ¿dónde hallar ni sombra dela astucia y discreción aneja a su cargo? Y si no lo ignoraba, ¿entonces, ¿quién puede adivinar lo que se proponía?

Nunca se repetirá bastante que el acto de la toma de las islas Chinchas fue injusto, y el pretexto imprudente; que Salazar iba decidido, no ya a pretender avenencias, sino a rechazarlas, como lo indica (sobre todo lo dicho) que había pensado apoderarse con la Covadonga de la isla Lobos (también guanera) el día 6 de Abril de 1864, o sea antes de haberse avistado con Pinzón; que este jefe confió en él con exceso y aun olvidó que el ultimátum era indispensable, como lo prescribían sus instrucciones, opusiérase o no el Sr. Salazar.

Pero una vez inferido el tremendo agravio al Perú, una vez expresado el firme propósito de conservar las Chinchas hasta obtener satisfacción a las reclamaciones pendientes, debía haberse obrado de acuerdo con esta idea. El daño mayor estaba hecho, pero se retrocedió ante el daño menor, resultando de aquí totalmente estéril el propósito capital. Mucho se debe meditar y discurrir antes de dar un golpe; pero ya resuelto a ello, tal debe ser, que no permita, al contrario, por lo leve de su dolor, encontrar burlas y risas en medio del castigo.

Una cruel ofensa despierta indignación, pero no miedo: por el solo hecho de insultar no se doblegan voluntades; lo que por fuerza ha de arrancarse, exige el empleo de la fuerza, que cuando no es bastante eficaz resulta contraproducente.

La toma de las Chinchas fue el agravio que produjo indignación, pero para conseguir otra cosa faltó el empleo de la fuerza, o sea lo más preciso. Por fortuna allí hubiérase podido ejercer este recurso sin derramamiento de sangre y atacando sólo a los intereses del Gobierno peruano. Si desde el primer momento se hubiera establecido en las islas la administración del guano por cuenta de España, habrían quedado cortados todos los recursos del Perú; tanto es así, que hasta algún tiempo después de conocido el sistema hidalgo que se seguía en las islas, no hubo contratista que se resolviera a prestar al Gobierno de la República la más pequeña suma. Pero el Sr. Salazar determinó que no solamente se cuidase de la exactitud en los derechos para efectuar las cargas, sino que los mismos buques peruanos continuasen cargando libremente.

Causa de risa debió ser para el Perú, en medio de sus enojos, ver cómo iban sus buques a hacer un valioso cargamento después de bien registrados a fin de que no condujesen a las Chinchas ni un pedazo de carbón, ni un saco de harina que pudiese servir a la Escuadra. Causa de risa debió ser nuestra inexorable resolución de que los barcos extranjeros no se dispensaran de recalar en el Callao para que les tomaran nota como en los tiempos normales; y carcarcajadas sin fin debieron resonar a todos vientos, por la sandez que implicaba aquel medio anti-práctico y aun anti-patriótico delos españoles.

Bien sé que el establecimiento de la administración del guano ofrecía, entre otras dificultades, la falta de operarios; pero lo principal era poderle decir al Perú: Dame las satisfacciones pedidas y te devuelvo el tesoro y la tranquilidad. ¡Cuan poco se hubiera hecho esperar el resultado! En vez de las penalidades y guerras y pérdida de vidas que sufrió la Escuadra, habría obtenido el respeto y el prestigio que inspiran los fuertes y los hábiles.

Lo singular es que con las medidas del Sr. Salazar resultó un notable incremento en la exportación del guano, desde la ocupación española, aumentando también los ingresos del Perú, que no tardó en tener crédito y dinero para adquirir buques y fortificar plazas.

EL Perú se conmovió hondamente y demostrando enérgica actitud para defender su derecho, fue pródigo en manifestaciones de patriotismo. Al parecer todos los partidos políticos formaron uno solo. Hacia el Sur de la República se demostró más grande aún su exaltación. En todos los pueblos se organizaron batallones de voluntarios y los guardias nacionales se ponían en pie de guerra. También artillaron dos castillos del puerto del Callao, y con gran actividad comenzaron la construcción de algunas baterías

En una nueva comunicación hizo constar el Almirante que se había posesionado de las islas por vía de represalia (no ya de reivindicación), lo que había juzgado preferible a hostilizar los puertos de la República, para conminar al pago de una deuda, y la reparación de una injuria, pudiendo aprovecharse de ellas hasta que se le hubiese dado plena satisfacción ; que sólo se mantendrían a la defensiva, que no hostilizarían los puertos peruanos sino con previo aviso de cuarenta y ocho horas, y especificaba la clase de créditos que serían objeto de reclamaciones.

El Gobierno del Perú, creyendo que no podía entrar en transacciones con los agentes de España sin menoscabo de su honra mientras que no cesase la ocupación de las Chinchas, se negó a recibir la barca Iquique que los diplomáticos extranjeros habían traído y puesto a su disposición.

En Chile la excitación pública fue aún más grande y el pueblo entero protestó de la invasión española, declarando que la causa del Perú era la causa de América.

En Valparaíso y Santiago tuvieron lugar grandes reuniones encaminadas a que el país adoptase una actitud decidida y enérgica contra España. Se abrió una suscrición para comprar buques de guerra y pensóse en armar cuerpos de voluntarios. El Sr. Tavira comunicó al Almirante todas estas nuevas, diciéndole, que su larga experiencia de aquél país le hacía creer que no debía alarmar mucho tanto bélico aparato y añadía lo siguiente: Los planes políticos de los que hacen oposición al Gobierno se han realizado en parte, los Ministros del Interior y de Hacienda, Sres. D. Manuel Antonio Tacornal y D. Domingo Santa María, impulsados por la situación, se han visto en la necesidad de dimitir sus respectivas carteras, y por consiguiente, la crisis ministerial actual es explotada por los muchos a que la ocupación de las islas de Chincha sirve de pretexto para sus planes políticos.

El Gobierno comprende perfectamente el puesto adonde desea conducírsele, y ha hecho y hace los mayores esfuerzos para contener el torrente o desborde del falso y verdadero patriotismo, pues persuadida o alucinada una gran parte de la sociedad sensata o de arraigo, que la ocupación de las islas de Chincha es el preludio de un plan preconcebido de acuerdo con la Francia, para reconquistar la América o monarquizarla, echan en la balanza todo el peso de su influencia, y ésta es la que más en conflicto pone al Gobierno, que desea conservar sus relaciones amistosas con España. Pero como la pasión ofusca los entendimientos, a pesar de que he hecho publicar el memorándum del Sr. Mazarredo, la declaración de éste y de V. E. así como su nota a 1 de Abril de 1864 al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, no se ha conseguido disipar la idea arraigada de que la palabra reivindicación de las islas de Chincha, estampada en dicha declaración, dice terminantemente que se han tomado con el derecho de reconquista. Como las Asambleas populares se reúnen en ésta libremente y toman cuantas resoluciones se les ocurre, por disparatadas e inconvenientes que sean reunida una numerosa el 2 del corriente, pasó por delante de mi casa en ocasión de que por ser día festivo tenía enarbolado el pabellón de S. M. y deteniéndose enfrente empezaron a gritar «mueran los Godos”, “muera España», «abajo el pabellón», y oponiéndose otros a que tal se hiciera, triunfó el buen sentido y no se cometió  el atropello proyectado, pero como coincidió este suceso con la llegada de un batallón de milicia cívica que se retiraba a sus casas marcó el paso al llegar a la multitud y siguió después detrás de ella, pasé una nota al Gobierno llamando su atención y pidiéndole explicaciones sobre dicho acto y sobre algunas expresiones que se le atribuyeron dirigidas a una comisión de la Asamblea popular, é ínterin no se me den satisfactorias, no enarbolaré el pabellón de S. M.

He sabido privadamente que el Gobierno ha desaprobado y desaprueba los citados actos, y tomado medidas para que no se repitan, y calmar los recelos de toda clase. “Participó también el Sr. Tavira a los diplomáticos extranjeros, el que había llegado a su noticia que sin intervención del Gobierno de la República y por cuenta y riesgo de una fracción política, se estaban afiliando individuos secretamente en todo el litoral, para sorprender, incendiar o causarle averiará cualquier buque de guerra español que llegase a uno de los puertos de Chile; y excitaba a dichos señores diplomáticos para que en obsequio a las buenas relaciones que existían entre ellos y el Gobierno de S. M.,se dignasen trasmitir a sus agentes consulares respectivos, la orden de informar con la mayor reserva a los comandantes de los buques que arribaran, el mencionado proyecto.

 

Entretanto, la situación de la Escuadra fondeada en las Chinchas era poco satisfactoria, pues los recursos que se esperaban de Valparaíso no habían llegado aún y la larga distancia a que se encontraban de San Francisco de California (único puerto que pudiera abastécela) lo hacían inútil.

No tardó el Almirante Pinzón en descubrir a poco de la marcha de Salazar el engaño de que había sido víctima, y comunicar al Gobierno el asunto a la vez que sus nuevas ideas sugeridas por el conocimiento de las verdaderas instrucciones (1).

Buscando un medio honroso para desembarazar al Gobierno de S. M. de la situación en que debería encontrarse, acordóse por el Almirante y jefes de la Escuadra promover una nueva conferencia con el Cuerpo diplomático extranjero. Á este fin fue enviado al Callao el Mayor General en la goleta Covadonga.

(R)   De la comunicación del Comandante general de la Escuadra al Gobierno de S. M. fecha 9 de Junio de 1864. Pero de todos modos nos proporcionó la ventaja de que se realizase el sueño dorado del Sr. Eusebio Salazar y Mazarredo, de tomar en el Callao, con toda seguridad, el paquete inmediato, como lo verificó según supe después. Pero calcule V. E. cuál sería mi sorpresa cuando al cabo de unos días, registrando un libro que me había oído decir el señor Ministro leería tan luego como la situación se normalizase algún tanto, encuentro, entre otros papeles viejos de su pertenencia, la copia que faltaba al expediente de marina; y cuánta mi indignación y disgusto a la vez, cuando penetrándome de su contenido, vi querías instrucciones reservadísimas que le eran comunicadas al Sr. Salazar Mazarredo por la primera Secretaría de Estado, le prescribían una línea de conducta en el Perú, que ciertamente no es la que puso en acción , que el Gobierno en este documento, tan sabia y prudentemente redactado, y con cuya estricta observancia pudieran tal vez haberse allanado algunas dificultades, con honra y prez de España , le decía en resumen :

“Paz y arreglo y no hostilizar hasta el último extremo”; y que, por el contrario, habíamos empezado por esto último. Mi disgusto no conoció límites; mi corazón, poseído del más vivo patriotismo, no perdonaba el engaño y la artería sin nombre de que había sido la víctima.

Es de advertir que el hallazgo de este documento y mi primera sorpresa, tuvo lugar a presencia de D. José Merino Ballesteros, que incidentalmente se hallaba en mi cámara mientras hojeaba el libro en cuestión, que pertenecía al archivo del Consulado de España durante el tiempo que lo desempeñó el Sr. Ugarte, en el cual constaban varios datos y antecedentes que tenía necesidad de conocer, y he formado expediente del caso para mi tranquilidad y mi vindicación en su día.

Permítame V. E. que antes de pasar más adelante, me detenga a considerar este suceso. Que el Sr. Salazar, fiel al proyecto que concibiera de ocupar las Chinchas a todo trance, al cual, como ya he dicho, todo lo sacrificaba, me ocultó este importantísimo documento, que prescribía ciertas reglas de conducta enteramente contrarias, es punto que no deja lugar a duda alguna.1° Por no haberme enviado a Valparaíso mis instrucciones como era su deber y lo más lógico. 2°Por haberse esforzado en momentos de nuestra entrevista antes de fondear en las islas, y antes también de darme los documentos, a persuadirme que en la mente del Gobierno entraban tales actos de hostilidad, cuando tan al contrario era, que dicho Gobierno sólo deseaba recurrir a estos en último extremo. 3° Por su insistencia en negar al Mayor el documento que casi todos los días le pedía con el pretexto de que se le había extraviado, pues, aunque hubiese sucedido así, debiera quedarle el de su pertenencia, o al menos el recuerdo de lo que expresaba un documento que era nada menos que el alma del negocio. 4° Por haberlo mantenido oculto cuando estuvo en las islas el cuerpo diplomático; pues la dificultad, que nunca se hubiera creado por mi parte con conocimiento del mismo, pudo entonces haber tenido la más honrosa solución. 5° Por su inexplicable impaciencia en desaparecer de esta escena, sin duda atormentado por una conciencia culpable y por el temor de mis justas reconvenciones si aparecía el mencionado escrito. 6° Por mis sospechas fundadas de haberla colocado con insidia en un paraje donde no era fácil descubrirlo al pronto, y que cuando se verificase ya no tuviese remedio y por último, Excmo. Sr. Por mil circunstancias más, que si hubiera de relatarlas necesitaría todo un volumen.

Ahora he visto claro en la tenebrosa conducta de D. Eusebio Salazar y Mazarredo, que si bien tuvo suspenso mi juicio durante algún tiempo, logró al fin inspirarme la mayor confianza, especialmente en su segunda excursión a América, adonde venía con carácter oficial lo que no consiguió en la primera, no obstante los esfuerzos que puso en juego; y ciertamente, no sólo  a V. E. y al Gobierno de S. M., sino al país entero, les sorprendería su narración. Pero me esfuerzo en vano en calificar este proceder; pertenece al dominio de las cosas que se sienten, pero para las cuales faltan expresiones, porque todas parecen pálidas al lado de la realidad: y aunque sea ingresar sobre mi personalidad, ¿es digna correspondencia este deseo de  desmedro propio con ajena mengua, sin parar mientes en los altos intereses que comprometía, con mi solicitud en encontrarle el día señalado, con el sacrificio del gasto de carbón en la operación del Pelado y con mi anhelo en facilitarle con interés casi fraternal el cumplimiento de sus proyectos? Pero no importa. Estoy penetrado de que el Gobierno de S. M. podrá desaprobar mi conducta en este caso, pero al mismo tiempo confío en que cuando esta carta llegue a manos de V. E. se pondrán en su punto los hechos, y la Reina y el país sabrán las causas que han motivado el que quizá mi conducta no haya armonizado con las esperanzas que el Gobierno fundara. ¡Y en qué situación nos deja el Sr. Salazar, cuyas instrucciones reservadas le prescribían que no se separase de mi lado hasta el término de las negociaciones!

Pero este señor, midiendo a los demás por sí propio, ignoraba que quedaban aquí servidores de S. M. dispuestos a sacrificar sus vidas, si necesario fuese, antes de que la honra de España se mancillase.

Como era de esperar, el Gobierno peruano no le permitió la solicitada conferencia, pero en cambio no tuvo inconveniente en admitir de parlamentario a nuestro Mayor General, comisionando para el efecto a uno de los vocales de la Corte superior de Justicia, Sr. Álvarez Barriga, el cual trasmitió a su Gobierno la misión del Mayor, reducida en extracto a lo siguiente: “Sabéis la conducta que observamos con el comercio y súbditos peruanos; somos, sin embargo, hostilizados por vosotros, que impedís el abasto de las islas, que tratáis de hacer lo mismo con la Escuadra, valiéndoos de los cruceros que tenéis establecidos; pues bien, estas distintas maneras de obrar, juzga el General Pinzón que no se corresponden, y os advierte, por si queréis remediarlo, que no extrañéis que, con gran pesar suyo, lleguen las cosas al punto de tener que hostilizaros en vuestros puertos, en vuestros buques o en vuestro tráfico de guano. Esto no lo desea el General Pinzón, ni mucho menos el Gobierno de la Reina; pero caben lo posible que las circunstancias le obliguen a ello”.

Pasadas treinta horas, el mismo Sr. Álvarez trasmitió la respuesta del Gobierno del Perú en estos términos. Que después de la gran hostilidad llevada a cabo con la ocupación de las islas de Chincha, cualquiera otra era pálida y de menos cuantía y afectaría menos la honra del Perú que la primera; que en tal virtud no estaba en el ánimo de hacer por su parte alteración alguna en el estado de cosas existentes; y que si el Almirante Pinzón en el curso de sus operaciones hostiles perjudicaba a súbditos de otras nacionalidades, no debería recaer la responsabilidad sobre el Gobierno del Perú ajeno enteramente a la situación que aquel había creado; y que en cuanto a su deseo de conferenciar con el Cuerpo diplomático, parecía al Gobierno fuera de los usos establecidos.

No renunció el Almirante a la proyectada conferencia y al efecto se dirigió a los señores Ministros de Francia, Inglaterra y Chile, pidiéndoles una entrevista en cualquier lugar excepto la rada del Callao, para tratar sobre puntos que se referían a los intereses de sus respectivos súbditos; pero todos ellos presentaron sus excusas bajo distintos pretextos, y la conferencia no tuvo lugar.

El 20 de Junio de 1864 llegó al fondeadero de las Chinchas una fragata mercante francesa procedente de Valparaíso conduciendo víveres y carbón para la Escuadra. Esta fragata había sido adquirida en 50.000 pesos fuertes por el contador comisionado en Chile, el cual tuvo que vencer no pocas dificultades y realizar extraordinarios esfuerzos a fin de llevar a cabo el cargamento (1). Llama profundamente la atención como el gobierno y pueblo chileno permitió la salida de estos víveres y carbón para la flota española, por cuanto estaban de parte y apoyando al Perú.

