miércoles, 6 de julio de 2022

Juan Aurich Pastor entre la Historia y la leyenda

 

DON JUAN AURICH PASTOR: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

Por: José Maeda Ascencio  e-mail: josemaedaas@hotmail.com

(Presidente de Ciencia y Cultura Andina: CICÁN)

 

 Uno de los hacendados de mas fama en el Perú, es sin lugar a dudas, don Juan José Aurich Pastor: empresario, político,  visionario y conservador de los bosques de sus tierras feraces; “caballeroso señor” como lo describe Enrique Brüning en sus fascículo “Jayanca” (1922-89:153); inmortalizado en el popular tondero anónimo(que inicialmente fue Triste) “Trescientas Libras de Oro” y en el equipo de fútbol batangrandino que lleva su nombre; fuente de inspiración de Carlos Camino Calderón en su novela “El Daño” (1973); aquí un esbozo de su vida.

 


 Don Juan José Aurich Pastor

 

1.-SUS ANCENTROS:

 

Su bisabuelo por línea materna fue don Simón de Cornella Reyne, natural de Moreti en el Reino de España, hijo legítimo de don Francisco Cornella y de doña Mariana Reyne; testamentó en el pueblo de Lambayeque el 23 de Julio de 1835 (Archivo Dptal. de Lambayeque); contrajo matrimonio con doña Tiburcia De Estella, natural de España y residente en Lambayeque; falleció años antes que don Simón; contrajo segundas nupcias con doña Manuela Subimendi, su sobrina, con quien no tuvo hijos; en el testamento cita como hijos herederos a: María Asunción, Josefa, Rosario, Francisca y Clara Cornella De Estela. Por el año 1831 aproximadamente, doña Clara de 44 años y comerciante activa, aparece casada con don Juan de Auricht, natural de Cataluña, España; su apellido de origen alemán pronunciado “Orict” procede del pueblo del mismo nombre ubicado en la parte norte de la actual Alemania; suponemos que don Juan hablaba catalán y debe haber pertenecido a algún clan de gitanos emigrantes de la Europa nórdica radicados en Cataluña, tierra de gitanos, toreros y bohemios; residían en Lambayeque y tal parece que la solvencia económica del matrimonio tenía su partida en la herencia de doña Clara, cuyo nombre lo perennizaría su nieto Juan José Aurich Pastor en el llamado Potrero “Santa Clara”,que comprendía un denso bosque de aprox. 1,200 hás, hoy pueblo de inmigrantes serranos; el matrimonio por el año 1839, tenía los siguientes hijos Carlota (19 años), Juana (12), Juan José (11), Josefina (7) y Clara (4) Aurich´t Cornella; la residencia de la familia contaba con esclavos y un jardinero de apellido Cater (Archivo del autor).

 

2.-DON JUAN AURICH CORNELLA

 


 

El matrimonio Aurich´t Cornella tuvo cinco hijos, de los cuales, el tercero, arrendaría la empresa que iniciaría en  Batán Grande; don Juan Aurich Cornella, que empezó a firmar así, nació en el año 1828 en Lambayeque.

 