Los nuevos recursos fueron de un gran efecto moral; el Perú lamentó su desengaño, pues había creído que la falta de medios de subsistencia lo desembarazaría de nuestra Escuadra en no remoto plazo.

El Almirante comunicó al Gobierno que el Sr. Tavira había demostrado una conducta muy extraña, evitando el auxiliar a los comisionados españoles en Valparaíso y ausentándose de este punto por más de cuarenta días, después de haber retirado su escudo y su bandera de la puerta de la Legación.

El Gobierno de la República continuaba en su sistema de hostilidad pasiva extremando sus cuidados en que los buques guaneros no condujeran efecto alguno para la Escuadra. Como en tales circunstancias nuestros despachos oficiales se hallaban expuestos a sufrir extravío y eran del mayor interés, comisionó el Almirante al guardia-marina D. Víctor Matheu, para que recogiera en Panamá los pliegos que llegasen en el paquete del 1 de Agosto de 1864, así como para obtener noticias del alférez de navío Lora y de su gestión en la Isla de Cuba.

Este oficial, después de compartir con Salazar y Mazarredo los peligros y persecuciones por parte de enemigos de España en el istmo de Panamá (de los que más adelante hablaré), había llegado a la Habana el 15 de Junio de 1864 y hecho entrega de los pliegos al Comandante general; en ellos se le pedía auxilio de gente, de dos fragatas de hélice y de dos vapores o  un trasporte; pero no hubo posibilidad de atenderlo, pues solo existían en aquel apostadero la fragata Asturias y la Concepción, ambas en mal estado para aventurarse a expedición tan larga sin que sufrieran previamente una gran carena.

Entre tanto, se había tenido en Madrid noticia de todos los acaecimientos, y, en Consejo de ministros, se acordó aprobar lo hecho por las fuerzas españolas y reforzar la Escuadra inmediatamente con las fragatas Blanca y Berenguela y goleta Vencedora.

Hay que advertir que el Gobierno conceptuaba como nueva causa de reclamaciones enérgicas los atropellos sufridos por el Sr. Eusebio Salazar y Mazarredo en su viaje desde el Callao hasta Aspinwall. Por el Ministerio de Estado se trasmitió una circular a todos nuestros representantes en el extranjero, en la cual se desaprobaba terminantemente el empleo de la palabra reivindicación (1). Por la misma se ve que fue tomada al pie de la letra toda la historia de los atropellos cometidos con nuestro Comisario especial inclusas las tentativas de envenenamiento. Triste es que un Ministro ilustrado como el Sr. Pacheco hubiese caído en la ligereza de estampar en su documento las aseveraciones de nuestro Comisario sin las salvedades que requería, y considerándolas no como base para una indagación acerca de su exactitud, sino como elementos de una cuestión previa para reparar un atentado.

Lo ocurrido con el Sr. Salazar puede concretarse a lo siguiente: En el vapor correo Talca donde él se trasladó a Panamá, iban dos individuos de nacionalidad francesa, uno de ellos desertor de su marina, que habían ofrecido a una de las principales logias masónicas de Lima apoderarse de los despachos oficiales que conducía nuestro Comisario.

Parece ser que uno dijo de modo que pudiese oírlo Salazar, “esta clase de hombre debe morir;” pero tan lejos estaba de ponerlo por obra, cuanto que públicamente vertió la frase entre festivo y burlón. Añadió el mismo individuo con la sonrisa en los labios que Mazarredo no había de morir con la bala de un revólver, sino bajo la influencia de un veneno mortífero que él poseía.

El asunto se prestaba al desprecio nada más. Si de alguna agresión fue objeto, ésta debía conceptuarse como incidente personal. Y de hombre a hombre cualquiera que fuere la causa que la motivara. No diré lo mismo respecto a lo ocurrido en Panamá, que reviste otro carácter y mayor trascendencia. Allí los citados franceses promovieron un tumulto cerca del hotel Aspinwall creyendo que en él se había alojado el Sr. De Salazar, y advertidos luego de que se hallaba en casa del Cónsul francés, se dirigieron allí en número de doscientos hombres gritando mueras y a veces vivas sarcásticos en contra de la Reina de España, de Salazar, de Pinzón, del Emperador de Francia y del mismo Cónsul, acompañando estos gritos con el ruido estrepitoso de instrumentos destemplados y de hojas de lata que arrojaban al aire o contra las paredes y al escudo del Consulado, no obstante hallarse enarbolada en la casa la bandera francesa. Cansados de alborotar y amenazar, se dirigieron los grupos a los Consulados Peruano y de los Estados-Unidos y les obsequiaron con una serenata de música acorde. Entre tanto los Sres. Salazar, Lora y Zeltner marcharon para la ciudad de Colón donde recibieron aviso de que se embarcaran en el acto porque los perseguiría una partida de negros armados y dirigidos por el implacable emisario de la logia.

Efectivamente, cuando ya no podían darles alcance aparecieron los perseguidores que se lamentaron de haber llegado tarde. Por la información que a poco fue instruida sobre estos sucesos, y acusación contra el Presidente Santa Coloma (Gobernador de Panamá), a causa de su inercia, por el procurador general de Colombia Sr. Quijano, se infiere que el propósito de aquél tumulto fue apoderarse de la persona de Salazar o al menos de su equipaje y correspondencia. No se sustrajeron, por tanto, los despachos oficiales en Panamá, si bien aquellos agentes lograron apoderarse de un saco que sólo contenía cartas particulares y paquetes de periódicos.

A poder del Cónsul fue a parar la hoja de una cartera privada perteneciente a uno de los emisarios del Perú, en la que expresaba que le ofrecían diez mil duros por apoderarse de la correspondencia de Prado, Lesseps y Pinzón.

Es de advertir, que tanto antes como después de aquel aislado suceso, los españoles procedentes de todos los puntos del Pacífico pasaban el istmo sin que les perturbaran, y pruébalo, que el señor Navarro, Mayor General de la Escuadra, lo atravesó pocos días después sin ocultar su nombre y como Jefe de la marina española, al dirigirse a Europa por haber sido relevado por el capitán de navío D. Miguel Lobo.

Respecto a  la complicidad del Gobierno peruano en esta persecución, no puede ni debe suponerse, por más que a la logia masónica de Lima pertenecían casi todos los Ministros y autoridades de aquella capital. En el Callao se abrió una información por la Comandancia de Marina en la que declararon capitán, oficiales y mayordomo del vapor Talca sobre lo ocurrido con el Sr. Salazar. Inútil es decir que todas estas declaraciones fueron favorables al Gobierno del Perú.

Con las nuevas de que el Perú disponía construcciones de buques blindados y de que el Congreso Sudamericano iba a reunirse, otorgándosele a lo primero una importancia de que carecía, y a lo segundo una trascendencia ilusoria, pareció poco a España el refuerzo de las fragatas Blanca y Berenguela, por lo cual determinó reforzar la escuadra del Pacífico con la Villa de Madrid.

El guardia marino Matheu, al pasar por la rada del Callao para dirigirse al istmo en el vapor correo Bogotá conduciendo pliegos, dio detallada cuenta de los trabajos que se efectuaban en aquel puerto peruano, y otras importantes noticias que en su viaje pudo recoger. Es de advertir que este guardia-marina poseía no obstante sus pocos años, una vasta ilustración, y era observador minucioso.

Según él, trabajaban entonces en blindar el casco dela goleta de hélice Loa, disponiéndola de modo, que la dirección del choque de los proyectiles fuese siempre oblicua a la superficie del blindaje; que en el lazareto habían montado una nueva batería de seis cañones, etc.; que desde-Valparaíso iban en el Bogotá el Almirante Simpson, su hijo y su secretario comisionados por el Gobierno de Chile para comprar dos buques blindados, y que dicho Almirante le dijo confidencialmente estas palabras. “Tanto nosotros como nuestro Gobierno, estamos convencidos de que España no tiene las miras hostiles que se le atribuyen, pero nos hemos aprovechado de la efervescencia pública, para que nos concedan con que comprar un par de buenos barcos que tanta falta nos hacen y ahora más que nunca, pues el Perú va á quedar con un gran aumento en su marina y bien sabido es la protección que dispensa a Bolivia, con quien tarde o temprano llegaremos a romper por la cuestión de Mejillones.”

 El señor Matheu conceptuó aquella confidencia como de pura diplomacia, no obstante, el fondo de verdad que aparentaba. Otra mucha importante noticia comunicó el guardia-marina D. Víctor Matheu al Jefe de la Escuadra, por las que se infería la poca seguridad en el trayecto del istmo para los pliegos y despachos oficiales que debían siempre ser dirigidos al Cónsul francés en Panamá M. Zieltner.

El nuevo Ministro de Relaciones exteriores de la República, en circular que dirigió al Cuerpo diplomático en el extranjero, contestando a la ya conocida de nuestro Ministro de Estado señor Pacheco, decía entre argumentaciones poco exactas, algunas cosas razonables, aunque me pese confesarlo. «Doloroso es por cierto ver a un Gobierno tan ilustrado como el de España incurrir en palpables contradicciones y manifestar tan patentes inconsecuencias, al tratar de una cuestión tan grave como la presente.

Reprueba el atentado perpetrado por sus agentes en el Perú, y acepta como acto legítimo el atentado mismo: fija primero, como base de sus reclamaciones, los maltratos de que supone víctimas en el Perú a los súbditos españoles; á poco tiempo, cree encontrar esa base en la no menos supuesta repulsa del comisario; y después cesa de hacer hincapié sobre esos hechos, para acogerse únicamente a sucesos posteriores, de cuya exactitud no tiene más prueba que la relación apasionada de ese mismo comisario.

Por demás ardua y penosa es la tarea que nos impone el Gobierno español con este sistema de cambios incesantes. No hay base segura, no hay punto fijo de partida. Mientras en Lima se contesta a los últimos cargos, cada vapor nos trae otros distintos formulados en Madrid. Razón de sobra hay pues, para acusar al Gobierno español de falta de sinceridad; para creer que, vencido por la fuerza de la razón y de la justicia en cada proposición que sienta, busca nuevos pretextos que, alargando la discusión, le den tiempo para ponerse en aptitud de descubrir un plan pre concebido sin temor de que sea acusado.

Con la ocupación de las Chinchas habíamos traspasado al Perú toda la razón y el derecho que nos asistía; séale permitido a mi humilde criterio discurrir sobre la forma y manera más honrosa y más eficaz que la prudencia aconsejaba, para que España recobrase con su primitivo derecho las simpatías de la América y lograra las satisfacciones pedidas al Perú.

Nuestro Gobierno debió reconocer lo arbitrario de la conducta de Salazar, lo impolítico de los hechos consumados, y pues ellos estaban en contradicción manifiesta con los propósitos de España, debió desde el primer instante devolver las islas de Chincha a la República peruana y satisfacerla de aquel tremendo agravio, no de otro modo que satisface un cumplido caballero cuando por error y sin voluntad insulta; y una vez realizado este hecho de verdadera y noble hidalguía, presentarse ante aquel Gobierno en actitud idéntica a la que prescribían las instrucciones formuladas con anterioridad y tan contrariamente atendidas por el comisario español.

Desagraviado así el Perú, desengañada toda América é impresionada por tan digna conducta sin mezcla alguna de debilidad, hubiese suscrito indefectiblemente y con placerá todos aquellos desagravios que España le exigía y que volvía a exigirles tan íntegros como antes y tan dentro de la justicia y la razón.

Muy lejos de obrar así, proclamóse que no se devolverían las islas hasta tanto que el Perú hubiese enviado a Madrid un representante diplomático para que declarase con toda solemnidad que el Gobierno desaprobaba el intento de las autoridades del Callao en cuanto quisieron reducir a prisión al secretario del comisionado de España (i); que el mismo Gobierno no había tenido participación alguna en los conatos contra el Sr. Salazar; que España enviaría un representante a Lima con una credencial idéntica a la que llevó aquel señor, el cual comisionado sería recibido por el Gobierno del Perú; y entonces y sólo después de esta recepción serían entregadas las islas de Chincha, quedando el Perú en enviar inmediatamente un plenipotenciario a España para negociar un tratado semejante a los que hemos celebrado con las demás repúblicas hispano-americanas.

No; no estaban de acuerdo estas medidas con las palabras del Ministro español cuando decía en su circular: “Nada hemos pedido, nada hemos de pedir que humille ni degrade a aquel Estado.” Con razón replicaba a esto el Perú: ¿Consentiría la nación española en que se le impusieran las condiciones que el Sr. Pacheco quiere imponer al Perú, aun en el caso de no tener derecho la España a una satisfacción por una injuria anterior?

Creerlo así, suponerlo siquiera, sería revelar que se tenía un pobrísimo concepto de la nación española. Ni sería de presumir que hubiese decaído tanto el proverbial honor castellano.» Resultado de no obedecer a un plan preconcebido y digno, fue esa tenacidad en retener las Chinchas de cuya posesión no sacábamos ventaja alguna, lo que sin embargo de ser evidente producía los mismos efectos que si las explotáramos.

Habíamos planteado el sistema inglés de usurpación descarada atrayéndonos todos los odios, y a un tiempo mismo habíamos renunciado al cambio de beneficios materiales con que aquella nación se consuela de las perdidas simpatías. No es, pues, de extrañar que a la prensa peruana pareciese inconcebible el que los periódicos La Patrie y La France considerasen como caballeresca la conducta observada por nosotros en las islas Chinchas, y que aquella misma prensa juzgando absurdo nuestro desinterés exclamara: Comprendemos que España poseedora de las islas no se apresurará ya a mandar su agente diplomático y más bien creemos que comience a ejercer actos de dominio y señorío para explotar el abono de su cuenta, lo que sucederá indudablemente cuando lleguen los refuerzos marítimos.

Es seguro que la arrogancia castellana con su exquisita susceptibilidad y su afición a las islas, nunca dará la más pequeña satisfacción al Perú, por más que se pretenda hacer precisamente la guerra con balas de oro.

Apenas abierta la legislatura ordinaria de 1864, se había resuelto la crisis ministerial; el entonces presidente del Congreso, General Ramón Castilla, había acusado de dilapidador y de cómplice de connivencias secretas contrarias al Perú al Presidente de la República, ofreciendo al mundo un verdadero escándalo.

A la entrada del nuevo Ministerio había sido presentada por trece diputados una proposición compuesta de diez y nueve considerandos, en la que se acusaba del delito de traición a la confianza pública a los Ministros de Estado que habían funcionado desde el 14 de Abril al 18 de Julio de 1864. Castilla que ambicionaba sustituir a Pezet, continuó agitando los ánimos dentro del Congreso, en su mayoría hostil a todo arreglo pacífico, así como al populacho de Lima, procurando para lograr sus fines unirse estrechamente a su antiguo enemigo el General Echenique.

La penuria del tesoro no les detenía ni preocupaba porque juzgaban segura la realización del empréstito de cincuenta millones en la Bolsa de Londres; grande debía ser su desengaño.

Los trabajos de blindaje en el Monitor fracasaron por completo; la fragata Apurímac que había estado mucho tiempo echada a pique, necesitaba larga carena, y  a este tenor la Amazonas; la Loa y demás buques ofrecían bien pocos cuidados a nuestra seguridad; por entonces se proyectó encargar a Inglaterra como comentamos  la construcción o compra de dos fragatas blindadas.

La compañía de vapores ingleses del Pacífico se había colocado manifiestamente de parte del Perú trasportándoles toda clase de efectos de guerra, al par que uno de sus buques, el Bogotá, se negó a entregar a la goleta Covadonga unos cajones que contenían tubos para sus calderas y que conducía desde Panamá.

Con este motivo el Almirante Pinzón reclamó enérgicamente al Comodoro Harvey, jefe de las fuerzas navales de Inglaterra, quien a su vez interrogó al agente principal de la compañía, que trató de escudarse con los reglamentos de aduanas del litoral; replicó de nuevo el Almirante haciendo saber al Comodoro inglés que el aserto del agente de que sus buques no habían trasportado pólvora para el Perú era inexacto; que mirada la cuestión bajo el punto de vista mercantil o bien con arreglo a lo que de los neutrales exige el derecho de gentes, la conducta de la compañía de vapores era inexcusable, sobre todo en el sensible caso de tener nosotros que obrar hostilmente contra las costas del Perú.

Bien es cierto que la citada compañía pagaba con gratitud a la República la compra de vapores que ésta le había hecho por un precio casi triple del que realmente valían.

Los tubos de la Covadonga no pudieron ser desembarcados en ningún punto ni aun en Guayaquil como se suponía, por haberse opuesto el Cónsul del Perú; volvieron pues, a Panamá quedando disposición del Cónsul francés.

Ya sabemos que en Chile la conducta de los españoles había producido honda sensación cual si ella hubiese sido la directamente ofendida. La mayor parte de la prensa vertía diariamente insultos a nuestro país, en tanto que el Gobierno aseguraba al señor Tavira que la cuestión peruana en nada había entibiado las cordiales relaciones entre España y Chile.

No sorprende que todas las simpatías de esta república se dirigieran al Perú y que su prensa censurara nuestra conducta, pero apenas puede concebirse que en un país modelo de civilización de la América del Sur, pudiera soportarse por propia dignidad la publicación de un papel tristemente célebre llamado El San Martín, cuya lectura debía en remecer á los mismos chilenos. Sus soeces y groseros insultos llegaban a un grado tal, que conseguían extraviar el mejor criterio que ciego de ira juzgaba al país entero por el estrecho molde de los más ruines de sus individuos.

No quiero detenerme ni detallar nada sobre aquel periódico, pero sí diré que en la oficialidad de la Escuadra y en toda la marinería despertó indignación tan grande, que la autoridad del Almirante no bastaba a contenerlos en los límites de la disciplina.

Cuan cierto es que el hombre más insignificante y desprestigiado puede arrastrar al combate a dos naciones, valiéndose como poderosísima palanca del sagrado amor patrio. Tavira indignado manifestó al Ministro de Relaciones exteriores que era indispensable hacer que terminara la publicación de El San Martín, pero el Gobierno contestó escudándose con el jurado de la prensa, único tribunal al que podía someterse la acusación del dicho periódico, que probablemente saldría absuelto envista de que en Madrid no dejaban de publicarse furiosos artículos en La Discusión, en La Iberia y otros diarios, contra las Repúblicas americanas.

En honra de Chile debo consignar que sólo el papel ya citado descendió a tan vergonzosos ataques, y que no faltaron periódicos en Santiago y Valparaíso que censuraran rudamente tan villano proceder. Tales periódicos eran acusados de reaccionarios por el San Martín.

¿Es ser reaccionarios (contestaba uno de ellos) el no pedir Como cierta prensa que se ahorquen godos, que se extermine a todos los que no quieran consumar tan evangélicos preceptos? ¿Es ser reaccionario el no insultar a la Reina de España con los dicterios que sólo se dicen en las tabernas, y de los que no puede echarse mano en los papeles destinados a la publicidad, y mucho menos tratándose de una mujer soberana de una nación con la que todavía no hemos roto las relaciones de amistad que hemos contraído? El Independiente, periódico de Santiago y órgano del Gobierno, hizo también algunas amigables observaciones al San Martín por lo áspero de su lenguaje, y no faltó algún chileno que atacara con dureza la indignidad de dicha publicación.

Pero ¿cómo se podría expresar toda la infamia que revela la siguiente aseveración de un escritor contemporáneo? (i) Había en Santiago dos españoles, el corazón se me despedaza al recordarlo, que eran los principales agentes y expendedores del inmundo periódico San Martín, que tan escandalosos insultos escribía contra la Reina de España.

El 10 de Octubre de 1864 llegó a  la bahía de Pisco, incorporándose a la Escuadra la goleta Vencedora, procedente del Río de la Plata con cincuenta y un días de navegación. Su Comandante, él Teniente de navío D. Serafín Aubarede, demostró la mayor pericia e inteligencia en tan larga travesía. A su paso por el estrecho de Magallanes, en lo que invirtió catorce días, hizo de él un estudio excelente y extenso, y observaciones que revelaban su buen juicio

(2). Para desembocar en el estrecho tuvo que luchar por mucho tiempo contra el viento huracanado, chubascos y fríos muy intensos. Cerca de cabo Pilar sufrió un fuerte temporal del primer cuadrante que capeó con los cangrejos en dos antagallas y la máquina en el tercer grado de expansión, perdiendo el botalón de foque y petifoque, el estay del juanete de proa y su mastelerillo, pero el buque, aunque medio anegado se defendió muy bien.

En el puerto de Lota procuró hacer el carbón necesario para seguir su viaje, pero el encargado del establecimiento dijo al señor Aubarede que no podía proporcionarle ninguno por tenerlo comprometido todo para cargarlo. Manifiesta mentira. Acudió entonces al capitán del puerto, quien tuvo a bien contestarle que no tenía atribuciones para obligar al dueño de las minas á que vendiese carbón a ningún buque, aconsejando al Comandante de la Vencedora que continuase su viaje a la vela hasta Valparaíso.

Aubarede que había recibido expresas instrucciones para conducirse en presencia de la esperada negativa, se atuvo a ellas, y después de protestar en debida forma haciendo responsable a la autoridad chilena de cualquier contrariedad que pudiese sufrir en su derrota por falta de carbón, continuó el viaje. Es de advertir, que en el establecimiento carbonífero tampoco quisieron venderle madera, ni algunos herrajes precisos para remediar las averías del botalón de foque.

La actitud de Chile era ya decididamente hostil. El Gobierno de esta República expidió un decreto prohibiendo la extracción de carbón de piedra de sus puertos, fundándose en la guerra que se hacía inminente entre España y Perú; inútil es decir que, puesto que los peruanos no habían de tener necesidad absoluta de buscar carbón en Chile, sólo a nuestra Escuadra se refería el decreto.

Declarar contrabando de guerra el carbón se hallaba fuera del derecho marítimo y también de la práctica establecida durante la guerra de federales y confederados en los Estados Unidos; además era risible que, no un beligerante, sino un país neutral, determinara qué efectos deberían considerarse como de contrabando de guerra. La parcialidad de Chile se evidenciaba no sólo con que diariamente salían de sus puertos buques cargados de carbón, armas, caballos, etc., con destino al Callao, sino también el que a dicha rada habían enviado su único barco de guerra, la corbeta Esmeralda, con el propósito de que saliese unida a los buques peruanos cuando decidieran atacar a la Escuadra española.

Entre tanto el nuevo cambio de Gobierno en el Perú había hecho aún más difícil su situación política; el Ministerio entrante era ya acusado de reaccionario y débil por la prensa y por el partido rojo cada día más robusto, lo que hacía profetizar la caída del Presidente Pezet al que suponían harto débiles en la cuestión con España. No hay duda que la gran mayoría del país clamaba por la guerra, generoso arranque de patriotismo o de ceguedad, según se mire, atendiendo a lo mal preparados que se hallaban para resistirnos. Noes esto decir que la situación de la República era tan inofensiva como sus hijos la presentaban en los momentos de la toma de las islas de Chincha, pues según ellos, al aparecer los españoles en el Callao para sacar la barca Heredia, estaban completamente desarmados, sin pólvora, sin municiones, sin un solo buque en buena situación, y la plaza completamente desguarnecida (i).

(R)   Refiriéndose a aquel suceso, daba curiosas noticias un periódico peruano por el que se viene en conocimiento de circunstancias ni aun sospechadas entonces por la escuadrilla española. Decía así: «Cuando se tomaron las islas, cuando se aparecieron los españoles en el Callao, no había sino un quintal de pólvora en la fortaleza; los hemos intimidado con una señal que puso un viejo patriota, Cirilo Coronel, que hacía de mayor de órdenes. «Ponerse en son de combate», hizo decir Coronel a las banderas, cuando asomaban los españoles por la cabeza de la isla de San Lorenzo, y ellos, que se habían tomado nuestro plan de señales con la Iquique y que habían visto que un buque había salido de las islas de Chincha para el Callao a pocas horas de habérselas tomado, creyeron que estábamos prevenidos, y no se atrevieron a tomar la escuadra que era su plan (¿).

Por allí debieron haber comenzado, pero la Providencia suele embrutecer a los perversos; si con la misma felonía con que se agarraron al guano, comienzan por agarrarse la escuadra, hoy tendrían escuadra y guano, sin haber disparado un tiro. También han tenido temor de ser los primeros en hacer fuego (¡); por eso no se sacaron la escuadra aquel día; por eso nos provocaron con la sacada de la Heredia.»

¡Cuanta lógica!

Sin embargo, de haber fracasado por completo el empréstito de cincuenta millones de pesos y de haberse reducido mucho las rentas de sus aduanas por la paralización del comercio, el Perú sacaba recursos cuantiosos casi exclusivamente del producto del guano que extraían con entera libertad. No tardó el Jefe de la Escuadra en reconocerlo así y en lamentarlo. La suspensión del carguío de aquel abono (decía el Almirante) no acarrearía reclamación alguna extranjera, puesto que el Gobierno peruano tiene en Europa existencias que cubren con mucho sobrante los créditos que contra él puedan tener sus consignatarios. Es indudable, que esta tolerancia en permitir la extracción del guano, así como el mucho tiempo que va trascurriendo desde el principio de las dificultades, han alentado y alientan no sólo al Perú sino también a Chile y hasta Bolivia, cuyo Gobierno acaba de presentar a la Asamblea nacional un proyecto de ley para aliarse ofensiva y defensivamente con el Perú y en contra nuestra.

El Congreso Sud-americano que por fin se había logrado reunir en Lima después de dos juntas preparatorias en las que sus miembros demostraron divergencia de opiniones, redactaron de conformidad una nota que le fue remitida a Pinzón por el vapor Talca.

Es de advertir que aquella era la primera noticia oficial que el Almirante tenía de la instalación del Congreso. Creyó, por tanto, algo irregular el requerimiento que se le hacía en la nota, pero como entre las firmas de los plenipotenciarios acreditados en el Congreso se hallaba el del Perú, y como ello se hacía de acuerdo con ese Gobierno, y como la nota contenía promesas de que el Perú una vez desaparecida la dificultad creada se hallaba dispuesto a atender las reclamaciones españolas, le pareció oportuno al Almirante contestar a la nota de los plenipotenciarios (i): que le era sensible no poder acceder al deseo de los distinguidos miembros del Congreso, pues le faltaban competentes instrucciones del Gobierno de S. M. C, y que la devolución delas islas de Chincha según la circular del Ministro de Estado Pacheco, circular que había de servir de pauta a todos los agentes españoles, aquellas islas debían conservarse ocupadas hasta tanto que se cumplieran por el Gobierno del Perú las previas diligencias.

Añadía el Almirante que se conceptuaba fiel intérprete de los sentimientos del Gobierno de España, al recordar que nuestra nación la que llevó al Nuevo Mundo su fe católica y su santo amor a la independencia, deseaba conservar amistosas relaciones con los pueblos que le deben su origen, y estaba dispuesto a ofrecer a los que legítimamente puede llamar hijos, sinceros testimonios de su simpatía.

(R)   Hé aquí la nota de referencia. «Lima, Octubre 31 de 1864. —Los infrascritos, Ministros plenipotenciarios de Bolivia, Chile, Confederación Argentina, Estados Unidos de Colombia, Estados Unidos de Venezuela y Perú, residentes en esta ciudad, creen de un deber dirigirse a S. E. el Almirante D. Luis H. Pinzón y hacerle saber que la ocupación de las islas de Chincha, verificada a nombre de la España, ha afectado profundamente los intereses de la América y, en especial los de las Repúblicas que los infrascritos representan. Esta ocupación, a que no precedió la negativa por parte del Perú a satisfacer reclamos clara y expresamente individualizados; que no fue consecuencia de una declaración de guerra hecha con arreglo a las prescripciones de la ley internacional; que se ejecutó bajo el amparo de un derecho de reivindicación y de un estado de tregua inconciliable con la independencia indisputada de la República del Perú, hiere los derechos de todos los Estados del Continente, e introduce justas y fundadas alarmas en orden a los designios de la España sobre su condición de naciones independientes. La independencia de la América fue el resultado de esfuerzos comunes de los pueblos que se constituyeron en Estados soberanos, y la solidaridad que aquellos hechos establecieron, les impuso deberes, de cuyo cumplimiento no pueden dispensarse. La amenaza hecha a una de las Repúblicas en su existencia política, por motivos que fueron comunes a todas ellas, autoriza a los infrascritos para esforzarse en conjurar un peligro que es de grande atención y de trascendentales consecuencias. —Los infrascritos se dirigen a S. E. el Almirante Don Luis H. Pinzón, como único representante del Gobierno español en esta cuestión, y como jefe superior de las fuerzas navales que ocupan las islas, parte constitutiva de la República Peruana. Más de seis meses corridos sin que la España haya hecho demanda alguna al Perú, el peligro de que la ocupación se prolongue indefinidamente, y la acumulación de fuerzas, que parece agravar en los pueblos de América esa situación incierta y alarmante, obligan a los infrascritos, por la injerencia misma dé la materia, a prescindir de ciertas formas, y a requerir a S. E. el Almirante Don Luis H. Pinzón por la pronta desocupación de las islas y su entrega al Perú, en los términos correspondientes a los derechos y a la dignidad de esta República.—La declaración del Gobierno español de que no había autorizado aquel acto, aleja toda contradicción en su conducta, y todo menoscabo de su dignidad, restituyendo lo que no mandó aprehender; así como esa misma declaración en la parte que reprueba el principio de reivindicación y el estado de tregua invocados, había disipado las justas alarmas de la América, si no se hubiese mantenido el hecho que fue la consecuencia inmediata de los principios reprobados.—Las Repúblicas representadas por los infrascritos, desean conservar sus amistosas relaciones con la España, y están dispuestas a dar a la nación a que estos pueblos deben su origen sinceros testimonios de sus sentimientos; y el Perú que participa de ellos, lo está también a atender con solicitud los reclamos justos que se le hagan, a examinarlos y arreglarlos por las vías diplomáticas, integrado que sea, en forma debida, en la posesión de su territorio. No pueden, sin embargo, permanecer expectantes é inactivas en presencia de la situación creada por el acontecimiento del catorce de Abril.—Los infrascritos no creen preciso insinuar que sucesos que se suponen ocurridos después de aquella fecha, tampoco pueden ser un obstáculo para el fin propuesto, porque son imposibles, tratándose de gobiernos cultos y civilizados, porque el Perú los ha rechazado con toda la energía de su dignidad, y porque las investigaciones practicadas manifiestan hasta la evidencia, que jamás existieron, ni hubo antecedente que pudiese mancillar en este punto la conducta de la República Peruana.—Los infrascritos, en nombre de las Repúblicas que representan, gravemente alarmadas, en justa tuición de sus derechos, y en consideración a los deseos que las animan de mantener sus amistosas y cordiales relaciones con la España, se dirigen a S. E. el Almirante D. Luis H. Pinzón con el objeto que dejan expresado, y esperan tenga a bien darles una respuesta, que servirá para poner término a esta situación, o para arreglar sus procedimientos ulteriores.—La presente nota será puesta en manos de S. E. el Almirante D. Luis H. Pinzón, por D. Ignacio Centeno, comisionado al efecto, a cuya persona recomendamos.—Con sentimientos de distinguida consideración, los infrascritos saludan á S. E. el Almirante D. Luis H Pinzón, y se suscriben sus muy atentos y seguros servidores.— V. de la Cruz Benavente, Ministro Plenipotenciario de Bolivia. — Manuel Montt, Ministro Plenipotenciario de Chile. — D. J. Sarmiento, Ministro Plenipotenciario de la República Argentina. — Justo Arosamena, Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos de Colombia. — Antonio L. Guzmán, Plenipotenciario de los Estados Unidos de Venezuela. — José G. Paz Soldán, Plenipotenciario del Perú

Mientras tanto el 26 de noviembre, unidades navales atacan a la escuadra española en Pisco. (Ramón García 1993, 19) ocasionándoles daños menores, huyendo al sur.

El 6 de diciembre de 1864, el Almirante español Hernández Pinzón, es relevado de su cargo por el General José Pareja y Septién y se unieron a la Escuadra las unidades “Blanca”, “Berenguela”, “Villa de Madrid” y la fragata “Numancia”. Unas semanas después se firma el Tratado Vivanco-Pareja

hasta 225

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ANEXOS

Invitación que D. Ramón Azcárate dirige a los agricultores Guipuzcoanos, para que se comprometan al cultivo del algodón en esa región, según las bases y condiciones que se expresan á continuación.

Hijo de la provincia de Guipúzcoa, educado en mis primeros años en el antiguo Real Seminario de esta villa y con muchos parientes y amigos en el país, a que profeso un cariño acendrado, he venido á el después de largos años de ausencia, no solo arrastrado por el recuerdo de afecciones vivas, sino atraído también por el deseo de realizar en Ultramar, con hijos exclusivamente de este suelo una empresa, que mi mente acaricia hace tiempo; y para llevar a cabo la cual con provecho, que no ocultaré, así mismo de mis intereses quisiera y espero hacer la felicidad de algunos naturales del país.

Para ello, y aunque ofrezca algunas dificultades, he preferido, sin vacilar, como Guipuzcoano, intentar vencerlas, desechando proposiciones de extranjeros y nacionales que me han sido hechas con condiciones muy aceptables bajo el punto de vista económico; no solo, repito, porque quiero labrar la dicha de algunos centenares de Guipuzcoanos, sino porque hace mi felicidad el vivir entre ellos, aunque lejos de nuestra patria común, que llevarán consigo como yo, las tradiciones queridas de nuestros hogares, sus venerandas prácticas religiosas y sus hábitos constantes y apreciables de moralidad, honradez, frugalidad y amor al trabajo.

Talambo, es una hacienda de una extensión considerable, en la que, bajo la influencia de un clima sano y benigno, cuya temperatura ni baja de 12 grados ni sube de 24, Termómetro Réaumur, vienen con trabajo no cansado y con prontitud el algodón, la caña, el café, el arroz, la cochinilla, el maíz, el trigo, el camote (parecido en su gusto a la castaña) y, en general, todas las hortalizas y legumbres de esta provincia.

La emigración se ha de componer de 300 personas agricultoras de ambos sexos y de todas edades, honradas y bien constituidas que formen familias.

A su cabeza marchará un capellán vascongado, que haga como de párroco, celebre misas, explique la doctrina cristiana, dé el pasto espiritual y predique el evangelio, un médico cirujano, también vascongado, que atienda a todas sus dolencias y enfermedades, y un mayordomo, del mismo origen, que enseñe a los niños a leer, escribir y cuentas, que lleve las de los colonos, si gustan, y así mismo Ia correspondencia que tengan con sus familias y amigos. También formarán parte de la expedición algunos canteros, carpinteros y herreros del país.

Me obligo a trasportar por mi cuenta a toda la expedición, pagando los gastos de flete y alimentación, desde el día en que se haga el buque a la vela de uno de los puertos inmediatos que se anunciará a su debido tiempo.