Contrajo matrimonio con doña Tomasa Pastor por el año 1866; tuvieron tres hijos: Juan José, que contraería  matrimonio con doña Juana Bonilla Villalobos; Tomasa, que casó con don Víctor Montero Kossuth y Clorinda, casada con don Lucio Lizarzaburu; de los tres hermanos, solo Juan José contrajo matrimonio con una dama andina, sencilla, del pueblo; en un expediente del año 1898 aparece don Juan Aurich Cornella como socio de don José María Salcedo Nieto; una hermana de doña Tomasa Pastor-esposa de don Juan Aurich Cornella- era casada con don Bernandino Salcedo y Taforo, dueño de las haciendas Mayascón y Mochumi Viejo desde aproximadamente el año 1860. La Sociedad Salcedo y Aurich tomó en arriendo la hacienda Batán Grande por el año 1899; los propietarios eran los hermanos Rafael y Antonio Delgado y Moreno, hijos de don Pedro Delgado Martínez y doña Carmen Delgado Moreno y nietos de don José Andrés Delgado y Cotera que fuera el tercer hijo del matrimonio del Dr. José Andrés Delgado Gardeazábal y Tovar y doña Clara Fernández de la Cotera y Durán Caso, hija del Coronel don Pedro Fernández de la Cotera y heredera de la hacienda Cicán, que por el año 1860 toma el nombre de Batán Grande; don José Andrés Delgado G.T, abogado quiteño afincado en Cuenca, fue dueño también de la hacienda Cayaltí. Don Juan Aurich Cornella ya hacía negocios con los Delgado desde el año 1882; por aquel entonces figura en un pleito junto a su socio don Esteban Montero Zelada que adquiere en remate público las haciendas Batán Grande y la Viña de Sancarranco el 12 de Abril de 1885; la Sociedad Salcedo-Aurich se encontraba en posesión de Batán Grande que conjuntamente con la Viña tenía una extensión de 28 Leguas cuadradas según la mensura del Ing. Ernesto la Combe que levanto el plano en 1897 (Tomo I f. 13 de los Registros Públicos-Chiclayo); por aquel entonces-en 1885- Aurich Cornella tenía 57 años de edad y el futuro hacendado, su hijo Juan Aurich Pastor contaba con 18 años de edad (nacido en 1867), residentes en la calle 2 de Mayo N° 57 de la evocadora ciudad de Lambayeque; eran vecinos de don Enrique Brüning que llegó a Chiclayo en setiembre de 1875; cuando la Sociedad referida desapareció, Aurich Cornella quedó solo como arrendatario del fundo Batán Grande; Aurich ganó un juicio en la Corte Suprema, por lo que  no canceló los mil soles, más 1,146.30 soles por mora por la compra de arroz hecha a don Rafael Delgado; como testigo actuó don Nicanor Carmona Vilchez, que después sería prestatario de don Juan Aurich Pastor para poder comprar la hacienda de los grandes batanes de diorita; Carmona llegó a ser Ministro de Hacienda y dos veces Alcalde de Lima.

 


 Doña Tomasa Aurich Pastor

                     

 

3.– DON JUAN J. AURICH PASTOR: EL HOMBRE Y SU HACIENDA:

 

 


Casa Hacienda de Batán Grande, construida por Don André Delgado Gardeazábal y Tovar.

 

Nació el 3 de Setiembre del año 1867 en el pueblo de Lambayeque; su infancia y adolescencia debió haber sido muy holgada, pues su padre era activo empresario de quien asimiló esta actividad que lo llevaría a ser propietario del gran fundo a los 45 años edad; precisamente, las gestiones se inician después del fallecimiento de don Esteban Montero Zelada el 28 de Diciembre de 1899 sin otorgar testamento; la Viña y Batán Grande entonces, quedan bajo la tutela de su viuda dona Daría Balta, hija del ex Presidente don José Balta Montero, casada después con el Sr. Oyaque y Soyer; don Víctor Montero Zelada tuvo un hijo llamado Víctor Montero Kossuth con doña Blanca Kossuth que testamentó en Lima el 15 de Mayo de 1902; don Víctor M.K. testamentó en Setiembre de 1845 y contrajo matrimonio con doña Tomasa Aurich Pastor teniendo 4 hijos: Hilda; Víctor, Berta y Manfredo; Hilda se casaría con su primo hermano don Eduardo Aurich Bonilla; todas estas relaciones que conformaron el clan Montero – Aurich y viceversa, se inician con las conversaciones que realizó don Juan Aurich Pastor en París, ciudad en donde llegó a residir doña Daria Balta Vda de Montero; sabemos que la Sra. Balta había recibido atractivas propuestas para vender la hacienda Batán Grande; finalmente, favorece a don J.A.P. con la venta de la hacienda de los más densos bosques secos de la Costa del Pacífico.