Los expedicionarios agricultores y artesanos llevarán consigo sus camas y herramientas que puedan, a fin de que las primeras les sirvan a bordo, y las mismas con las segundas para su uso particular, aun después de llegados a la hacienda de Talambo; sin perjuicio, se entiende, de llevar el equipaje posible.

Los años de compromiso son ocho y comenzarán a contarse desde el día en que llegue la emigración a la hacienda.

Una vez allí, señalaré a cada familia de colonos, toda la extensión que pueda desear de terrenos de regadío para cultivar el algodón, pastos para sus ganados, granos y hortaliza para su consumo y edificar sus caseríos respectivos, a uso todo del país.

Inmediatamente después principiarán a trabajar sus casas, las bodegas para las maquinarias y depósitos de algodones, los cercos para los algodonales, sus huertas y heredades, pasando luego a preparar, sembrar y cultivar las tierras destinadas a estos productos; y mientras trabajan sus habitaciones, corre de mi cargo el alojarlos.

En el primer año, como que los colonos se han de ocupar en los trabajos indicados, en el párrafo anterior, no se puede contar con alcanzar en el campo más que hacer la siembra. En él segundo habrá una o dos cosechas, que serán incompletas por ser las primeras, y quedarán exclusivamente para mí, en compensación de los grandes gastos que me ocasiona la expedición, no solo por los precios de flete y alimentación durante su viaje, sino también porque me comprometo a continuar alimentándola bien en dichos dos primeros años, y a dar, además, mensualmente a los agricultores que la forman un peso por cada persona, que no llegue a doce años y dos por las que pasen de esta edad, para su vestir y demás necesidades particulares. Aparte de estos desembolsos llevaré a mi costa desde Inglaterra á Talambo la maquinaria necesaria para despepitar y empacar el algodón.

Transcurridos los dos primeros años, la cosecha de algodón, que coja cada familia de colonos en las tierras que les serán señaladas, se dividirá en dos partes iguales, de las cuales la una será para ella y la otra para mí con el socio señor Salcedo.

Las otras cosechas que pueden lograr de granos, hortalizas, ha. Y que en el año serán dos de cada clase, servirán para la alimentación colectiva de los agricultores durante los dos primeros años y después exclusivamente de la familia a que pertenezcan los terrenos en que se coja.

Facilitaré desde luego, y para los dos primeros años, conservando su propiedad, a cada familia todo el ganado y herramientas que les falte.

Al principiar el tercer año quedarán con el uso propio de lo que sea suyo en ambas clases, y se hará propietaria además de lo que estime conveniente adquirir de mí en los dos géneros, estipulando conmigo su valor y abonándomele en los plazos sucesivos y términos que convengamos.

Cada familia contribuirá desde el tercer año en adelante, después de verificada la recolección de algodones, con el cuatro por ciento de lo que coja para atender por partes iguales al culto, al capellán, al médico y al mayordomo. En los dos primeros años corren estos ramos de mi cuenta particular.

Las trescientas personas se dedicarán principalmente al cultivo del algodón, y podrán sostener el mínimum de 500,000 plantas, de que se alcanzarán dos cosechas al año. Se puede suponer en cálculos muy razonables que este número de plantas dará al año un peso de 20,000 quintales, y a contar desde el tercero inclusive, tendrá de consiguiente la emigración diez mil para ella, que venderá al comprador o compradores que sean de su más agrado entre los muchos que allí se presentan.

Quiere decir que, calculando que los 300 agricultores formen 60 familias tocará a cada una de ellas 166 quintales de algodón por cosecha anual, principiando desde el tercer año, y sin contar con las demás recolecciones que son exclusivamente suyas.

Fundado en este cálculo enteramente prudencial, recordando el precio subido del algodón, y teniendo presente la seguridad y prontitud con que los colonos alcanzarán sus artículos alimenticios, granos, hortaliza y forraje para el ganado, es indudable que cada una de dichas familias y de consiguiente la expedición logrará, sin que pase mucho tiempo, una posición cómoda, desahogada y hasta lisonjera.

Transcurridos los ocho años de Ia contrata o compromiso, tanto mi socio y yo, como cada una de dichas familias quedaremos en completa libertad para continuar sino en; el mismo compromiso y con iguales condiciones por el tiempo que se señalará de mutua voluntad. Estas condiciones serán las mismas de los últimos seis años de la primera contrata.

Vergara, 27 de Octubre de 1859.

                                                                                               RAMON AZCÁRATE

 

 

Bases para la contrata que han de celebrar Don Manuel Salcedo y Don Ramón Azcárate con la expedición vascongada

1°A cada familia, o a las familias que constituyan una sola, se asignará el terreno que deba cultivar a razón de media fanegada por cada persona de las que la forman.

 2°Los agricultores vascongados destinarán al cultivo del algodón, las nueve décimas partes del terreno que se les haya destinado, quedándoles la décima restante para la siembra y cultivo de hortaliza y granos, que serán de su exclusiva propiedad, y destinados únicamente para su mantención, nunca para negocio.

Si faltaron estos víveres (lo que no. Es de esperar) se suprimirá del terreno destinado al algodón la parte necesaria que baste a producirlos; más si sobraren se disminuirá una parte del terreno dedicado al cultivo de los víveres, para aumentar el del algodón. Como en el terreno destinado para sus granos y hortaliza, no pueden sembrar el arroz, los dos socios se comprometen a dar diez onzas por día de este grano a toda persona desde un año para arriba.

Esta cantidad de arroz, será entregada a cada familia para toda la semana los domingos, concluida que sea la misma.

3° Los gastos de herramientas que necesite cada familia para la labranza de sus terrenos serán hechos, mitad por Salcedo y Azcárate, y la otra mitad por dicha familia y los de yuntas si ellas lo admitiesen.

4° El dinero que cada familia pidiese tanto para estos gastos como para otros, le será prestado por Salcedo y Azcárate sin ningún interés, hasta que lo devuelva con el producto de sus cosechas.

5° Los adelantos que se expresan en la base anterior se harán en proporción á; las necesidades que tenga que cubrir cada familia; pero si se observase que alguna excede en sus pedidos para gastos superfluos o perjudiciales, entonces se le dará únicamente aquella cantidad que se nivele con la que pide una familia económica y juiciosa. ‘

6° Todo el algodón que cosechen los agricultores será entregado por ellos en el local de la maquinaria, ensacado con su respectiva marca, y el encargado otorgará su correspondiente recibo.

7° Cada familia tiene la obligación de despepitar y empacar en la maquinaria del fundo, todo el algodón que coseche, sin más costo para ella, que la mitad del valor de forros y sunchos. Concluida esta operación, queda facultada para buscar comprador, para todo el que hubiese cosechado, cuyo importe se dividirá entre la familia y los dos socios; más si estos no les conviniesen vender su mitad, quedan obligados a comprar lo que corresponde a la familia por el más alto precio que les hayan ofrecido. En el inesperado caso de que la familia no encuentre comprador, los socios Salcedo y Azcárate al vender su mitad, incluirán la que corresponda a la familia si esta conviniese en ello; más si fuese deudora procederá; A la venta previo aviso.

8° Para la fabricación de la bodega en que hade colocarse la maquinaria de despepitar el algodón, y para la construcción de su depósito en pepita, concurrirán con su trabajo personal “observando un riguroso turno” todos los hombres que tengan más de catorce años, y para transportar del puerto a la hacienda las maderas que han de servir para esta obra, alternarán en este servicio que ha de hacerse en carretas, por todos los hombres de veinte y cuatro años para arriba, En cuanto a los carpinteros, herreros, canteros y albañiles, siempre que se les ocupe fuera de su turno, recibirán la gratificación de un peso por cada día que trabajen.

 9° Es obligación de cada familia concurrir a la limpia del canal principal del agua, que se hace una vez al año, con tres jornales por cada media fanegada de las que se le hayan asignado; y en cuanto las ocurrencias extraordinarias de aumentar el agua del cauce, descajar o sacar algún derrumbe, concurrirán los agricultores por su turno con todos los sembradores del fundo.

10° Los animales de labranza estarán sueltos en el campo y cuando los recojan para el trabajo, los mantendrán con la chala del maíz o alfalfa que tuvieren.

11° Las vacas lecheras estarán igualmente en el campo, y los terneros en casa del labrador, y cada familia no tendrá derecho sino a una sola.

12° La inmigración vascongada tiene y tendrá en lo sucesivo, un capellán que haga de párroco, celebre misa, explique la doctrina cristiana, dé el pasto espiritual y predique el evangelio; un médico cirujano que atienda a todas sus dolencias y enfermedades, y un administrador que lleve las cuentas de los adelantos que se les haga bajo recibo, la correspondencia que tengan con sus familias y amigos, y además enseñe a los niños a leer, escribir y cuentas.

13° Los agricultores contribuirán con el cuatro por ciento del algodón que les corresponda, siendo una para el culto de la capilla, otra para el capellán, el tercero para el médico y el cuarto para el administrador, siendo de cargo de los socios Salcedo y Azcárate la mantención de dichos empleados y de sus cabalgaduras; así como el de conservar aseada la capilla con todos los ornamentos y útiles necesarios.

14° El socio Azcárate interesado en la tercera parte de la empresa como que concurre en igual parte del principal, quedará a la cabeza de las familias vascongadas, y de las demás que en adelante puedan agregárseles comprometiéndose a residir en este fundo durante los ocho años, que es el término de este contrato, y procediendo en todo lo relativo a la dirección de la empresa de acuerdo con su socio Salcedo.

15° El dueño del fundo no reconoce más mejoras que aquellas que se hayan pactado en el periodo de los ocho años.

16° Aunque por el contrato celebrado en España los agricultores vascongados quedaban comprometidos a ceder a los socios Salcedo y Azcárate, todo el producto de sus trabajos durante los dos primeros años en justa compensación de más de cincuenta mil pesos invertidos en sus transportes y demás gastos consiguientes a la empresa, estos renuncian hoy a tal derecho en beneficio de sus asociados, esperando la remuneración en la parte que en el periodo de los ocho años les corresponda. Más si alguna familia quisiese separarse en el día no se le impedirá; más quedaría obligada a pagar el dividendo que le correspondiese, partiendo de la suma total de gastos. Si verificase su separación después de algún tiempo, se tendrá en consideración el que hubiese trascurrido, de manera que a los dos años se le deducirá del dividendo la cuarta parte, a los cuatro la mitad, y así proporcionalmente.

17° Los años de compromiso son ocho y comenzarán a contarse desde el primero del presente mes.

18° Trascurridos los ocho años de la contrata o compromiso queda la familia en completa libertad para continuar o no, reservándose el derecho de renovar su contrata por otro periodo, cediendo a favor de los dos socios la cuarta parte del total del producto, y reservándose para si las tres. Cuartas partes restantes.

NOTA.—No habiendo aceptado las familias que el gasto de yuntas fuese a medias como lo indica el artículo tercero, y habiendo pedido en lugar de una vaca, que por el articulo once se les concedía, se les permita tener dos; consultando las ventajas de obtener las dos vacas con la mitad del valor de la yunta, la de que aquellas sustituyan á esta en los trabajos agrícolas, la de ser los agricultores dueños exclusivos de las vacas y de sus crías, y la del aumento de la leche, los dos socios han convenido en acceder a su solicitud, bajo la condición de que dichas vacas no puedan tener dos crías a la vez por cuanto el aumento de animales perjudicaría a la agricultura.

Así mismo pidieron se les concediese engordar dos cerdos en cada año encerrados en chiqueros, y hacerse de su remplazo dos meses antes de consumirlos o venderlos. Los socios Salcedo y Azcárate acceden también á esta solicitud.

                                                                                   Talambo, 6 de Agosto de 1860.

M. Salcedo——-R. Azcárate—Siguen las firmas de las cabezas de Familia—Diego Unanue—Juan Judes— Manuel Retarvide— Juan José 0rmachea—Domingo Alverdi—Pedro. M. Aguirre—Miguel Alverdi—J0sé Ramón Aguirre—Domingo Argarate—Felipe Artiaga —José Smitagoistia—Pedro Martija—José Joaquín Martija—Francisco Larrarte—Marcial Miner—Martin Eguren—Juan Eguren

Petronilo Martin—J0sé Faustino Aguinaga—Ignacio Oriozabala —Bautista Dorriotz—Francisco Cel0m—Francisc0 Antonio Gainza—Ignacio Langarem—José Ignacio Arceluz—Marcos Iturbe—Martin Antonio Querejeta—Francisco Zavala—Hipólito Espeleta—Estevan Zamora—Roque Larrañaga—Juan Bautista Asegninolaza—Francisco Arrizabala—Pedro JoséMarticorena—Toribio Lasagabaster.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DECLARACIÓN

De Rosario Salazar antes de morir a petición de sus padres

ESCRITO.

            (m) Señor Juez de Paz

Segundo. Salazar de este domicilio, ante U. en la mejor forma parezco y digo: Que en mi casa se halla mi hijo Rosario Salazar, enfermo y próximo a expirar a consecuencia del balazo que se le infirió en la hacienda de Talambo, en el mes de Agosto último, y a fin de descubrir al autor de tal crimen, ocurro a la autoridad de U. pidiendo se sirva constituirse en el acto a recibirle su declaración, para que exprese la persona que lo hirió, pues que la omisión  de esta diligencia, de suyo urgentísima, sería perjudicial, por cuanto dejaría en impunidad tan atroz delito. Con cuyo objeto A U. suplico que, teniéndome por presentado, y en fuerza de lo expuesto, se sirva deferir a mi solicitud, por ser así de justicia.

Ferreñafe, a 15 de Febrero de 1864.

                                                                                   Segundo Salazar.

 

 SUMILLA – Juzgado de Paz—Ferreñafe,  15 de Febrero de mil ochocientos sesenta y cuatro.—Por presentado: en mérito de lo que se representa, y estando  lo dispuesto en el inciso séptimo, articulo trece de la ley reglamentaria de mis atribuciones, constitúyase este Juzgado en la casa de D. Segundo Salazar a recibir la declaración de su hijo D. Rosario Salazar, con citación del promotor fiscal, para cuyo cargo se nombra a D. Sebastián Verjél, previa su aceptación y juramento, y verificada que sea dicha diligencia, remítase al señor Juez que conoce de los sucesos de Talambo, para que obre los efectos a que haya lugar.—-Condemarín.—Pazos.

DILIGENCIA. —En el mismo día, mes y año siendo las nueve de la mañana, yo el Escribano hice saber a D. José Andrés García el nombramiento de promotor fiscal, y enterado lo aceptó y firmó, de que doy fe. —José Andrea García Pazos.

OTRA. —Incontinenti practiqué igual diligencia con D. Sebastián Verjél y enterado de su nombramiento lo aceptó y firmó, de que doy fe. —Sebastián Verjél—Pazos.

OTRA. —En la Villa de Ferreñafe a las nueve y media de la mañana de hoy 15 de Febrero de mil ochocientos sesenta y cuatro, compareció ante el señor juez de Paz D. Simón Condemarín D. José Andrés García a quien le recibió juramento que celebró por Dios Creador del Universo, Remunerador de los buenos y Castigador de los malos, bajo del cual prometió desempeñar bien y fielmente el cargo de promotor fiscal, firmando esta diligencia con el señor juez, de que doy fe:—-—Condemarín—José Andrés García—Benjamín Pazos.

OTRA. —Acto continuo compareció D. Sebastián Verjél a quien el señor juez de Paz D. Simón Condemarín le recibió juramento por ante mí el Escribano y lo hizo aquel por Dios Creador del Universo, Remunerador de los buenos y Castigador de los malos, prometió desempeñar bien y fielmente el cargo de defensor, y firmando esta diligencia, con el señor juez, de que doy fe. –Condemarín–Sebastián Verjél—Benjamín Pazos.

DILIGENCIA. —Incontinenti cité al promotor fiscal D. José Andes García, como se ordena en el decreto anterior, y enterado de él, firmó, doy fe. —José Andrés García—Pazos.

OTRA. ——Consecutivamente hice igual citación al defensor don Sebastián Verjél, y enterado firmó, de que doy fe. —Sebastián Verjél—Pazos.

 

DECLARACIÓN DE ROSARIO SALAZAR

En la Villa de Ferreñafe a los nueve de la mañana de hoy quince de Febrero de mil ochocientos sesenta y cuatro. El señor juez de Paz D. Simón Condemarín asistido de mi el presente Escribano, del Promotor fiscal D. José Andrés García, - del defensor D. Sebastián Verjél, del señor juez de Paz primero D. Juan del Carmen Pérez, del Escribano público D. Andrés Samillán y de D. Segundo Salazar, se constituyó en caso de este último, en donde halló enfermo en cama o su hijo D. Rosario Salazar, pero en todo su acuerdo, memoria y entendimiento natural, quien recibió juramento en la forma establecida por el articulo novecientos seis del Código de Enjuiciamientos Civil y advertido de las obligaciones que le impone el novecientos siete del mismo Código, le interrogó el señor juez, para que dijera la persona que lo había herido, y por qué causa, expresando cuanto crea conveniente sobre el particular, y contestó: Que la persona que le dio el balazo causa de su mortal enfermedad, fue el español D. Julián Fano, que con su paisano D. Juan Ignacio Sorazu protegía el motín provocado y encabezado por Marcial Miner, para atacar al dueño de Talambo D. Manuel Salcedo: que el motivo que tuvo Fano para darle ese balazo fue, el haber ido el declarante con otros a tomar á Miner, que se hallaba en el cuarto de Fano y Sorazu, para ponerlo a disposición del juez de Paz de Chepén, y evitar las consecuencias dañosas de la conducta de aquel individuo; y que al llegar el que habla a la puerta de la pieza donde se hallaba Miner con Sorazu y Fano le descargó este último un tiro a bala con una pistola de que estaba armado, sin haber habido de parte del exponente la menor provocación. Que si antes de ahora no ha declarado al señor juez de la causa de los sucesos de Talambo que Fano fue quien le dio dicho balazo, fue porque creyó que la herida no era mortal y que podía sanar de ella, y porque creyendo también que Fano continuara de administrador de la hacienda de Talambo quería seguir trabajando en paz y armonía, como ha dicho Fano, de manera que éste no le perjudicase; más ahora que está desengañado por los médicos, que no es posible que sane, se ha visto precisado a confesar, que Fano es el autor de su próxima muerte, para no dejar remordimiento alguno en su conciencia, antes de entregar su alma a Dios y para que no se impute dicho balazo a otra persona, y padezca esta injustamente; declarando por último, que se ha venido a la casa en que se halla, porque en el lugar en que lo tenían en Guadalupe además de ser insalubre, carecía de los recursos y de la asistencia que aquí se le presta en su curación: Que lo expuesto es la verdad en que se afirmó y ratificó, leída que le fue esta su declaración, la que firmó á ruego de él D. Juan del Carmen Pérez, haciéndolo antes el señor juez con las demás personas que intervienen, de que doy fe.—Condemarín—Juan del Carmen Pérez—

Sebastián Verjél—José Andrés García—Segundo Salazar—Manuel Samillán—Ante mí, Benjamín Pazos.

ESCRITO.

Señor Juez de Paz.

Segundo Salazar, de este domicilio, ante U. en la mejor forma parezco y digo: Que en este momento que son las tres y media de la tarde acaba de fallecer mi hijo Rosario Salazar, y a fin de que se le practique la autopsia de su cadáver, se ha de servir U. mandar que se verifique por dos peritos, y que original se remita el expediente al señor juez que conoce de la causa de los sucesos de Talambo. Y para ello, A U. suplico, que atendida la grave urgencia, se sirva evacuarla en el día, para los fines indicados. Justicia, Ferreñafe, Febrero 15 de 1864. —Segundo Salazar.

SUMILLO. —Pide que se practique la autopsia del cadáver de Rosario Salazar.

DECRETO. —Juzgado de Paz.—Ferreñafe á diez y seis de Febrero de mil ochocientos sesenta y cuatro.—Por presentado: y atendida la urgencia de la presente solicitud, practíquese en el acto el reconocimiento y autopsia del cadáver de Rosario Salazar por los peritos D. Lorenzo Sono y D. José María González, previa su aceptación y juramento y noticia del promotor fiscal y defensor nombrados, para recibir la declaración del expresado Salazar, cuya partida de defunción con lo que se actuare se agregará a las diligencias evacuados ayer, y se remitirá original al señor juez  que conoce de la causa de los sucesos de Talambo para los fines legales sí que haya lugar.—.—Condemarín .—Pazos.

DILIGENCIA. —-En el mismo, día siendo las tres y tres cuartos de la tarde, yo el Escribano, citó al promotor fiscal D. José Andrés García con el auto anterior y enterado firmo. —y  doy fe—José Andrés García—Pazos.

OTRA. —Seguidamente practiqué igual diligencia con el defensor D. Sebastián Verjél, y firmó, de que doy fe—Sebastián Verjél —Pazos.

OTRA—Acto continuo, yo el Escribano hice saber a D. Lorenzo Sono el nombramiento de perito para el reconocimiento y autopsia del cadáver de Rosario Salazar, y reiterado dijo: que lo aceptaba, en cuya virtud procedió el señor juez a recibirlo juramento que lo hizo por Dios Creador del Universo, Remunerador de los buenos y Castigador de los malos, bajo del cual prometió desempeñar bien y fielmente el cargo que se confía, firmando esta diligencia con él señor juez, de que doy fe.—Condemarín, Lorenzo Sono—Benjamín Pazos.

OTRA. —inmediatamente hice igual notificación s D. José María, González y enterado de su nombramiento dijo: que lo aceptaba; en cuya virtud procedió el señor juez a recibirlo juramento, que lo hizo por Dios Creador del Universo, Remunerador de los buenos y Castigador de los malos, bajo del cual prometió desempeñar bien y fielmente el cargo que se le confía, firmando esta diligencia con el señor juez, de que doy fe. —Condemarín—José María González Benjamín Pazos.

En el mismo día siendo las cuatro y media de la tarde, el señor juez de Paz en cumplimiento de lo mandado en auto de esta fecha, y con asistencia de mí el presente Escribano, se constituyó en la casa habitación del señor D. Segundo Salazar, en donde se encuentra el cadáver de Rosario Salazar, con el objeto de que los peritos D. Lorenzo Sono y D. José María González, que presentes se hallan, procediesen al reconocimiento ordenado, y en su consecuencia así lo verificaron, y después de ratificarse en el juramento que tienen  prestado, y del detenido examen que al efecto hicieron, resulta, que del reconocimiento y autopsia que han practicado de dicho cadáver, han encontrado una herida en el costado derecho, la cual había fracturado la quinta, sexta y séptima costilla de ese lado; y a la distancia de media pulgada otra herida que se halla en toda su cavidad, la que tocó en el hígado donde habían penetrado dos cortadillos; siendo cada uno la cuarta parte de una bala de onza, los mismos que manifestaban al Juzgado: que dichas heridas eran hechas a su parecer con armas de fuego; habiendo sido la muerte de dicho Salazar la consecuencia precisa de ellas, pues que no solo han sido de necesidad mortal, sino instantáneamente mortal, habiendo podido conservar su fuerza vital, la edad juvenil en que se encontraba. Que es cuanto pueden certificar, procediendo conforme su leal saber y entender, sin agravio de partes, y sin que se les toque las generales de la ley, en cargo del juramento que tienen prestado, ratificándose en esta su exposición que firmaron el señor Juez por ante mí, de que doy fe. —-Condemarín—Lorenzo Sono – José María González—Ante mí, Benjamín Pazos.

DECRETO. —Juzgado de Paz—Ferreñafe Febrero diez y siete de mil ochocientos sesenta y cuatro. —Estando concluidas las diligencias que anteceden, remítase al señor juez que conoce de la causa, para los fines á que hubiere lugar. —Simón Condemarín—Pazos.

PARTIDA. ———EI presbítero Juan Isidoro Aguilar, cura propietario y vicario de esta doctrina de Santa Lucia de Ferreñafe, certifica Que en el libro de entierros que empezó a correr el año pasado de 1863, se halla una partida sentada en la manera siguiente—Año del Señor de mil ochocientos sesenta y cuatro. En diez y siete de Febrero, yo el infrascrito teniente cura en esta doctrina de Santa Lucia de Ferreñafe, en su panteón di sepultura al cadáver de José Rosario Salazar, soltero, al parecer de veinticinco años, recibió los Sacramentos de Penitencia y Extrema Unción, deja en Talambo dos hijos según la razón que da D. Segundo Salazar, de lo que certifico. –Juan de Dios Caballero. Concuerda fielmente con la partida original que se halla en el citado libro á que me refiero. El juzgado de Paz pide esta certificación por su nota de ayer 21. —Ferreñafe, Febrero 22 de 1864. —

Juan Isidoro Aguilar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Gobierno del Perú, ordena tomar declaraciones a los vascos, con declaración de Fano y Sorazú, dando conformidad al contrato

Para que se pueda apreciar con más exactitud el juicio apasionado y mezquino de los españoles que han denigrado al gobierno del Perú, con tan ligera como punible maldad, vamos a copiar el siguiente documento. El hará la mejor justificación de nuestros asertos y una vez más quedará probada la inocencia de D. Manuel Salcedo:

El Supremo Gobierno en virtud de algunas publicaciones y de lo mucho que se hablaba de la inmigración vascongada, y a causa del primer motín delos vascos para separarse más de cierto, sin respetar sus compromisos, ordenó al coronel D. Juan de Dios Días qua levantase un sumario para averiguar si era cierto el mal trato que se decía, se daba a los españoles, mostrando desde ent0nces su celo en favor de esta primera inmigración venida de España.

En esta sumaria información, de la que damos un extracto escrito de puño y letra de Fano y Sorazu, con anuencia del señor Garay, manifiestan los vascos que la contrata acordada el 6 de Agosto de 1860 les favorece, a pesar de lo que han dicho en contra de esa contrata los mismos Sorazu y Fano, después de haber suscrito la información que se va a leer en seguida, el comisionado del Supremo Gobierno pasó a la Hacienda de Lurifico, para averiguar los motivos que tuvieron los disidentes que no quisieron firmar la contrata, y resulta de su exposición que Azcárate, Fano, Sorazu y Garay tuvieron la principal parte en el engaño de que se quejaban, y de ningún modo D. Manuel Salcedo, quien ni tiempo tuvo de entenderse con ellos; no conociendo su idioma ni habiéndolos siquiera tratado, en seis días que corrieron desde su llegada hasta su separación.

Pero lo que resulta en todas estas medidas, es la paternal solicitud de nuestro Gobierno a favor de los vascos, desde 10 primeros días que llegaron.

He aquí la sumaria información:

En la hacienda de Talambo á los ocho días del mes de Febrero y año de mil ochocientos sesenta y uno (2).  

(2) Siete meses después de establecidos en la hacienda.

El Subprefecto de la provincia Coronel D. Juan de Dios Días, en cumplimiento de la suprema resolución de fecha 12 de Noviembre del año próximo pasado transcripta por el señor general Prefecto del departamento, en 26 de Diciembre del mismo año: se constituyó en la referida hacienda a examinar las razones que hayan tenido y tengan los colonos para faltar a las obligaciones a que se contrataron con D. Ramón Azcárate, socio de D. Manuel Salcedo; en su consecuencia se presentaron D. Julián Fano, administrador de la expedición vascongada, D. José dela Cruz Garay y D. Juan Ignacio Sorazu, ambos también pertenecientes a la expedición, a quienes el referido Sub-prefecto les preguntó y expusieran: si se ha dejado de cumplir por parte del señor Azcárate algunos artículos o deberes a que se impuso con los individuos contratados, y cuál es el trato que se recibe actualmente, y expusieron: que D. Ramón Azcárate no solo ha cumplido con el anuncio que les indicó en la provincia de Guipúzcoa perteneciente a la España, sino que ha excedido en su ofrecimiento con todos,(Siete meses después de establecidos en la hacienda), como se halla demostrado en la tranquilidad y gozo que disfrutan los que actualmente existen trabajando y presentes se hallan en este acto: que las familias que faltan, separándose del contrato, se quejaban de la temperatura de la hacienda, que no les era conforme con su salud: por lo que se separaron de sus compañeros sin haber empezado ninguna clase de trabajo: así mismo que no les agradaba la primera contrata, por cuya razón se les puso otra a la que convinieron quedarse en la hacienda las treinta y cinco familias en número de ciento setenta y cinco individuos todos conformes a ella, la que firmaron voluntariamente obligándose, continuasen el trabajo de la agricultura, cuyas familias constan de la razón que se acompaña.

En seguida el mismo señor Sub—prefecto, reunió familia por familia, a quienes les hizo iguales preguntas y contestaron D. Diego Únanse por medio de un intérprete, que se hallaba él y su familia muy conforme con la contrata hecha, y que no recibía ningún mal trato de D; Ramón Azcarate ni de su socio Salcedo.

Juan Judes contestó de igual modo el hallarse conforme, y no haber ninguna clase de agravios.

Manuel Betarvide expuso: que también se hallaba conforme con la segunda contrata y que siempre su compromiso seria exacto si continuase observándose por los hacendados el buen trato que actualmente se recibe;

Juan José Ormaechea expuso que se hallaba muy contento y conforme con toda su familia; que no recibe ningún perjuicio.

Domingo Alberdi, dijo que se hallaba conforme con toda su familia en el trabajo de la agricultura, pero si teniendo hijos menores que necesitan de educación primaria, espera que el señor Azcárate pusiese el maestro que les tenía ofrecido en actual ejercicio, y que tiene a  D. Julián Fano en la hacienda con ese fin.

Pedro María Aguirre dijo: que no tenía queja ninguna del patrón, que en todo se hallaba muy conforme con su familia, que solo le falta lo que tiene expuesto el anterior, esto es, maestro de escuela.

Miguel Aiberdi manifestó que en todo se hallaba conforme como el anterior, pero si pedía la educación de sus hijos.

Toribio Lasayabaster dijo que él y su familia necesita de un maestro de escuela y un sacerdote vascongado; pero que en todo lo demás se halla conforme con la contrata, recibiendo él, como todos, mucho más de lo ofrecido en España.

Francisco Arrizabalaga expuso que no tenía ninguna queja que exponer por hallarse en todo conforme y solo necesita lo que pide el anterior.

Domingo Argárate expuso lo mismo que el anterior.

Ramón Aguirre dijo: que en trabajos y alimentos esté conforme, que nada a este respecto tiene que reclamar; sino solo que se ponga en la hacienda el maestro de escuela y un sacerdote vascongado.

José Semitiagoitia dijo lo mismo que el anterior.

Felipe Artiaga expuso que si D. Ramón Azcárate continúa observando el buen trato que se recibe no tendrá queja que exponer, que solo solicita el maestro de escuela y un sacerdote, y que se le dé una copia de esta nueva contrata pero que se halla gustoso.

Pedro Marticorena dijo lo mismo que el anterior.

Hipólito Espeleta expuso que estaba gustoso y no tenía ninguna queja que exponer, pues recibe del patrón todo lo que necesita.

Francisco Zavala expuso lo mismo que el anterior.

Marcos Iturve dijo que se hallaba muy conforme; que solo lo que falta es que se ponga en ejercicio el maestro de escuela.

Martin Querejéta dijo lo mismo.

Ignacio Arcelus dijo lo mismo que el anterior.

Ignacio Lengaran dijo: que en todo se hallaba conforme con la contrata celebrada, que solo se necesita el maestro de escuela y sacerdote.

Francisco Celan dijo lo mismo que el anterior.

Estevan Zamora dijo que le falta el sacerdote y la escuela.

Ignacio Oriozabala dijo que no tiene ninguna queja que poner y que solo le falta el maestro de escuela y el sacerdote.

Hasta aquí lo escrito por Sorazu, lo que sigue es de puño y letra de Fano (3)

Que se recibe más de lo contratado en España, que como á todos se les da diez onzas de arroz diarias a cada individuo de familia gratis, como servicio particular de la hacienda, sin gravamen a las familias por este servicio; y pide la copia de la contrata celebrada últimamente.

Bautista Dorriotz, dijo: que solo falta el maestro de escuela y un sacerdote, por faltar a pocos días el que vino en la expedición; no por esto dejan de oír misa los días de fiesta que viene a decirla el Cura de Chepén.

José Aquinaga, expuso que está muy conforme con el trato del patrón, que solo le falta el agua para sus sembríos.

José Martija, dijo: que no tiene nada que exponer contra la buena conducta que observa el patrón con él, como con los demás que solo falta que se establezca la escuela, y la permanencia de un sacerdote.

Pedro Martija, dijo que solo le falta agua para sus sembríos, y que por todo lo demás se halla muy conforme.

Francisco Larrarte, dijo: que en todo se hallaba conforme con la contrata hecha con el señor Azcárate, y pide se le dé copia de la contrata.

Martin Eguren, expuso: que en todo se hallaba conforme con el trato del patrón, pues ni a él ni a su familia les faltaba nada.

Juan Eguren, dijo: que no tiene ninguna queja que exponer, ni recibir mal trato alguno

(3) Los mismos que, después firmaron una exposición contraria para acarrearnos los conflictos en que nos vemos, faltando a la verdad que ellos conocían mejor que nadie. ¡Y después del atentado de Pinzón, Sorazu ha obtenido en. Lima un destino público con 60 u 80 peso de sueldo al mes!

Petronilo Martin, dijo: que hasta la fecha no tenía queja que exponer contra el señor Azcárate, que él y su familia se hallan conformes en todo.

Roque Larrañaga, dijo: que tiene lo suficiente finalmente para él y su familia, que no tiene queja que exponer y solo desea que se ponga el establecimiento de instrucción primaria, y un sacerdote vascongado.

 Juan Bautista Aseguinolaza, dijo: que solo falta la escuela de instrucción primaria, un sacerdote vascongado, que sus terrenos están escasos de agua por la falta de ella, que por lo demás, se halla muy conforme. Y no habiendo más padres de familia que vengan a exponer sus quejas, se dispuso que los padres de familia y demás individuos de la expedición vascongada, firmaran los que supieran para constancia de la exposición que cada uno ha hecho presente.

En este estado se presenté Francisco Gainza, y expuso que solo le falta el establecimiento de instrucción primaria, y el sacerdote vascongado, y que en todo lo demás se halla muy conforme y contento en la hacienda.

El Sub—prefecto Juan de D. Díaz, Julián Fano, José Cruz Garay, Juan Ignacio Sorazu, Juan Judes, Domingo Alberdi, Juan José Ormaechea, Ignacio Lengaran, Marcial Miner, Martin Eguren, Roque Larrañaga, Felipe de Artiaga.