 

La promesa de venta se hizo el 1° de Diciembre de 1912, según Escritura Privada firmada en París por los herederos Montero y Balta y doña Daria Balta; la Escritura de Venta Real la recibió don J.A.P, el 26 de Abril de 1913 ante el Notario don Adolfo Prieto, quien hizo constar el precio de 67 mil Libras Esterlinas o 70,215 Libras Peruanas; así, el 14 de Mayo de 1915, la hacienda, antes conocida como “San Nicolás de Sicán” o “Cicán”, nombre de un inmigrante étnico sechurano cobrador de tributo por el año 1530,quedaría asentado con el nombre de “Batán Grande”, que había sido solo el nombre de un paraje (“Batán”) dentro de la jurisdicción de la hacienda Cicán; los documentos también lo refieren como el paraje “El Molino”; la propiedad se ampliaría con el devenir de los años, cuando se compra el fundo “La Tina” en el lado Sur – Este del pueblo de Lambayeque y la hacienda “La Huerta” al Este de la hacienda Llaque de don Víctor Montero Kossuth; don J.A.P. trasladó su residencia a la hermosa Casa Hacienda de Batán Grande que había construido la familia Delgado y Cotera por el año de 1830 (un expediente de partición de bienes, los Delgado y Cotera hermanos declaran ya la casona en 1866 con los ambientes que posee actualmente); incluso sabemos que en la “tapiada” catacumba que se ubica en el ex taller de mecánica, se han leído las tumbas de algunos miembros de la familia Delgado y Lizarzaburu; los Delgado habían decidido dejar el antiguo asentamiento residencial de los hacendados coloniales, como los Barbarán (1597), los Villavicencio y Ulloa (1612), los administradores de la Compañía de Jesús (1691), los De la Parra y los Fernández de la Cotera (1782) que habían “residido” en las inmediaciones de huaca “La Soledad” y después, cerca al caserío “Las  Astillas” o “La Zaranda” (lo hicieron, por lo menos, su albaceas o administradores). Don Juan Aurich Pastor, ya hacendado, se enamora de una modesta dama que visitaba la hacienda los fines de semana por actividades comerciales; se dice que los presentó don Moisés Díaz Relaiza, su capataz de confianza; de mediana estatura, blanca y andina de pelo largo y castaño, doña Juana Bonilla Villalobos se convirtió en la consorte de don Juan; el amor pudo más que cualquier otro interés de enlace matrimonial; don JAP pudo tal vez, haberse casado con alguna dama de la aristocracia norteña o limeña; el matrimonio tuvo nueve hijos: Juan, José, Gilberto, Eduardo, Guillermo, Jorge, Rosa, Edmundo y Oswaldo; en su testamento incluyó a su hija doña Blanca Elvira Aurich Santoyo; tuvo además dos hijos. Don Hector Aurich Soto (ferreñafano) y don Víctor Aurich Lora, de Mayascón.

 


 

La participación de don J.A.P en las fiestas populares resulta interesante, ya que es un caso  singular de la convivencia entre el hacendado y la gente del común; estas fiestas eran los esperados carnavales en los que don Juan acostumbraba salir de la Casa Hacienda para bailar una marinera debajo de la “yunza” con doña Jesús Arrunátegui; sus hijos heredaron esta costumbre.

 

Otra gran celebración que se esperaba cada año era el 24 de Junio, cumpleaños de doña Juana Bonilla; las celebraciones perduraron hasta 1952, según recuerdan sus hijos; grandes fiestas con visitas de vivanderas y gitanos como la de la Cruz de Pativilca fueron decayendo con el devenir de los años; aún viví las grandes ferias de la Cruz por los años setenta; los problemas financieros ya se dejaban sentir a comienzos de los cincuenta en la gran hacienda que don Juan solía recorrer a caballo junto a Moisés Díaz Relaiza, su capataz y amigo, y uno de nuestros informantes.

 