 

Concluidas las anteriores averiguaciones en la hacienda de Talambo, pasó el Sub—prefecto a la de Lurifico a practicar con los trabajadores residentes en dicha hacienda iguales diligencias, haciendo comparecer a los padres de familia que se separaron del compromiso celebrado en España, y habiéndose presentado el primero Juan Bautista Azpiri, dijo: que en virtud de no saber el idioma castellano no presentaba para que lo explicara, por pedimento del mismo interesado

A Martin de Mendizabal, el que expuso que el señor Azcárate no cumplió con lo ofrecido en España, en el trasporte de este punto al del Callao ofreciéndoles darles diariamente pan tierno para las criaturas y las raciones suficientes para su mantención, y al desembarcarlos en cl puerto de Pacasmayo solo se les dio por la mañana un poco de sopa y tocino, continuando su marcha á Talambo, y llegaron a esta hacienda el día siguiente de dos a tres de la mañana, y los pusieron a todos en un almacén techado, a donde permanecieron como unos diez o doce días alimentados con arroz, carne y galletas, que no les agradó este modo de trato por lo que tuvieron a bien separarse, y venirse a la hacienda de Lurifico, por que fueron botados por el mismo señor Azcarate. A más de lo expuesto les faltaba un sacerdote vascongado, y un médico de igual Provincia; pero si lo tenían un sacerdote y un médico que no eran de la provincia: que la temperatura no era igual a la que se le había dicho en España que se les había ofrecido un peso a cada uno de los niños de doce años para abajo, y de doce para arriba dos mensuales, y habiéndoles dicho a los señores Azcárate y Salcedo, presente que no se hallaban contentos con la segunda contrata, ;debía hacerse otra que les conformase como la hecha en España, porque ignoraban que en Talambo los artículos de más necesidad son más caros  que en el país, habiéndoles dicho que eran más baratos, que el señor Azcárate y el señor Salcedo reformaron en Talambo la y contrata primera con la que no se conformaron: que les dijeron en España que la fanega de trigo, su valor era en el Perú diez reales, y el maíz á cinco y seis reales y un par de toros una onza.

 Todos estos motivos les obligaron a separarse como tienen dicho y venir al Lurifico sin pagar los gastos que han ocasionado en la expedición al señor Azárate. Esta misma exposición la oyeron todos los demás vascongados en número de nueve padres de familia, firmando los que sabían escribir enmendado para segunda con entre renglones como la hecha en España, todo vale. —Martin. Mendizábal—. Juan Bautista Ugalde- José  Joaquín Padilla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Documentos del Ministerio de Relaciones Exteriores al Cónsul de España dando respuesta a sus protestas.

Los siguientes documentos del Ministerio de Relaciones Exteriores, son indudablemente la pruebo más auténtica de que el Gobierno del Perú, nada ha deseado tanto como la terminación del juicio de Talambo á que tan pérfidas interpretaciones se han dado. Convencido de esa parcialidad ha procurado explicar la verdad y nada más que la verdad de los hechos al cónsul de España en esta ciudad y al de igual clase de la República en Madrid: el primero para que explicase á su parcial gobierno la realidad del hecho tal cual ha sido, y al segundo para que sostuviese la verdad contra las calumnias que se debían arrojar por la prensa. He aquí los documentos:

                                                                       Lima, 27 de Diciembre de 1863.

Desde que el Gobierno supo el desgraciado suceso de Talambo, creyó que el crédito del país se interesaba en la pronta conclusión del juicio, dirigido al esclarecimiento de hechos que tanto habían llamado la atención pública. Aunque los jueces y tribunales de la República no necesitan estimulo de ningún género para proceder imparcialmente en el ejercicio de su elevado ministerio, se recomendó, la causa criminal que se seguía con tal objeto para que, tanto en la celeridad de los procedimientos como en el castigo de los que resultasen culpables, se consultasen inviolablemente las prescripciones de la justicia; y desde entonces hasta ahora no se ha dejado de recordar siempre al Poder Judicial el cumplimiento de sus deberes en cuanto le es permitido al Ejecutivo obrar de esta manera.

La condición constitucional del Gobierno no le permite entrar en la apreciación legal de un asunto que está bajo el dominio de la  única autoridad a quien compete decidirlo; pero si bien es verdad que esta debe ser la actitud de la administración, no por eso omitirá ni diligencia ni medida alguna que contribuya a satisfacer el deseo del señor Cónsul español y el deseo de su Gobierno, porque así cumple con los sentimientos benévolos que le animan para con todos los extranjeros que viven en el territorio de la Nación, llena las disposiciones de la ley y afirma la reputación de hospitalaria que justamente ha adquirido la República.

He pedido datos al señor Ministro de Justicia sobre la causa de Talambo. Ruego que los reciba me dirigiré nuevamente al señor Cónsul para manifestarle con exactitud el estado en que le encuentra.

            Soy del señor Cónsul de S. M. C. atento servidor, (firmado—Juan Antonio Ribeyro

Al Señor Cónsul de S. M. C. en esta capital.

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                                                                       Lima, Enero 29 de 1864.

La causa de Talambo, sobre la que el infrascrito habló al señor Cónsul de España, en nota 27 de Diciembre último, ha sido objeto constante de las atenciones y providencias del Gobierno, no porque dudase nunca de la integridad y prudencia de los Tribunales y Juzgados de la República, sino por el interés que le ha inspirado un asunto de que tanto se ha ocupado la prensa, durante los últimos meses. Ha recomendado la pronta administración de justicia y editado el celo de los magistrados, porque su acción no podía extenderse a otras indicaciones, ni a medios que pudiesen tal vez coactar la independencia del Poder Judicial. Felizmente el juicio sigue su curso natural, y aunque hasta ahora, no ha podido terminarse definitivamente, proviene esta circunstancia de la multitud de hechos que merecen esclarecimiento, de la prolijidad con que se persigue el crimen para castigarlo, y del cumplimiento que se da fi todas las disposiciones de nuestro Código de Enjuiciamientos en materia penal.

Hay procesos en que está tan complicada la materia sometida al juzgamiento, que no es posible concluirlos con la brevedad que se apetece; y sucede muchas veces, que sin voluntad son sacrificados los términos cortos a la investigación minuciosa de la verdad.

Y no acontece esto solamente aquí, sino en otros lugares, cuyas legislaciones no merecen censura, y cuyos jueces gozan de la mejor reputación. Nuestros Códigos criminales que están i. la altura de los conocimientos filosóficos de la época, no dejan nada que desear en la aplicación de las penas; y pueda asegurarse que no quedará impune ningún crimen; siempre que se pruebe, de una manera completa, y sin dudas que quizás pudieran comprometer a la inocencia.

Y tan cierto es este principio, que la Corte Superior del Departamento de la Libertad, que tan cumplida se manifiesta siempre en el cumplimiento de sus deberes judiciales, ha pronunciado en 31 de Octubre último, un auto detenido, por el cual manda practicar diligencias esenciales, que conducirán a la averiguación de los sucesos de Talambo.

No se obra en tela judicial por procedimientos acelerados, que dejarían con frecuencia los hechos improbados o confusos, hasta el punto de hacer vacilar el ánimo del juez en el pronunciamiento de la sentencia.

En el sumario se realizan muchos actos, que revelan el cuerpo del delito y la existencia genuina de su autor, entrando después a otra parte, en que se formulan actuaciones de distinta esfera, que sin dejar de tender al descubrimiento del hecho dominante, abre al acusado campo para su exculpación y su defensa, y esto no puede ciertamente improvisarse, mucho menos desde que suelen presentarse contradicciones de interés entre los principales autores del delito, desde que la divergencia de opiniones y dichos, hacen tardía, sino difícil, la apreciación de la verdad, y desde que antes que todo debe tratarse de no sancionar la impunidad o infligir con precipitación una pena inmerecida.

No hay, pues, según lo expuesto tan ligeramente en esta nota, ni retardación, ni olvido absoluto del juicio, como pudiera creerse con equivocación alguna vez. La Corte Superior, al declarar nula la resolución de primera instancia y ordenar la ampliación y renovación de la parte informativa del proceso, se ha conformado no solamente con las prescripciones dela ley, sino que ha escuchado el sentimiento público, tan vivamente pronunciado en este delicado negocio.

No existe, ni puede existir tampoco motivo de queja, porque hasta aquí el Gobierno, que sigue paso a paso la marcha de la causa, ha visto que cuanto se ha mandado hacer y se está haciendo, lleva el fin laudable de acertar, para satisfacer los derechos de las diversas personas interesadas en ella.

No desatenderán, sin embargo, en cuanto le permitan sus funciones administrativas, de instar por su fenecimiento, como que en esta conducta no tiene otro móvil que llenar obligaciones austeras, y asegurar el crédito de la nación que representa.

El infrascrito aprovecha esta oportunidad para suscribirse del señor Cónsul de España, su más atento y seguro servidor.

                                                           (Firmado)—JUAN ANTONIO RIBEYRO.

Al señor Cónsul de España en Lima.

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                                                                                   Lima, 10 de Marzo de 1863.

                                               

Señor Cónsul de la República en Madrid.

Sabe U. que, en una hacienda de la costa del Norte de esta República, nombrada Talambo, hubo una desgracia con los colonos españoles, que trabajaban en las labores del campo, que ha llamado no poco la atención pública, y dado mérito para publicaciones por la prensa, en sentido tanto favorable como adverso para averiguar la verdad de lo ocurrido é infligir, a los que resultasen culpables, la pena merecida y determinada por las leyes, se está siguiendo el juicio correspondiente.

Cuando el asunto es sumamente grave y envuelve hechos, por su naturaleza complejos, necesita esclarecimientos prolijos o investigaciones minuciosas que conduzcan con seguridad a la posesión de la verdad. Los procedimientos, a pesar de la rapidez con que marchan todas las causas criminales, se prolongan muchas veces; porque así lo exigen tanto la naturaleza misma del delito, como las contradicciones de los testigos, las citas abundantes que resultan de las declaraciones y las oscuridades que suelen ocultar por desgracia actos en los que hay intereses opuestos y un verdadero antagonismo.

Hasta ahora no existe retardación de justicia, porqué ningún juez ni tribunal de la República, de los que han intervenido en tan delicada materia; han dejado de la mano la prosecución de un proceso, en que, si bien se agitan derechos de particulares, se atraviesa también la honra nacional, que es para el Gobierno de no escasa importancia.

Por las copias que incluyo á U., observará cuál ha sido hasta ahora el curso de los autos: nada definitivo se ha pronunciado en la causa, ni nada concluyente se ha obrado en ella, por donde pueda deducirse, que las cosas han concluido completa mente, sin recurso para las partes y sin remedios ulteriores y legales.

No se ha incurrido, ni se ha presentado todavía ocasión do incurrir en injusticia notoria, única circunstancia en que pudiera entablarse ante. El Gobierno gestiones de carácter distinto de las judiciales. La acción de los tribunales está en ejercicio pleno; y el día llegará, no muy tarde, por cierto, en que, depurados los hechos y absueltas las acusaciones y defensas, según el mérito que del sumario resulte, se expida la correspondiente sentencia, sin predilección por ninguno de los contendientes, con sujeción a La justicia, y con crédito del país, que más de una vez se ha atacado sin razón y sin derecho.

Aunque por las copias aludidas se ve que los Tribunales Supremo y Superior del Departamento de la Libertad no están enteramente de acuerdo acerca de los principios que deben emplearse para caracterizar el juicio y determinar su curso, este incidente no afecta en manera alguna el negocio en lo sustancial, ni influye en el resultado final, ni se ve la falta de. Imparcialidad, .de acierto y de contracción. Tan lejos de esto, se ha procurado encontrar sin tropiezos y sin ambigüedades, muy peligrosas en la administración de justicia, el crimen con todas sus circunstancias, y autores legítimos, para que la penalidad no se resienta de falta de oportunidad, ni se atenúe sin motivo, ni se equivoque en su aplicación genuina.

El Cónsul español, antes de que su Gobierno le cancelara la patente, hizo una protesta, con motivo de la resolución expedida por la Corte Suprema, que aún no ha tomado en consideración el Gobierno, porque está reuniendo datos e informes, para hacer de esta comunicación la apreciación correspondiente:

            Por esta razón no entro desde luego en consideraciones de ningún género sobre tan desagradable suceso, más tarde, podré, dueño el Gobierno de las noticias que está inquiriendo, dirigirme á U. para que se precava al Perú de las falsas interpretaciones, de que pueda ser objeto su generosa y leal conducta de todas las autoridades nacionales.

No obstante, pues, este proceder franco, notase un secreto manejo en algunas personas, para tergiversar los hechos y para indisponer los ánimos hasta el punto de provocar conflictos entre dos naciones, cuyas relaciones, por lo mismo de no estar perfectamente definidas, deben ser tratadas con sumo esmero y delicadeza. Ya he expresado a U. en otra comunicación, cual es la disposición del Gobierno, respecto de la España, disposición que continuará siempre en su mismo estado de bondad, si, como es de esperarse, se encuentra reciprocidad, y el mismo sentimiento en ese Gabinete.

U. está en el deber de disipar cualquiera mala impresión, que informe, exagerado e inexactos pudieran producir en el ánimo de las autoridades de la Península, en lo que tiene relación con la causa y sucesos de Talambo; manifestando el interés que el Gobierno toma siempre por la imparcial administración de justicia, por el trato agradable a todos los extranjeros, y por la conservación de la reputación nacional, adquirida á costa de actos reiterados de justificación.

            Dios guarde á U.

                                                           (Firmado) —JUAN ANTONIO RIBEYRO.

 

 

 

 

 

 

                       

 

 

El supuesto contrato suscrito entre la Hacienda y los vascos

Las características del contrato eran las siguientes:

Al llegar a Talambo, los vascos deberían dedicarse a preparar los terrenos para el cultivo de algodón, sus viviendas, graneros y otras instalaciones necesarias para el trabajo.

El cultivo principal sería el algodón, además de hortalizas para autoconsumo.

El salario mensual a recibir sería de 2 pesos de plata para los mayores de 11 años y un peso de plata para los menores. Esta remuneración era superior a la percibida por los coolies.

Desde un comienzo el clima se tornaba tirante, los recién llegados querían imponerse sobre las costumbres locales y usanzas en los métodos agrícolas, como querer quemar los algarrobos, en lugar de cortar con hacha para hacerse de vigas para la construcción, pretender disponer de más tierras para las hortalizas. Esto trajo como consecuencia el aprovechamiento de algunas familias, que, sin firmar el contrato, y beneficiándose del viaje, abandonaron la hacienda, para buscar trabajo en otras haciendas, que al igual que Talambo necesitaban mano de obra.

Estas deserciones, evidentemente desfavorecían a Julián Fano y a Ramón Azcárate, quién sentía el desasosiego al ver el comportamiento de sus compatriotas, y por otra parte el malestar de Salcedo, quién constantemente tenía que enfrentar situaciones desagradables. Por último, en Junio de 1862 Ramón Azcárate abandona la hacienda Talambo, decepcionado de sus con nacionales, y con evidente malestar ante su anticipado fracaso, dejando acéfalos a los inmigrantes en manos de, Julián Fano y Juan Ignacio Sorazú además de José Vicente Azcárate quienes pasaron a liderar el grupo provisionalmente.

Empieza una nueva relación de Salcedo con españoles con los que no había hecho ningún pacto en dicha expedición

Las complicaciones, aumentaban, con el correr de los días y meses, la primera cosecha no fue lo esperado, por la poca dedicación e impericia de los vascos en las labores así como el desconocimiento del cultivo, inexistente en tierras hispanas y tampoco existía conducción técnica en Talambo, cuyas labores se hacían con conocimiento de los trabajadores coolies o de los nativos de Chepén. Azcárate no previó este asunto, el que gatilló definitivamente en el malestar general.

Los nuevos representantes de los vascos, Marcial Mirne y José Vicente Azcárate, en su afán de modificar el contrato, con aspectos más ventajosos para los vascos, quisieron hablar con Salcedo para proponerle ampliar la superficie de cultivo de hortalizas que era el 10 % de lo dedicado al algodón, además solicitaban traer peones coolies para el trabajo del algodón, en circunstancias que el contrato no lo estipulaba. Salcedo no atendió las propuestas quedando los vascos indignados.

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Relación de Vascos en Talambo

R. Azcárate—— José de la Cruz Garay, Juan Ignacio Sorazú, Julián Fano, Marcial Miner, Juan Miguel Ormazábal---Diego Unanue—Juan Judes— Manuel Retarvide— Juan José 0rmachea—Domingo Alverdi—Pedro. M. Aguirre—Miguel Alverdi—José Ramón Aguirre—Domingo Argaraté—Felipe Artiaga —José Semitagoistia—Pedro Martija—José Joaquín Martija—Francisco Larrarte—Martin Eguren—Juan Eguren- Petronilo Martin—José Faustino Aguinaga—Ignacio Oriozabala —Bautista Dorriiotz—Francisco Cel0m—Francisco Antonio Gainza—Ignacio Langarem—José Ignacio Arceluz—Marcos Iturbe—Martin Antonio Querejeta—Francisco Zavala—Hipólito Espeleta—Esteban Zamora—Roque Larrañaga—Juan Bautista Asegninolaza—Francisco Arrizabala—Pedro José Marticorena—Toribio Lasagabaster.