Para ampliar la frontera agrícola, hizo construir el canal de Patapón en la que trabajó un robusto moreno apodado “quinientas barras”; se le recuerda porque era campeón en cumplir las famosas “tareas” de campo; decimista y cantor, según me comentó el ya fallecido octogenario Manfredo Ruíz (Pacheco”); fue después de las lluvias que don Juan hizo construir la campana de bronce que aún hoy repica en la moderna Iglesia; sus tintanes han servido también de alarma cuando se salía de su cauce el río La Leche (Lamcarlech o “Cabeza de Agua”) o cuando habían problemas en la población; la necesidad de regularizar técnicamente el regadío de los campos de arroz, le hizo contratar a don Mateo Carrión y a un tal Saldarriaga, ferreñafanos que a base de “diablo fuerte” (cemento, cal y arena) hicieron las compuertas que aún hoy funcionan (inf. oral de don Augusto Tello Tello, el gran “Pitijuí”, albañil y futbolista); la hacienda atrajo también a gente criolla e inmigrantes japoneses y chinos; aquí nacieron los Nakasaki Díaz (en Motupillo), hijos de don Roberto (Chikao) Nakasaki Maeda; la huerta de “El Zanjón” fue cedida a mi abuelo don Einosuke (Enrique) Maeda Taka, que hizo fama a la hacienda con su piñas de 35 libras de peso, muy dulces, así como los grandes limones; barbero, fontanero (“restaurant”) y amigo de don JAP; los Tokomura se afincaron en Pativilca; Gotto que hablaba japonés y coreano se quedó en Batán Grande; aquí afincaron también los Arbulú, los “camarones” Siancas, el alemán Germán Gorbitz (padre), Pancho Figueroa, que según me refirió el Ing. Vasallo, emigró a Alemania en donde fue soldado durante la Primera Guerra Mundial; fue hijo de don Pedro Figueroa Fuentes; criollo con mucha “chispa” fue también Panchito Linares; pioneramente como agricultor  y ermitaño, el prof. Karl Weiss Schereiber se instaló en el potrero “La Merced” en donde arrendando “una fanegada de tierras (2 hás) por un plazo de 10 años y la merced conductiva de cincuenta soles de oro anuales…” (Tomo 30 Reg. Públicos – Chiclayo; asiento 1637); era el año 1943; aún algunos ancianos recuerdan a los chinos Asán, Afá, Cufá, Adoce y Alai; estos últimos cambiaron su apellido por Cisneros; eran inmigrantes “culies” o hijos de éstos que vivieron en el Galpón que hoy es la calle “Calpón”; allí dejaron como símbolo de su transculturación y su conversión al catolicismo la tradicional e histórica Cruz de Calpón, que un ignorante alcalde hizo erradicar, cruz que también veneró la población esclava negra quizás por cerca de dos siglos.

 

 


Foto : José Maeda A.

 

Don J.A.P fue también un personaje envuelto en episodios históricos como las montoneras, como enemigo de los que se levantaron ya para derrocar a un gobierno o para pedir equidad en el reparto de tierras y agua; mi informante, negro muy viejo cuando yo adolescente, don Ignacio Saavedra Mocarro, recordaba la incursión en la hacienda de don Teodoro Seminario y Váscones, ayabaquino que se levantó y apoyó a don Nicolás de Piérola en 1894, contra el Gobierno de Andrés A. Cáceres; llevaron a José María Salcedo “El Comercio 10 Julio de 1894); tomaron prisionero a don Juan y a su cuñado Lucio Lizarzaburu; don Ignacio, hijo de africanos, recordaba hombres a caballo; nos dijo que Teodoro Seminario lo llamó y le dió unas monedas para que le compre tabaco en una tienda de chinos de la hacienda que por entonces la tenía don Juan en arriendo a los dueños también de La Viña: los Montero.

 

En 1910, otra montonera llegó a Batán Grande y tomó de rehén a don J.A.P; el líder, el presbitero y casi legendario Casimiro Chumán Velásquez quien lo condujo en caballo hasta Motupe; dos fieles trabajadores del hacendado fueron hatados a la cola de los caballos  patrón y así siguieron al patrón todo el recorrido hasta Chóchope; uno de ellos se llamó Juan “Serrano” Saavedra que era mayordomo de la Casa Hacienda; don J.A.P.ya era diputado; se dice que don Juan tuvo que pagar un cupo de veinte mil libras (1 libra = 10 soles) a favor de la montonera; el hecho fue cantado en diversos tristes y cumananas por el cantar anónimo popular, una de esas versiones fue grabada con ritmo de tondero con el nombre de “300 libras de Oro”, llevado al disco por el ferreñafano José Mena Tello ; ha sido investigado tamben por Julio C. Sevilla Exebio en un trabajo titulado “La Montonera del Cura Casimiro Chumán” (1986) (ver también “Rebeldes de Batán Grande: Montoneras “de José Maeda A.; La Industria de Chiclayo (17-02-87). Batán Grande era en efecto, objetivo codiciado por  montoneros; de su riqueza ya escribe Carlos Bachman en 1921, quien apuntó que: “hay agua suficiente para regar cien mil hectáreas… producía unos 10,000 fanegas de arroz en cáscara de 12 arrobas cada fanega, los mismos que se llevaban a beneficiar al Molino Nacional de Chiclayo de don Virgilio D’allorso”.