Francisco Otadin, José F. Aguinaga, Domingo Algarate, Roque Larrañaga, Vicente Azcarate, Martin A. Querejeta, Juan B. Aseguinaloza, Fermín Ibargura, Francisco Martija, Cayetano Olastegui y Fermín Poyen

Pedro María Aguirre, Miguel Alberdi, Toribio Lasayabaster, Francisco Arrizabalaga, Domingo Argárate, Pedro Marticorena, Francisco Zavala,  Ignacio Arcelus,  Francisco Celán, Esteban Zamora, Ignacio Oriozabala,

Juan Judes, Domingo Alberdi, Martin Eguren, Roque Larrañaga, Francisco Gainza

José Aguinaga, Pedro Martija, Petronilo Martin, Juan Bautista Aguinaloza,

En Lurifico

Juan Bautista Azpiri, Martín de Mendizábal, Juan Bautista Ugalde, José Joaquín  Padilla

 

 

 

Haciendas Talambo y Huabal

Continuación de la Tasación solicitada por la viuda de Manuel Salcedo en 1877

Actas en Talambo En 30 de abril de 1878 – En la Hacienda Talambo comprensión del Distrito de Chepén de la Provincia de Pacasmayo, Departamento de la Libertad – El Señor Doctor Don José Clemente Peralta, actual juez de Primera Instancia de la Provincia y comisionado por el de igual clase de Lima, Sr. Dr. Adolfo Quiroga para la diligencia de inventario y avalúo de los bienes que radican en esta jurisdicción y que han fincado por fin y muerte del que fue el Sr. Don Manuel Salcedo, se

DSCN2563 constituyó con asistencia del Sr. Don Guillermo Valentín Fry, albacea del referido difunto y a la vez apoderado de la Sra. D. Josefa Ruíz Vda. del mismo finado, su albacea y guardadora legal de sus menores hijos ; de los Peritos Don Timoteo Gastelo, y Don Eusebio Ulfe y del Tercero dirimente Don Adriano Saavedra, así mismo del Perito Agrimensor, nombrado a Petición del señor Albacea, Señor D. Santiago Rosse, todos los cuales han presentado el juramento de Ley, y estando la administración de los bienes a cargo del Sr. D. Baltazar Ramírez, siendo las once de la mañana del día citado, el Sr. Juez hizo comparecer al referido Sr. Baltazar Ramírez, y por ante mí el Escribano Público, que he sido elegido para la presente actuación, le recibí juramento en esta forma. ¿Juráis por Dios creador del Universo, remunerador de los buenos, y castigador de los malos, manifestar todos los bienes que pertenezcan a la testamentaria del Sr. Don Manuel Salcedo, los cuales han estado en su poder como su administrador y dar razón de todos otros que sepáis existen en extraño poder, para que sean inventariados? Respondió. – Si Juro = En seguida el Sr. Juez dispuso se principiase la diligencia comenzándose a inventariar y avaluar todos los enseres y capitales consistentes en animales, y casas, habitaciones, Ingenios y otras maquinarias y todos otros bienes, dejándose para el final, la apreciación de los terrenos de los Fundos “Talambo” y “Huabal”, según su mesura y calificación de tierras, se procedió a la diligencia en la

forma siguiente:

Ganado vacuno

Primeramente, se inventariaron y avaluaron la cantidad de sesenta y tres toros mansos de trabajo, que el Perito Don Eusebio Ulfe les dio el valor de 80 soles cada uno……..5040  Ídem se inventariaron y avaluaron cincuenta y tres toros de cría, 3180

Ydem se inventariaron y avaluaron la cantidad de 100 vacas que el Perito Sr. Eusebio Ulfe valorizó cada uno en la cantidad de 50 soles $ 3600

Ídem se inventariaron y avaluaron la cantidad de 105 terneros de distintas edades.  3° dirimente Sr. D. Adrián Saavedra y dio el valor a cada toro la cantidad de diez soles que todos importan la cantidad  de $ 1680                                                                                                                                                                   Son $ 13500

Ganado caballar

Primeramente, se inventariaron y avaluaron la cantidad de cuarentaicinco bestias mansas entre caballos y yeguas mansas. el perito 3er dirimente, Sr. D. Adrián Saavedra y dio el valor a cada animal en la cantidad de 325 soles, que todos importan 1125

Se inventariaron y avaluaron dos mulas que actualmente se están quebrantando o domando, dirimió el perito 3er dirimente, Sr. D. Adrián Saavedra y dio el valor a cada una de las mulas en la cantidad de 100 soles, 200

Se inventariaron y avaluaron 125 bestias de cría eso es caballos y yeguas chicas y, el perito 3er dirimente, Sr. D. Adrián Saavedra y dio el valor a cada una en la cantidad de 20 soles que importan…………2500

Se inventariaron y avaluaron 23 mulas chúcaras grandes y pequeñas, . El Perito D. Timoteo Gastelo valorizó cada mula en la cantidad de 65 soles y habiendo resultado                                                                               1495

Se inventarió un burro hechor, el perito 3er dirimente, Sr. D. Adrián Saavedra y dio el valor a cada una en  la cantidad de 80 soles que importan 80

Se inventariaron y avaluaron dos burros el perito 3er dirimente, Sr. D. Adrián Saavedra y dio el valor a cada una en la cantidad de 20 soles que ambas cantidades hacen 40

Se inventarió y avaluó un caballo color zaino, el perito 3er dirimente, Sr. D. Adrián

Chinos contratados

Se inventariaron y se avaluó el servicio de 39 chinos contratados, faltándoles para concluir su contrata, un año tres meses 25 días, cuyo tiempo se cumple el 25 de agosto de 1879 el 3° dirimente D. Adriano Saavedra que valorizó el referido servicio en la cantidad de 100 3900

  Carretas de servicio

Se inventariaron y avaluaron dos carretas grandes con ruedas de madera, el 3° dirimente D. Adriano Saavedra que valorizó el referido servicio en la cantidad de 250 soles que hacen 500   9440

Se inventariaron y avaluaron 4 carretas pequeñas con ruedas de madera el 3° dirimente D. Adriano Saavedra que valorizó el referido servicio en la cantidad de 150 soles que todos forman la cantidad de 1050

Se inventariaron y avaluaron 2 carretas chicas con ruedas de fierro el 3° dirimente D. Adriano Saavedra que valorizó el referido servicio en la cantidad de 300 soles que ambas partidas son 11590

Tierras cultivadas

Caña sembrada

Se inventariaron 20 cuarteles de caña dulce, en corte o al machete en su estancia de ¾ de fanegada de 288 varas castellanas de largo por 144 de ancho, que examinaron los peritos su estado el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra y valorizó cada cuartel en la cantidad de mil soles que hacen………………………………………………………………………………….20000

Se inventariaron 12 cuarteles de caña dulce en brote,                                                                 el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra y valorizó cada cuartel en la cantidad 500 soles 6000

Se inventariaron 9 cuarteles de caña dulce, en brote, principiando a desarrollar con la misma extensión de los primeros inventariados el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra y valorizó cada cuartel en la cantidad de 200 que hacen…………………………1800         27800

Pastos y sus potreros de tapias

Se inventariaron y avaluaron 14 cuarteles 27800

Potreros sembrados de gramalote tapiados y cuyas tapias se hallan en estado de repararse en diferentes partes, tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra y valorizó cada potrero en la cantidad 400 soles que hacen el total de……………………………………………………………………………....5600

Se inventariaron y avaluaron dos Potrero de pasto denominado “Sorgo” tapiados de adobe el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra y valorizó cada potrero en la cantidad 300………………600

Se inventariaron y avaluaron doce Potrero de adobe tapiados, rastrojos, el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra y valorizó cada uno en la cantidad 400 soles que hacen….…...4800

Se inventariaron y avaluaron dos huertecitas de árboles frutales, tapiadas con adobe, el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra tazando cada huerta en 500 soles que hacen…………1000     12000

Chacras de arroz en cosecha en Talambo y Mancoche

El Sr. Juez, el Sr. Administrador, el Sr. Albacea y Peritos se constituyeron en el Paraje de Mancoche con el objeto de examinar las chacras de arroz que allí se hallaban sembradas y en cosecha y se encontraron las siguientes chacras

Una de D.  Juan Larrañaga – Otra de D. Juan Lizarzaburu – Otra de D. José Vicente Azcarate – Otra de D. Manuel Gamarra y otra de D. Nicolás Rázuri y examinadas dichas chacras por dentro y por fuera, los peritos calcularon la cosecha en la cantidad de 2500 fanegas de arroz,  que el  perito D. Eusebio Ulfe valorizó cada fanega de arroz en la cantidad de 7 soles; el perito D. Timoteo Gastelo valorizó cada fanega en la cantidad de 6 soles y resultando discordia pasó a dirimir el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra valorizó cada fanega en 7 soles cada una, que suman……………………………………………………………………………………………………………………...17500     17500

                                                                               Son                                                                                               57300

Chacra de arroz del “Huabal”

Se inventariaron y avaluaron 1410 fanegas arroz en cáscara existente en la Hacienda “Huabal”, de 175 lbs c/u de las cuales corresponden a la Hacienda 705 fanegas el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra y valorizó cada fanega en 7 soles C/U que importan………….4935

                De esto tiene que rebajarse la cantidad de %-20 C. que paga la Hacienda por cada fanega, que importa la cantidad de……… 846        4089

Existencias del año pasado de 1877

En la misma Hacienda no entregada por los sembradores calculando lo que debe entregar 216 fanegas arroz manchado valorizado en 4 soles fanega, hace……864

Se rebaja sobre 116 fanegas arroz que paga la Hacienda 1.20 C………13920        724800

Materiales, Fábricas, Casas, Maquinarias en “Talambo

Se inventarió y avaluó un trapiche nuevo, desarmado con lo siguiente = Cuarenta y cinco piezas diversas en la pampa –En la bodega bajo la casa, 3 cajones, tres atados con trece pernos, y 4 pernos grandes, 2 chumaceras, 5 piezas fundidas, 2 planchas valorizado el trapiche   7500-----------  $ 12313.80

Se inventarió y avaluó una bodega (depósito) fábrica de adobe con 171 pies de largo por 68 de ancho, techo de barro con un reloj sobre la puerta el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra tazando cada huerta en 500 soles que hacen……….6000

En la bodega existe lo siguiente:                                                                                                                          

Una prensa para algodón con su motor, una máquina para despepitar con 60 serruchos, una máquina de despepitar con 55 serruchos, tres despepitadoras de 60 serruchos en mal estado, una prensa de algodón con palanca, valorizado todo en la cantidad de …1700 son                     20013.80

Se inventarió y avaluaron la cantidad de 51 atados de fierro flojo con 2835 lbs. Que los peritos valorizaron en 8 centavos cada una que hacen la suma de………226.80

Se inventarió y avaluaron 192 arrobas de algodón rama, que los peritos valorizaron en dos soles cada una…………………384

Se inventarió y avaluó una romana de plataforma, peso de 900 lbs.  que los peritos valorizaron en dos soles cada una……75

Se inventariaron y avaluaron 6286 atados de chancaca , que los peritos estimaron en 12 ½ ctvs. c/uno……785

  Ingenio viejo

Se inventarió y avaluó una bodega con techo de fierro galvanizado con 91 pies de largo y 23 de ancho el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra lo valorizó en ………1000

Se inventariaron y avaluaron 5 piezas una encima de otra con 10 morteros pilones y ejes con poder de agua que los peritos avaluaron en……1500

Se inventario y avaluó una bodega en mal estado que los peritos valorizaron en…………200

Se inventario y avaluó un arnero viejo existente en la misma bodega que los peritos estimaron en……5       2705 $ 4603.95

Se inventario y avaluó una bodega con techo caído que los peritos estimaron en…………100

En la misma bodega una máquina de cegar vieja que los peritos estimaron en……………….40

Una máquina de cortar pasto en mal estado que estimaron en……………………………………..15          155                                                                                                                                                               Son     4758.75

Se inventarió y avaluó una bodega de pared ruinosa que los peritos estimaron en……150

En esta bodega existen 8 yuntas de fierro para carreta que los peritos valorizaron en 30 soles cada una, hacen…….240

Dos ruedas de coche viejas que los peritos valorizaron en…80

Cuatro pares de ruedas de fierro para camino de rieles que valorizaron en 40 soles cada una .160

Se inventariaron y avaluaron dos corrales de pared en muy mal estado que los peritos avaluaron en 300 soles cada uno…………………600

Se inventariaron y avaluaron un tubo de cobre con 60 lbs. Que los peritos valorizaron en 80 ctvs. Cada libra sean……..........48

Se inventarió una máquina despepitadora en mal estado que los peritos valorizaron en 5. Se inventarió una máquina de cegar en mal estado que los peritos valorizaron …………60

Se inventarió una cama de carreta de dos brazos que los peritos valorizaron …6           1049.80

Se inventarió un Ingenio de pilar arroz de dos pisos y de 16 morteros, techo de fierro, máquina a vapor del poder de 20 caballos, con tres departamentos, todo en buen estado, actualmente funcionando, con sus arneros, piedras, lustrador, dos piedras de repuesto, fajas, y demás útiles – Un cuarto con una máquina a vapor del poder de 11 caballos para un trapiche de moler caña de tres cilindros o masas de 30 “de largo.

Tres cilindros nuevos de repuesto todo en buen estado y actualmente trabajando. Dos calderas a vapor para el Ingenio y Trapiche, con su depósito de fierro para agua bombas y todo en buen estado: Dos hornos con dos                                                                          1692.80

Pailas de fierro para cocinar caldo de caña con 23 pies de largo por 6 de ancho; necesitando los hornos compostura, fallándole las parrillas de fierro: un horno con una paila de cobre para dar punto al dulce, capacidad de 200 galones: dos estanques para miel, uno cuadrado y otro redondo. El Ingenio con sus departamentos y útiles el 3er Perito Don Adriano  Saavedra valorizó el Ingenio en la cantidad de veintiséis mil soles……26,000

El trapiche con todos sus útiles lo valorizó el Perito Don Eusebio Ulfe en la cantidad de 16,000 soles, el Perito Don Timoteo Gastelo lo valorizó en la cantidad de 14,000 soles, y habiendo discordia pasó a dirimirla el 3er Perito Don Adriano Saavedra valorizó el Trapiche en la cantidad de veintiséis mil soles…12,000    38,000.

Son           39682.80

  Herrería

Se inventarió y avaluó un fuelle, una piedra molejón, una piedra de taladrar, dos yunques, un pescante, dos tornillos de bancos y varias herramientas que los peritos valorizaron todo por el estado en que se hallan en….315

                                                               Al frente                                                                                                            315

Se inventarió un corralón de pared para bagazo y leña de 360 pies de largo por 250 de ancho que el Perito Don Eusebio Ulfe en la cantidad de 2000 soles, el  Perito Don Timoteo Gastelo lo valorizó en la cantidad de 1800 soles, y habiendo discordia pasó a dirimirla el 3er Perito Don Adriano  Saavedra quién lo estimó en …..1500

En este corralón existe lo siguiente que se valorizó del modo siguiente:

Se inventariaron dos calderas chicas en buen estado que los peritos valorizaron en 200 soles cada una…400

Se inventarió una paila de fierro doble fondo que los peritos valorizaron ……….450

Se inventarió una máquina de taladrar incompleta los peritos le dieron el valor de……50

Se inventarió una paila de cobre con el peso de 275 lbs. Que los peritos valorizaron en 80 cts. C/una ………220

Se inventarió una romana de plataforma de 200 lbs. Que los peritos valorizaron en 80 cts. C/una …………….150

Se inventarió una caldera tubular de fierro en mal estado que los peritos valorizaron en………100

Se inventarió un horno de quemar ladrillos de 26 pies en cuadro que los peritos valorizaron en…1000

Bodega

Se inventarió una bodega que existe encima de la de elaborar chancaca, o sea la anterior, con su techo de fierro, piso de madera con 66 pies de largo por 38 de ancho que el perito D. Eusebio Ulfe valorizó  huerta en la cantidad de 1600 soles; el perito D. Timoteo Gastelo valorizó en la cantidad de 2000 soles y resultando discordia pasó a dirimir el 3err dirimente Sr. Adriano Saavedra la valorizó en…1000            1000

  Bodega

Se inventarió una bodega de 89 pies de largo por 22 de ancho que el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra quién la tasó en…000

Esta bodega sirve de destilación y se valorizó su existencia que es lo siguiente:

Un alambique de cobre de continuación que tasaron los peritos en………..1212          6764

Se inventariaron 100 botijas vacías que los peritos valorizaron en 80 centavos cada una……….80

Se inventariaron 10 toneles para depósito de mosto que los peritos avaluaron en 25 soles cada uno…………………250

Bodega

Se Inventarió una bodega de 84 pies de largo por 22 pies de ancho

el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra quién lo valorizó en…..1000

En esta bodega existe lo siguiente:

  Galpones

Se inventariaron tres galpones para chinos con 84 pies de largo por 22 de ancho

 el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra quién los estimó en 1000 soles o sea….………3000

  Bodega

Se inventarió una bodega en seguida de los balcones, de 84 pies de largo por  22 de ancho el tercer dirimente Sr. Adriano Saavedra quién las estimó en…1000

Se inventarió 4 arados de fierro que los peritos avaluaron en 20 soles cada una,  o sea…………..80

Se inventariaron 4 arados  sin punta que los peritos avaluaron en  5 soles, sean………20

Se inventariaron 3 arados rodrillos que los peritos avaluaron                                                               200            5538

  Cárcel

Se inventarió una pieza que sirve de cárcel puerta de reja de madera con 20 pies de largo por 20 de ancho que los peritos valorizaron en…….250

 Bodega

Se Inventarió una bodega con tres departamentos con 103 pies de largo por 23 de ancho, situada enfrente la cárcel y una hilera de 12 carritos, dos departamentos sin puertas que necesitan refacción; que los  peritos estimaron en………..1000

Enfrente de la casa Hacienda y a la mano izquierda hay 50 cuartitos de tabique para trabajadores, como sigue:

Treintaicinco casas de dos piezas con techos y puertas que los peritos valorizaron en 100 soles c/uno……………3500

Doce casas de dos piezas sin techo con puertas, valorizadas en 80 soles c/una sean……………..960

Tres casas de dos piezas sin techo ni puertas, valorizadas en 70 soles c/una, sean…210

                                                                                                                                                                             Son 12974

  Casas

Mirando del balcón de la casa Hacienda, el cerro de Chepén en frente del costado de la mano derecha hay doce casitas con tres piezas cada una con puertas y techos que los peritos valorizaron cada una en la cantidad de 500 soles que hacen la suma de…………….6000

Se Inventarió la casa de Hacienda grande con dos pisos, compuesto, el piso de debajo de 6 bodegas y el de arriba de 13 piezas con un oratorio y diez corredores con barandas de fierro y madera, teniendo en el patio 8 cuartos y una cocina y dos corrales y mide la circunferencia de toda la casa 840 pies, la casa en buen estado, Los peritos valorizaron en……………20000

En la bodega bajo la sala de la casa, hay las siguientes especies.