 


 

Batán Grande, 1983. Foto: José Maeda A.

 

Batán Grande entonces, no tenía molino; recién se adquirió uno en 1940 cuando quebró la hacienda “La Otra Banda”; el molino operó desde 1941 y fue vendido en los ochenta a un Sr. Peralta; aún está grabado en acero el año de su instalación en el viejo portón del molino; Bachman documenta también que se producía unas 2,500 fanegas de maíz de 36 arrobas (cada una)… que se expenden en Piura y Lambayeque, aunque el citado autor no llegó a conocer Batán Grande ni la Viña; la mano de obra la constituían  colonos que desde 1905 habían llegado en “contratas” o “enganches” que vinieron de Catacaos y Motupe ( estos últimos colonizaron “Motupillo”) cuyos enganchadores percibían 20 centavos por tarea de cada peón; los “enganchados” percibían un sol por día. Por el año 1920, Batán Grande tenía unos 400 habitantes que residían en “rancherías” y otros en las campiñas; llegaron nuevos ciudadanos chinos. El autor aún recuerda cuando niño me iba a comprar al “tambo” de don Juan Chéa; él y sus hijos abastecían a toda la población mediante el sistema de apuntes de libreta que después continuaría don “Puche” Vilela, arquero, jugador de maracas, peluquero, cartero y empresario; el chino Chéa y familia (era viudo), recuerdo, se fue después que los Aurich Bonilla fueron desalojados por Reforma Agraria en 1968; fue de madrugada; se despidieron llorando y reventando cuetes; yo escuché el bullicio y lamentos de despedida desde mi cama; don Juan Ché, caballero señor, falleció a los pocos años en Chepén; ha dejado un hijo (Ricardo), nietos, bisnietos y muchos recuerdos en Batán Grande; conservó una foto sepia del elegante inmigrante oriental con un recuerdo para mi padre don José Maeda Montenegro: “Recuerdo de su amigo Juan Chéa – 1970); eran gente que apreciaba el hacendado e hijos.

 

La vida de don Juan Aurich Pastor transcurrió entre el mundo comercial y social de Lambayeque y la tranquilidad de su casona en Batán Grande; por temporadas residía en la también bella Casa Hacienda de Mayascón, apacible y rodeada de una hermosa huerta y cultivos de cacao que hoicieron de esta propiedad, la primera hacienda industrial en su género, productora del famoso “Chocolate Mayascón” y de sus exquisitas paltas del mismo nombre; una tarde recorriendo los campos de Patapón, contemplando los cultivos desde su caballo junto a su leal e inseparable amigo don Moisés Díaz, hizo una parada y nostálgico le dijo: “Moisés ¿Qué irán a ser de éstas tierras cuando yo muera?”; premonitoria interrogante… Batán Grande no sería igual de próspera después de su fallecimiento; solía descansar y meditar en el tradicional y hermoso tronco de algarrobo que aún se conserva y que los batangrandinos conocen como “el palo del consuelo”. Ya enfermo viajó a Lima en donde lo atendieron los médicos Valentín y Olaechea; lejos, muy lejos de sus campos, de su hacienda, de su solariega casona, de sus trabajadores y amigos, falleció uno de los hacendados más famosos del Perú, pero poco conocido en su real faceta de ser humano, de empresario, de caballero; fue un aciago día del 21 de Abril de 1935… el viaje sin retorno lo hizo a los 68 años de edad.

 

P.D.:

 

El Autor ha escrito cinco tomos, aún inéditos sobre la arqueología y la historia de Batán Grande investigando   Archivos Públicos y Privados y recogiendo información oral;  agradece a los hermanos Aurich Bonilla por las largas horas de entrevistas que le concedieron, en especial a don José, Guillermo, Edmundo y Oswaldo; de ellos, solo don Guillermo aún vive; reside en Chiclayo.

 

Ferreñafe, Perú, Enero del 2005

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