Treinta idos yugos de palo que los peritos valorizaron en dos soles cada uno……………………………..64

Quince rejas de fierro que los peritos valorizaron en dos soles cada uno…………………………………....30

Veinte palos de puerta que los peritos avaluaron en dos soles cada uno…………………………..………..40

Doce gavetas de madera que los peritos valorizaron a sol cada una sean……………………………….…..12

Tres lámparas, a dos cada una………………………………………………………………………………………………………6

Un yunque de fierro……………………………………………………………………………………………………………………..16

Sesenta marcos de cajón de tapias que corresponden a los cajones Inventariados

Cuarenta y una estacas con punta de fierro para señales que valorizaron a sol cada una…………….41

Cinco cadenas para tirar ramas que estimaron en 10 soles cada una……………………………………………50

Ciento cincuenta y tres atados de flejes de fierro con 86 qt. 80 lb. A 8 cada libra son………….694.40

                                                                               Al frente                                             953.40                       26000

Una capilla con techo y puertas en mal estado, con dos campanas grandes de cobre, seis santos de madera un crucifijo, seis cuadros de lienzo en mal estado, una anda, un altar de madera, dos asientos, tres bancas, y seis candeleros de                                                                                                                                                  1297.30

Madera; los peritos han valorizado la Capilla con todos sus útiles en…1500

                                                                                                                                                                     Son     2897.30

  Muebles de casa

Se inventarió una campana grande de cobre para señales que los peritos avaluaron en…………400

Una mesa de cedro, de seis divisiones, en…….80

 480

2 mesas pequeñas de pino a 8 cada una……………16

3 mesas grandes viejas en 4 cada una……………12

1 mesa pequeña……………5

1 sofá…15

1 reloj de colgar…………20

1 armario con vidriera…….16

1 juego de 6 mapas en francés…….40

33 silletas de medio uso a $ 2 cada una…………….66

1 cocina de fierro con varios útiles………….30

  Oratorio

Útiles de oratorio

1 Virgen de Mercedes

1 pila de cobre

1 campana de metal

1 caliz de plata

1 vinajera

1 caldereta de humo                                                                                                                               2177

1 maceta de plata

1 incensario

1 cáliz de plaqué faltándole la columna

1 cruz de plata

4 ornamentos viejos

1 caja de plata para  óleos

4 ornamentos nuevos

1 misal viejo

3 albas

1 cíngulo colorado

1 hostiario de fierro

1 atril de madera, todo valorizado en…………………………………………………………………..300                      300

 Deudores de la Hacienda

José Cardon……………………20

Peones…….802.25

Cayetano Olórtegui…………….136.40

                                                                               Caja

Existencia, según cuenta del Administrador…………4311.50

                                                                                                                                                             Son              7744.15

  Libros y documentos

Se pusieron por inventario 11 libros viejos de varios apuntes y cuentas corrientes - Un legajo con 14 paquetes de documentos y recibos viejos – Un legajo de contratos de chinos que son los 39 inventariados – Un testimonio de arrendamiento por Dn. Bernardino Salcedo y Ruíz a D. Manuel María Cruzado – Un cuaderno en que trata de mas tierras de Pocupe. Un

Cuaderno que trata sobre un pago que hizo D. Juan de la Torre a la Caja Fiscal. Dos cuentas de Da. Gertrudis Bernuy. Un cuaderno que contiene una escritura de deuda por D. José Francisco de la Torre a Da. Isabel Martínez. Un Expediente que trata sobre la traslación de una colonia alemana a Talambo. Uno que trata de un cuaderno de cuentas que presenta la Contaduría Fiscal a Cargo de D. José Francisco de la Torre por contribución. Un Testamento de Da. Gertrudis Bernuy. Un testimonio que contiene un compromiso celebrado con el común de Chepén relativo a aguas. Una memoria de lo que fue Talambo en el año 1665. Unos Testimonios sobre la entrega de unos indios a Talambo. Un tanto, Testimonio de una Escritura de donación de las tierras de Moro al Convento de Guadalupe. Una copia simple que trata sobre linderos con Talambo. Un cuaderno que trata de licencia de la Capilla. Uno que trata de licencia del oratorio. Un legajo de planillas de peones de Talambo. Un legajo de 6 paquetes de comunicaciones de D. Juliá Zaracóndegui. Un documento de D. José Escolástico Esteves por el que declara deber 100 fanegas de arroz en cáscara y 16 sacos de arroz quebrado, su fecha 22 de Diciembre de 1876 endosado por D. Manuel Salcedo para su cobro al Administrador Ramírez. Dos tomos libros de Cañada – Tres tomos libros Leyes del Perú – Dos tomos de la Curia Filípica. Dos volúmenes de comentarios y de ordenanzas de minería.

Con lo cual y siendo las cincos de la tarde el señor Juez ordenó se cerrar la diligencia, y todos los bienes hasta aquí Inventariados se dejan en poder del señor albacea. Y firmaron los concurrentes haciéndolo antes el señor Juez, por Ante mí de que doy fe = Peralta –

Linderos

Guillermo V. Fry = Eusebio Ulfe = Baltasar Ramírez = Santiago Rosse = Timoteo Gastelo = Adriano Saavedra = Ante mí – Manuel Pozo – Escribano Público y Notario de Provincia.

 

Decreto Talambo Mayo 12 de 1878 = Habiendo dado cuenta el Ingeniero Agrimensor con el plano para valorizar las fanegadas de tierras, suspéndase esta Diligencia, para continuar cuando lo verifique. Hágase saber. Ante mi – Pozo

 

Notificación En el mismo día 12 de mayo se notificaron a los Srs.  Guillermo V. Fry, Baltasar Ramírez, Santiago J. Rosse, Eusebio Ulfe, Timoteo Gastelo, y Adriano Saavedra. Pozo el Escribano.

 

Decreto San Pedro Junio 11 de 1878. Estando Practicado el Inventario, avalúo y Tasación de las Haciendas “Talambo” y “Huabal” dese cuenta al Sr. Juez exhortamente con la nota de atención – Peralta – Ante Mí – Chávarri.

 

Escrito del Ingeniero Rosse Sr. Juez. de 1era Instancia- Santiago Rosse de Profesión Ingeniero, cumpliendo con mi deber como mensurador de las Haciendas “Talambo” y “Huabal” y en conformidad con el nombramiento aprobado por Us. Con fecha 29 de Abril y en virtud de mi juramento diré a Us. Que conforme los títulos que me han sido presentados, procedí

A reconocer los linderos y conforme de los deslindes practicados en varios,

1° Por el deslinde practicado por el Sr. Subdelegado D. José Álvaro Cavero con fecha Julio 6 de 1802 se principió el deslinde a la otra banda del “Rio seco” hasta que por el Camino del Inca que va de Guadalupe a Zaña, se deslindó Talambo por el cerro Prieto de Zaña, el Tambillo y horno de vidrios, que es adonde he principiado mis operaciones.

2° En otro título en que el Gobierno hace concesión de terrenos baldíos, el finado Sr. D. Manuel Salcedo dueño de “Talambo” se ha reconocido como linderos de “Talambo” lo siguiente; en su circunferencia y que consta del cuaderno N°9 al punto a donde principié, como he expresado arriba, hasta tocar con una acequia que va a juntarse con la de “Moro” y Chepén dejando los terrenos de “Lurifico” a mano derecha y siguiendo esta acequia hasta juntarse con la de “Lurifico” seguí hacia arriba hasta la “Puntilla”, sitio en donde se juntan las tres acequias, de “Talambo”, Chepén y Guadalupe, seguí por las faldas de los cerros, llevando estos a la mano derecha con sus entradas y salidas hasta tocar la quebrada de “Lives” en el sitio de las Ventanillas, bajé al Río seco a un punto de los cerros al otro lado del río llamado el “Mirador” y desde este sitio seguí río abajo faldeando los cerros llevando estos sobre la mano derecha como quién va para Zaña hasta llegar a una cordillera en frente del antedicho “Cerro Prieto” que he considerado como los linderos  de “Talambo” con los antedichos terrenos baldíos adjudicados al Sr. Salcedo

 

DSCN2592 En esta circunstancia he encontrado la siguiente agrimensura, sometida a las cinco divisiones que en seguida se expresan.

Agrimensuras practicadas

  Primera División

Principiando en el antedicho sitio llamado “La Puntilla” con la acequia de “Talambo” y siguiendo esta hasta el “Río Seco” y bajando este hasta encontrar con la acequia que va a juntarse con la de “Moro” y Chepén arriba mencionada y volteando por el lindero de “Lurifico” hasta la acequia de esa Hacienda, seguí por esta acequia hasta encontrarme otra vez con la misma “Puntilla” punto en donde principié.

Resultó la agrimensura de esta División, como sigue

Buenos terrenos, bajo riego de la acequia madre de Talambo novecientas noventa y cuatro 30/100 fanegadas                                                                                                                                994.30 Fanegadas

Terrenos algo inferiores a los anteriores, pero de cultivo y el mismo riego             378.80

  Segunda División

Siguiendo desde el punto de la acequia que va a juntarse con la de “Moro” y Chepén, Rio Seco abajo hasta el punto en que una línea entre Cerro Prieto y la Huaca de las Estacas cruza el río, seguí desde “Cerro Prieto” hasta la acequia llamada “acequia de la chacra de las tres torres” seguí esta hasta la acequia regadora del algodonal volteando por esta hasta el Rio Seco y por esta hasta el punto en

 Al frente                                                             1343.10 Fanegadas 

Del frente                                                                                                                                         1343.10 Fanegadas

Que principié mi primera división. El estado de esta agrimensura da la cantidad de 2498 30/100 fanegadas, todas de muy buenos terrenos que han sido cultivadas y todas bajo riego por la acequia madre de “Talambo” y aquella de las “Tres Torres”                                 2498.30 Fanegadas

  Cuarta División

En el valle del Río Seco desde el algodonal hacia arriba hasta el punto llamado el “Mirador” crucé el río a “Ventanillas” y bajé el mismo río hasta el sitio del “Río Seco” en donde llegue primero en mi primera División.

Este trayecto ha dado por resultado en su mensuración la cantidad de 938 30/100 de fanegadas de muy buenos terrenos todos cubiertos de monte espeso, principalmente de algarrobal, pero regables únicamente durante las avenidas anuales del “Río Seco”                                   938.30 Fanegadas

Quinta División

Al tomar las medidas de las 4 Divisiones anteriores, he medido los terrenos eriazos que no pueden regarse, pero que durante los aguaceros anuales producen pasto

                                                                               A la  vuelta                                                        5271.70 Fanegadas

 

DSCN2593  De la vuelta                                                                                                              5271.70 Fanegadas

Natural para animales y alguna leña; esta agrimensura resulta en                            3962      Fanegadas

                                                                               Total de Fanegadas                                        9213.70 Fanegadas

Dando por resultado de todos los terrenos medidos en “Talambo” salvando cerros y quebradas, el resumen siguiente

  Resumen de Talambo

 

 

 

 

 

 

 

 

PERSONAJES

Fiscal de la corte suprema Dr. D. Gregorio Paz-Soldan

 

 

Bibliografía

* La cuestión de Talambo ante la América, García Robledo, 1864

* Historia de La inmigración vascongada, El Mercurio de Lima, Sorazú y Fano, 23 de Diciembre de  1863

*El Incidente de Talambo, Marco A. Flores Sánchez, Tarragona, abril del 2006, 24 págs.

*Blog de Juan Luis Orrego

Últimos asesinatos de españoles, Mensi 1863

El Perú y los españoles. Refutación á un folleto de Madrid y otros escritos. Manuel Salcedo

Revista Compendio de Historia económica del Perú, Tomo 4

El precedente de la Hacienda Talambo en el conflicto Hispano Peruano, Rodolfo Aguado Contreras.

ESPAÑA Y EL RECONOCIMIENTO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ. Pág, xx, xx y 654 - 662

 Elena Villanueva

http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/boletinira/article/viewFile/11132/11645

Informe de Salazar y Mazarredo al Primer Secretario de Estado español sobre la situación del Perú. Callao, 12 de abril 1864.

Informe sobre un comunicado de españoles residentes en el Perú al gobierno español sobre la buena acogida del Perú a ellos y sobre una manifestación de la Municipalidad de Guayaquil con motivo de la ocupación de las islas Chincha por los españoles. 26 de abril 1864.

Circular a los representantes de España sobre los incidentes de Talambo y la llegada de Salazar. Madrid, 24 de junio 1864.

Boletin Bascongado,Vol LXXII, 1-2, Pag 442 “Con el fi n de labrar su fortuna”: caseros guipuzcoanos en Perú (1860-1863) PEDRO BERRIOCHOA AZCÁRATE 

Historia de la Guerra de España en el Pacífico, Pedro Novo y Colsón, Madrid 1882

 

 

Personajes

Manuel Salcedo,1802, natural de Lambayeque, dueño de Talambo.

Ramón Azcárate, Natural de Bergara, España, socio de Salcedo

Mariano Moreyra era el representante del Perú ante el gobierno español, en 1851.

José de Jane era el encargado de los asuntos españoles en Lima

Eusebio Salazar y Marredo, comisionado para impulsar la conciencia recuperadora

García Robledo, autor del libro La cuestión de Talambo ante la América, 1864

Pedro Gálvez, representante peruano en Madrid, objetado por la corona.

José Merino Ballesteros, vice cónsul, reemplaza a Jane, no grato en Perú por su anti peruanismo. Ballestero era también anti peruano.

Eusebio Salazar y Marredo, es nombrado comisario regio en 1862

Almirante Luis Hernández Pinzón, jefe de la escuadra científica 1863

Melgar, Ministro de RREE, Perú.

Seoane, representante del Perú en B. Aires, entrevista con Pinzón, 1862.

Tassara, cónsul español en Washington, 1862.

Paz Soldán, ministro peruano, 1862.

José Joaquín Pérez, jefe supremo de Chile, 1862.

Canseco, jefe de la república del Perú, 1863.

M. Lesseps, encargado de negocios de Francia, 1863.

Juan de Ugarte vascongado residente en Lima reemplaza a Merino Ballesteros.

José Antonio Pezet, General presidente del Perú, tratado como pusilánime y cauto.1863.

José Manuel Pareja, vicealmirante, español encargado de ver rendición del Perú 1864.

Manuel Ignacio de Vivanco, general peruano, encargado de firma tratado con Pareja 1865.

Manuel Ignacio Prado se levanta en Arequipa, acusando de traidor a Pezet tomando el mando del Perú.1865.

Casto Méndez Núñez, sucede a Pareja quien se suicidó, como comandante de la flota española invasora hasta el combate del 2 de mayo de 1866.

Toribio Pacheco, secretario RREE de Perú 1866 firmó el Tratado de Alianza con Perú y Chile.

 Domingo Santa María ministro plenipotenciario de Chile, firmó en tratado de alianza.

Blog Salcedo Peramás, Augusto Salcedo. 1745, Testamento Tomás Infuc Huycop. Copia dada en 1800, Títulos de Sialupe. Documentos notariales. https://salcedoperamas.blogspot.com

Tomás Infuc Huicop, Geneanet, https://salcedoperamas.blogspot.com/2020/07/inclusion-de-las-tierras-de-cosleche.html

Blog Salcedo Peramás, Augusto Salcedo. Cosleche, Mancoche, Chamán, 1803 Escritura de Compromiso de Don José Bernuy y el Prior del Convento de Guadalupe como apoderado del colegio de San Ildefonso. Documentos notariales,  https://salcedoperamas.blogspot.com

Propiedad de Cialupe, de Juan Sabedra Cabero y Manuel Salcedo Peramás, http://archive.org/details/revistahistrica00histgoog, http://salcedoperamas.blogspot.com/2013/07/resumen-del-origen-y-ascendencia.html.


APEELLIDOS VASCOS EN TALAMBO 

2 comentarios:

  1. Torcello: Muy buena informacion sobre Lambayeque y el norte. Gracias por enviarla.

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    1. Saludos Cuchi, ya me queda muy poco para terminar este libro. Espero conseguir apoyo para publicarlo, sino quedará aquí en el blog solamente.

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